Algunas aproximaciones a la pintura mural El mural como una expresión o manifestación del espíritu de un pueblo, depositado en las manos de un artista que interpreta su realidad y la traduce en forma de imágenes, figuras, colores y formas, llega a transformarse en un canal de comunicación, en un espejo del alma, en una vía de transformación social, a veces decisiva. Aparte del discurso que trasciende a la imagen mural, esta la esfera comunicativa, la presencia de la calle, como sustituto del interior del taller, con todo su folklore, sus colores, su transcurrir, su bagaje y su vagancia. Podría ser en contraposición al interior de las viviendas o los lugares de trabajo o de aprendizaje. Sin embargo podemos encontrar en estas imágenes interiores, una imagen exterior, perfectamente posible de exteriorizar en el mural, de “liberar” en la muralla que todo lo soporta. Elegir pintar sobre un muro público, expuesto a la crítica y a paciencia de los que lo circunden en sus recorridos, en sus reinterpretaciones, en sus intervenciones nos permite entablar un diálogo con nuestro entorno, más allá del mensaje, penetrando en la medula misma del tejido cotidiano.