Deuda externa y migración. EL SALVADOR. El Salvador es el más pequeño país de Centro América (21.000 Kms.2) y con seis millones y medio de habitantes. Con una densa historia de dictaduras militares, conflictividad social, exclusión y sufrimiento. El modelo económico implantado en los últimos 15 años, ha fracasado. Un reflejo de ello es la falta de oportunidades para las personas que viven en El Salvador convirtiendo a la migración en un fenómeno normal e incluso sujeto de política activa por parte del gobierno. Es una paradoja social. Por un lado, se expulsan salvadoreños fuera del país, y al mismo tiempo, se fomenta que mantengan vínculo con el país que los ha expulsado para mejorar los niveles de ingreso de la población, invertir en infraestructura, generar ahorro y en última instancia, crecimiento económico y estabilidad social y macroeconómica. Los dólares que esta población envía a sus familiares que se quedaron en El Salvador, constituyen un soporte indispensable para la economía nacional. La migración forzada de unos dos millones y medio de salvadoreños hacia Estados Unidos, camina a la par del endeudamiento externo. La deuda externa ha ido creciendo enormemente en los últimos años. En 1998, la deuda externa fue de $2.820 millones. En 2004 fue de $6.210 millones (el 47% del PIB) y este año ha llegado a los 8 mil millones de dólares. En 2006 el interés a amortizar por la deuda es de $750 millones. Mientras, la migración ha ido en aumento: 1970 – 1975: 88 mil salvadoreños tomaron la decisión de abandonar el país. 1975 – 1980: 161 mil personas se sumaron a la emigración iniciando un proceso masivo de migraciones que se acentuó más luego de estallar el conflicto bélico interno. Pero la firma de los acuerdos de paz no cesó el flujo migratorio, al contrario, continuó incrementándose, a pesar de las crecientes restricciones impuestas en Estados Unidos. Según datos del Banco Central de Reserva, en 1978 de cada $100 dólares que entraban al país, $80 provenían de las agro-exportaciones y $8 dólares de remesas familiares. En 2004 se invierten los porcentajes. De cada $100 dólares que ingresan, $70 son producto de remesas y $5 de las exportaciones. El resto provienen de exportaciones no tradicionales y maquilas. La población salvadoreña en Estados Unidos equivale al 40% de la población que vive en el país. (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2002) Las migraciones han transformado al país, tanto que el PNUD en su estudio sobre Desarrollo Humano de El Salvador, plantea que “se continúa diagnosticando un país que ya no existe” La migración ha transformado profundamente el paisaje rural y el de las pequeñas ciudades del interior del país al modificar su economía, así como al transformar las relaciones familiares, surgiendo nuevos valores y aspiraciones especialmente en los jóvenes. El modelo económico aplicado a partir de 1989, al inicio de la administración del presidente Alfredo Cristiani del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) que continúan en el poder, suscitó expectativas de un crecimiento económico persistente del PIB del 4.6% en el primer quinquenio, al 7% en el segundo y 6.8% en el tercero. Los resultados obtenidos fueron contrarios a los esperados. Mientras el primer quinquenio superó las expectativas con un crecimiento económico del 5.9%, el segundo quinquenio el crecimiento fue de 3.9% y cayó en el tercero al 1.9%. >Las principales reformas aplicadas se centraron en una política fiscal estructurada en 3 impuestos: IVA, Renta e Impuesto a importaciones. La Política monetaria que desembocó en la dolarización en el 2001. Y la política de liberalización de precios. El modelo buscaba reducir la brecha comercial, el aumento y diversificación de las exportaciones y la reducción de las importaciones. Los resultados obtenidos han sido contrarios a los esperados. La política tributaria ha sido un fracaso, la carga tributaria o tasa de ingresos respecto al PIB es de 12.5%, de las más bajas del continente. El gobierno desmontó la estructura de política directa o impuestos, suprimieron el impuesto al patrimonio por la Renta que es descontada a los trabajadores y empresarios pero un alto porcentaje de ella se evade. Y el impuesto indirecto (IVA) convierte a la clase media y pobres en los sostenedores de los ingresos del Estado porque son la mayoría. La brecha comercial casi se ha quintuplicado al pasar de US$ 666 millones, equivalentes al 13.8% del PIB en 1990, a US$ 2,973 millones, equivalentes al 19.9% del PIB en 2004. Teniendo en cuenta que la Deuda externa debe ser pagada en dólares y en las monedas del bloque del euro, el pago depende de la capacidad de superávit mediante exportaciones, por tanto la balanza comercial determina la posibilidad de pago. El gobierno salvadoreño, a partir de 1989 inició una política agresiva de estabilización y ajuste estructural por presiones de los países prestamistas que afectó drásticamente al sector agrícola, redujo dramáticamente el empleo en el sector público, y la mayoría de la población experimentó una disminución generalizada del ingreso. Impulsó en 1994 la “modernización del Estado” reestructurando el gobierno central a través de la reducción de su tamaño, la privatización de varios servicios y la descentralización de sus funciones. La migración forzada se impuso. La crisis del sector agrícola acentuó la migración masiva de la población campesina hacia las ciudades y hacia el exterior. La producción de granos básicos, indispensable para la sobrevivencia de las familias campesinas, ha sido afectada severamente por la liberalización de los mercados. El modelo enfatiza de manera especial el crecimiento de los sectores financiero y de servicios, promociona y expande las zonas francas para albergar maquilas de capital extranjero y abandonó la agroexportación, siendo el sector más golpeado por los ajustes estructurales. Las importaciones no han cesado de aumentar. Del 27.7% del PIB en 1990 subieron a 42% del PIB en 2004. Para poder atender la deuda externa, El Salvador tiene que hacer esfuerzos extraordinarios de exportación de materias primas o manufactura y de servicios. Pero los precios internacionales de las materias primas tienen a la baja. Los términos de intercambio cambian siempre en favor de los países prestamistas. Otra alternativa es colocar bonos en los mercados de valores internacionales, recibir préstamos de organismos internacionales para pagar deuda con más deuda. Como resultado, la deuda externa se torna impagable y esta incapacidad de pago es una fuente de ganancia para los prestamistas. El cálculo del prestamista puede incluso ser el cálculo de su posibilidad de lograr la incapacidad de pago del deudor, para así poder explotarlo hasta el infinito. La deuda es un grave obstáculo para el desarrollo humano en el país, los escasos recursos deben utilizarse para devolver los préstamos en vez de invertirlos en el bienestar de la población y somete a la economía del país en una situación de subordinación. Las injusticias que genera este sistema económico mundial que maximiza el beneficio de los que más tienen, somete a la exclusión perversa impidiendo el desarrollo humano de poblaciones que viven en los países deudores. Podemos afirmar entonces, que el peso de la deuda y el pobre desempeño de la economía en El Salvador, ha dado por resultado la diáspora de población, reflejo de la falta de oportunidades. Y la paradoja, como señalaba al principio, es que son los dólares de los inmigrantes, en su gran mayoría ilegales, los que están sosteniendo la economía de este país. El modelo económico adoptado por este gobierno, expulsa salvadoreños fuera del país, pero al mismo tiempo se fomenta que mantengan el vínculo con el país que los ha expulsado para contribuir a mejorar los niveles de ingreso de la población. Gracias a las remesas, que en 2005 alcanzaron la cifra de más de $2,500 millones, casi similar al total del presupuesto nacional de ese año, el déficit de la balanza comercial se compensa y se puede mantener unos niveles de consumo relativamente elevados. En el momento en que los dólares de las remesas dejen de fluir o lo hagan en menor proporción, la capacidad para importar, consumir y producir, caerá de una manera brusca. Podríamos resumir diciendo que la Deuda es una manifestación de la injusticia porque - Las condiciones de los créditos son inmorales. - Porque socava la soberanía y la autonomía del país receptor. - Porque fue contraída en gran parte por gobiernos ilegítimos. - Porque los países acreedores y sus instituciones financieras ya se han compensado económicamente. Marisa de Martínez. Asociación CINDE El Salvador.