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Título de la comunicación:
APRENDER LAS BASES DE LA TEORÍA DE LA ARQUITECTURA, DESDE LA PRÁCTICA
Autor de la comunicación:
Ricardo Devesa Devesa, arquitecto y profesor asociado en el Departamento de Composición
Arquitectónica de la UPC.
Resumen:
La producción de la arquitectura, como hecho cultural, ha sido inseparable de su reflexión y
teorización: la práctica arquitectónica debería pues aprenderse en paralelo a su especulación
teórica. Este fue, por consiguiente, el objetivo principal de la asignatura Bases para la teoría, que
he impartido durante los dos últimos cursos, 2010/11 y 2011/12, a los estudiantes de primero de
Grado en Arquitectura, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, de la
Universitat Politècnica de Catalunya (ETSAB, UPC).
Si bien los estudiantes de dicha asignatura han aprendido los aspectos teóricos de la arquitectura
mediante las lecciones expositivas, que han sido apoyadas asimismo por las lecturas críticas de
textos antológicos de teoría y crítica arquitectónica, sin embargo, y a pesar de que el programa
docente proponía revisar las bases teóricas de la historia de la arquitectura, en éste también se les
solicitó un trabajo aplicado: una práctica que consistió en el análisis formal, técnico, programático,
topológico e histórico de seis obras ejemplares de Barcelona. De hecho, estas prácticas cobran
sentido por la alta calidad arquitectónica que la ciudad de Barcelona ofrece a nuestros
estudiantes, pues en otro contexto no se plantearía un análisis basado en las experiencias de las
visitas guiadas y particulares a las obras objeto de las prácticas.
Por paradójico que parezca, el aprendizaje de la teoría arquitectónica se argumentado pues desde
un trabajo práctico de análisis, a través tanto de la experiencia directa cómo de sus reflexiones
teóricas y representaciones gráficas. Un trabajo de campo que se ha realizado en grupos de tres
estudiantes durante todo el cuatrimestre, precisamente para poder profundizar, desde el debate y
la comparación de experiencias en el análisis y, por tanto, en la crítica de los edificios. De este
modo se ha asumido por parte del alumnado que únicamente se fundamentan unos principios
teóricos si se es capaz de juzgar analíticamente, y desde la experiencia propia, directa y
contrastada, el hecho concreto arquitectónico, es decir, la obra real de arquitectura.
Al tratarse de estudiantes de primer curso que provienen de un bachillerato técnico-científico, sin
haber estudiado historia del arte, cabe mencionar que estos llegan con conocimientos muy
elementales, tanto sobre la arquitectura como sobre en qué consiste y cómo opera la teoría
arquitectónica. Además, se añade el agravante de que en este primer estadio de sus estudios
universitarios, estos todavía no han desarrollado sus habilidades de representación espacial.
Tampoco dominan, por lo general, la comunicación escrita y oral, sustento de todas las
especulaciones teóricas. Sin embargo, esta mirada sin prejuicios fue útil para que se iniciaran en
una actitud analítica de los hechos arquitectónicos, y además mejorarán sus competencias
transversales.
Para que los estudiantes fueran capaces de adquirir estas habilidades y conocimientos, la
asignatura se planificó en tres claras actuaciones: 1) en aplicar dinámicas de aprendizaje activo y
cooperativo, mediante el trabajo en equipo; 2) en planificar una serie de actividades y tareas, con
tiempos previamente asignados, a realizar tanto fuera como dentro del aula, y que dirigieron el
auto-aprendizaje; y 3) en establecer pautas para evaluar la evolución del aprendizaje de los
estudiantes y en cómo comunicárselo desde una retroalimentación constante y motivadora,
tomando el campus virtual de la UPC (Atenea) como medio de comunicación y evaluación.
Las evidencias de estas innovaciones en el aprendizaje de Bases para la teoría arquitectónica se
mostrarán en la comunicación desde los materiales docentes, la planificación de las actividades,
los resultados académicos, las mejores prácticas e incluso el alto grado de asistencia a las clases y
a las visitas de los edificios a analizar. Así se revelará el éxito de la aplicación de las tres
actuaciones mencionadas en esta asignatura. Un éxito que se ha debido, en gran parte, por el alto
grado de implicación de los estudiantes en su propio aprendizaje; a que todas las actividades
fueron pautadas semanalmente; también a que se sustituyeron las lecciones magistrales por
debates, visionado de vídeos, presentaciones de casos de estudio y otras actividades cooperativas
y participativas por parte de los estudiantes.
Finalmente, el aprendizaje cooperativo se basó en la resolución de dudas conjuntamente en el
aula al inicio de cada lección semanal, así como las presentaciones públicas de sus trabajos y
lecturas. Igualmente fueron relevantes para la asignatura que ciertas tareas y partes de la práctica
estuviesen co-evaluadas por los propios estudiantes, además de posteriormente ser calificadas
también por el profesor. Y por último, a que las exigencias fueron compartidas entre ellos mismos.
De este modo, los alumnos de primero de Grado en Arquitectura consiguieron alcanzar el principal
objetivo propuesto por la asignatura: aprender las bases de la teoría de la arquitectura desde el
análisis de edificios ejemplares, es decir, desde el legado de la práctica arquitectónica.
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