Las proyecciones de la medicina pret cnica y m gica griega en el hipocratismo del siglo de Pericles

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REVISIONES, ANÁLISIS Y REFLEXIONES
LAS PROYECCIONES DE LA MEDICINA PRETECNICA Y MAGICA
GRIEGA EN EL HIPOCRATISMO DEL SIGLO DE PERICLES
Pbro.Lic. Julio César Gómez Aranda
Introducción
El marco temporal de la medicina pretécnica
griega es muy prolongado: dos mil quinientos años
que estuvieron bajo la hégida de la magia y la teurgia, las cuales no desaparecieron a pesar de la
irrupción de la especulación racional en las colonias griegas de Asia Menor y en la península
balcánica, de manos de los llamados «observantes de las estrellas» o Periodeutas, y de los filósofos conocidos como «presocráticos».
La medicina pretécnica griega a modo de una
corriente subterránea pasó desde la etapa cretomicénica, a la homérica y arcaica y de allí, al clasicismo del Siglo Quinto a.C., proyectándose más
tarde desde Alejandría a Roma, y de la Ciudad
Eterna a Bizancio, para llegar luego a Occidente.
La fascinación por la medicina mágica nunca desapareció del horizonte griego.
El discutido racionalismo griego, no apagó el
cuño mágico de la medicina ni pudo expulsar del
todo a las deidades olímpicas-divinidades
antropomórficas con más debilidades y pasiones
que los propios hombres, y que enfermaban como
castigo a las transgresiones morales de la humanidad-, ni de la terapéutica, como ocurriera con el
llamado «sueño en el templo» o incubatio.
En el presente trabajo hemos querido plasmar
nuestro enfoque acerca del supuesto predominio
de la especulación racional griega sobre el elemento mágico-teúrgico, y la falacia que entraña la
rimbombante afirmación de que «Hipócrates expulsó a los dioses de la medicina».
La Medicina pretécnica y mágica y la medicina racional griega
La medicina pretécnica griega abarca el período creto-micénico (3000-1200 a.C.), el período
homérico (s.IX-VII a.C.) y el llamado período arcaico (s.VII-VI a.C.). Esta medicina primitiva debió alcanzar un buen nivel, con visos de elementos mágicos, pero sin estar demasiado atada a lo
teúrgico, particularmente en su etapa cretense. Su
mentalidad seglar influyó seguramente en algunas
prácticas de la posterior «medicina homérica»,
harto evidente en la Ilíada y la Odisea de Homero.
Esto no significa que lo mágico-teúrgico desapareciera del horizonte de su medicina ni de la vida
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cotidiana en el siglo de Hipócrates y Pericles. Continuó teniendo sus adeptos.
Los aspectos míticos de la Creta antigua, especialmente algunos hechos acaecidos al rey
Minos, y su relación con Procris y Pasifae, esconden aspectos édicos importantes. El relato mítico
señala la enfermedad infecciosa venérea de Minos
y su consecuente impotencia para realizar el coito, ingección que Procris curó con el concurso de
la magia y la herboristería, usando la raíz de una
planta llamada Moly -o raiz de Circe-, planta mágica y curativa. Indudablemente, higiene, medicina
y magia se encontraban estrechamente relacionadas (1).
Los antiguos cretenses tenían fama de
purificadores, de místicos que usaban el agua para
los baños y purificaciones religiosas lustrales en
honor del Minotauro. La salud corporal-con las
costumbres higiénicas-, salía beneficiada porque
además poseyeron profundos conocimientos médicos (2). Los griegos que conocieron la medicina
pretécnica, y los de la etapa racional hipocrática,
también echaron mano del agua a guisa de instrumento de purificación, continuando la tradición del
baño lustral, presente en los templos de los dioses sanadores, en la época de Hipócrates y aún
post-hipocrática.
La medicina griega iba a llegar, de manos del
racionalismo, mucho más lejos aun que la medicina oriental. Arribó a la concepción racional y técnica, con el legendario Hipócrates, pero sin sacudirse
del todo la magia y la teurgia. En Hipócrates, la
figura más destacada de la antigüedad médica
griega (3) y en la llamada «tradición hipocrática»,
no había ninguna ruptura entre la medicina y las
dispensaciones divinas de Asklepios y Apolo (4).
Hipócrates en «Sobre el Regimen», IV, 249-251
creía que todo había sido dispensado por los dioses. Si la naturaleza (Physis) es divina, ello significa que todo es divino. No hay entonces razón
para distinguir enfermedades humanas y divinas
pues todas ellas son ambas cosas. Además las
reacciones espontáneas del cuerpo han de entenderse como una manifestación de la divina sabiduría. Unicamente más tarde, en época
helenística, se produjo una ruptura entre la medicina racional en un marco religioso y un escepticismo reconocido (5).
Se piensa que Hipócrates sólo buscaba las causas naturales de la enfermedad; cuando se atri-
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buían a los dioses se hacía en sentido puramente
formulario. La intervención divina se describía solamente como cosa que ocurría en sueños (6).
Para conocer aspectos importantes de la medicina pretécnica griega, los poemas de Homero,
Iliada y Odisea (s.IX-VII a.C.), son imprescindibles
como fuentes llenas de detalles de índole médico
y de la medicina primitiva y la religión griegas. La
Ilíada y la Odisea muestran a los dioses
omnipresentes, haciendo fantasmales incursiones
en el mundo de los hombres, pero no son diferentes a ellos en sus pasiones. Se citan en el Epos
homérico más de treinta dioses, héroes, heroínas
a los que considera fundadores y cultivadores de
la medicina: Melampo, Quirón, Asklepios, Machaón
y Polidario (7). Todos ellos sin duda legendarios,
pero imprescindibles para curar.
Aunque la medicina pretécnica homérica es escasa como la bíblica, debemos decir que era esencialmente popular puesto que en los cantos
homéricos comprobamos que los mismos héroes
de la guerra ejercían la medicina, y particularmente la cirugía, aplicaban vendajes y preparaban
bebidas vigorizantes (8). Otras características dignas de destacar, fueron la simplicidad y la carencia de patología (9), así como el hecho de que era
también esencialmente pronóstica y profiláctica
(10).
En la Grecia primitiva poseyeron un culto a la
serpiente como símbolo del arte de curar (11)
(como la diosa-madre de los cretenses vinculada
seguramente a la medicina, dando o quitando la
salud a placer y con elementos mágicos en su
culto). En el Epos también están presentes los dioses Olímpicos, que juegan a favor o en contra de
los protagonistas de la guerra de Troya. En la Iliada,
Asklepios era un simple mortal en los tiempos
homéricos (Iliada, II). No era más que un médico
hábil pero llegó a ser-como Imhotep y Amenhotep
Hijo de Apu en Egipto- el dios griego de la medicina (12).
Apolo, el dios de la medicina con la serpiente
como atributo (M.Lurker 1998:37), aparece como
la deidad que enviaba pestes sobre la tierra cuando los mortales lo enfadaban (J.Gagé 1955). Sus
flechazos podrían interpretarse como enfermedades mortales enviadas por el dios a guisa de castigo) (Iliada I,43), o en su defecto, epidemias mortales.
Existía además un culto todavía más oscuro:
la magia médica asociada a la invocación de las
llamadas divinidades ctónicas de la tierra y del otro
mundo, héroes deificados (como Hércules) y médicos convertidos en héroes («heroi iatroi») y el
perturbado espíritu de los muertos. Los dioses infernales también podían enfermar a los hom-
bres (13).
En la Odisea es evidente la presencia de una
medicina de corte teúrgico y demoníaco, siempre
en primer plano (Odisea IV), mientras que en la
Ilíada hay preponderancia del empirismo, por lo
que la medicina no es ni mágica ni sacerdotal
como el procedimiento terapéutico. Habría ya una
evolución de la mística y teurgia a un cuño más
laico y pragmático, muy claro en la etapa
hipocrática, en la que abre una nueva panorámica
para la medicina griega, que va dejando su infancia en aras de su maduración.
A diferencia de otros pueblos de la antigÜedad
que tenían sus ashipu (exorcistas de Babilonia) y
sus médicos (Egipto),en Grecia, desde los tiempos más antiguos la figura del Iatros (o curador o
médico), aparece perfectamente definida y aun diríamos secularizada (14). Supieron diferenciarlo
perfectamente del mantis o adivino y del hiereus o
sacerdote. Probablemente esta sea una herencia
de la mentalidad cretense que tendía a la secularización. Sin embargo, los sacerdotes de
Asklepios tuvieron un especial influjo elaboraron
un ritual especial para la terapéutica que aun en la
etapa racional era usado por el pueblo griego.
Los médicos y cirujanos laicos eran independientes de los sacerdotes que servían a las deidades olímpicas y, aunque los «asklepiades» no se
mencionan en el Epos homérico, seguramente trabajaron aunados durante los tiempos de paz (15).
Los denominados «médicos de las dolencias»
eran servidores del pueblo a la manera de los ambulantes trovadores de las tradiciones ancestrales,
y también tenían su lugar los adivinos. Su práctica
era de corte empírico a través de brebajes
tonificantes y ungüentos. El poeta Píndaro (Oda
III,47-53) manifiesta la estima en que eran tenidos
los médicos en la etapa del clasicismo del s.V a.C.
como siervos de la Naturaleza, como lo habían
sido los médicos primitivos.
Colegimos entonces que la medicina que
trasunta la Ilíada es empírica, laica y con aristas
racionales, mientras que en la Odisea predomina
el cuño mágico-teúrgico. La medicina hipocrática,
en cambio, es racional y técnica y convive con una
terapéutica mística y con algunas aristas racionales, ya insinuadas en la etapa pretécnica.
La práctica de la medicina pretécnica griega,
aunque dominada por el empirismo y la magia supersticiosa alcanzó un nivel bastante
alto-especialmente la cirugía-, incentivada en el
seno de una sociedad guerrera y belicosa como
la de los Aqueos (Iliada, canto V verso 65; XVI,
481; XX,481.485; XXII,328). En la Grecia aquea,
tan bien reflejada en el Epos homérico, la dualidad de la terapia simultánea y fluctuantemente
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empírico-racional y mágico-religiosa, dualidad que
conserva también la honda raíz mágica de unos
conceptos de «remedio», «veneno» expresión en
la voz media pharmakon que indiscrimina su acción, a no ser que vaya acompañada de los adjetivos «calmantes», «excelente», «nocivo»,
«pernicioso»,»funesto», «mortal» (16).
Se discute si el término pharmakon es exclusivamente mágico en el Epos Homérico (Osthoff
1922) o es solamente veneno «medicamento» o
«remedio» médico (Albarracin y Arlett 1997). Parece ser que en» Los Trabajos y Los Días» de
Hesíodo «pharmakon» pierde ya su caracter mágico para convertirse en «remedio» con plena significación médica. Pero sigue siendo de corte
mágico en Eurípides y Aristófanes (17) en pleno
clasicismo griego. Fue a las claras un concepto
dual, mágico y medicamentoso. No perdió esta
connotación bajo Hipócrates y su tradición posterior.
No debemos perder de vista que durante siglos médicos y herboristas (o «rizothomos») prácticamente se confundieron, como lo hicieron la medicina y la magia, el médico y el mago, el sanador
y el exorcista.
Hay ciertas nociones a saber que se modificaron o mantuvieron su sentido original:
-PHYSIS no es la noción que han de manejar
Hipócrates y sus sucesores. Acá consiste en el
devenir humano: nacer, crecer, desarrollarse hasta la muerte («tanatos»), ya natural ya súbita. Los
hipocráticos consideran a la Physis divina y la
curadora por excelencia. Era lo justo, lo bello, lo
óptimo, lo armónico, lo verdadero (A.Pergola-O.
Okner 1986).
-PATHOS o enfermedad aparece como sinónimo de dardos de los airados dioses olímpicos, ante
los pecados de la humanidad. Para los
hipocráticos, en cambio, la enfermedad era el fruto de la «diskrasía» o desequilibrio de los humores corpóreos. Como podemos apreciar hay un
enfoque natural y racional del morbo. Ya no se trataba de un castigo de los dioses airados con los
pecados de la humanidad, pero para curarlas se
apelaba a las deidades sanadoras, Apolo y
Asklepios, en cuyo templo los pacientes hacían
sus abluciones, ofrendas y dormían en el templo.
-INCUBATIO o sueño en el templo. Contrariamente a lo que podemos pensar los griegos no
fueron sus inventores sino más bien aparece con
los egipcios, que acostumbraban a dormir en los
templos para curarse de sus males. Los griegos,
como otros pueblos antiguos, poseyeron su curación mágica, ligada al templo , que continuó su
trayectoria subrepticia a posteriori de la irrupción
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de la medicina técnica y racional hipocrática.
-ASKLEPIOS aparece como una deidad fundamental en las artes de curar (M.Lurker 1998:42),
mencionado en el Epos homérico si bien no como
un dios sino como un mortal tesalio, padre de Machaón, experto en medicina, y poseedor del símbolo de la serpiente enroscada en un báculo (símbolo de las virtudes curativas de la naturaleza) (K
Kerényi 1948). Sus hijos fueron todos asociadas
al acto curador (V. Robinson 1947). Asklepios era
considerado a la vez como el patrono de los médicos y como el dios benéfico que actuaba directamente para sanar a los suplicantes (18). Los magos invocaban los dioses milagreros y quienes
pretendían realizar milagros eran acusados por sus
detractores de practicar magia (19). Magia, religión y medicina estaban ensambladas en la antigüedad griega.
El factor más importante en la eficacia de las
curaciones en el templo era la fe en el dios sanador,
reforzada por el ambiente místico y ricamente sugestivo (20). Este tipo de curación, con el paso del
tiempo, fue mudando de carácter sagrado a lo profano (s.VIII-V a.C.) y pasó de la admiración llena
de fervor religioso a la befa e ironía, por el engaño
y falsedad desvergonzada que rodeaba a las curaciones, que se notan en las obras de Aristófanes, por ejemplo, y quien ridiculiza tales curaciones en el templo.
La mentalidad griega fue desde sus orígenes
mucho más especulativa y crítica que la de los pueblos vecinos, pero compartía con ellos la fascinación por la magia. Por eso en las prácticas religiosas y médicas se entremezclaban ideas populares con otras más complejas (21).
Conclusión
Hay que tener sumo cuidado de hacer afirmaciones rotundas en lo que a la medicina racional
helénica se refiere en el sentido de su racionalidad especulativa y crítica con carácter excluyente. En efecto, las reminiscencias de la medicina
pretécnica y mágica griega perduró durante el clasicismo griego del siglo V a.C. y muchos siglos
después. La fascinación de la magia y de la curación en el templo ha perdurado hasta hoy, y se
pone de manifiesto en las peregrinaciones a los
grandes santuarios marianos en diversas latitudes
del mundo.
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