EL DI LOGO EN LA ENSE ANZA

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REVISIONES, ANÁLISIS Y REFLEXIONES
EL DIÁLOGO EN LA ENSEÑANZA
Ortiz Mayor, Sonia M; Ortiz Mayor, María del M
Hemos comenzado hace algunos años en la
Facultad de Medicina a analizar nuestras prácticas
de enseñanza aprendizaje: Se ha creado un
Magíster de Educación Médica, se ha
perfeccionado la Carrera Docente, se han formado
comisiones para temas puntuales de estas
prácticas como la evaluación. A partir de estas
comisiones y de la actividad de varios docentes
estimulados con una nueva visión de sus tareas,
hemos generado nuevas formas de enseñar lo
mismo, las hemos discutido con nuestras
pedagogas, las hemos evaluado. Y seguimos
trabajando, unos más, otros menos, para que
nuestros alumnos aprendan mejor, para estar
actualizados, para cumplimentar con nuestras
programaciones, a veces entusiasmados y otras
no tan convencidos de estos cambios. Lo cierto es
que avanzamos…
Sin embargo hemos notado que en muchos
casos nos estamos olvidando de vivenciar con
nuestros alumnos y con nuestros colegas algo
fundamental para la práctica médica: el diálogo.
Padecemos (creo haber empleado correctamente
el verbo) de serios problemas de comunicación,
entre nosotros y con nuestros pacientes lo que
dificulta en varios casos llegar eficaz y
eficientemente a un diagnóstico y a una
terapéutica. No nos detenemos en las palabras,
escritas o habladas y principalmente no sabemos
silenciar en el momento adecuado. Hacer silencio
para observar, escuchar, darle al otro el espacio
que le permita decir lo que desea decir y sobre todo
preguntar (tanto el paciente, como el alumno).
El diálogo en la enseñanza no es fácil.
Particularmente depende en principio de la
voluntad del docente. Pero la voluntad vendrá no
de las imposiciones sino de las concepciones de
cada uno. Por otro lado la práctica dialógica es la
única forma de descubrir si es posible y si nos es
útil ese diálogo, cuándo aplicarlo y cuándo no.
La actitud del docente en la tarea de enseñar
medicina es muy diversa. Están aquellos que
están advertidos de que lo que están haciendo es
“formar” médicos, otros que sólo se limitan a
transmitir los conocimientos de su especialidad, es
decir desarrollar su materia (algunos lo hacen muy
bien) y otros que solo evalúan lo impartido. Lo
cierto es que el grado de responsabilidad frente a
esta tarea es alto y todo lo que podamos hacer,
corregir, cambiar , fortalecer, desechar, y sobre
todo compartir para mejorar la enseñanza en
nuestra facultad debe ser muy bien acogido.
Servicio Cátedra de Anatomía Patológica, Hospital Angel C.
Padilla. Alberdi 550, [email protected]
REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA - VOL. 9 - Nº 1 (2008)
El silencio
Me pareció adecuado compartir lo de
ocuparme del diálogo con alguien que tiene la
tarea de escuchar para que el otro se escuche y
esa persona, profesional de la psicología, que
comparte así la autoría de este escrito me dijo:
“Callar” es un verbo, y como tal, denota una
posición activa, (a pesar que se mal-dice por
ahí, que la persona callada es una persona
pasiva).
El silencio y la palabra constituyen un par
inseparable, siempre que ambos se encuentren en
la misma persona. Al igual que la escritura, que
constituye un par con la lectura. Quien sabe decir,
sabe callar.
En el “buen” diálogo, silencio y palabra se
deslizan continuamente entre emisor y receptor, y
estas últimas posiciones son también infinitamente
intercambiables
El que bien-habla supone una buena-escucha
del otro. Hago esta distinción del buen hablar y el
buen escuchar, porque de hecho, hay otros usos
de la palabra donde predominan los juegos de
poder, y por tanto están dirigidos a silenciar, acallar
y someter al otro con el propio discurso. Sabemos
por tanto, que la palabra puede ser, o bien un arma
poderosa de silenciamiento de los otros, o bien,
como en el caso que hoy nos convoca, una
herramienta de educación y crecimiento personal y
profesional.
El silencio es como una invitación. Cuando soy
invitado a la fiesta de cumpleaños de un amigo, por
ejemplo, hay ahí ya, desde el comienzo, una
relación de intercambio. Mi presencia en la fiesta,
también supone su presencia. Es decir, invitador e
invitado se hacen presentes, se dan un lugar, y
toman una posición que es ya reconocida por el
otro.
Puede ocurrir que el docente, cuando enseña a
su alumno, corra un gran riesgo. El riesgo de
“dictar” su materia y de no dejar hablar. A su vez, el
alumno se ve implicado también, en una posible
posición de “obedecer” desde su silencio. Lo
mismo puede ocurrir con el médico y el paciente.
Cuando ocurre ésto, no hay fiesta de
cumpleaños, porque no habrá invitador ni invitado.
Habrá un mal uso de la palabra, o en su defecto, un
“abuso”.
El desafío que tenemos por delante quienes
trabajamos en educación y en salud, es establecer
una comunicación dialógica -que es la verdadera
comunicación-, en donde se valorice la opinión del
otro, y en donde el silencio y la escucha activa,
sean las principales herramientas.
Consideramos que una de las premisas para
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alcanzar este objetivo, es la humildad, y la otra,
casi olvidada en estas épocas modernas, es la
paciencia.
Después de escuchar…
Puede pasar que uno comience a quedar
atrapado en esa relación de a dos como en este
caso o de a varios y esa posibilidad desde lo
pedagógico motiva al alumno a aprender a
expresarse con claridad ante los demás, a hablar
por turno, a respetar el tiempo del otro
escuchándolo y aprendiendo de él, socializándose.
Desde esa mirada podemos también pensar en
un diálogo en el que los “invitados” se sientan
atrapados en la búsqueda en común de alguna
verdad , tanto que lo más importante sea el
proceso, la búsqueda en sí misma más que el
conocimiento que como sabemos es cambiante y
móvil. Seguramente favoreceremos así la
autonomía de los alumnos, futuros médicos, que
se sentirán protagonistas y hacedores de
diagnósticos y tratamientos para sus pacientes y
no simples seguidores autómatas de algoritmos.
A dos voces
O a más. En este caso, de a dos, vamos
encontrando el camino pero sobre todo disfrutando
de él. Repetimos conceptos y repetimos palabras,
pero el otro nos motiva a ello o a generar nuevas
ideas. Juntos vamos tejiendo esa trama
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inacabable de verdades. Ninguno de los dos es
poseedor absoluto de ellas.Y lo que consiguen
juntos no es lo mismo que lo que conseguirían
separadamente, ni mejor ni peor, es más amplio,
más complejo, más generoso, tal vez mejor.
En la docencia el que enseña debe marcar el
inicio del camino y el retorno a él o permitir al
alumno hacer desvíos que pueden ser más
interesantes aún. Hay una dirección que debe ser
llevada con humildad, tolerancia y paciencia como
dijo la otra voz, poniéndose al lado de y no por
encima de, sin que ello implique desventajas en la
jerarquía o autoridad. Muy por el contrario ese
intercambio donde todos podemos preguntar,
acotar, contrastar, discernir,
favorece el
enriquecimiento personal y académico de ambas
partes.
DISCUSIÓN
A dos voces o a más. ..
BIBLIOGRAFÍA
- Ander-Egg E: Métodos y Técnicas de Investigación Social I: Acerca
del Conocimiento y del Pensar Científico. Grupo Editorial Lumen.
Buenos Aires, Argentina 2001.
- Braunstein Néstor A.: Ficcionario de Psicoanálisis. siglo veintiuno
editores s.a. de c. v. México, 2001
- Burbules Nicholas: El diálogo en la enseñanza. Teoría y Práctica.
Agenda Educativa. Amorrortu editores. Buenos Aires, Argentina1999.
REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA - VOL. 9 - Nº 1 (2008)
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