Mario Pani Mario Pani Darqui destacó por ser uno de los arquitectos más prolíficos y originales del México contemporáneo, y por una constante aportación a lo largo de casi sesenta años de quehacer profesional. La trascendencia de sus propuestas y la calidad de sus realizaciones le merecieron un sitio relevante dentro de la cultura arquitectónica, sin olvidar que su inquietud creativa lo llevó a incursionar por muy diversos ámbitos; así, sus obras y los conceptos que las sustentan, lo sitúan como uno de los principales artífices de nuestra actualidad. Este hombre singular nació en la ciudad de México el 29 de marzo de 1911, en los albores de una nueva etapa en la que este país entraría al concierto de la contemporaneidad. Muy pronto se trasladó a Europa, bajo la tutela de su padre, el cónsul Arturo Pani; la Italia de la posguerra y el París de la École de Beaux Arts lo recibieron, ofreciéndole la riqueza de sus tradiciones culturales. Asimismo, cabe agregar que desde esas épocas destacó escolarmente, obteniendo el primer lugar, entre seiscientos aspirantes, en el examen de admisión de la carrera y su título de arquitecto con gran celeridad, en junio de 1934. Unos meses después revalidó dicho título en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, instalándose en su ciudad natal e integrándose de inmediato a la vida productiva de México. Coincidió su arribo con el incipiente crecimiento económico e industrial del país, por lo que el joven arquitecto encontró un campo fértil para sus propuestas creativas, así como para impulsar la naciente industria de la construcción. De esta manera se abocó a la tarea de ofrecer respuestas novedosas pero siempre adecuadas a los diversos requerimientos y necesidades de cada proyecto. Supo conjugar la solidez de su preparación europea con las propuestas que emanaban del ámbito arquitectónico mexicano, en especial aquellas proposiciones teóricas que José Villagrán García establecía en su cátedra.1 El resultado fue el de diseños que reúnen los beneficios de ambas enseñanzas, con soluciones apropiadas a los problemas del momento y buscando siempre caminos distintos; esto en todos los niveles, desde los materiales y las técnicas, hasta la forma y la idea misma de las edificaciones, tratando de ofrecer una visión diferente en la resolución de las funciones específicas. Las primeras obras de Pani destacaron por la innovación de las propuesta formales, donde prevalecían preceptos académicos; se trata de construcciones con una concepción axial muy marcada, una claridad en la distribución y una tendencia hacia la monumentalidad. Además, en sus proyectos siempre estuvieron presentes diversas muestras de las artes visuales, conjugándose acertadamente con materiales decididamente modernos. Así, se perfilan el Hotel Reforma, a un año escaso de su regreso, y dentro de este mismo género los hoteles Alameda, en Morelia, Michoacán (1944) y Plaza de la ciudad de México (1946), donde la curva juega un papel preponderante en el diseño. Hotel Reforma, México, D.F., 1936. Hotel Alameda, Morelia, 1944. Foto: Carlos Eguiarte. Dentro de otro tipo de edificaciones destacan, tanto por sus cualidades formales como funcionales, la Escuela Nacional de Maestros (1945) y, al año siguiente, el Conservatorio Nacional de Música, donde se debe anotar la acertada participación de artistas de la talla de José Clemente Orozco, Luis Ortiz Monasterio o Armando Quezada. Escuela Nacional de Maestros, 1945-1947. Auditorio abierto, mural de José Clemente Orozco. Foto: L. N. Escuela Nacional de Maestros, 1945-1947. Foto: Guillermo Zamora. Conservatorio Nacional de Música, México, D.F., 1946. Foto: Guillermo Zamora. Paralelamente se pueden señalar sus búsquedas para solucionar diversos problemas inherentes al lugar y al momento, de las que surgieron esfuerzos encaminados hacia el sector de la salud, con la realización de los hospitales para Tuberculosos de Perote, Veracruz, General de Saltillo, Coahuila, y Regional de Tulancingo, Hidalgo, a principios de la década de los cuarenta. Aquí resulta importante recordar su decidida participación, por ese entonces, en el Plan Nacional de Hospitales, que culminó con el proyecto del Centro Médico Nacional, en sociedad con José Villagrán García. Por otra parte debemos recordar sus primeras preocupaciones dentro del campo habitacional, donde destacan tres edificaciones en la colonia Cuauhtémoc: Paseo de la Reforma 334, Río Neva 13 y Río Balsas 36, erigidos entre 1942 y 1943. Edificio de apartamentos en la calle de Balsas núm. 36, México, D.F., 1943-1944. Foto: Guillermo Zamora. En éstos inició su personal solución a la vivienda agrupada, proponiendo departamentos de dos pisos y con espacios a doble altura, para alentar a los usuarios de clases acomodadas a vivir en edificios altos, los llamados "rascacielitos". A esta misma preocupación pertenecen algunos intentos similares y contemporáneos en construcciones poco elevadas, localizadas en zonas de menor densidad, como es el caso de los edificios de Alpes 1105, Lomas de Chapultepec, y de Rincón del Bosque y Rubén Darío, Polanco. En todos los casos las renovadoras aportaciones dentro de la distribución interna, prepararon el camino para su labor en el campo de la vivienda. A esto se aunó su preocupación por racionalizar el crecimiento urbano, buscando con la densificación de las construcciones servicios que beneficiaran al usuario así como una disminución del gasto dentro de la infraestructura de las ciudades. Edificio de apartamentos en las Lomas de Chapultepec, México, D.F., 1942. Foto: L. N. Edificio de apartamentos en Rubén Darío y Rincón del Bosque, México, D.F., 1945. Foto: L. N. Efectivamente, en 1947, a nombre del director de Pensiones Civiles, el licenciado Esteban García de Alba, el subdirector, licenciado José de Jesús Lima, solicitó a Mario Pani un proyecto para doscientas casas habitación en un terreno de 40 000 metros cuadrados, localizado en el cruce de las avenidas Coyoacán y Félix Cuevas. Frente a esta perspectiva, el arquitecto y su equipo se dieron a la tarea de realizar un anteproyecto que pudiese convencer a los directivos de la necesidad de un cambio del uso del suelo y su densidad, para paliar el desmedido incremento poblacional que comenzaba a observarse; dicho anteproyecto proponía la construcción de mil departamentos en el mismo predio. Además, con la colaboración del ingeniero Bernardo Quintana, quien fundó entonces la empresa Ingenieros Civiles Asociados, ICA,2 presentó un estudio que establecía la factibilidad del conjunto con el mismo monto de dinero programado para las habitaciones unifamiliares. De esta manera, aun contra la tendencia natural del mexicano que siempre ha soñado con poseer su "casita", se llevó a cabo la construcción de lo que vendría a ser el primer agrupamiento habitacional de alta densidad, el Centro Urbano Presidente Alemán (1949-1950). Así se dio el primer paso hacia los conjuntos de vivienda en altura, con lo que se acuñó el término "multifamiliar" para designar a este tipo de obras y se propuso una fórmula de diseño urbano que aísla el peatón del automóvil, la "supermanzana".3 Unidad Habitacional Presidente Alemán, México, D. F. 1949-1950. Planta de los departamentos en dos niveles. Unidad Habitacional Presidente Alemán, México, D.F., 1949-1950. Detalle de los edificios. Foto: Guillermo Zamora. En este caso, los lineamientos fundamentales fueron los de adoptar un sistema urbanístico-arquitectónico de edificios altos distribuidos de manera que dejaran una superficie libre para jardines y áreas de esparcimiento; además, se alojaron convenientemente zonas de servicios sociales y escolares, como guardería infantil o alberca, sin olvidar los comercios. La solución final ofrece seis edificios de trece pisos, cuatro de los cuales están ligados en zigzag, siguiendo la diagonal de terreno, para ofrecer una orientación óptima, oriente-poniente, en todos los departamentos; seis edificios más de sólo tres pisos complementan el proyecto. Aquí se torna importante señalar el adecuado diseño de los departamentos en dos niveles, lo que coadyuva a la privacía del espacio de las recámaras, y que además ofrece la posibilidad de colocar subdivisiones de acuerdo con las necesidades de cada inquilino. Por otra parte, permite establecer circulaciones cada tres pisos, con el consiguiente ahorro de superficie construida, y reducir el costo de los sistemas mecánicos de circulación vertical, con paradas de elevador cada tres pisos. Finalmente, es importante recordar que los acabados de concreto y ladrillo aparentes influyeron positivamente en la economía inicial, propiciando, por su facilidad de mantenimiento, una excelente conservación. Unidad Habitacional Presidente Alemán, México, D.F., 1949-1950. Foto: Aerofoto. Unidad Habitacional Presidente Alemán, México, D.F., 1949-1950. Detalle de los edificios. Foto: L. N. Resulta indispensable hacer aquí una reflexión acerca de las propuestas de Le Corbusier sobre el hábitat, mismas que fueron la fuente de inspiración del arquitecto mexicano; efectivamente, durante su formación profesional Pani había asistido a las revolucionarias conferencias del maestro suizo, y conoció de primera mano los fundamentos de la "Ville Contemporaine" y la "Ville Radieuse",4 así como posteriormente el proyecto de la Unidad de habitación en Marsella, concluida tres años después del Multifamiliar Alemán. En especial cabe recordar la propuesta lecorbusiana de los edificios a redent (o en zigzag) que provienen del visionario plan de la "Ville Contemporaine" realizado en 1922, donde se puede apreciar una similitud tanto formal como de conceptos. Asimismo se pueden señalar algunos otros ejemplos europeos de unidades habitacionales para la clase trabajadora, que probablemente conoció Pani durante su estancia en Europa. Es el caso del "Ringsiedlung", en la Simenstadt, realizado entre los años de 1929 y 1931, por arquitectos connotados como Otto Bartning, Walter Gropius, Hugo Häring, Paul Rudolf Henning y Hans Sharoun. Sin embargo, el proyecto del multifamiliar fue realizado tomando especialmente en cuenta el modus vivendi de los mexicanos,5 lo que se refleja con claridad en su aceptación por parte de los usuarios, conservando actualmente su vigencia. Poco después, el Centro Urbano Presidente Juárez (1951-1952), con Salvador Ortega como arquitecto asociado, presenta una solución arquitectónica más acabada, que intenta superar la agresividad que conferían ciertos materiales y ofrecer mayor diversificación en el diseño de los departamentos. Se buscó, en efecto, una mayor variedad de viviendas para adaptarse a distintos tipos de familias, ofreciendo hasta doce tipos de departamentos en construcciones de cuatro diferentes alturas: un edificio de trece pisos, cinco de diez pisos, cuatro de siete pisos y nueve de cuatro pisos. Además, dada la amplitud del terreno que se liga con un parque público, se distribuyeron los inmuebles buscando un asoleamiento adecuado y evitando que hicieran sombra unos sobre otros. Asimismo, se proyectaron los diversos servicios cívicos y escolares que, junto con los comercios, favorecen la autonomía de la unidad habitacional. Otra de las características del programa fue la de conservar indiviso el predio, para que el peatón pudiese circular sin el peligro de los automóviles; de este modo se propuso la continuación de la avenida Orizaba por medio de un paso a desnivel bajo cuatro de los edificios, y se resolvieron los accesos a los estacionamientos periféricos por medio de vialidades restringidas. Unidad Habitacional Presidente Juárez, en colaboración con Salvador Ortega, México, D.F., 1951-1952. Murales en concreto de Carlos Mérida. Probablemente este conjunto representa uno de los ejemplos más acabados del movimiento conocido como Integración Plástica, que se planteó como una reacción contra la frialdad y reiteración de la arquitectura internacional; la preocupación consistía en lograr una expresión local que, sin abandonar los preceptos racionalistas, ofreciera un nuevo camino para la creatividad compartida. Así, hay que destacar la propuesta en la que colaboró el pintor de origen guatemalteco Carlos Mérida, con relieves en concreto, coloreados con vinilita.6 "Arte del porvenir, sin demagogia política, pero eminentemente universal. Arte para la masa, arte público a la vista de todos, para el goce emocional de todo el mundo",7 es así como el artista define su propia obra, que en esta ocasión logra una "coordinación extraordinariamente feliz." 8 Unidad Habitacional Presidente Juárez, en colaboración con Salvador Ortega, México, D.F., 1951-1952. Mural en la escalera de Carlos Mérida. Foto: L. N. En esta misma línea de trabajo, es necesario mencionar otras proposiciones de Mario Pani para la solución del hábitat en México, como el Multifamiliar para Maestros en la Ciudad Universitaria (1951-1952); se trata de un ejemplo solitario de lo que debió ser una verdadera comunidad académica en los terrenos pedregosos de la Universidad. En cuanto a la Unidad Habitacional Santa Fe del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS (1953-1954), consiste en un retorno parcial a la urbanización con vivienda unifamiliar que se combina con edificios departamentales. Además, no hay que olvidar que la promulgación de la Ley de Condominios que permitió modificar sustancialmente la manera de vivir del mexicano, se debe a las gestiones del tenaz promotor que fue Mario Pani. De este modo, erigió el primer condominio de la ciudad capital en 1956, sobre una de sus principales avenidas, el Paseo de la Reforma; poco después, el Condominio Los Cocos (1956) en Acapulco, Guerrero, funge como colofón de sus numerosas obras en ese puerto. Condominio en Paseo de la Reforma 369, México, D.F., 1955-1956. Foto: L. N. Casa Montes, en colaboración con Enrique del Moral, Acapulco, 1952. Foto: Guillermo Zamora. Como culminación de la experiencia dentro del campo de la vivienda, surge la Ciudad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco (1964-1966), con una población de más de cien mil habitantes. Este conjunto se planteó como una estructura de barrio dotado de comercios y servicios escolares y de esparcimiento, pero con un arreglo propio, además de una solución vial tangencial, con penetraciones parciales para los estacionamientos; dentro de una mayor densidad se propuso la integración de departamentos para diversos estratos económicos, con áreas vitales para distintos tipos de familias. Resulta importante apuntar aquí que estos proyectos habitacionales no son el resultado casual de un taller de arquitectura, sino que responden claramente a una serie de conceptos que el propio Mario Pani expresó en diversas ocasiones; en especial cabe recordar su ponencia en el Simposio de la Habitación en América, que tuvo lugar en Nueva York en abril de 1962, y que fue reproducida en la revista Arquitectura/México,9 donde estableció: Los fenómenos de urbanización, en la mayor parte de los núcleos poblados, obedecen a las presiones de actividades industriales, de servicios comerciales y de negocios que, sumadas al crecimiento natural de la población, producen un alto grado de concentración metropolitana y crean agudos problemas particularmente en vivienda y servicios públicos... [por lo que] La eliminación de los tugurios en las áreas metropolitanas tiene en estos momentos proyección mundial, ya que bajo el nombre de programas de regeneración urbana se tiende a eliminar las zonas malsanas, ocupadas, en las peores condiciones de vida, por la mayoría de la población. Ciudad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco. Plan Maestro en colaboración con Luis Ramos, México, D.F., 1964-1966. Además, se puede decir que en su quehacer profesional como arquitecto, Pani tuvo buen número de asociaciones con otros colegas donde, en la mayoría de los casos, prevaleció su estilo y personalidad; se trata de una expresión contemporánea de visos europeizantes, siempre basada en los principios inflexibles del funcionalismo y en la búsqueda de los adelantos tecnológicos y de materiales. También se puede agregar que su propia evolución es notoria en cuanto a los resultados plásticos, transitando desde un estilo académico hacia una expresión más contemporánea e internacional, donde la influencia de arquitectos de Norteamérica como Ludwig Mies van der Rohe o Richard Neutra,10 se hace patente. Sin embargo, no hay que olvidar que la existencia de un gran taller de arquitectura fue atenuando poco a poco su muy particular concepción del aspecto de un edificio, y diluyendo su personalidad en las últimas obras. De sus diversas asociaciones profesionales, tal vez la más prolongada y prolífica fue la que mantuvo con Enrique del Moral.11 Prueba de su afinidad son los edificios de la Secretaría de Recursos Hidráulicos y la Torre de la Rectoría de Ciudad Universitaria (1950-1952), de gran modernidad y fuerte presencia urbana. Secretaría de Recursos Hidráulicos, en colaboración con Enrique del Moral, México, D.F., 19501952. Foto: L. N. Torre de la Rectoría, en colaboración con Enrique del Moral y Salvador Ortega, México, D.F., 1952. Mural de David Alfaro Siqueiros. Foto: L. N. Torre de la Rectoría, en colaboración con Enrique del Moral y Salvador Ortega, México, D.F. Mural de David Alfaro Siqueiros. Foto: L. N. Un capítulo importante de esta sociedad se escribió en el puerto de Acapulco donde realizaron, a principios de los cincuenta, el Aeropuerto, la Plaza de Toros, diversos hoteles y varias residencias vacacionales; en estas obras destacan las propuestas que tomaron en cuenta el clima y las condiciones locales, logrando un nuevo lenguaje que se adecua a este tipo de sitios. De manera paralela, cabe recordar el Club de Yates de esta localidad, donde Pani inaugura la inclusión de ciertas técnicas y materiales locales, como las palapas, para favorecer la adecuación climática. Aeropuerto de Acapulco, en colaboración con Enrique del Moral, Acapulco, 1954-1955. Foto: Guillermo Zamora. Club de Yates de Acapulco, Acapulco, 1955. Foto: Guillermo Zamora. Otra vertiente en que el trabajo de Mario Pani sobresale se halla en el campo de la planificación y la urbanización, al frente del Taller de Urbanismo, donde José Luis Cuevas y Domingo García Ramos tuvieron un papel destacado. Se inicia con una propuesta audaz que se vio coartada por la falta de visión de gobernantes e inversionistas; se trata del proyecto de la magna glorieta Reforma-Insurgentes (1945), planteado como el cruce neurálgico no sólo de la ciudad capital, sino de todo el país. De este proyecto únicamente se llevó al cabo el Hotel Plaza, cuya posición y forma respondían a ese plan urbano. Hotel Plaza en avenida Insurgentes y Sullivan, México, D.F., 1945-1946. Foto: L. N. Una variante de estos planteamientos para un sector de la ciudad, es la de las unidades habitacionales, donde se establece el concepto de la "supermanzana". Aquí se debe anotar la idea de que, en apoyo a la densificación, el tejido urbano debe variar para contener al nuevo concepto habitacional. Se dejan de lado las pequeñas calles que siguen la traza virreinal, para retomar las ideas proféticas de Le Corbusier en la "Ville Contemporaine" o la "Ville Radieuse", que platean una visión urbanística en armonía con la nueva forma de construir y de vivir. Aún más, en el caso específico de Nonoalco-Tlatelolco debemos recordar el temerario proyecto para París del "Plan Voisin" (1925), derivado de las propuestas de la "Ville Contemporaine"; en este plan se aprecia toda una "cirugía" urbana que plantea la demolición de un amplio sector central de la Ciudad Luz, para remplazarlo por edificaciones contemporáneas rodeadas de parques y con vialidades que delimitan "supermanzanas" de alta densidad. Como diría el propio Le Corbusier, "Este plan realiza un ataque frontal dentro de los barrios más enfermos de la ciudad y con las calles más angostas",12 lo que el propio Pani parece haber parafraseado al escribir "...el proyecto de regeneración de la zona Nonoalco-Tlatelolco, que es parte de un estudio de la zona central de tugurios de la ciudad de México".13 Ciudad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en colaboración con Luis Ramos, México, D.F., 1964-1966. Vista Aérea. Ciudad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en colaboración con Luis Ramos, México, D.F, 1964-1966. Plaza de las Tres Culturas. Foto: Armando Salas Portugal. Ciudad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en colaboración con Luis Ramos, México, D.F., 1964-1966. Vista parcial. Foto: Armando Salas Portugal. Ciudad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en colaboración con Luis Ramos , México, D.F., 1964-1966. Edificios altos. Foto: Armando Salas Portugal. Por otra parte se debe tomar en cuenta otros dos planes maestros, concebidos para zonas aún sin urbanizar: Ciudad Universitaria ( (1957 1950), en colaboración con Enrique del Moral, y Ciudad Satélite ). Para los dos casos se apoyó en una serie de conceptos similares, especialmente las supermanzanas y las vialidades, basadas estas últimas en las propuestas del Sistema Herrey;14 se trata de "un sistema vial giratorio continuo que por su simpleza, economía y adaptabilidad a los sistemas de habitación en las [...] supermanzanas, nos ha servido, seguramente en México más que en otros países, para resolver [...] los problemas viales de las últimas realizaciones..."15 Estas propuestas otorgan a los planes mencionados un aspecto singular, donde desaparece la línea recta para privilegiar un sentido orgánico en calles y avenidas; además, resulta fundamental destacar que este tipo de vialidades ha incrementado la seguridad de los automovilistas a la vez que favoreció una circulación expedita y se evitaron los congestionamientos. Ciudad Universitaria, Plan Maestro en colaboración con Enrique del Moral, 1951-1952. Foto:Juan Guzmán. Sistema vial de Ciudad Satélite, Estado de México, 1954. Paralelamente, a la cabeza de su Taller de Urbanismo, Pani se abocó a la solución integral de ciudades y puertos como en los planes de Acapulco, Guaymas, Sonora, Culiacán y Mazatlán, Sinaloa, a principios de los cincuenta; asimismo, emprendió trabajos de mayor envergadura como el Plan Regional de Yucatán (1951), donde propuso tanto soluciones para la organización rural de los campesinos del henequén, como para la ciudad de Mérida. Probablemente en el Plan Nacional Fronterizo (Pronaf), que contempló ciudades como Matamoros, Tamaulipas, Piedras Negras, Coahuila, y Ciudad Juárez, Chihuahua, mostró con mayor claridad la amplitud de visión y generosidad de sus proyectos urbanos a lo largo de la década de los sesenta. Sin embargo, sus propuestas para una planificación racional, enfocada hacia el desarrollo futuro, se vieron desafortunadamente canceladas o modificadas en los cambios sexenales de gobierno, perdiéndose con ello un crecimiento congruente. Plan de desarrollo de la Región Henequenera, Yucatán, 1951. Detalle de las unidades de agrupación y los sistemas de agua. Hotel Condesa del Mar, en colaboración con Mario Pani Linaae, Acapulco, 1970. Foto: Guillermo Zamora. Como corolario, se pueden mencionar algunas propuestas de este perseverante En 1974 urbanista durante los setenta. incursionó en el ámbito internacional con el Plan Maestro para la reconstrucción de Managua, y un plan maestro para Panamá. Posteriormente volvió a ocuparse de la ciudad de México, con un visionario plan de rescate y desarrollo de Xochimilco, una década antes que el gobierno del Distrito Federal le solicitara el proyecto al Grupo de Diseño Urbano. Finalmente, en 1988 propuso "Ciudad Concertada", en colaboración con Manuel Larrosa y Ángel Borja;16 en este caso el subtítulo de la publicación correspondiente, "Tesis sobre el reordenamiento de la ciudad de México", explica claramente las intenciones de los autores, que buscaban una concertación de los diferentes propietarios de bloques urbanos en la zona del centro de la ciudad, para optimizar su uso e incrementar la densidad de ocupación . Cuando la muerte lo sorprendió el 23 de marzo de 1993, toda su energía estaba dirigida a llevar a la realidad esta generosa y congruente propuesta. En otro orden de ideas, es fundamental apuntar la labor de Pani como maestro y señalar en primer término a un buen número de estudiantes que cursaron la clase de composición en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, entre 1940 y 1948, y en la década de los ochenta en la Universidad Anáhuac. Además se cuentan aquellos que laboraron en su taller, recibiendo sus enseñanzas en la práctica diaria, amén de los que asistieron a sus numerosas conferencias en diversos centros universitarios del país. Asimismo, merced a su interés por difundir los méritos de la arquitectura contemporánea, editó durante más de cuarenta años la revista Arquitectura/México, que alentó a sus colegas al difundir sus obras en el medio arquitectónico, incluso allende las fronteras; en los 119 números de esta publicación, una inigualable fuente de información, quedaron recogidos los valores y el desarrollo de esta disciplina. Como corolario, es preciso subrayar este profundo interés en que la arquitectura ocupara un sitio fundamental en la historia de México, lo que lo llevó a asumir un papel Academia Nacional de Arquitectura, de la cual fue fundador en 1978 y su presidente durante quince años. Finalmente, su destacada y entusiasta preponderante en la presencia en la arquitectura le valieron su nombramiento como miembro de número de la Academia de Artes en 1985 y el Premio Nacional de Artes en 1986. Mario Pani se configura como un creador conocido más allá del ámbito arquitectónico, y cuya importancia se sustenta sobre todo en sus ideas y planteamientos respecto al ejercicio de la profesión. Este arquitecto se abocó a la tarea de ofrecer respuestas novedosas y adecuadas a las diferentes problemáticas que se le presentaron, tanto en el sector público como en la práctica privada, para obtener así un sitio destacado dentro de la arquitectura internacional. Sin embargo, la importancia de sus obras no radica en la novedad de formas y materiales, sino en sus conceptos que buscaron soluciones adecuadas a su tiempo y lugar, cambiando radicalmente con ello el aspecto de la ciudad de México y el entorno metropolitano.