TOMAS 2

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Tomás de Aquino: Suma Teológica, Primera parte, Cuestión segunda, Artículo 1.
«Por consiguiente, afirmo que la proposición «Dios existe» es evidente en sí misma, porque en ella el
predicado se identifica con el sujeto, pues, como más adelante mostraremos, Dios es su misma existencia.
Pero no es evidente para nosotros, puesto que no conocemos la naturaleza de Dios, que, por el contrario,
es preciso demostrar por medio de lo que nos es más conocido, aunque por su naturaleza sea menos
evidente, a saber, por sus efectos.»
Cuestiones:
1. Sitúe el texto en su contexto histórico-filosófico, identifique el problema a que responde y su temática,
y exponga la o las tesis que sustenta y los argumentos que emplea. (Valoración: de 0 a 2,5 puntos)
2. Analice y explique el significado de los términos o expresiones subrayados en el texto, y muestre su
sentido. (Valoración: de 0 a 2,5 puntos).
3. La demostrabilidad de la existencia de Dios en Tomás de Aquino (Valoración: de 0 a 2,5 puntos).
4. Teniendo en cuenta la pregunta anterior, relacione a Tomás de Aquino con algún otro autor o corriente
de pensamiento, señalando aproximaciones o diferencias (Valoración: de 0 a 2,5 puntos).
Pregunta 1
El texto pertenece a la Suma Teológica, obra cumbre de Tomás de Aquino, a la que éste dedicó la mayor
parte de su vida. En esta obra realiza la segunda gran síntesis medieval, cuyo objetivo no es otro que
compatibilizar los principios esenciales de la filosofía aristotélica con el cristianismo, tarea en la que sigue
los pasos de otros filósofos como Avicena (que combinó el Islam con el aristotelismo) o Maimónides (que
desarrolló esta misma tarea respecto al judaísmo). Para darnos cuenta de las dificultades de la labor
asumida por nuestro autor, hemos de tener en cuenta que a comienzos del siglo XIII algunas de las obras de
Aristóteles estaban prohibidas y se consideraban inconciliables con las tesis fundamentales del
cristianismo. En cualquier caso, no ha de pensarse que Sto. Tomás se limita a “copiar” a Aristóteles, sino
que creó todo un sistema filosófico en el que se advierten también otras influencias como las del propio
Platón, San Agustín o Avicena. Por todo ello, su filosofía no estará extensa de tensiones teóricas, al ser un
pensamiento que aspira a integrar la complejidad de la realidad y las cuestiones teológicas más profundas.
Por todo ello, no sólo es uno de los máximos representantes del pensamiento escolástico, sino que ejerció
una enorme influencia a lo largo de toda la edad media.
En concreto, el fragmento propuesto se inserta en la Suma teológica, la obra clave de Tomás de Aquino, a
la que dedicó prácticamente toda su vida y dejó inconclusa. Escrita en varios volúmenes, esta obra trata,
como el título indica, temas eminentemente teológicos: la existencia de Dios, las relaciones entre razón y
fe, la naturaleza o esencia de Dios… Es en esta obra en la que aparecen las famosas cinco vías, que son las
propuestas tomistas para llegar racionalmente a la existencia de Dios. Aunque el sello aristotélico es
evidente, en toda la Suma se puede apreciar otra característica definitoria del pensamiento medieval: la
subordinación de la filosofía a la teología. Así, todos los principios filosóficos están en esta obra orientados
a la resolución de problemas teológicos. En la Suma Teológica podemos asistir por tanto a todo un
compendio del pensamiento medieval, en el que todos los temas filosóficos (metafísica, teoría del
conocimiento, ética, política…) aparecerán enfocados desde un punto de vista teológico y religioso.
En cuanto al texto, su tema central es la evidencia de la existencia de Dios. Siguiendo el método escolástico,
Sto. Tomás no escribe directamente la demostración de la existencia de Dios, sino que se enfrenta también
a las cuestiones previas a la misma. Y la primera de ellas es precisamente la que se aborda en este texto:
¿Es la existencia de Dios evidente? Tal pregunta tiene sentido, pues si efectivamente fuera evidente,
demostrar la existencia de Dios carecería de sentido. La respuesta tomista es muy ingeniosa: la existencia
de Dios es evidente en sí misma, es decir, la existencia como predicado no añade nada al sujeto Dios. Sin
embargo, nosotros sólo alcanzamos un conocimiento imperfecto y limitado de la esencia de Dios, y por ello
afirma Sto. Tomás que la existencia de Dios no es evidente para nosotros. Siendo así, el ser humano
necesita demostrar la existencia de Dios, y Sto. Tomás se propone hacerlo tomando como punto de partida
lo que nos es más cercano, es decir, los efectos de Dios, algo sobre lo que hablaremos en la próxima
pregunta.
Pregunta 2
A continuación explicaremos brevemente los conceptos subrayados:
Evidente en sí misma: Algo es evidente en sí mismo cuando la información del predicado está ya contenida
en el sujeto. Se trata de una condición lógica similar a la que caracterizará, ya en la modernidad, los juicios
analíticos kantianos.
Existencia: es el atributo esencial de Dios. Como dice Sto. Tomás, Dios es su propia existencia, es decir, Dios
es el único ser en cuya esencia está incluida la existencia. De este modo, Dios es el ser necesario, aquel que
no puede no existir. Por ello, basta con conocer suficientemente la naturaleza divina para admitir
inmediatamente su existencia.
Evidente para nosotros: es aquella proposición en la que la relación de evidencia que se establece entre
sujeto y predicado es conocida por nosotros. Se podría decir que la evidencia para nosotros es una
evidencia “a escala humana”, adaptada a las imperfecciones y limitaciones propias del conocimiento
humano. Para que algo sea evidente para nosotros se requiere un conocimiento exhaustivo y profundo
tanto del sujeto como del predicado, lo cual en algunos casos (como el de la naturaleza divina) no es
posible.
Demostrar: para Sto. Tomás, demostrar es “hacer ver” por medio de la razón algo cuya naturaleza nos es
suficientemente conocida, y que no es evidente para nosotros. Si aplicamos esto a la existencia de Dios,
parece que no sería demostrable, pues nuestro conocimiento de Dios es limitado e imperfecto. Sin
embargo, Sto. Tomás se muestra convencido de que es posible demostrar la existencia de Dios partiendo
de sus efectos.
Efectos: es todo aquello que procede de una causa. En el pensamiento tomista este término cobra un
especial significado, ya que considerará los “efectos” como todo lo creado por Dios, siendo así estos el
punto de partida para demostración de la existencia de Dios. Partiendo de todo lo que Dios ha creado,
podemos llegar a demostrar su existencia, al menos como causa primera de la realidad.
Pregunta 3
Como se ha adelantado en la pregunta anterior, la existencia de Dios es evidente en sí, pero no para
nosotros. Nuestro conocimiento de la existencia de Dios es limitado e imperfecto, y por ello no podemos
acceder de un modo puramente intuitivo a la evidencia de la existencia divina. Por ello tiene sentido
cuestionarse si la existencia de Dios es demostrable o no: en caso de que fuera evidente y todos
contáramos por tanto con un conocimiento adecuado de la naturaleza divina, no sería necesario ni
demostrarlo ni plantearse su demostrabilidad. A este respecto, hay que resaltar que Sto. Tomás sigue aquí
como en el resto de la Suma Teológica el método escolástico: va escrupulosamente, paso a paso, sin dar
nada por supuesto, y en cada uno de los temas que aborda considera tanto los argumentos a favor de una
tesis como los contrarios, antes de tomar posición y defender una de las posibilidades comentadas. Así, la
estructura de la discusión acerca de la existencia de Dios se puede resumir en 3 apartados, cuyas
conclusiones están interrelacionadas:
1. ¿Es evidente la existencia de Dios? Respuesta: Es evidente en sí, pero no para nosotros, por lo que cabe
preguntarse por su demostrabilidad.
2. ¿Es demostrable la existencia la existencia de Dios? Respuesta: la existencia de Dios es demostrable
partiendo de los efectos.
3. ¿Cómo se puede demostrar la existencia de Dios? Respuesta: siguiendo las 5 vías que Sto. Tomás
ofrece.
De este modo, la discusión acerca de la demostrabilidad de la existencia divina es un paso intermedio y
necesario entre la discusión de su evidencia y la demostración efectiva, que Sto. Tomás intenta en las 5
vías. Entrando ya de lleno en la cuestión planteada, Sto. Tomás distingue dos tipos de demostración:
Demostración “Propter quid” (“por lo que”): es aquella que parte de la causa, y va de lo anterior a lo
posterior. A partir del conocimiento de la causa podemos llegar a demostrar su existencia, y a conocer
también algunos de sus efectos. Es el tipo de demostración que propone San Anselmo de Canterbury: si
Dios es el ser más grande que se pueda pensar, y un ser que existe es mayor que otro que no existe,
entonces Dios tiene que existir necesariamente. Como vemos en este caso, partimos de la naturaleza divina
(Dios entendido como el ser más grande o más perfecto que se pueda pensar) y desembocamos
necesariamente en la existencia de ésta. No cabría pensar un Ser perfecto (o el más grande que se pueda
pensar) que no exista, porque inmediatamente dejaría de ser perfecto. La demostración “propter quid”
demuestra la existencia de Dios a partir de su esencia.
Demostración “quia”: es aquella que parte del efecto e intenta llegar a la causa. Si tomamos el mundo
como efecto de una causa y tratamos de investigar no cuál es la causa más inmediata, sino la causa última
de este efecto, podremos llegar a demostrar la existencia de Dios. A diferencia de la demostración “propter
quid”, que es a priori, la demostración “quia” es a posteriori: necesita de la experiencia para ir de los
efectos a su causa. Para Sto. Tomás, este tipo de demostración es el que debemos seguir: se nota con ello
su distancia respecto a la demostración que ofrece San Anselmo en su argumento ontológico, y también el
carácter aristotélico de la filosofía tomista: sin el conocimiento empírico que nos pone en contacto directo
con los efectos, seríamos incapaces de llegar a demostrar la existencia de la causa.
Esta defensa tomista de la demostración “quía” se concreta en las 5 vías, con las que Sto. Tomás intenta
demostrar la existencia de Dios, y que vamos a comentar brevemente a continuación. El mérito de Sto.
Tomás en su demostración efectiva de la existencia de Dios no reside tanto en su formulación, pues hay
precedentes filosóficos en otros autores, sino en su exposición sistemática y ordenada. Tanto es así, que se
puede decir incluso que hay un esquema común a las 5 vías, que puede resumirse en los siguientes pasos:
1. Punto de partida: Sto. Tomás toma siempre un hecho de experiencia para comenzar con sus
demostraciones. Esto es, en realidad, una consecuencia lógica de lo dicho anteriormente: en la medida
en que defiende las demostraciones a posteriori, y está fuertemente influenciado por Aristóteles, se
busca en todo momento un fundamento empírico para la demostración.
2. Recorrido: a continuación se aplica el principio de causalidad: “Todo efecto tiene una causa”. Hecho
esto, Sto. Tomás busca la causa primera del hecho de experiencia, y en esta búsqueda niega la
posibilidad de que exista una cadena causal infinita hacia atrás. Con esto, en realidad, está
estableciendo la necesidad de que esta cadena causal tenga un origen.
3. Conclusión: Dios como causa primera del hecho de experiencia.
Este esquema común se concreta aún más en las 5 vías, que enumeramos a continuación haciendo
referencia a los autores en los que se inspira Sto. Tomás para su elaboración. Las vías tomistas son las
siguientes:
1) Vía del movimiento: inspirada en Aristóteles, toma el movimiento que se observa en la realidad como
punto de partida, y desemboca en Dios como motor inmóvil.
2) Vía de la causalidad: con precedentes en Aristóteles y en el filósofo árabe Avicena, parte de todos los
procesos causales que se pueden encontrar en la naturaleza, encontrando su origen en Dios, que sería la
causa primera de todo lo existente.
3) Vía de la contingencia: en esta vía Sto. Tomás introduce la distinción entre ser necesario (aquel a cuya
esencia le pertenece la existencia) y ser contingente (aquel que existe, pero podría dejar de existir). Dado
que la experiencia nos dice que todo lo que nos rodea es contingente, la existencia ha tenido que venir
dada de fuera, en este caso por Dios, que sería el ser necesario. Sto. Tomás se fija en el filósofo judío
Maimónides para desarrollar esta vía.
4) Vía de los grados de perfección: esta vía tiene influencias neoplatónicas y agustinianas, y se sale un tanto
del esquema común, anteriormente presentado. Parte de los distintos grados de perfección que hay en la
realidad, y que tienen que participar, para Sto. Tomás, de un ser que incluya todas esas perfecciones en
grado máximo. Llegamos así a la existencia de un Ser perfecto, responsable de todas las perfecciones de
nuestro mundo, al que llamamos Dios.
5) Vía de la finalidad: centrada en la idea aristotélica de telos, parte de la observación de la finalidad de la
naturaleza. Esta finalidad, este orden cósmico, les he venido dado a las criaturas, por lo que tiene que
existir una inteligencia ordenadora, que es Dios.
Con esto, queda respondido el tema propuesto, que podemos resumir en la siguiente frase: puesto que la
existencia de Dios no es evidente para nosotros, cabe plantearse la demostrabilidad de su existencia, que
Sto. Tomás afirma rotundamente. La existencia de Dios es demostrable “a posteriori”, tomando la
experiencia como punto de partida, tal y como Sto. Tomás propone en sus cinco vías.
Pregunta 4
A la hora de comparar a Sto. Tomás nos fijaremos en dos autores bien distintos: por un lado nos fijaremos
en la propuesta filosófica de Guillermo de Ockham para hablar de las diferencias, y, en segundo lugar,
pondremos de manifiesto las similitudes que existen entre Aristóteles y Sto. Tomás. En cuando a las
diferencias, y teniendo en cuenta el tema desarrollado en la pregunta anterior, cabe destacar que para
Guillermo de Ockham la existencia de Dios no es demostrable. Dios no es accesible racionalmente y
cualquier intento de demostrar su existencia está condenado al fracaso. Las vías tomistas no serían válidas
para Guillermo de Ockham, pues van demasiado lejos en su aplicación del principio de casualidad, que no
puede utilizarse legítimamente más allá de la experiencia. En realidad, la idea anterior está directamente
relacionada con otra importante diferencia entre ambos filósofos medievales: las relaciones entre razón y
fe. Para Sto. Tomás, razón fe son distintas, pero existe entre ambas una zona de confluencia: hay verdades
a las que podemos acceder a través de la razón y a través de la fe. Una de estas verdades comunes es
precisamente la existencia de Dios. Sin embargo, para Guillermo de Ockham razón y fe están
completamente separadas y no existe ningún tipo de verdad común. Es por eso que la razón debe desistir
en su intento de conocer verdades a las que sólo se puede llegar a través de la fe, cómo por ejemplo la
existencia de Dios, que sería, a juicio de Ockham, una verdad indemostrable racionalmente.
En esta misma línea, ambos están separados por el valor que otorgan a los sentidos: mientras que STo.
Tomás admite la participación de la razón y la existencia de procesos abstractivos, Guillermo de Ockham
defenderá la intuición directa y sensible como único modo válido de conocimiento. Cualquier tipo de
abstracción debe ser rechazada a favor del contacto directo con las cosas. Evidentemente, esto les aleja
también en el problema de los universales: al realismo moderado influenciado por Aristóteles que defiende
Sto. Tomás se le opone el nominalismo de Ockham. Mientras Tomás de Aquino estaría dispuesto a admitir
la existencia de una forma o esencia dentro de cada realidad, Guillermo de Ockham interpreta que dichas
esencias no pueden existir pues limitarían el poder creador y omnipotente de Dios. En cuanto a los
parecidos, podemos centrarnos, como hemos dicho, el Aristóteles. Partiendo del tema propuesto para la
pregunta anterior, podríamos cuestionarnos si también el pensador griego admitiría la demostración
tomista de la existencia de Dios. En efecto, en varios pasajes de la metafísica se refiere el estagirita a un
“motor inmóvil” que sería responsable del inicio del movimiento. Mucho se ha discutido sobre la
autenticidad de esos pasajes. Al margen de todo esto, parece difícil aceptar que Aristóteles esté pensando
en el dios de Tomas de Aquino, y muchos menos en el dios cristiano, al utilizar esta expresión. Por ello es
preferible dejar de lado la discusión teológica, para encontrar otras muchas similitudes entre ambos
filósofos. En concreto, nos fijaremos en 3 ámbitos de su filosofía: la teoría del conocimiento, la metafísica y
la ética. En teoría del conocimiento, ambos autores defienden un empirismo moderado y combinado con la
capacidad del entendimiento y la razón. Se encuentran así a medio camino entre el racionalismo cartesiano
o platónico, y el empirismo radical que aparece en autores como Ockham o David Hume. Tanto para
Aristóteles como para Santo Tomás, los sentidos y la razón deben colaborar en la construcción del
conocimiento.
En segundo lugar, también su concepción metafísica está marcada por los puntos en común. Ya no se trata
sólo de que Sto. Tomás utilice frecuentemente terminología claramente aristotélica (materia, forma,
potencia, acto, sustancia…) sino que, además, viene a defender el mismo realismo con el que el discípulo de
Platón atacara a su maestro. Esto se deja notar claramente en el problema de los universales, como hemos
comentado antes: para Santo Tomás, el universal existe dentro de la cosa, y se podría identificar con la
forma aristotélica.
Por último, son también muchos los paralelismos entre las propuestas éticas de ambos autores: la del
aquinate es también una ética teleológica, siendo la felicidad el fin último del ser humano. Igualmente,
también aparece un enfoque aristotélico de conceptos centrales como la virtud (“hábitus operativus
bonus” será la definición tomista), la prudencia o la justicia. La gran diferencia será que todas las ideas
aristotélicas serán teñidas de trascendencia en su versión tomista. De este modo, la felicidad consistirá, por
ejemplo, en la contemplación de Dios, o la ley ética natural aparecerá también fundamentada en la
naturaleza divina. Se podría decir que la ética tomista es la ética aristotélica cristianizada.
En conclusión, habría que resaltar la importancia del pensamiento de Sto. Tomás, no sólo por ser uno de los
filósofos más importantes del medievo, sino también por la influencia que su pensamiento ha ejercido en
toda la modernidad. Si bien la filosofía moderna implica una crítica a la religión y a muchas de las ideas
medievales, es innegable la importancia de Sto. Tomás por haber sido capaz de sintetizar en su obra toda
una forma de pensamiento centrada principalmente en la religión. Tanto es así, que si miramos muchos de
los intentos actuales de demostrar la existencia de Dios podemos encontrar, de un modo u otro, algunas de
las ideas de Sto. Tomás, cuya vigencia es innegable, al menos si tenemos en cuenta que abordó de cara
muchas de las preguntas últimas propias de todo ser humano, que algunos filósofos después han rechazado
por considerarlas imposibles de resolver de un modo racional. Una propuesta para encontrar seas
soluciones es la filosofía tomista, y tarea nuestra el seguir discutiendo sus ideas.
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