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Secretaría Suprema Corte
Registrado bajo el N° 175
P. 104.136 - “R., C A s/ Recurso de
Casación”.
///PLATA, 2 de marzo de 2011.
AUTOS Y VISTOS:
La presente causa P. 104.136, caratulada: “R, C A s/ Recurso de
Casación”,
Y CONSIDERANDO:
1. La Sala Segunda del Tribunal de Casación penal, mediante la
sentencia del 19 de junio de 2007, rechazó por insuficiente el recurso
homónimo deducido por la Defensa Oficial de C A R contra el fallo del Tribunal
en lo Criminal n° 1 del Departamento Judicial Junín que lo condenó a la pena
de dos años y seis meses de prisión de efectivo cumplimiento por resultar
partícipe secundario en los delitos de robo calificado, robo automotor y
privación ilegal de la libertad en concurso ideal.
2. La defensa dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley en el cual se agravió por el modo de ejecución de la pena impuesta, y a tal
efecto denunció la transgresión de la doctrina establecida por la Corte Suprema
in re “Verbitsky”, controvirtiendo así el criterio del Tribunal intermedio según el
cual las penas se imponen para ser cumplidas. El recurrente puso en tela de
juicio la idea de que los jueces no están obligados, en principio, a dar razones
por las cuales deniegan el beneficio de una condena de ejecución condicional
según lo regula el art. 26 del C.P., e invocó, entre otros argumentos, el
mandato constitucional de que la pena privativa de la libertad debe cumplir una
función de readaptación social (fs. 90/93).
3. El pronunciamiento impugnado constituye una sentencia
definitiva (art. 482 del C.P.P.) y si bien la pena establecida no alcanza el
mínimo requerido por el art. 494 del C.P.P. para la concesión del remedio
interpuesto, tal limitación debe ser obviada cuando, como en el caso, se ha
planteado una cuestión federal que, por ende, debe tener asegurado el tránsito
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para su eventual consideración por el Superior Tribunal de la Nación (“Strada”,
Fallos 308:490 y “Di Mascio”, Fallos 311:2478).
4. Sentado ello, corresponde -sin más- pasar al análisis de la
procedencia del recurso extraordinario incoado.
4.1. En primera instancia se dictó la condena como producto de
un juicio abreviado, sin que se formulara en el fallo ninguna cuestión referida a
atenuantes y agravantes ni se justificara la aplicación de una pena de prisión
de efectivo cumplimiento, cuando su monto fue inferior a tres años (fs. 8/16).
En el recurso de casación la defensa se agravió por tal modo de
ejecución de la pena al sostener que se configuraban las condiciones previstas
en el art. 26 del C.P. para otorgar la condicionalidad, teniendo en cuenta la
naturaleza deteriorante de la prisionización, el efecto criminógeno de las penas
privativas de la libertad de corta duración, el carácter primario del penado, el
monto de la pena impuesta, su buen concepto, el reconocimiento de haber
participado en el hecho, el carácter de partícipe secundario, el motivo que lo
llevó a delinquir y la circunstancia de que gozaba de una excarcelación
otorgada luego de acordarse el juicio abreviado. Por tales razones afirmó que
el órgano de juicio se apartó arbitrariamente de lo prescripto por dicho art. 26
(fs. 29/32).
4.2. El a quo partió de la premisa de que “… la pena aparece
prevista y resulta impuesta para ser cumplida, por lo que la suspensión tiene
naturaleza excepcional y ello hace que solo proceda de manera fundada bajo
sanción de nulidad en las circunstancias prevista[s] en la ley […] de modo que
[…] si la cuestión no es planteada por las partes, el juzgador no tiene la
obligación de fundar también la no aplicación de alternativas que, como la
suspensión de la pena, revisten carácter extraordinario…” (fs. 53). Adunó a ello
que “… el no uso por parte del Tribunal de mérito de la facultad conferida por el
art. 26 del C.P., devela que en el caso estimó que no se configura la situación
de excepción allí prevista, de modo que para acreditar ante esta instancia la
inobservancia de la norma de fondo no basta con alegar que no existen
elementos para descartar la condicionalidad que se reclama, sino que además
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resulta indispensable demostrar de forma concluyente que concurren los
extremos requeridos por el instituto…” (fs. 53 y vta.).
Luego añadió que el recurso resultaba insuficiente en el intento
de demostrar la concurrencia de los presupuestos que habilitan la ejecución
condicional de la prisión, pues en la impugnación “solo se menciona la
existencia de atenuantes que no fueron oportunamente solicitadas; y la
mención ante esta sede de la ausencia de antecedentes o el buen concepto del
imputado no alcanzan para tener por cumplidos los requisitos de la norma que
se denuncia como violada” (fs. 53 vta.).
4.3. Tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación que
“… en casos donde la condenación condicional podría ser aplicada, la decisión
denegatoria debe ser fundada, puesto que de otro modo se estaría privando a
quien sufre el encierro de la posibilidad de conocer los pronósticos negativos
que impiden otorgarle un trato más favorable, y los condenados se verían
impedidos de ejercer una adecuada defensa en juicio ante la imposibilidad de
refutar decisiones basadas en criterios discrecionales de los magistrados que la
disponen (Fallos: 329:3006, considerando 6°)” (por remisión al dictamen de la
Procuración General en la causa G. 772. XLIV “García, José Martín s/ causa
n° 97.999”, sent. del 4 de mayo de 2010).
Asimismo, la Corte federal reafirmó en dicho precedente que “’el
instituto de la condenación condicional tiene por finalidad evitar la imposición
de condenas de efectivo cumplimiento en casos de delincuentes primarios u
ocasionales imputados de la comisión de conductas ilícitas que permitan la
aplicación de penas de hasta tres años de prisión. Tal aserto encuentra
explicación en la demostrada imposibilidad de alcanzar en tan breve lapso de
prisión el fin de prevención especial positiva que informa el artículo 18 de la
Constitución Nacional’. ’La razón por la cual la condena condicional se limita a
la pena corta de prisión es porque el hecho no reviste mayor gravedad, lo que
sucede cuando la pena no excede de cierto límite, o cuando no provoca mayor
peligro de alarma social, es decir, cuando el sujeto no es reincidente’ (Fallos:
327:3816)” (ibídem).
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Por otra parte, el mismo Alto Tribunal in re “Recurso de hecho
deducido por el Centro de Estudios Legales y Sociales en la causa Verbitsky,
Horacio s/habeas corpus”, fallada el 3 de mayo de 2005, fijó un criterio en el
sentido de que los jueces deben evaluar cuáles son las “formas de ejecución
de la pena menos lesivas” (punto 5 de la parte dispositiva), poniendo en
evidencia el claro objetivo de evitar en la medida de lo posible el sometimiento
de los procesados o condenados a las penurias de la cárcel cuando ello no
conduce, en el caso concreto, al cumplimiento de las finalidades establecidas
por el sistema jurídico.
4.4. En el sub-lite, teniendo en cuenta la petición expresa
formulada ante el órgano intermedio en el recurso de casación, de que se
aplicara el art. 26 del C.P., el tribunal no brindó una respuesta acorde con el
estándar que surge del citado precedente “García”.
En efecto, por un lado, partió de una premisa equivocada en la
medida en que afirmó que, en todos los supuestos y por vía de principio, las
penas deben ser ejecutadas. Por el otro, el modo en que analizó el caso
específico constituyó una fundamentación insuficiente al no dar respuesta
acabada a todos los argumentos que se le plantearon en sustento de la
pretensión, lo que puede advertirse con cotejar los que le fueron llevados con la
contestación otorgada. Tratándose de una denegatoria, debió explicarse por
qué la ejecución condicional no era procedente.
Así, y tal como lo denunció la defensa ante esta instancia, el
Tribual de Casación transgredió la doctrina que emerge del caso “Verbitsky”, al
no motivar suficientemente la aplicación de la consecuencia más gravosa
prevista por el sistema penal —el encierro carcelario— teniendo en cuenta,
además, que debía garantizar la revisión amplia de la sentencia condenatoria,
consecuencia lógica del «derecho al recurso» tal como lo han concebido los
tribunales internacionales (conf. el fallo dictado en el caso "Herrera Ulloa v.
Costa Rica" por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sent. de 2-VII2004).
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P. 104.136
En razón de lo expuesto corresponde hacer lugar al recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley incoado y -en consecuencia- dejar sin
efecto lo resuelto por el Tribunal de Casación a fs. 50/54 vta., debiendo volver
las actuaciones a la instancia anterior a fin de que dicte un nuevo fallo en el
que se brinde adecuado tratamiento a los planteos vinculados con la modalidad
de ejecución de la pena impuesta a C A R (art. 496, C.P.P.).
Por ello, la Suprema Corte de Justicia,
RESUELVE:
Conceder la vía extraordinaria traída respecto del procesado
Carlos Alberto Ruella, dejar sin efecto el fallo del Tribunal de Casación Penal
obrante a fs. 50/54 vta. y devolver estos autos a dicho órgano a fin de que se
dicte uno nuevo ajustado a la presente (art. 496 cit. y art. 31 bis de la ley 5827).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Eduardo Julio Pettigiani
Héctor Negri
Juan Carlos Hitters
Daniel Fernando Soria
R. Daniel Martinez Astorino - Secretario
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