Marchesi, Guillermo H.: “La propiedad de las semillas. Algunas

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VII CONGRESO ARGENTINO DE DERECHO AGRARIO.PONENCIA:
“LA
PROPIEDAD
DE
LAS
SEMILLAS.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES ANTE UN FUTURO MARCO REGULATORIO.-”
Por Guillermo Hernán Marchesi
Abogado. Docente de la cátedra Derecho del Medio Ambiente y los Recursos
Naturales. Universidad Nacional del Sur. Bahía Blanca
"La dependencia pasiva es incompatible con la dignidad"
José Ingenieros, Las Fuerzas Morales, 1925.
I.- INTRODUCCIÓN.-
Los agricultores han sido durante miles de años los creadores de miles de especies y
variedades útiles para la alimentación y otros usos humanos en una maravillosa interacción
con la naturaleza que nos ha provisto de un patrimonio que en pocos años ha sido puesto en
amenaza de desaparición. Las semillas agrícolas han sido el fruto del conocimiento, la
observación y la experimentación colectiva de los distintos pueblos que generosamente
intercambiaron y compartieron los frutos de su labor durante toda nuestra historia.Históricamente, el proceso de selección y mejora de variedades agrícolas estuvo en
manos del agricultor, quien recurrentemente guardaba e intercambiaba con otros
productores distintos semillas para las siguientes estaciones.
Pero el proceso de manejo de la propia semilla por parte del productor y los
programas convencionales de mejora comienzan a revertirse en muchas regiones, a
comienzos de este siglo, con la llegada de los nuevos conocimientos del "vigor híbrido".
Es de esta forma que comienza un denominado “proceso de industrialización de la
agricultura” que pone en riesgo un patrimonio que pertenece a los países, y que entre otras
cosas impone monocultivos, desplazamiento de cultivos de especies locales por especies
para exportación, y control de semillas a través de los derechos de propiedad intelectual
entre otras cosas.Esta situación descripta se ve claramente con los Organismos Genéticamente
Modificados (OGM).Y el problema se presenta
sobre todo con las semillas de trigo y de soja
transgénicas, ya que por sus características biológicas, pueden ser guardadas y vueltas a
sembrar, algo que no ocurre con los híbridos como el maíz.Con su creación nos hemos acercado definitivamente a la apropiación del mentado
patrimonio genético de la humanidad, y todo esto a través de las patentes, que no es ni mas
ni menos que una forma descarnada de propiedad intelectual.“El primer paso fue imponer los OGM, con la soja RR a la cabeza, en nuestro
país y en los países vecinos (aún en aquellos que, como Brasil y Paraguay, los prohibían)
a cualquier costo, fomentando la contaminación genética y haciendo la vista gorda a la
"bolsa blanca". Una vez logrado ampliamente este objetivo ha llegado la hora de cobrar
las ganancias y de "hacer cumplir la ley".(1)
Dentro de este marco, nos encontramos con algunos problemas que por el momento
son de difícil solución.De un lado del bando se encuentran los agricultores, y su negativa al pago de las
regalías por el uso de las semillas, amparados en el texto de la Ley de Semillas n° 20.247,
donde expresamente se determina: “No lesiona el derecho de propiedad sobre un cultivar
quien entrega a cualquier título semilla del mismo mediando autorización del
propietario, o quien reserva y siembra semilla para su propio uso, o usa o vende como
materia prima o alimento el producto obtenido del cultivo de tal creación citogenética."
Del otro lado se encuentran las empresas, que han trabajado en el mejoramiento de
las semillas obteniendo variedades de plantas mejoradas y genéticamente modificadas,
dando rindes superlativos.Y son estas empresas quienes a través de los denominados Derechos del Obtentor,
pretenden dar un reconocimiento a los investigadores que han trabajado en los respectivos
procesos, y consagrar un derecho intelectual sobre las semillas, para luego cobrar las
correspondientes regalías por el uso.-
II.-MARCO NORMATIVO ACTUAL.-
Así descripta la situación, es oportuno hacer una breve reseña del marco normativo
aplicable a esta delicada situación.En primer lugar debemos mencionar nuestra ley de Propiedad Intelectual n° 11.723
con sus modificaciones y reglamentaciones.La misma reglamenta de manera exhaustiva todo lo atinente a obras
cinematográficas, literarias, fonogramas e incluso más modernamente al software.Pero no es a esta Ley, a la cual recurren los Criaderos para la defensa de los
derechos de propiedad respecto de sus creaciones biotecnológicas.Se podría decir sin temor a equivocarnos, que esta ley protege las obras y no las
ideas.Siguiendo una cronología, citamos la Ley de semillas y creaciones fitogenéticas n°
20.247.Es esta ley contiene, a los fines del análisis de esta ponencia, algunas normas
fundamentales.
Ellas son:
1. La prohibición (art. 37) a los productores de reproducir semillas con destino a su
transmisión a un tercero, por cualquier título, sin autorización del propietario del
cultivar (bolsa blanca);
2. El derecho (art. 27, reglamentado por Resol. S.A.G. y P. 52/2003) del productor de
multiplicar semilla para “uso propio”.
3. La creación de Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares (arts. 19 a 30)
para inscribir y obtener Título de Propiedad sobre semillas con plazos que van de 10
a 20 años, según reglamentación.
Es quizás la norma del art.27 citado la que suscita mas enconos entre las presuntas
partes enfrentadas, toda vez que es el argumento de los productores a los efectos de no
pagar las regalías pretendidas.-
Y conjuntamente con la mencionada Ley de Semillas debemos mencionar la Ley n°
24.376 publicada en B.O. el 25/10/94 que aprueba el Convenio internacional adoptado en
París , el 2 de diciembre de 1961 y revisado en Ginebra el 10 de noviembre de 1972 y el 23
de octubre de 1978.
La mentada ley consta de 42 Artículos, y prevalece sobre la Ley n° 20.247 y es
invocada por los Obtentores ya que reconoce sus derechos mediante la concesión de un
título de protección particular o de una patente.
El Convenio internacional establece que todo Estado de la Unión, cuya legislación
nacional admita la protección en ambas formas, deberá aplicar solamente una de ellas a un
mismo género o una misma especie botánica, y que, cada Estado de la Unión podrá limitar
la aplicación del presente Convenio, dentro de un género o de una especie, a las variedades
que tengan un sistema particular de reproducción o de multiplicación o cierta utilización
final.
Esos derechos del Obtentor básicamente consisten en someter a su autorización
previa
— la producción con fines comerciales,
— la puesta a la venta,
— la comercialización
del material de reproducción o de multiplicación vegetativa, en su calidad de tal, de
la variedad (2).-
Esta Ley debe analizarse de manera sincronizada si quiere ,con la Ley de Semillas y
con la ley de patentes.-
Esta última ley de patentes, lleva por número 24.481 modificada por su similar Nº
24.572 (T.O. 1996) y su reglamentación, y establece la posibilidad de patentar productos de
invención susceptibles de aplicación industrial, haciendo extensivo el término a la
agricultura.
Aunque debemos considerar también que el art. 6 del Decreto Reglamentario de la
Ley de Patentes, que expresamente dispone que no se considerará materia patentable a las
plantas, los animales y los procedimientos esencialmente biológicos para su reproducción,
y por lo tanto, tal obtención de Patentes no sería posible.Y por último debemos mencionar el Decreto 2183/91 reglamentario de la ley
20247.
El mencionado Decreto, so pretexto de reglamentar el art. 27 de la Ley 20.347,
regula los derecho del Obtentor por sobre la norma principal, constituyendo un nuevo
régimen legal.
En el mismo se establece de manera expresa los Derechos del Obtentor, sus
Alcances y Restricciones, la necesidad de contar con una autorización previo del Obtentor
para la reproducción de la semilla y la posibilidad de que éste, mediante “oferta pública en
firme de licenciamiento” establezca entre otros, las regalías a percibir, que se presumen
aceptadas por quien adquiera la variedad registrada como de su propiedad.-
Como bien podrá observarse, la problemática surge ab initio, con una serie de
cuerpos normativos que son de aplicación sucesiva, y que resultan visiblemente
incompatibles.No veo a mi criterio, la posibilidad de invocar un Derecho de Propiedad de la
Semilla por parte del obtentor, que surja de manera clara de toda esta normativa invocada.Y es aquí donde nace el problema que hasta el día de hoy aparece sin solución.-
III.- PUNTOS A TENER EN CUENTA EN MIRAS A UNA POSIBLE
REGLAMENTACIÓN.-
La situación descripta supra deberá necesariamente tener en cuenta por sobre todas
las cosas, el interés y la soberanía del país, por encima de los intereses particulares.La soberanía alimentaria será la que deberá protegerse a cualquier costo, cuando se
tenga en mira la redacción de un cuerpo que regule la cuestión.Es por esto que estoy convencido que el Gobierno y los organismos a quien le
competan tomar intervención, deben hacerlo con el mas absoluto convencimiento de que
por encima de los intereses particulares, están los intereses de un pueblo y su derecho a no
ver hipotecada su soberanía en materia alimentaria.Siendo esto así, deberá reglamentarse a la brevedad toda esta cuestión, buscando
que el cuerpo normativo contemple la situación del Obtentor de percibir las regalías que por
su trabajo le corresponde, pero también tener en consideración la particular situación de los
productores.
Y digo la particular situación, porque por supuesto que no todos se encuentran en la
misma posición.Ha expresado en este sentido el Ing. Walter Pengue que deben buscarse “...opciones
más inteligentes y de menor riesgo para los actores más desprotegidos y para el
ambiente, que además aseguren a las empresas el retorno adecuado por sus patentes y
a los agricultores pobres el desarrollo en su propio marco y criterio, debería surgir de
esa discusión. También, por ejemplo, un sistema dual de patentes, en el cual a paises
ricos o a productores ricos de países pobres se les exija el pago correspondiente,
mientras a los países o agricultores pobres se les permuta la libre utilización y
disposición de la semilla (7). O el pago a las compañías de una retribución, a la
manera de un fee, por su tarea in situ preservando la biodiversidad y rescatando y
manteniendo las variedades locales.”
Creo que este deber ser el rigor que debe tener una futura regulación.
Deber ser una ley que contemple a todos los protagonistas, y en la cual debe cumplir
un rol fundamental el estado, en su carácter de regulador de las relaciones que ven
involucrados no derechos individuales, sino derechos de incidencia en toda la población.Es un mandato constitucional el de proteger la soberanía del país, y esta es una
forma de hacerlo.-
Dejar librado a la libre regulación entre las partes sin dudas traerá aparejada
desigualdades e inequidades, que quizás mas tarde sean difícil de reencausar.Es por esto que exhorto a que el Gobierno a través de los organismos competentes,
asuman la responsabilidad de intervenir de manera eficaz y comprometida en la redacción
de un cuerpo normativo que termine con esta situación de incertidumbre e inseguridad.“Los desafíos son enormes pero el primer paso es tomar conocimiento de la
problemática para no permitir este nuevo avance sobre la principal fuente de soberanía
alimentaria de los pueblos y la principal herencia que podemos dejar a nuestros hijos:
nuestras semillas.”(3).-
Bibliografía
(1) Carlos A. Vicente. Responsable de comunicación de GRAIN para América Latina,
y miembro del Foro de la Tierra y la Alimentación. Este artículo fue escrito en
marzo de 2004.
(2) Regalías Extendidas. ¿Se debe o no pagar por las semillas obtenidas por el
productor para su propio consumo? - Por Horacio Gorosito.(3) “Agricultura sube el tono de su cruce con Monsanto por las regalías de
semillas.”Diario El Cronista, miércoles 22 de septiembre de 2004.(4) “Agricultura y Monsanto acuerdan por las semillas transgénicas”.Diario el Cronista,
viernes 24 de septiembre de 2004.(5) Informe sobre el Estado de los Recursos Fitogenéticos en el Mundo, p13., 1996.(6) UPOV - http://www.upov.int/index_es.html
(7) Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la
Agricultura.(8) Ley de Semillas 20247.(9) Peligra la soberanía alimentaria argentina. Por Walter Pengue. Ingeniero Agrónomo
Especializado en mejoramiento genético.-
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