IMÁGENES DE LA FILOSOFÍA representaciones sociales

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IMÁGENES DE LA FILOSOFÍA
EN ESTUDIANTES LASALLISTAS Y JESUITAS: Un estudio de
representaciones sociales
Mtro. Juan Manuel Torres Delgado
Estudiante Doctorado en Pedagogía
Introducción
Este trabajo, si bien tiene claro como objeto de investigación a las imágenes de la
filosofía y su fundamento que es la teoría de las representaciones sociales, es un
acercamiento, indirecto, a la filosofía y a darse cuenta de que quizá más seguido de lo
que se ha creído, en realidad todos pensamos problemas filosóficos y hemos practicado
la reflexión filosófica.
Pero no se omite lo principal, se pretende encontrar las imágenes que tiene el público
(estudiantes lasallistas y jesuitas) sobre la filosofía desde la mirada de las
representaciones sociales, valiéndose de cuestionarios, asociación de palabras, dibujos y
videos.
Se eligió el título de la investigación en razón de que las imágenes reflejan el mundo y
la historia. Las imágenes se componen de manera paralela, sincrónica y también
diacrónicamente. Se coordinan. En las imágenes coexisten las etapas del pasado,
presente y futuro, pero sobre todo el aquí y ahora.
La relación entre representaciones sociales e imágenes se opta, porque en el trabajo se
hace una ruptura entre las epistemologías de los acontecimientos como simulacros de
las formas del ser, forma o idea engañosa de tal simulacro: las palabras no son las cosas.
El concepto de imagen se ha utilizado para designar una organización más compleja o
más coherente de juicios o de evaluación (Moscovici, 1979).
Se considera que al asumir el interés investigativo sobre las imágenes de la filosofía se
pone en cuestión la identidad, y el ser de las cosas. Apoyados en Moscovici (1979), se
critica que de forma clásica se ha hecho una división entre objeto e imagen, pero ¿qué
acaso no las cosas del mundo están en constante devenir como las imágenes? Hay que
pensar las imágenes desde la inmanencia pues siempre hay pugna entre lo real, ser y
devenir. Hay que superar la distinción entre el sujeto y objeto. Las imágenes son seres
en sí y para sí; la imagen es lo que aparece, es el ser del aparecer sin original y por ello
libre del paradigma de la réplica. Por eso en el conocimiento de sentido común
(Moscovici, 2012) se establece un nuevo modelo de representación que no requiere la
fidelidad a un modelo trascendente y permite pensar la realidad desde sí misma, desde
la inmanencia, no hay diferencia entre las imágenes, las cosas y el movimiento.
Y puesto que una representación social es una organización de imágenes y de lenguaje
porque recorta y simboliza actos y situaciones que son o se convierten en comunes
(Moscovici, 1979), es que la fineza de una representación de la filosofìa es comparable
con el grado de definición óptica de una imagen.
El trabajo se construye con tres partes: 1.- Dimensiones teóricas, 2.- Dimensiones
metodológicas y 3.- Dimensiones prácticas. Al final se ofrecen algunas conclusiones,
por lo pronto parciales, dado que la investigación sigue su curso. Finalmente se ofrece,
también no de manera definitiva, la bibliografía propicia hasta el momento.
PARTE 1. DIMENSIONES TEÓRICAS DE LAS IMÁGENES DE LA
FILOSOFÍA. SOCIOGÉNESIS
La consideración primera en el presente apartado se enfoca a la filosofía y su necesidad
en la vida cotidiana. Se trata, sobre todo de una aproximación al conocimiento de
sentido común, así llamado por el autor principal de la Teoría de las Representaciones
Sociales, Serge Moscovici (1979).
Al conocimiento que contienen las representaciones sociales se le llama también “saber
del sentido común”, “saber ingenuo” y “pensamiento natural” como forma de
conocimiento opuesta al conocimiento científico, y se aplica a la realidad de la persona.
Por su parte, el sentido común se define como un conjunto de creencias sobre el mundo,
compartidas por un grupo cultural. Las representaciones sociales son los conocimientos
que una sociedad tiene y que funcionan a modo de teorías de sentido común sobre todos
los aspectos de la vida y de la sociedad. Para Moscovici (1983) el sentido común en
cada sociedad contemporánea, se crea continuamente, se refleja en aquello que
especialmente han popularizado la ciencia y los conocimientos técnicos.
Una segunda consideración apunta a la filosofía como objeto de representación social.
El requisito para considerar a la filosofía como objeto de representación social es que,
además de generar las imágenes, genera también actitudes, conocimientos, prácticas y
símbolos y emerge de una experiencia grupal/social relevante. Aparece en las
conversaciones cotidianas y está presente en los medios de comunicación y hace
referencia a los valores (Perera, 2012). Y la filosofía en este sentido cumple dicho
cometido, está en boca de todos.
Una tercera consideración es acerca de la filosofía como imagen y objeto de
conversación. La filosofía es parte integrante de un modo de vida antes que una
obsesión intelectual y una profesión. A priori se puede atribuir al intelectualismo
inherente a su rol social la escasez de las imágenes de la filosofìa y del filósofo como tal
(Araya, 2002).
La imagen se podrá entender en el contexto de las representaciones sociales como
conocimiento acumulado y organizado cada persona tiene acerca de sí mismo y del
mundo.
Moscovici propone el concepto de representaciones sociales como un concepto
psicosociológico que potencia una doble referencia: a las estructuras sociales donde se
produce y enmarcan, y al actor social socio-históricamente situado que las construye en
relación con otros actores y las asume como algo natural por la fuerza con que se
imponen (Moscovici, 1997). Los motivos para edificar una representación pueden ser
tan simples como resolver problemas, dar forma a las interacciones sociales y dar un
molde a la conducta (Moscovici, 1979).
La definición más contundente que el mismo Moscovici (1979) ofrece es la misma que
se asume a lo largo del trabajo, a saber: “La representación social es un corpus
organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los
hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una
relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación”
(Moscovici, 1979. 18).
Entre las funciones que cumplen las representaciones sociales, podemos destacar:
función del conocimiento, función identitaria, función de orientación, y la función
Justificatoria.
Respecto a la estructura de las representaciones sociales, Moscovici (1979. 45 ss) ha
señalado que se articulan en torno a tres ejes o dimensiones: La información, el campo
de representación (o imagen) y las actitudes.
Dos son los procesos a través de los cuales se generan las representaciones sociales. El
primer proceso es definido como objetivación y consiste en transformar entidades
abstractas en algo concreto y material, los productos del pensamiento en realidades
físicas, los conceptos en imágenes (Moscovici, 1981). El segundo es definido como
anclaje y supone un proceso de categorización a través del cual clasificamos y damos un
nombre a las cosas y a las personas.
PARTE 2. DIMENSIÓN METODOLÓGICA PARA LAS IMÁGENES DE LA
DE LA FILOSOFÍA.
Han transcurrido más de 50 años desde la primera formulación de la teoría de las
representaciones sociales. Sin embargo, para que esta teoría lograra un nivel de
trascendencia y reconocimiento científico, atravesó por un proceso histórico cargado de
debates teóricos y epistemológicos (Martínez, 2012).
De entrada, es el mismo Serge Moscovici en su libro “El Psicoanálisis, su imagen y su
público” (1961 original francés; 1979 en español; 2012 en portugués) quien considera
un enlace entre las representaciones sociales con las imágenes; es él quien reconoce la
dedicación al tema por parte de muchos estudios, tanto de campo como de laboratorio.
La mayoría de quienes trabajan la teoría de las representaciones sociales coinciden en
que los orígenes se remontan a la psicología social, el interaccionismo simbólico y la
sociología Durkheimniana.
Se han dado diferentes abordajes en torno a las representaciones sociales, desde la
óptica de la actividad cognitiva, de la identidad de los sujetos, las prácticas sociales y el
discurso, por ejemplo. Los temas de interés han ido evolucionando y cambiando con las
transformaciones sociales y sus problemas acuciantes y así se han producido trabajos
sobre la salud en general, el SIDA, el desempleo, derechos humanos, las adicciones, el
concepto de nacionalidad, los productos alimenticios, fenómeno educativo, problemas
ecológicos o los espacios urbanos, la justicia, las relaciones entre el individuo y la
sociedad, sobre las drogas, movimientos sociales.
Y de filosofía, apenas se han encontrado dos trabajos indirectamente afines, producido
uno por Liliana Quintero y Florence Gouvrit (2005). Representaciones de la filosofía
de la tecnología en el arte contemporáneo, Centro Multimedia, CENART. El otro
llevado a cabo por Castorina, José Antonio (2004). Las creencias del sentido común de
alumnos y profesores. Sus implicaciones para la filosofía. En Revista de Teorías y
Didáctica de las Ciencias Sociales, Enero-Diciembre, número 009, Universidad de los
Andes, Mérida, Venezuela, pp. 169-188. Que en sentido estricto no aborda las
representaciones sociales de la filosofía.
Dentro de los trabajos que se han publicado en América Latina, se destaca el libro de
Jodelet y Guerrero, Develando la Cultura (2000), donde aparecen capítulos sobre el
medio ambiente, la escuela, la política, el género, las relaciones inter grupales. Contiene
textos de Arruda y Prado de Souza de Brasil, Banchs de Venezuela, y las aportaciones
de Uribe, Guerrero, Flores y Valencia de México.
Por supuesto, vale destacar algunos artículos en revistas reconocidas, a saber: Piña
Osorio, Juan Manuel; Arbesú García, María Isabel; Gutiérrez Vidrio, Silvia.
Representaciones sociales de los profesores de la UAM-X sobre la evaluación de la
docencia e investigación Reencuentro, Núm. 53, diciembre-sin mes, 2008, pp. 85-96.
Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco Distrito Federal, México.
Otro ejemplo de los trabajos realizados en el área son las participaciones en la VII
Conferencia Internacional de Representaciones Sociales que tuvo lugar en Guadalajara,
en 2004, que se recogieron en las memorias electrónicas “Representaciones sociales.
Avances recientes en América y Europa”, así como en el libro Representaciones
Sociales. Alteridad, epistemología y movimientos sociales”, ambas publicaciones
coordinadas por Silvia Valencia Abundiz (2006). Hay intervenciones de investigadores
de Europa también, pero las más son de América Latina.
Las 525 presentaciones giraron alrededor de grandes rubros, como educación, política y
sociedad, salud, epistemología, género, ambiente, metodología, justicia, trabajo y
comunicación. Como se expresa en la presentación de las Memorias, se alentó la
interface entre lo individual y lo grupal, la cultura y los movimientos sociales, así como
la apertura metodológica y el debate entre las diferentes orientaciones y enfoques
teóricos (Groult, 2010).
Para no caer en un recuento histórico antes que hablar de antecedentes, baste citar una
publicación reciente, Revista Perfiles 135 (año 2012), en donde se ofrecen avances de
una investigación en proceso: La infancia en las representaciones de los maestros y las
maestras, llevada a cabo por Martin Caldo, Nora Graziano, etc.
Por último se cita la 11°va Conferencia Internacional Representaciones Sociales,
llevada a cabo en Évora, Portugal, en Junio 2012 cuyo tema marca pautas
contemporáneas de las representaciones sociales a propósito de los siguientes temáticas,
a saber: sobre metodología, problemas a partir de la globalización, crisis económicas,
políticas, sociales y culturales, relaciones intergrupales, de las comunidades a las
regiones y sociedades, problemas en áreas específicas como salud, educación, ambiente
y justicia, relaciones intergeneracionales, memoria colectiva y social, medios masivos
de comunicación, comunicación, publicidad, estigmatización y discriminación, ciencia y
tecnología y nuevas prácticas sociales.
Planteamiento del Problema
La filosofía se ha transformado en franca ruptura con la tradición. La filosofía circula y
se comunica entre estudiantes a través de imágenes y a modo de representaciones
individuales convertibles en sociales y viceversa.
Es un hecho que la filosofía se ha desarrollado, a lo largo de su historia, en forma
literaria y no, por ejemplo, a través de sus imágenes. Se podría considerar a la filosofía,
entre otras cosas, como un género literario, como una forma de la escritura. Así, las
ideas filosóficas han sido naturalmente, y sin mayor autorreflexión, expresadas
literariamente en las clases de filosofía, sin tomar en cuenta lo que los estudiantes
consideran por filosofía.
El problema genérico de la presente investigación se localiza en las prácticas de los
estudiantes lasallistas y jesuitas en sus escenarios sociales, tales como las creencias,
ideologías y representaciones en cuanto que ellos son actores de carne y hueso que
conforman posturas políticas y preferencias educativas, y por tanto, marcan un
horizonte a sus prácticas educativas mismas.
Sus prácticas poseen rasgos determinantes, tanto como convicciones asumidas en su
propia vida y que a la vez, sirven de guías para su acción (Moscovici, 1979), por las
representaciones sociales se podrá demostrar que la filosofía está apegada a las
cuestiones de la vida cotidiana.
Si la filosofía está apegada a la vida es necesario comprender las interacciones sociales
en torno a ella y lo que ella misma significa para los estudiantes lasallistas y jesuitas,
sus creencias en torno a ella, cómo las expresan, cómo las viven. Se investiga cuáles
son las imágenes que los alumnos lasallistas y jesuitas tienen acerca de la filosofía para
que en tal medida se descubra, cómo visualizan ellos la realidad compuesta también de
creencias, estereotipos, valores, intuiciones, opiniones y actitudes; en lenguaje del
propio Moscovici (2012), se buscará el nivel de información, se dará cuenta de sus
actitudes y se descubrirá su respectivo campo de representación a propósito de la
filosofía.
Es así que hay que aclarar que la investigación de ninguna manera se abocará a la
erudición filosófica socialmente reconocida. No es una introducción a filósofos ni a los
problemas filosóficos, sino un análisis de las representaciones sociales sobre filosofía,
es por ello que se plantean las siguientes interrogantes de investigación:
1.- ¿En qué medida las representaciones sociales de la filosofía guían la acción de los
estudiantes lasallistas y jesuitas?
2.- ¿Qué función y usos prácticos tienen las representaciones sociales de la filosofía en
el diario actuar vital de los estudiantes lasallistas y jesuitas?
Objeto de estudio
El objeto de estudio son: Las representaciones sociales, dado que son ellas las que
permiten captar las opiniones, actitudes, creencias e imágenes que los sujetos
construyen sobre el objeto social denominado aquí como filosofía a partir de la
experiencia de los estudiantes lasallistas y jesuitas, pertenecientes al contexto de la
educación privada en México.
Objetivos
General
-
Analizar las imágenes de la filosofía, desde la teoría de las representaciones
sociales, que poseen estudiantes lasallistas y jesuitas.
Particulares
-
Describir y comprender cómo la filosofía se ha integrado en estudiantes
lasallistas y jesuitas.
-
Verificar empíricamente cómo las imágenes de la filosofía, desde la teoría de las
representaciones sociales, guían la acción de los estudiantes lasallistas y jesuitas.
Justificación
La filosofía como erudición y cultura no es filosofía – no se puede enseñar filosofía; lo
único que se puede enseñar es a filosofar, decía Kant-; y, sobre todo, porque no se da
vuelta al problema y se pregunta uno a qué se ha debido que las personas
más
inteligentes del mundo se hayan visto forzadas a hacer eso que se llama filosofía. No
quiere esto decir que la filosofía sea sólo cosa de sabios, sino y sobre todo de sabios
aficionados (Moscovici, 1979); quiere únicamente significar que la humanidad se ha
visto necesitada de filosofar y de que los hombres, de una u otra forma, en una u otra
ocasión durante su vida cotidiana se ven forzados no a hacer filosofía mediante
abstracciones, pero sí a hacer algo que pueda considerarse como un filosofar.
En este trabajo de investigación se atiende, aunque sea someramente, a este filosofar
que llevan las personas (de la muestra) dentro de sí, como para poder sostener algo
sobre el porqué y el para qué de la filosofía, cómo se la representan los estudiantes.
Estudiar la subjetividad de los agentes no es un asunto de moda académica, es una
necesidad impostergable para lograr interpretaciones más comprehensivas de una
realidad social que es difícil de entender a partir de una sola mirada.
Estudiar las imágenes, a partir de la teoría de las representaciones sociales, permite
entender por qué ante un mismo estímulo distintos miembros de la comunidad
reaccionan de modo diferente.
Nunca se actúa desde los hechos u objetos en sí, sino desde las representaciones, la vida
social está hecha, toda ella, de representaciones (Durkheim, 2009. 2011). No son
neutras porque tienen consecuencias importantísimas en la vida cotidiana de los
miembros de la comunidad, así como consecuencias en el entorno de esa comunidad.
De este modo, analizar las imágenes como aquel contenido de las representaciones
permite no sólo investigar acerca de qué contenidos se pueden transmitir sino también
desde qué roles y a qué otros roles se les puede transmitir.
La realización de este estudio, parte de la consideración de que las instituciones
educativas son un espacio atravesado por dimensiones simbólicas (Piña, 2003). Con la
investigación se busca recuperar las opiniones de los estudiantes lasallistas y jesuitas,
quienes como actores educativos, posibilitan comprender sus procesos a través de los
cuales atribuyen ciertos significados a la filosofía.
¿Por qué estudiar las imágenes de la filosofía, a partir de la teoría de las
representaciones sociales? Porque se considera que esta teoría constituye un recurso
viable para aprehender las formas y los contenidos de la construcción colectiva de la
realidad social en torno y de cara a la filosofía.
Estudiar las representaciones sociales implica acceder al mundo del sentido común de
los agentes educativos, significa rescatar su voz y tratar de interpretar sus palabras y
acciones en el contexto socio-cultural donde se generan.
Lo que es real y que amerita ser estudiado es lo que los estudiantes definen como real,
ya que es eso sobre lo que ellos actúan a partir de su conocimiento del sentido común,
que Moscovici denomina representaciones sociales (2012).
¿Se necesita un estudio acerca de las representaciones sociales de la filosofía? Sí,
porque lo que dicen los docentes de filosofía es diferente a lo que asumen los
estudiantes como tal. Es válido, desde las representaciones sociales, dirigirse a esa
filosofía enraizada en el presente en los lasallistas y jesuitas.
¿Por qué estudiar las imágenes desde la teoría de las representaciones sociales? Porque
las representaciones sociales permitirán comprender el pensar de los estudiantes
lasallistas y jesuitas acerca de su mundo. Además, ayudará a valorar los juicios que
hacen los estudiantes a la hora que ellos tratan de calificar o enjuiciar los hechos de la
realidad desde su discurso filosófico. También será posible verificar hasta dónde es
posible la comunicación de las representaciones sociales y cómo éstas condicionan su
actuar.
Descripción metodológica
-
Supuestos
1.- Las imágenes de la filosofía emergen en la vida cotidiana de los estudiantes
lasallistas y jesuitas, diferenciándose entre sí de acuerdo a la edad, el sexo, situación
socioeconómica, institución escolar a la que se pertenece, relaciones entre iguales,
semestre que se cursa.
2.- Las representaciones sociales de la filosofía guían la vida cotidiana y se manifiestan
a través de las actitudes, la información y un campo de representación.
3.- Los estudiantes lasallistas y jesuitas poseen imágenes de la filosofía para interpretar
y comprender la realidad y la vida cotidiana vinculada a su historia de vida, contexto
institucional y cultural.
4.- La aceptación o rechazo de la filosofía depende del nivel de estudios que se curse.
Enfoque metodológico: La Teoría de las Representaciones Sociales, Serge
Moscovici.
La guía metodológica para esta investigación es precisamente la misma investigación
que desarrolló Serge Moscovici en Francia por los años cincuenta, la cual marca el
comienzo de la escuela contemporánea francesa de investigación sobre representaciones
sociales. La psychanalyse, son image et son public –El Psicoanálisis, su imagen y su
público-, - A piscoanalise, sua imagen e seu público- (1961 francés.1979 castellano.
2012 portugués) muestra el interés de Moscovici por las formas que adquiere la
comprensión acerca del psicoanálisis, para efectos de la presente investigación, serán las
formas de la filosofía, cómo es que la filosofía se difunde entre los estudiantes, a qué
transformaciones la someten y en qué medida la filosofía sirve como espejo a la
subjetivad de los mismos estudiantes y en tal medida guían su acción.
Las representaciones sociales son una manera de interpretar y de pensar la realidad
cotidiana, una forma de conocimiento del entramado social. También son la actividad
mental desplegada por individuos y grupos a fin de fijar su posición en relación con
situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que les conciernen (Jodelet,
1985).
Población (universo de estudio)
La población de estudio se refiere a los alumnos lasallistas y jesuitas, ambos
pertenecientes a instituciones educativas privadas. En el caso de los lasallistas, se opta
por los inscritos en la Escuela de Educación y Desarrollo Humano, conformada por 5
licenciaturas (Psicología, Educación, Desarrollo del Capital Humano, Lenguas
Modernas e Interculturalidad, Lenguas Modernas) y cuyos alumnos han tenido contacto
con la filosofía a través de sesiones clases semestrales. También se incluye en el
universo de estudio a aquellos estudiantes inscritos en el programa de Maestría en
Educación, de tal modo que entre los estudiantes de maestría y licenciatura conforman
una población total de 533 estudiantes, distribuidos en 418 mujeres y 115 hombres,
oscilan entre una edad de 18 y 55 años.
En el caso de estudiantes jesuitas pertenecen al nivel medio superior (bachillerato) y
cursan el tercer año distribuidos en áreas académicas, por todos conocidas, a saber:
Ciencias sociales y Humanidades, Económico Administrativas, Biológicas, FísicoMatemático. Sus edades oscilan entre 17 años con 6 meses hasta 19 años con 8 meses.
Todos tienen cuando menos un curso de filosofía, lo que los acerca al campo conceptual
y académico de contenidos filosóficos. El total de esta población es de 215; distribuidos
en 113 mujeres y 102 hombres (59 alumnos totales en el área Humanidades, 40 en el
área Químico Biológicas, 61 en el área Económico Administrativas y 55 en el área
Físico Matemáticas).
Contexto de la población
El espacio geográfico de la población tanto lasallista como jesuita es la ciudad de León,
Guanajuato, México. La primera comunidad se encuentra en la zona norte de la ciudad y
la segunda en la zona sur. Ambas son instituciones privadas. La ciudad de León
cumplió 437 años de fundada el 20 de enero 2013. Hace cuatro siglos se fundó como
una villa de aprox. 50 personas. El 20 de enero de 1576 el Capitán Juan Alonso de
Torres y el alcalde de la corte, Juan Bautista de Orozco, cumplimentan el decreto de
fundación que había expedido un mes antes el Virrey de la Nueva España, Martín
Enríquez de Almanza.
Instrumentos de Investigación
Se ha decidido seleccionar diversas técnicas de investigación que permitan un
acercamiento plurimetodológico para recolectar el dato empírico en un campo de
representación. Al utilizar diferentes clases de técnicas se podrán combinar una serie de
factores, a saber: la edad, el sexo, grado de instrucción, origen de la información,
actitud, campo de representación.
La unidad del trabajo de investigación reside en su fin: describir y comprender cómo la
filosofía se ha integrado en la vida cotidiana de los estudiantes lasallistas y jesuitas y
cómo, a la vez, se ha constituido en una preocupación de nuestra sociedad
contemporánea. Es por ello que se trabajará mediante los siguientes instrumentos:

Cuestionario individual, aplicado a estudiantes lasallistas.

Asociación de palabras, de manera individual, a aplicarse a estudiantes jesuitas y
lasallistas.

Video, elaborado en grupo de estudiantes jesuitas y algunos lasallistas.

Elaboración de dibujos aplicados solamente a estudiantes jesuitas, quienes por
su edad, se presume mayor riqueza en los mismos.
PARTE 3: DIMENSIÓN TÉCNICO-INSTRUMENTAL DE LAS IMÁGENES DE
LA FILOSOFÍA. ONTOGÉNESIS
Este apartado sigue en ciernes, dado que al momento, se sistematizan las evidencias
empíricas. El estudio de campo permite cifrarse en un avance aprox. del 75% para la
obtención de datos.
Conclusiones (previas)
Cabe destacar, a propósito del uso práctico de la filosofía educativa que hacen los
estudiantes lasallistas y jesuitas, que sus fuentes para la información están conformadas
por las exposiciones magisteriales, manuales, diccionarios, historias de la filosofía,
textos descriptivos acerca de la biografía y/o interpretación de algún filósofo, teóricos
en filosofía, es decir, son fuentes de información secundarias o terciarias, y por sobre de
ellas, se forjan su propia opinión, y hasta método para asumir ciertos conocimientos
sobre la humanidad y el mundo. De una u otra manera, su filosofía omite el mundo de la
abstracción y la reflexión para mejor entrar en su vida, sus pensamientos, sus conductas,
sus costumbres, conversaciones y constituirse en la expresión e imagen de su forma de
pensar.
Es de notar que para los estudiantes interesa más vivir la filosofía que escribirla.
Construyen su filosofía a partir de su experiencia, informaciones, conocimientos,
pensamientos que reciben y transmiten por medio de la tradición, la educación y la
comunicación social.
Los estudiantes lasallistas y jesuitas piensan en términos concretos, y habitualmente no
diferencian entre los componentes de la información científica. Sin embargo, esta
diferencia entre el conocimiento vulgar y el científico, no implica que el conocimiento
popular no sea perfectamente válido para su propósito: como un medio de entender y
comunicarse en la vida cotidiana.
Los estudiantes hacen referencia a alguna filosofía y lo hacen con variados términos:
“que cada quién tiene su filosofía” y “cada cabeza es un mundo”, “la filosofía es cultura
general”, “la aprendes en casa”, “hasta las empresas y entrenadores de fútbol tienen su
filosofía”, “yo tengo mi opinión al respecto”, “cada quién piensa lo que quiere”, “no vas
a cambiar tu forma de pensar con un curso”. Se ve con esta variedad de referencias que
la hegemonía de los sistemas filosóficos brilla por su ausencia. Cada quién le asigna un
significado a la filosofía, desde su propia percepción, elaboración teórica o experiencia
personal.
En sus comentarios hacen alusión a algún sentido de la filosofía, por ejemplo, para
algunos es reflexión, crítica, pensamiento formal. Para otros significa la posibilidad de
transformación de la realidad, la forma de pensar de cada quién, análisis de la realidad,
opiniones acerca del mundo, de Dios, del mundo y de la naturaleza. Para otros más es
choro, verborrea, retórica, palabrería. Para otros es su forma de pensar.
A los estudiantes les ha bastado para forjarse una opinión de la filosofía, asistir a algún
curso, cuanto más, cuanto menos significativo y con, sin o a pesar del maestro. Otros
más no hacen sino estar nerviosos por llevar un curso de filosofía porque de antemano
consideran que les costará trabajo, so pena de no entenderle a tantos autores. Hay un
prejuicio, una predisposición, sea cual sea la modalidad con la se enfrentan a la
filosofía: Epistemología, Filosofía de la Educación, Fundamentos de Filosofía,
Corrientes Filosóficas Contemporáneas, Seminario de Filosofía, Antropología
Filosófica, Ética, Lógica, Desarrollo de Habilidades del Pensamiento.
Asumida la imagen de la realidad, aquí y ahora como un modo moderno de
representación, se identifica en los estudiantes de todas las carreras, diferentes matices
en cuanto a su campo perceptual constituido por una cultura de medios electrónicos y
aparatos tecnológicos, la filosofía es vista desde su campo perceptual que es
multiperspectivista y orbital.
Los medios de la cultura cibernética han invadido totalmente su ámbito de la esfera de
la sensibilidad. Su percepción de la realidad se organiza en un universo de signos
visuales y auditivos, de imágenes y de sonidos que satelizan y conectan, que diseñan y
rediseñan, ya no existe el gran referente ni de lo Eterno, ni del Espacio, ni de Razón, ni
de Sujeto, ni de automatización del universo entero de las prácticas y formas de vida
vueltas mensajes, más bien cada uno participa como serie en la circulación de signos.
En el aquí y ahora se han creado el ciberespacio, que ha dado lugar a un gran simulacro,
a su propia percepción virtual del mundo.
Tienen una realidad nueva, una realidad virtual, una construcción personal, en donde la
percepción del sujeto ha quedado configurada mediante otro esquema que implica al
pensamiento prescindir del problema de la relación e identidad entre objeto y concepto.
Su filosofía es una confesión personal. Son ellos quienes recortan el mundo a la medida
de sus necesidades, es decir, a la medida de los compartimentos mentales o culturales
que tienen preparados para entenderlo, a veces lo hacen con una mentalidad de oficina,
otras con mentalidad de estudiantes, unas más con mentalidad doméstica. Y así van por
la vida: teniendo principios, hablando como un libro, comportándose como un señor,
haciendo carrera o teniendo ideas al respecto.
En el caso del posgrado, se preparan para incorporar el referente teórico práctico de la
filosofía para innovar su práctica docente y coadyuvar al mejoramiento de la calidad
educativa de las instituciones del entorno. A pesar de la oposición de muchos filósofos
que consideran la filosofía de los “otros” como no-teórica, pre-teórica o perteneciente a
una edad antifilosófica, la “filosofía de cada quién” aún permanece en ellos.
En la Maestría en Educación, existen estudiantes que desde hace 10 años o más, no han
vuelto a saber, escuchar o hablar de filosofía, recuerdan muy remotamente que llevaron
la materia en bachillerato, y además, era una clase muy aburrida con el texto de Raúl
Gutiérrez Sáenz, Historia de las Doctrinas Filosóficas.
Los alumnos consumen filosofía. Se vuelven consumidores de ideas científicas ya
formuladas, lectores de revistas y obras de divulgación, sigue con pasión las novedades
de la ciencia. Estos conocimientos provienen de sus propios esfuerzos, de las
conversaciones y de la observación, de su reflexión personal sobre la manera de
interpretar sus relaciones.
La edad de los alumnos es un primer elemento de diferenciación; y los alumnos más
jóvenes responden más preferentemente a la moda, publicidad o influencia del exterior.
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