Biografías de arquitectos contemporáneos

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Victor Horta
Victor Horta (1861-1947), arquitecto belga, uno de los máximos exponentes de la corriente Art Nouveau. Desde los primeros tiempos abandonó el estilo neoclasicista aprendido en la escuela para centrarse en la búsqueda de una nueva expresión
arquitectónica, acorde con su propia época. En la primera obra de cierta envergadura, el hôtel Tassel (1893) de Bruselas, ya aparecen los principales temas que desarrollará más adelante: estructuras vistas de hierro colado, planta libre en lugar de los
antiguos corredores y una especial atención a la ornamentación de cada elemento. Supervisaba la decoración interior de todos sus edificios —incluso el diseño de los muebles—, adornando paramentos, puertas y huecos de escaleras con sus famosos
motivos de inspiración vegetal en forma de golpe de látigo, como se aprecia en uno de sus mejores proyectos de vivienda unifamiliar, el hôtel Solvay (1894) en Bruselas. Entre los edificios públicos proyectados por Horta destaca la Casa del Pueblo (1899,
demolida en 1964), sede del partido socialista belga en Bruselas, donde compuso una fachada de cristaleras y vigas de hierro que se anticipaba muchos años al devenir de la arquitectura. Fue uno de los predecesores más importantes del movimiento
moderno, sobre todo gracias al empleo de estructuras vistas de hierro y fachadas de vidrio plano.
Le Corbusier
1.
INTRODUCCIÓN Le Corbusier (1887-1965), sobrenombre profesional de Charles Édouard Jeanneret, pintor, arquitecto y teórico franco-suizo, al que se considera la figura más importante de la arquitectura moderna tanto
por sus numerosas innovaciones como por la maestría y vigencia de sus obras.
Nació el 6 de octubre de 1887 en La Chaux-de-Fonds (Suiza), y en esta misma ciudad estudió Artes y Oficios. Trabajó dos años con el parisino Auguste Perret, pionero en la utilización arquitectónica del hormigón armado, y más tarde viajó a Alemania para
colaborar esporádicamente en el estudio de Peter Behrens (donde conoció al joven Mies van der Rohe) y trabar relación con Josef Hoffmann y la Deutscher Werkbund. En 1922 se asoció en París con su primo, el ingeniero Pierre Jeanneret, y adoptó como
arquitecto el seudónimo de Le Corbusier (del francés, “el cuervo”, adaptación del apellido Lecorbésier de su bisabuela), que ya había empleado con anterioridad en sus escritos.
2.
PINTURA
Y
TEORÍA
Aunque su principal carrera fue la de arquitecto, también practicó con acierto la pintura y la teoría artística. Como pintor se asoció a Amédée Ozenfant para fundar el movimiento purista, una corriente derivada del cubismo (véase Purismo). En 1920 fundó con
él la revista L'Esprit Nouveau, para la que publicó numerosos artículos sobre sus teorías arquitectónicas. Una de sus principales aportaciones, aparte del rechazo a los estilos historicistas compartido con otros arquitectos y teóricos del movimiento moderno, es
el entendimiento de la casa como una máquina de habitar (machine à habiter), en consonancia con los avances industriales que incorporaban los automóviles, los grandes transatlánticos y los nuevos aeroplanos. Sin embargo, siempre consideró
fundamentales las lecciones de la arquitectura clásica.
Definió la arquitectura como "el juego correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz", fundamentada en la utilización lógica de los nuevos materiales: hormigón armado, vidrio plano en grandes dimensiones y otros productos industriales. Sus escritos más
importantes se recogen en varios libros, entre los que destacan Hacia una arquitectura (1927), La casa de los hombres (1942) y Cuando las catedrales eran blancas (1947).
3.
URBANISMO
Entre sus preocupaciones también destacó la necesidad de una nueva planificación urbana, adecuada a los condicionantes de la vida moderna. Una de las principales aportaciones de Le Corbusier fue la idea de liberar el territorio, construyendo una ciudad en
bloques de cierta altura ubicados en grandes espacios libres y conectados por vías eficientes. Sus propuestas más radicales se recogen en la llamada Ville Radieuse, un especie de ciudad teórica que se fue concretando en numerosas propuestas (plan Voisin
para París, plan Obus para Argel, Chandîgarh) y tuvo una enorme influencia en el urbanismo posterior a la II Guerra Mundial. Por otra parte, su intervención fue decisiva en el IV Congreso del CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna) y en la
consiguiente redacción de la Carta de Atenas. En ella se estableció definitivamente el concepto de la zonificación, basado en la especialización de los sectores urbanos respecto a las funciones básicas del hombre: habitar, trabajar, descansar y circular.
4.
PERIODO
DE
ENTREGUERRAS
Durante la década de 1920, Le Corbusier elaboró numerosos proyectos urbanísticos y residenciales, pero sólo pudo construir una serie de villas unifamiliares cercanas a París que le sirvieron para concretar sus cinco postulados sobre la nueva arquitectura:
bloques elevados sobre pilotis (pilares), planta libre, fachada libre independiente de la estructura, ventanales longitudinales (fenêtre en longueur) y cubiertas planas ajardinadas. Entre los edificios de esta época destacan el pabellón del Esprit Nouveau en París
(1925), auténtico manifiesto de la nueva arquitectura construido con motivo de la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París; la villa Stein en Garches (1927), cuya fachada esquemática ilustra la exigencia compositiva de los trazados reguladores;
y la villa Savoie en Poissy (1929-1931), obra maestra donde se resumen todos sus postulados teóricos y se introducen nuevos conceptos como el de “paseo arquitectónico”, concretado en una rampa que conecta los sucesivos espacios interiores y exteriores,
desde el garaje al solarium. Entre los proyectos no construidos cabe destacar los de la Sociedad de Naciones en Ginebra (1927) y el palacio de los Soviets en Moscú (1931), dos concursos muy ilustrativos de la actitud de las instituciones de la época ante la
arquitectura del movimiento moderno.
5.
LA POSGUERRA Paulatinamente, la obra de Le Corbusier evolucionó hacia un cierto carácter monumental, alentada por encargos de mayor envergadura y un creciente prestigio internacional. En la casa de Suiza de la
Ciudad Universitaria de París (1931-1932) empleó por vez primera grandes pilotis de hormigón armado, primer atisbo de un estilo más expresionista, caracterizado por el empleo casi escultórico del béton brut (hormigón visto de acabado tosco), denominado
por sus seguidores brutalismo.
Después de la II Guerrra Mundial acometió una de sus obras más emblemáticas, la Unidad de Habitación de Marsella (Unité d'Habitation, 1947-1952), un enorme bloque de viviendas donde cada elemento está ideado con precisión, delicadeza y una
incontenible fuerza expresiva: desde la imagen majestuosa de paquebote, anclado al terreno por vigorosos pilotis y coronado por una terraza vitalista y orgánica, hasta la forma de acoplar las viviendas pasantes, el encanto colorista de las terrazas o el
carácter unificador de los brise-soleil (parasoles). Además, en esta obra puso en práctica un elaborado sistema de proporciones publicado con el nombre de modulor (basado en la sucesión de Fibonacci), con cuyo manejo sutil consigue que el conjunto no
pierda en ningún momento la escala humana.
En la década de 1950 proyectó otras obras de gran trascendencia, en especial la iglesia de peregrinación de Notre Dame du Haut en Ronchamp (Francia, 1950-1954), un hito paisajístico de formas fantásticas y espacio envolvente, inundado de luz coloreada;
el monasterio de los dominicos de La Tourette (1957-1960), donde el silencio y la meditación inspiran esa nueva arquitectura monumental y sensible; y el planeamiento urbano de Chandîgarh, la ciudad construida en la India como nueva capital del Punjab,
para cuyo capitolio proyectó los edificios de la Asamblea (1953-1961), el palacio de Justicia (1952-1956) y el Secretariado (1958). Sin embargo no cesó de explorar nuevos caminos, como muestran el pabellón Philips (1958) para la Exposición Universal de
Bruselas, una estructura de paraboloides hiperbólicos, o el Centro Le Corbusier en Zurich (1963-1967), pionero de la arquitectura high-tech.
Sus aportaciones a la arquitectura del siglo XX fueron constantes, y su incesante actividad propagandística ayudó al éxito del movimiento moderno, tanto en su país de adopción (Francia) como en el resto del mundo. Sus seguidores han sido numerosos, y
sus enseñanzas siguen siendo fundamentales en las escuelas de arquitectura. Defensor apasionado de la cultura mediterránea, ese mismo mar le vio morir el 27 de agosto de 1965 en Cap Martin (Francia).
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Luis Barragán
Luis Barragán (1902-1988), arquitecto mexicano nacido en Guadalajara. Su evolución arquitectónica se basó en la búsqueda de una síntesis personal de la arquitectura mexicana con las aportaciones de las vanguardias europeas.
Estudió ingeniería civil e inició su actividad profesional en 1927. Un viaje por España entre 1924 y 1925, en el que mostraría gran interés por la arquitectura andaluza, despertó su sensibilidad por los espacios de tradición árabe y los jardines mediterráneos.
Entre sus primeras obras destacan las viviendas unifamiliares, como las casas González Lima y Enrique Aguilar (1928, ambas en Guadalajara), en las que comienza a desarrollar un estilo propio influenciado por la cultura mediterránea: patios, muros, jardines,
terrazas, celosías. El final de este primer periodo coincide con su traslado a la ciudad de México en 1936, cuando el conocimiento detallado de las vanguardias europeas —sobre todo de Le Corbusier y Mies van der Rohe— propició un nuevo dinamismo en el
tratamiento de sus elementos arquitectónicos, en especial de los muros y los espacios interiores (encadenamientos ambientales, dobles alturas y manejo del vidrio en la articulación de espacios). Su arquitectura empieza a concebirse como un juego de
planos, luz y texturas. En esta etapa destacan el edificio de apartamentos en la plaza Melchor Ocampo (1936-1940), su casa-taller en Tacubaya y dos obras en el campo del paisajismo: los jardines del Pedregal (1945-1950) y los del Predio del Cabrío (1944),
ambos en la ciudad de México, donde se percibe la huella profunda de los jardines islámicos a través de la insistente presencia del sonido del agua.
Su última etapa, iniciada en 1950 bajo la influencia del pintor Jesús Reyes Ferreira y el escultor Mathias Goeritz, se caracteriza por su evolución hacia una arquitectura de espacios interiores, valoración del color, tratamiento de texturas y luz natural. Las obras
más representativas de este tercer periodo son la capilla de las Capuchinas Sacramentarias (1952-1955 en Tlalpan), las torres de la Ciudad Satélite (1957), proyectadas junto con Mathias Goeritz, el barrio de las Arboledas (1955-1961) o la Casa Gilardi (19721980). En 1980 le fue concedido el Premio Pritzker de Arquitectura, considerado el galardón más importante del mundo en este campo.
Félix Candela
Félix Candela (1910-1997), arquitecto e ingeniero hispano-mexicano nacionalizado estadounidense, una de las figuras más destacadas del siglo XX en el desarrollo de nuevas formas estructurales de hormigón armado. Candela nació en Madrid el 27 de
enero de 1910, y en 1935 obtuvo el título de arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de esta misma ciudad. De inmediato ingresó en el ejército español como alférez de artillería, y al estallar en 1936 la Guerra Civil española tomó partido por la
República, y luchó en sus filas con el rango de capitán. Al finalizar la contienda tuvo que exiliarse en México, país del que se nacionalizó en 1941. Candela heredó de su maestro Eduardo Torroja algunos de los fundamentos de su obra: la idea de que el
ingeniero ha de ser un poeta, la convicción de que la estructura depende de la forma más que del material empleado, y la línea de investigación sobre cubiertas ligeras de hormigón armado. Su mayor aportación en el terreno estructural han sido las
estructuras en forma de cascarón generadas a partir de paraboloides hiperbólicos, una forma geométrica de una eficacia extraordinaria que se han convertido en el sello distintivo de su arquitectura. Entre sus obras más emblemáticas destacan el laboratorio
de Rayos Cósmicos (1952) para la ciudad universitaria de México, con su cubierta ondulada de hormigón de tan sólo 15 mm de espesor; la iglesia de La Milagrosa (1953) en la colonia Narvarte de esa ciudad, bajo cuyas bóvedas dobladas se configura un
espacio que recuerda las construcciones de Antoni Gaudí; el restaurante Los Manantiales (1958) en Xochimilco, con sus ocho láminas sutiles que se abren como un nenúfar sobre un promontorio rodeado por jardines flotantes; y el Palacio de los Deportes
para los Juegos Olímpicos de México celebrados en 1968, un impresionante edificio proyectado junto con Enrique Castañeda y Antonio Peyrí, cubierto por una gran cúpula picuda forrada en cobre. Candela también ha desempeñado una importante labor
docente, primero en la capital mexicana desde 1953 y más tarde en Chicago desde 1971 hasta 1978, año en que adoptó la nacionalidad estadounidense. Aunque comparte con Buckminster Fuller la capacidad de innovación en el terreno estructural, su
carrera arquitectónica está más asociada a la del italiano Pier Luigi Nervi, que también investigó en el campo del hormigón armado desde su doble condición de arquitecto y promotor.
Kenzo Tange
Kenzo Tange (1913- ), arquitecto japonés, una de las figuras más importantes de la arquitectura del siglo XX en su país. En sus proyectos para edificios públicos ha sabido conciliar el estilo y los materiales de la modernidad occidental con las formas
tradicionales niponas.
Nació el 4 de septiembre de 1913 en Osaka y estudió arquitectura e ingeniería en la Universidad de Tokio, donde llegó a ser profesor en 1946. Consiguió el reconocimiento internacional gracias a su proyecto de 1949 para el Museo de la Paz en Hiroshima.
La mayoría de sus estructuras son de hormigón armado, el material moderno más apropiado para la construcción en Japón, un país donde los terremotos son frecuentes y el uso de acero y el vidrio está muy limitado. El arquitecto franco-suizo Le Corbusier, el
gran maestro en el empleo de hormigón en bruto, ejerció sobre Tange una influencia decisiva.
Durante la década de 1950 proyectó un gran número de edificios públicos como palacios de congresos, bibliotecas y ayuntamientos. Su estilo se consolidó en 1958 con las oficinas para la Prefectura de Kagawa en Takamatsu, un edificio de nueve plantas en
el que dejó a la vista el sistema de vigas y pilares de hormigón pretensado, inspirado en las estructuras de madera de los castillos medievales japoneses. Para los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964 construyó dos pequeños estadios, caracterizados por su
elegancia y por la disposición de cubiertas suspendidas. Su catedral católica en la capital nipona (1965) es una composición sencilla centrada en una aguja helicoidal de hormigón y vidrio, flanqueada por cuatro cubiertas parabólicas de acero inoxidable. Fue
el responsable de la planificación general de la Exposición Universal de 1970 celebrada en Osaka, y a partir de este encargo dio un giro a sus planteamientos estilísticos, evolucionando hacia una arquitectura más orgánica. Entre sus proyectos más visionarios
destaca el plan de ampliación de Tokio, basado en la ocupación de su bahía, aunque el más monumental sea el de las torres gemelas para las oficinas del Gobierno Metropolitano de la ciudad (1991).
Ricardo Legorreta
Ricardo Legorreta (1931- ), arquitecto mexicano. Sus edificios, aunque en muy diferentes escalas, consiguen un supremo control del espacio, la luz y el color, con gran presencia del agua en muchas de sus obras.
Nació en la ciudad de México y se graduó como arquitecto en 1953 por la Universidad Nacional Autónoma de su ciudad natal. Trabajó para José Villagrán García, pasando a ser socio en 1955. En 1960 fundó el estudio Legorreta Arquitectos y la firma de
muebles y accesorios Dienos. El International Style creció en México después de la Revolución ignorando la tradición arquitectónica local basada en un sistema de gruesos muros que pasaron a ser sustituidos por columnas. Legorreta retomó la tradición
mexicana resaltando la supremacía del macizo sobre el vano, el uso del color para enmarcar los espacios creados por estos muros y el gusto por la intimidad. Proyecta arquitectura regional, que evita las técnicas establecidas, en muchas partes de México y
Baja California. Consigue manejar con gran destreza formas puras y texturas toscas que ayudan a crear espacios de una gran fuerza. Juega con acierto con los grandes ventanales que ayudan a enmarcar el paisaje y crear continuidades dentro-fuera.
Legorreta defiende que la arquitectura debe construirse con elementos de diseño intemporales como luz, sombra, textura, agua, muros, suelos, techos y espacio, de modo que pueda envejecer dignamente ganando en interés y belleza con el paso del tiempo.
Entre sus obras cabe citar los hoteles de Camino Real de México (1968) y Cancún (1975), la catedral de Managua, la casa de Santa Fe, en Baja California Sur (1986-1988), la casa Montalbán, en Los Ángeles (1983-1985), y la casa Cervantes, en la ciudad
de México (1983-1985). En toda la arquitectura de Legorreta late la huella imborrable de Barragán.
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