República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrada Ponente RUTH MARINA DÍAZ RUEDA Bogotá, D. C., primero (1°) de noviembre de dos mil once (2011). (Aprobado en sesión de diez de octubre de dos mil once) Ref.: exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 Decide la Corte el recurso de casación formulado por los actores Margarita José Moreno Edilberto Católico Benavides, Amaya, Gonzalo Adriana Albeiro Ruiz Garzón, Amparo Galeano Pinzón, Julia González Romero, Ligia Torres Amaya, Elsa Julieta Meneses Barrios, Mauricio Hernández Escobar, Genoveva María Lucrecia Urbina Sánchez, Jorge Calixto Fernández Briceño, Olga Lucía Rivera Briceño, Sigifredo Leguizamón Correa, Claudia Patricia Tunarroza Gómez, Diego Fernando Hoyos García, María Gladys Ospina Hoyos, Natanael Viveros Díaz, Martha Inés Jiménez Dagovett, Clara Inés Rodríguez Ibarra, Gloria Inés Bermejo Sierra, Sergio Herrera Florez, Gloria Mabel Celis Cañón, Martha Luisa Trujillo Montoya, Gloria Janeth Murillo Rojas, Gerardo Ancizar Cabrera República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Moran, Carlos Antonio Barreto Gómez, Nancy Parra Sánchez, Gonzalo Ramírez Escobar, Rosa María Santos de Garzón, Ruth Liliana Rico Rico, Miguel Ángel Romero Reyes, María Daisy Tovar de Romero, Ana Josefa Caballero Arguello, Joaquín Adolfo Mosquera Salazar, Otilia Vera Tunjuelo, Doralba Morales Londoño, Jorge Heli Ramírez Monje, Fanny Lombo Rojas, José Miguel Carreño, Leonor Garzón de Carreño, José Darío Vásquez Medina, Giovanna Iveth Barón Gómez, Luz Ofelia Torres, Augusto Alfonso Ovalle Rodríguez, Jorge Eduardo Fraile Gómez, Rosalba Arévalo Ausique, Jairo Patiño Duque, Gloria Stella Rojas Rivera, Martha Lucía Cañón Buitrago, Oscar Javier Doncel Cañón, Luz Amparo Merchán Patarroyo, Luis Carlos Riaño Guerrero, José Arnulfo Muñoz Quiroz, Jaime de Jesús Sánchez Quintero, Beatriz Herrera García, María Graciela Álvarez Brochero, Esperanza Pinzón Casas, Elizabeth Verú de Uribe, Ricardo Sixto Balda Ayala, Myriam Cristina Jiménez Moreno, Ada Janeth Castillo Ariza, Justo Ferro Rodríguez, Myriam Claritza Moyano Silva, María del Carmen Guerrero González, Luz Marby Gómez Rodríguez, Rafael Darío Peña Florez y María Isabel de las Mercedes Angarita Urdaneta, frente a la sentencia de 20 de enero de este año proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro de la acción de grupo promovida contra Conconcreto S.A., Constructora Arpro S.A., Arpro Arquitectos Ingenieros S.A., Luis Fernando Orozco Rojas y Cía. S.A., Forjar R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 2 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Inversiones S.A., Fiduciaria Integral S.A. en liquidación, Contexto Urbano Ltda., The Bogotá Sports Club y la Curaduría Urbana N° 4 de esta ciudad. I. EL LITIGIO 1. Solicitaron los demandantes declarar que las accionadas “son solidariamente responsables de los hechos, daños y perjuicios ocurridos (…) en sus inmuebles y en el conjunto de casas de Picadilly propiedad horizontal por el daño antijurídico derivado de la publicidad engañosa, la modificación del proyecto, la falta de eficiencia en la construcción y de los hechos que se describen en la demanda”, y consecuentemente se les condene al resarcimiento del “daño emergente y lucro cesante” calculados en mil setecientos millones de pesos ($1.700’000.000), o el mayor valor que se demuestre; igualmente la reparación de los “perjuicios” por la afectación moral estimada en cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes en cuanto a cada uno de los actores y, el mismo monto para indemnizar el “daño” individualmente sufrido por la alteración de las condiciones de vida (c.1, 314-338), aplicando a esas cantidades la respectiva corrección monetaria. 2. La causa petendi en resumen alude a los hechos que a continuación se compendian: R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 3 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 2.1. En cuanto a los supuestos “relativos a los antecedentes de la construcción y a la modificación del proyecto mediante la supresión de 245,36 mts.2”, se informa: a. Mediante escritura pública 2687 de 26 de noviembre de 1997 “The Bogotá Sports Club (Club Deportivo Bogotá)”, dividió en dos un predio de su propiedad, que pasaron a conformar los denominados “Lote A y Lote B”, así mismo se extendió el contrato de fiducia mercantil, en el que intervino aquella persona jurídica en calidad de fideicomitente, beneficiarios “Conconcreto S.A., Forjar Inversiones Ltda. y Cotexto Urbano” y fiduciante Fiduciaria Selfin S.A., hoy Fiduciaria Integral S.A., en liquidación, transfiriendo al patrimonio autónomo “Fideicomiso Picadilly Apartamentos”, el “Lote B”, con matrícula inmobiliaria 50N-20303875, y sobre los “lotes 2 y 3” correspondientes al mismo, se proyectó el desarrollo urbanístico “Picadilly Apartamentos”, del cual “el constructor cambió el diseño original de apartamentos (…) por un proyecto de construcción de 85 casas denominado Casas Picadilly”, y al final en el “lote 1 (…) se construyó el proyecto Picadilly Nuevo Milenio”, “lote 2 (…) el proyecto Casas de Picadilly” del cual hacen parte los inmuebles de los accionantes, y “lote 3 (…) el proyecto Apartamentos Picadilly Conjunto Residencial Privado”. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 4 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil b. La licencia de construcción inicial la expidió la “Curaduría Urbana N° 1” y los constructores por intermedio de la fiduciaria solicitaron la modificación del “proyecto para el fideicomiso Picadilly Casas (lote 2) y Picadilly Apartamentos (lote 3)”, la que aprobó la “Curaduría Urbana N° 4”, e implicó la disminución del “área útil del lote 2, y suprimieron 245,36 mts cuadrados y la convirtieron en área de cesión tipo A, (…), la cual actualmente está utilizada como una servidumbre de paso para el lote 3 donde se encuentra construido el proyecto Picadilly Nuevo Mileno”, situación derivada de la falta de planeación y que no se tuvo en cuenta para evidenciarlo en las maquetas y en la publicidad. 2.2. En los aspectos “relativos a la publicidad engañosa” se revelan: a. Las ofertas de venta se anunciaron en la revista “La Guía” que circuló en julio y agosto de 1999 y “volantes de venta distribuidos entre los años 2000 y 2001” que indicaban “Casas de Picadilly ‘desde 78 mts2, 3 alcobas, 2 baños, terraza, parqueaderos 1 a 1, salón comunal, cancha múltiple, guardería, minimarket, conjunto cerrado, 4550 m2 de zonas verdes”. b. El plano CU4-S10/4-02 aprobado por la “Curaduría” accionada, revela que la urbanización donde R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 5 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil poseen sus inmuebles los actores, sólo tiene acceso a 4254 metros cuadrados de zona verde, pero corresponden a espacio de cesión propiedad del Distrito Capital, por lo que nunca podrán gozar de un “conjunto cerrado”, ya que su disfrute es para toda la comunidad y también se ofreció esa área para las edificaciones de “Apartamentos Picadilly”. c. En cuanto a la “cancha múltiple” faltó construirla; el “patio privado” ofrecido no tiene esa naturaleza, ya que sólo se contempla el “uso exclusivo” y pertenece a la propiedad horizontal; el “salón comunal no posee la dotación adecuada”; el lugar donde debería funcionar la “guardería es muy pequeño, sin dotación y excesivamente oscuro para cumplir su función”; el “minimarket presenta los mismos problemas”, y los “parqueaderos uno a uno” no están organizados de esa manera, ya que “a ninguno de los demandantes le correspondió el de al frente”. 2.3. durante Sobre las “deficiencias en la construcción” el período de entrega de los bienes se mencionan: a. “Falta de conexión del servicio público de agua potable”, según consta en comunicaciones de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá ESP, además de otros documentos aportados, ya que los constructores no R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 6 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil han cancelado “los derechos de empate, redes, totalizadora y medidores (…) no han entregado los proyectos Nos. 21/019 y 4453 (…)”, que ascienden a $355’129.496, adicionalmente el 8.5% del presupuesto “por concepto de revisión de diseño y supervisión técnica de las obras de acueducto y alcantarillado, (…) el valor de las redes instaladas frente al predio, igualmente a construir la red de aguas lluvias (…)”, por lo que se aprovisionan de agua mediante carrotanques que la vierten en los estanques comunes de almacenamiento. b. Las “deficiencias en relación con la construcción, los materiales y normas de seguridad”, tiene que ver con la falta de: estabilizadores para la energía en las zonas comunes; señalizaciones de seguridad, protección y sus elementos en las áreas de basura, tableros eléctricos, acceso a los tanques de reserva del agua y demás instalaciones de voltaje; extintores y mangueras para incendios; instalación del suministro de “agua caliente”; citofonía; cajas de repartición de “aguas lluvias y negras”; muro de encerramiento por la calle 165 y áreas de asilamiento de las casas con relación a las “rejas de seguridad”; así mismo se reclama por la existencia de desperfectos que posibilitan inundaciones en la zona verde, parqueaderos y andenes; la poca resistencia en el “sistema de sumidero longitudinal en el parqueadero”, al igual que las “rejas de las áreas comunes”; lo inadecuado R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 7 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil del “sistema de ventilación” de las casas y la señal de televisión; además porque se omitió la entrega de “planos eléctricos, hidráulicos, de buzones e hidrantes”. c. En las unidades privadas se denuncia carencias en la acomodación de los baños y timbres; defectos en las placas de la cocina, puertas principales, cantoneras y bisagras, tejas, mesón, fogones y pisos; tampoco se ha otorgado paz y salvo a quienes ya efectuaron el pago total del precio. 2.4. Los daños morales se asevera provienen del sufrimiento que los demandantes han afrontado por la “desilusión y decaimiento de no haber recibido lo que fue prometido y pagado y la constante angustia de quedarse sin agua”; en cuanto a los perjuicios en su vida de relación tienen origen en el hecho de que “no han podido gozar de todos los beneficios que les habían prometido los constructores (…), la pérdida de tiempo y dinero (…)” por los trámites adelantados para exigir el cumplimiento de lo ofrecido. 3. Notificadas las accionadas se opusieron a las súplicas y formularon sus defensas así: Conconcreto S.A., Constructora Arpro S.A., Arquitectos e Ingenieros S.A., Forjar Inversiones S.A., R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 8 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Fiduciaria Integral S.A., Contexto Ltda. y Luis Fernando Orozco Rojas y Cía. Ltda., adujeron “falta de legitimación en la causa”, “ausencia de daño”, “inexistencia de relación causa efecto entre la actividad de los demandados y los presuntos daños sufridos por los demandantes”, también la “caducidad”. “The Bogotá Sports Club” invocó “falta de legitimación en la causa por pasiva”, “inexistencia del daño causado en el proyecto Picadilly”, “inexistencia nexo de causalidad entre acciones y daños” e “inexistencia de responsabilidad”. La Curaduría Urbana N° 4, esgrimió “falta de competencia de la jurisdicción civil para dirimir el conflicto por presunta violación al régimen urbano”, “existencia de otras vías judiciales” y “presunción de legalidad”. 4. En primera instancia se negaron las pretensiones plasmadas en la demanda (c.1, 426-439), decisión que apelada por los vencidos, la confirmó el superior a través de la sentencia de 20 de enero del año en curso, la cual constituye el objeto de la impugnación extraordinaria (c.10, 105-126). R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 9 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 1. II. FALLO DEL TRIBUNAL Verificó el sentenciador la concurrencia de los presupuestos procesales y enseguida precisó que la “acción” no ha caducado, por cuanto entre la fecha de entrega de las casas a los actores y la época en que se formuló la demanda, no alcanzaron a transcurrir dos años. Sostuvo que el trámite promovido tiene carácter eminentemente indemnizatorio y de ahí su procedencia para materializar el resarcimiento de perjuicios, aún los provenientes de un convenio, resaltando que ante la invocación del incumplimiento del mismo como la fuente del daño, no son ajenos los elementos de la responsabilidad contractual, la que impone probar la existencia del acuerdo de voluntades, su desatención por los demandados y el menoscabo o afectación sufrida, carga que gravita en los accionantes “en tanto que la especial naturaleza de la acción de grupo no involucra inversión en torno a esa temática”. 2. Al avocar el análisis de los aspectos relativos a la alzada, el Tribunal se ocupó de los siguientes: 2.1. Comenzó por referirse al tema de la “publicidad engañosa”, concluyendo que en cuanto al ofrecimiento de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 10 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil la “zona verde de 4.500 mts.2”, faltó probar que correspondiera a espacio privado o que hiciera parte del “Conjunto Casas de Picadilly”, pues esa información no se consignó en los elementos “publicitarios” adosados al escrito demandatorio; tampoco se indicó su “naturaleza privada” en los convenios celebrados ni en los títulos donde consta el desenglobe de los lotes sobre los cuales se desarrollaron los proyectos urbanísticos a que antes se hizo mención, y que el ”carácter estatal de la referida zona verde impedía incluirla en cualquier cerramiento residencial, por manera que de tal circunstancia no es factible deducir las indemnizaciones ambicionadas (…)”. En lo atinente al “patio privado”, reconoce el sentenciador que se promocionaron “casas ‘desde 78 m2, con 7 m2 de patio privado’, pero sin precisar si lo ‘privado’ era destinación” la propiedad sobre ese patio o su y considera que cualquier duda queda despejada con lo estipulado en la “promesa” como en las “escrituras públicas de compraventa”, donde se especificó que “esa zona era de la comunidad, pero destinada al uso exclusivo de los propietarios de las distintas unidades habitacionales”. Sobre los parqueaderos aceptó que se publicitaron en la modalidad “uno a uno”; empero estimó que al margen del alcance dado a esa expresión en la fase de la R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 11 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil preventa, “quedó salvada la responsabilidad patrimonial de los hoy demandados, en virtud de la voluntad convergente de los interesados, vicisitud sobreviviente que sin duda se amolda al ordenamiento jurídico (arts. 1602 y 1625, C. Civil)”. 2.2. En punto de lo calificado por los actores como deficiencias en la “construcción, materiales y normas de seguridad”, las cuales se especifican, reflexionó el fallador que a pesar de “los riesgos y molestias que pudieran acompañar a las aludidas contingencias, lo cierto es que ninguna de ellas es apta, (…), para deducir responsabilidad patrimonial a favor del grupo”, en la medida de la ausencia de prueba del daño y su cuantía, esto es, la acreditación de que el patrimonio sufrió merma “ora porque se hubieran depreciado sus unidades habitacionales, o ya por cualquiera otra circunstancia que, de manera perentoria, involucrara una afectación pecuniaria individualizable, nada de lo cual probó la parte llamada a hacerlo”, y adiciona que en su rol de consumidores, los demandantes “(…) no quedaron a la deriva, en tanto que a ellos les fueron cedidas las garantías a que aluden las prenombradas actas de entrega, en las que se dejó expresa constancia que los compradores recibieron, a la vez, el manual de operación y mantenimiento de las viviendas (…), que incluye ‘un listado de los principales proveedores del proyecto con las R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 12 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil respectivas garantías’ (…) estableciendo, entre otras cosas, los correspondientes términos de vigencia, según los ítems allí relacionados, y los procedimientos a seguir ‘… en caso de necesitar alguna reparación que se encuentre cubierta por las garantías’ (…)”. En cuanto a la entrega de las casas con ladrillo a la vista; la falta de toallero y cepillero en los baños; lo inadecuado del desnivel requerido para la superficie de la cocina y, el no corresponder a la calidad convenida las tejas, mesones, fogones y pisos; itera el sentenciador el incumplimiento en la demostración del perjuicio y agrega que en las “actas de entrega” consta que “las unidades habitacionales fueron recibidas por sus compradores, de conformidad con lo que se pactara con la firma vendedora al celebrar las escrituras públicas de venta, sin que tal circunstancia hubiere sido desvirtuada (…)”. Frente a la inconformidad de los accionantes en lo relacionado con las zonas comunes correspondientes a guardería, minimarket, cancha múltiple y salón comunal, con apoyo en la prueba pericial advierte el Tribunal que se entregaron los espacios físicos, y sobre los reparos relativos a su implementación, apoyado en los convenios que involucró la negociación de los inmuebles, al igual que los volantes de publicidad, señaló que no percibía la R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 13 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil obligación de la vendedora de suministrar el respectivo mobiliario. Agrega, que de haberse acreditado la “publicidad engañosa”, o que las accionadas no atendieron rigurosamente sus compromisos contractuales, esa mera circunstancia no permitiría el resarcimiento de los perjuicios reclamados, ante la ausencia de demostración del daño específico. 2.3. Sobre la aspiración de los demandantes de obtener un reconocimiento económico por la reducción del área del conjunto de “Casas de Picadilly” en extensión de 245,36 metros cuadrados, apreció el ad quem que los compradores consintieron “el cambio de destinación de la franja de terreno de 245,36 m2, ubicada en el lote 2, constituida como servidumbre de paso y de vista provisional, convirtiéndola en un área de cesión Tipo A adicional al proyecto’ con el fin de entregarla al Distrito Capital de Bogotá, autorización que se extendió para reformar la licencia de urbanismo por aquel entonces concedida a la Urbanización Picadilly y para modificar el respectivo reglamento de propiedad horizontal, todo lo cual tuvo lugar”; por lo que a la luz del principio de buena fe, esa situación no puede invocarse como la génesis de incumplimiento contractual, además porque antes estaba prevista para una “servidumbre de paso”. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 14 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 2.4. En lo atinente a los perjuicios extrapatrimoniales (morales y a la vida de relación), estimó el Tribunal que ninguno de los elementos de convicción incorporados son aptos para demostrarlos, descartando la declaración de parte de la víctima, porque según la jurisprudencia de esta Corporación, “a nadie le es lícito crearse su propia prueba”. 2.5. Finalmente acota el sentenciador, que las fisuras de las casas, la falta de idoneidad del pavimento y del relleno de los suelos, reseñados en la prueba pericial, son ajenos al sustrato fáctico de la demanda, por lo que su examen no se ajusta a los parámetros de la congruencia; pero que en gracia de la discusión y de resultar admisible analizar de fondo esa situación, se hallaría el obstáculo de ausencia de acreditación en cuanto a que por tales defectos debía responder el vendedor, pues, tal como lo resaltó el a-quo a partir de la pericia, “(…) los problemas estructurales en cada predio obedecieron no sólo a la cimentación, sino también a las ‘modificaciones parciales realizadas por los propietarios en los muros estructurales de soporte, modificaciones que están rotundamente prohibidas por tratarse de muros estructurales de propiedad común’, problemas que se ven reflejados en fisuras y roturas de ladrillo estructural (…)” y agrega que en el manual de operación y mantenimiento de las viviendas, atendiendo su estructura “(…) los muros R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 15 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil son propiedad común, y por lo tanto, está terminantemente prohibido realizar cualquier alteración de los mismos porque puede poner en peligro la estabilidad de su vivienda, la seguridad de su familia y vecinos (…)”1. Así mismo se estimó que ante la imposibilidad de la realización del examen personal y directo de todas las viviendas por parte del experto, debido a falta de colaboración de los accionantes en cuanto a sufragar los gastos, al igual que no permitir los “sondeos y estudios específicos en cada vivienda”, por la afectación que estas sufrirían, constituye indicio en su contra. III. DEMANDA DE CASACIÓN Tres (3) cargos se formulan contra el fallo atacado, el inicial por violación directa, los restantes vía indirecta por error fáctico en la valoración probatoria, comenzándose su estudio por estos, que corresponde al orden lógico, según el reiterado criterio de la Sala, lo cual se hará conjuntándolos, en razón de ameritar consideraciones comunes. Se elimina lo resaltado ene. Texto original. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 1 16 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil CARGO SEGUNDO 1. Se acusa la sentencia de “violación indirecta por error de hecho, por falso juicio de existencia por omisión de prueba”, en cuanto a los “los artículos 174, 175, 177, 183 y 187 del C. de P. C.; artículos 14, 15, 31, 36 y 37 del D.E. 3466 de 1982 (Estatuto de Protección al Consumidor); el artículo 69 de la ley 472 de 1998 y el artículo 20 de la Resolución sobre protección al consumidor emitida por la Asamblea General de las Naciones Unidas” ; por lo que es predicable que se adecua a uno de los supuestos del motivo primero de casación del canon 368 del ordenamiento procesal civil. 2. de la Argumenta el censor que las súplicas derivadas “publicidad esencialmente en engañosa” están apoyadas la Resolución 27929 de agosto de 2002, confirmada con la 42256 de diciembre del mismo año, proferidas por la Superintendencia de Industria y Comercio, mediante las cuales se concretó sanción a las accionadas por aquella conducta, documentos que se hallan incorporados al proceso, los cuales aunque se mencionan en los antecedentes de la sentencia recurrida “se omite un análisis y una valoración de dichas pruebas”. Al abordar el examen de las decisiones aludidas en el acápite precedente, acota que en ellas se estableció la R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 17 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil insuficiente y falaz información, en cuanto a la oferta de 4500 metros cuadrados para zonas verdes, porque permitía entender que se trataba de un conjunto cerrado, cuando en realidad era espacio público, compartido además con otros desarrollos urbanísticos aledaños. Sobre el “patio privado” se dijo que “se ofrecía en el proyecto de Casas de Picadilly 70 (sic) metros de patio privado y no se aclaró que era una zona de uso exclusivo”. Con relación a las “zonas comunes” se indicó no haber cumplido con la entrega en la forma prometida, determinándose que “no aclararon en la publicidad que la cancha múltiple habitacional hacía que parte corresponde de todo a tres el conjunto conjuntos residenciales (Casas de Picadilly, Apartamentos Picadilly y Conjunto Nuevo Milenio), porque esta se había ofrecido en forma independiente”. 2.1. Se reprocha así mismo, que se dejó de valorar las probanzas en que se basaron las citadas resoluciones, tales como: a. La propaganda comercial que refiere: “Casas de Picadilly: desde 78 m2 con 7 m2 de patio privado, ampliación futura hasta 90 m2, 3 alcobas, 2 baños, terraza, parqueadero 1 a 1, salón comunal, cancha múltiple, guardería, minimarket, conjunto cerrado, 4.500 m2 de zonas verdes”. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 18 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil b. El plano S10/4-01, que es el oficial de la urbanización “Picadilly”, en el que figuran 4254,85 metros cuadrados como “zona verde 2 (…) cesión tipo A 21%”. c. Resolución 41029, que es la “licencia de urbanismo (…) aparece en el artículo 5, las áreas de cesión al Distrito Capital, entre ellas el área de cesión tipo A (…)”. d. Testimonio de Alejandro Lira, de quien percibe aludió al tema de “la publicidad engañosa y la inseguridad del conjunto al no ser cerrado (…)”, transcribe apartes de su versión, en donde sostuvo que “conozco el conjunto desde antes de construirlo porque vivo en el conjunto Apartamentos de Picadilly y el conjunto donde sucedieron los hechos se llama Casas de Picadilly, soy testigo de que la publicidad que se ofrecía en vallas y volantes ofrecía un proyecto de vida para los compradores muy lejano del entregado por la constructora y los que intervinieron en la construcción y venta de las casas. En el caso del parque fueron ofrecidos 4500 metros de zonas verdes y cancha múltiple para uso exclusivo o uso privado y ahora resulta que es un terreno cesión tipo A (…). Tengo conocimiento que la zona verde se encuentra en el inventario de parques de la Alcaldía y no ha sido construido por la constructora el cerramiento para las casas lo cual hace vulnerable las casas a los grupos R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 de ladrones y 19 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil drogadictos que ahora ingresan al parque. (…). En el parque no hay cerramiento se encuentra una montaña de escombros pertenecientes a la demolición de la guardería y del apartamento modelo”. e. También se pretirió apreciar los interrogatorios de parte que contestaron los actores Mauricio Hernández Escobar, Olga Lucía Rivero Briceño y Carlos Barreto. 2.2. Al explicar la trascendencia del error enfatiza la censura, que debido a la “publicidad engañosa” los actores creyeron haber adquirido un inmueble en un “conjunto cerrado” que contaba con la referida “área de zonas verdes”; “cancha múltiple” no compartida con otros conjuntos residenciales y, un “patio privado” de siete metros cuadrados y, confuta al Tribunal por lo inferido acerca de dichos elementos arquitectónicos, apoyado en los “actos administrativos” antes reseñados, enrostrándole que de haberlos estimado “no hubiera llegado a la conclusión como se hizo que el contrato de compraventa subsana las deficiencias de la publicidad engañosa, (…) y es que la fuente de la obligación que obligaba a los demandados a reparar el daño provenía de la violación de una norma jurídica, en especial el artículo 14 del Decreto 3466 de 1982 (…)”. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 20 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 2.3. Sostienen igualmente los recurrentes que la valoración de aquellos elementos de convicción, le habría permitido advertir al fallador que el daño estaba probado y fijado en cuanto a las “zonas verdes” en $1.575.000.000; “patio privado” $2.275.000 por cada casa, totalizando para las 43 unidades $97’825.000, y respecto a la cancha múltiple $104.000.000, según lo establecido en la pericia; resalta además que el experto reseñó la ausencia de “los tres espacios mencionados en el conjunto Picadilly”, precisando que el “patio posterior sí es de 7 m2 pero es compartido con dos viviendas y el área real de cada vivienda es de 3.5 m2”; además dictaminó que “no existe guardería en el conjunto”. CARGO TERCERO 1. Se tilda el fallo de violar indirectamente por yerro fáctico en la apreciación de las pruebas, “los artículos 174, 175, 177, 183 y 187 del C.P.C.; artículos 14, 15, 31, 36 y 37 del D.E. 3466 de 1982 (Estatuto Protección al Consumidor), el artículo 69 de la ley 472 de 1998 (Acciones de Grupo), y el artículo 20 de la Resolución sobre Protección al Consumidor expedida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el artículo 2060, 2341 y 2346 del Código Civil”, y aunque no se especifica, es entendible que el embate se apoya en la causal primera de casación del precepto 368 ejusdem. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 21 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 2. La sustentación del ataque está orientado por las críticas que seguidamente se compendian: 2.1. “Indebida apreciación de las pruebas frente a las zonas verdes”, falencia esta que condujo al Tribunal a predicar la falta de demostración en cuanto a que “la vendedora, o las demás entidades que conforman la parte demandada” hubieren anunciado al público como de propiedad privada la “zona verde de 4500 mts2” y menos que formara parte del conjunto donde poseen sus viviendas los actores, y a sostener que “[n]ada de eso figura consignado en los volantes de publicidad, ni en los ejemplares de la revista Guía que se adosaron a la demanda”, y que de ser cierto el ofrecimiento de esa área para otros conjuntos aledaños “hace todavía más improbable que los oferentes de Casas Picadilly se hubieran anunciado como propietarios (particulares) de la zona verde en mención”; además que “el carácter estatal de la referida zona verde impedía incluirla en cualquier cerramiento residencial, por manera que de tal circunstancia no es factible deducir las indemnizaciones ambicionadas (…)”. Advierte el censor que aquellas inferencias adolecen de error manifiesto, ya que en los elementos contentivos de la propaganda válidamente incorporados se dijo: “conjunto cerrado – 4500 mts de zonas verdes”; por lo R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 22 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil que los consumidores no podían entender “que les estaban ofreciendo una zona pública y que no podían encerrar su conjunto”, pues a la información le faltó claridad y suficiencia. Argumenta que el dictamen pericial es totalmente relevante para calcular el monto del daño derivado de la publicidad engañosa, “puesto que indicaba con claridad evidente el valor de la zona prometida (…) y no entregada (…)”, habiéndose probado esa conducta con las resoluciones dictadas por la Superintendencia de Industria y Comercio, mediante las cuales se sancionó a las accionadas. 2.2. “Indebida apreciación de las pruebas frente a los 7 metros de patio privado, cancha múltiple, el salón comunal, la guardería y el minimarket”, recriminándose al sentenciador porque no valoró la pericia, según la cual a los compradores “se les entregó únicamente 3.5 mts2 de patio, y no de propiedad privada, sino una zona común de uso exclusivo”, situación esta contraria a lo ofrecido en la publicidad y en el contrato. Transcribe el casasionista lo pertinente de lo dicho en la peritación y comenta que “los argumentos esgrimidos en la sentencia pierden su vigencia, ya que el daño es evidente, se prometieron 7 m2 de patio privado y R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 23 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil se entregaron 3.5 m2 de espacio para un patio de zona común pero con uso exclusivo, luego a pesar que el juez admite que en los valores de publicidad sí se prometieron 7 m2, nada aclara sobre porqué entregaron 3.5 m2, lo que sin duda determina el cercenamiento de la prueba”; adicionando que se estableció el monto del perjuicio en $2’275.000 respecto de cada casa y como son 43, el total es $97’825.000, calculados a partir del área no entregada. Insiste el impugnante que los bienes ofrecidos mediante la propaganda cuestionada, no se entregaron según las características ahí plasmadas y que el experto efectuó la valoración de la afectación, quedando “(…) probado dicho daño específico, toda vez que la cancha múltiple, el salón comunal, la guardería y el minimarket, eran zonas comunes sometidas a la propiedad horizontal, y por tanto, el daño corresponde o es específico de los diferentes propietarios de las casas, su valoración debe ser comunitaria en virtud de la naturaleza de los bienes”; cita los montos asignados en el experticio respecto de aquellos elementos arquitectónicos, y con base en ello considera, que el ad quem erró al deducir que “(…) respecto de las zonas comunes correspondientes a guardería, minimarket, cancha múltiple, y salón comunal, se entregaron los espacios físicos, subsistiendo algunos reparos en punto a la implementación de estas áreas, R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 24 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil temática sobre la cual cumple anotar que de los escritos de promesa, escrituras públicas de compraventa y volantes de publicidad, no se advierte que la vendedora hubiera asumido la obligación de suministrar el mobiliario concerniente a dichas zonas comunes, en cuanto ello fuera aconsejable para su normal funcionamiento”; máxime cuando el perito manifestó: “no existen los tres espacios mencionados en el conjunto Picadilly”, y adicionalmente califica de no ser acertado lo argumentado por el Tribunal, referente a que “(…) así se hubiera acreditado que la vendedora (o sus litisconsortes) incurrieron en alguna modalidad de publicidad engañosa, o inclusive, que con ocasión de la construcción o implementación de las antedichas zonas comunes no atendieron rigurosamente contractuales, no sería sus factible, compromisos ante esas meras circunstancias (publicidad engañosa o incumplimiento del vendedor, hipótesis última que bien puede encontrar en litigios de otro linaje, (…), disponer ningún reconocimiento patrimonial a favor del grupo accionante, por no haberse probado, (…), la ocurrencia del daño específico a resarcir, ni su monto”. 2.3. Involucra también el censor en el embate, lo que denomina “indebida apreciación de las pruebas frente a los daños derivados de las deficiencias de la construcción”, infiriendo que esa circunstancia condujo a R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 25 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil la desestimación de las súplicas provenientes de ese hecho, al considerar: “i) (…) no existió prueba del daño ii) (…) existían garantías iii) (…) se firmaron actas de entrega de los inmuebles iv) (…) el peritaje no es claro, ni preciso, ni detallado y que el perito utilizó ayudantes para hacer su experticio v) (…) algunos daños no fueron solicitados en la demanda”. 2.3.1. Sobre lo concebido por el ad quem en punto de la “cesión de garantías” expone que no inciden “frente al daño de las deficiencias de la construcción (…) porque no es que les hubiere fallado algunos bienes como eran ladrillos, citofonía, muro de encerramiento, mesones, fogones, pisos etc., sino que estos nunca fueron entregados, con lo cual, es evidente que no pueden exigir garantías (…), y de otra parte existen otros bienes, como son el sumidero longitudinal en el parqueadero, las áreas de aislamiento, etc. que no contaban con garantías, puesto que estos bienes fueron hechos u omitidos por el constructor (…)”. 2.3.2. En lo atinente a la suscripción de las actas de entrega de los inmuebles, la censura le resta credibilidad, argumentando que no todos los actores lo hicieron y algunos de quienes así procedieron dejaron constancia de su inconformidad, resaltando algunas de esas notas, y agrega que “(…) muchos de los daños que se están R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 26 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil reclamando aparecieron con posterioridad a dichas actas de entrega, por cuanto los bienes habían sido utilizados, lo que no obsta para que [los actores] hagan las respectivas reclamaciones. (…)”. 2.3.3. Con relación a que se incluyeron “(…) daños que no fueron pedidos en la demanda, como eran las fisuras, la falta de idoneidad del pavimento y el relleno de los suelos, (…)”, indica que la solicitud de su reconocimiento se apoyó en “la publicidad engañosa, la modificación del proyecto, la falta de eficiencia en la construcción y los hechos que se describen en esta demanda”, y frente a la deducción del sentenciador según la cual las afectaciones de las viviendas provinieron de “modificaciones parciales que realizaron los propietarios en los muros estructurales de soporte”, estima que no guarda relación con la “idoneidad del pavimento y el relleno de los suelos”, y que sólo se avaluaron los perjuicios provenientes del constructor. 2.3.4. En cuanto a la falta de acreditación del “daño” puesta de presente por el Tribunal, los recurrentes se amparan en la peritación para desestimar ese argumento y resaltan que el experto Luis Eduardo Gutiérrez y su colaborador Guillermo Britton Barros, verificaron lo siguiente: R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 27 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil a). Los “constructores recomendaciones del no estudio cumplieron de suelos con las para la cimentación que soportaría la estructura de las viviendas y tampoco cumplieron con la norma sismo resistente y por ello se presentan asentamientos mayores a los máximos permitidos”, y tras reseñar apartes de los aspectos técnicos que evidencian la anomalía, estiman el valor para su corrección en aproximadamente $20’375.000. b). Las “derivas estaban en mal estado y que ello puede comprometer las viviendas en caso de un sismo”, y fijan en $1’440.000 el coste para su limpieza. c). En lo atinente “a la capa asfáltica puesta en los parqueaderos por los constructores no siguió las recomendaciones del estudio de suelos y por ello es necesario hacer un fresado del material existente para que resista el tráfico de vehículos”, tasan su precio en $60’659.500. d). colocada Acotan que “la calidad del ladrillo que fue en las casas (…) no cumple con las especificaciones de ser ladrillo a la vista, es un ladrillo de segunda clase que presenta desportillamientos, coloración verdosa por humedad, (…)”, y para reparar esas deficiencias estiman en $974.500 por casa y como son R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 28 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 43, totalizan $41’503.500. e). Así mismo indican que “las materas no fueron debidamente impermeabilizadas por el constructor (…)”, cuantificando en $1’505.000 el “manto” para su impermeabilización, a razón de $35.000 por unidad. f). Sostienen que “la fachada se encuentra recubierta por ladrillo a la vista y no está debidamente impermeabilizada”, y fija en “$360.000 por cada frente siendo 43 casas el valor total es de $15’480.000”. g). Exponen que “los dinteles presentan fisuras en la viga y en el antepecho y que no se cumplió con el diseño preestablecido”, determinado que la reconstrucción por vivienda es de “$450.000 por 43 casas = 19’350.000”. h). Respecto a “las luminarias del alumbrado puestas por los demandados tienen corrosión y no se encuentran galvanizadas o cualquier otro tipo de protección a la intemperie, haciendo necesario mejorar su desempeño y la (…) redistribución”, siendo el costo de $5’360.000. i). Los “adoquines de las rejillas de desagüe de los parqueaderos no son los adecuados y es necesario R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 29 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil cambiarlos (…)”, alcanzando un precio de $16’500.000. j). Faltaron los timbres de las viviendas, a razón cada uno de $80.000, por 43 = $3’440.000. k). No se hallan las maquetillas de las puertas interiores, y “el valor del daño es de $40.000 x 43 casas $1’720.000”. l). Las “áreas comunes como salón comunal y guardería no fueron dotadas de sus implementos”, cuyo precio es aproximadamente de $8’600.000. m). En cuanto a las tejas ofrecidas son de tipo “trapezoidal en acero recubiertas por asfalto y aluminio asfaltado marca Sindú o similar”, pero se instaló eternit de menor calidad, y se especifica que “el valor del daño por teja es de $20.400 por 50 tejas por casa por 43 casas =$43’860.000”. n). Según las memorias descriptivas de las escrituras públicas “la obligación de los demandados era colocar un mesón con escurridera en acero inoxidable y tapas laterales en madecor”, verificando la existencia de “material de menor calidad que es en melomínico” y se calculó en “$120.000 por casa, como son 43 casas (…), el valor del daño es de (…) $5’160.000”. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 30 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil ñ). Se constató la falta de entrega de “4 fogones en la estufa”, cuyo precio es de “$444.921 x 43 viviendas = (…) $19’131.603”. o). La reparación de “baños, muros y alfajías (…) presentados por las deficiencias en la construcción”, en las casas 1, 4, 5, 8, 10, 14, 21, 24, 28, 30, 32, 33, 37, 47, 51, 60, 61, 63, 72 y 77, cuesta un total de $48’050.000, especificando el valor por unidad. p). Se alude a la deficiencia en la señal de televisión, por lo inadecuada, igualmente se indica que “los ductos de ventilación de los baños de casas colindantes son compartidos lo cual ocasiona ruidos molestos y malos olores”; así mismo da a conocer la “falta de entrega a la copropiedad de las áreas comunes, planos record, manuales de mantenimiento y garantías”. 2.4. De otro lado, menciona la censura que se acreditó la relación de causalidad respecto de los daños por deficiencias en la construcción y las funciones que cumplieron cada una de las accionadas en el desarrollo urbanístico, indicando sobre el particular: “Conconcreto S.A. construcción del proyecto, bajo el sistema de administración delegada y bajo su responsabilidad técnica, administrativa, financiera y jurídica. – Forjar Inversiones S.A. interventora R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 y gerencia bajo su 31 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil responsabilidad técnica, administrativa financiera y jurídica” y conjuntamente estas dos empresas “diseño arquitectónico y ventas, bajo su responsabilidad técnica, administrativa, financiera y jurídica. – Contexto Urbano: diseño arquitectónico. – Constructora Apro: construcción. – Luis Fernando Orozco & Cía. Ltda.: estudio de suelos – Fiduciaria Integral S.A.: (…) su principal función ejercer la representación legal del patrimonio autónomo constituido por el encargo fiduciario. – The Bogotá Sport Club: trámite de la primera licencia de urbanismo”. 2.5. Sostienen finalmente los impugnantes, que se les causó daño moral, lo mismo que afectación en sus condiciones de vida, y contrario a lo aseverado por el ad quem, estiman que sí están probados con la declaración de Alejandro Lira, “que debió ser analizado en su conjunto”, con los interrogatorios efectuados a los demandantes; reproduce apartes de la exposición del nombrado testigo y de lo narrado por los absolventes Gloria Mabel Celis Cañón, Claudia Patricia Tunarroza Gómez, Mercedes Gloria Yaneth Angarita, Murillo, Jorge María Calixto Isabel Fernández, de las Carlos Barreto, y Elizabeth Verú Vera. Sientan algunas reflexiones teóricas acerca de los referidos perjuicios, resaltan la trascendencia del desatino y solicitan casar la sentencia, para que en la de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 32 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil reemplazo se acceda a las súplicas. CONSIDERACIONES 1. Los antecedentes del litigio en lo esencial aluden a los siguientes aspectos: 1.1. genitor En síntesis en las pretensiones del escrito del proceso se reclama, declarar que las accionadas son solidariamente responsables del daño ocasionado a los actores “en sus inmuebles y en el conjunto Casas Picadilly propiedad horizontal (…) derivado de la publicidad engañosa, la modificación del proyecto, la falta de eficiencia en la construcción, y de los hechos que se describen en la demanda”, cuyo monto se estimó en $1700’000.000, o el mayor valor que se demuestre, por concepto de “perjuicios materiales” en la modalidad de “daño emergente y lucro cesante”; así mismo “daños morales” y los originados en las “alteraciones de las condiciones de existencia”, estos dos últimos cuantificados en salarios mínimos legales mensuales para cada uno de los demandantes. 1.2. Las ideas centrales desarrolladas por el Tribunal para ratificar la improsperidad de las súplicas, parten del entendimiento según el cual “cuando la indemnización de perjuicios es perseguida por el grupo R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 33 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil con soporte en un pretendido incumplimiento de un negocio jurídico bilateral, para nada resultan ajenos los requisitos que demanda el éxito de la responsabilidad contractual, lo que implica la prueba de la existencia del respectivo contrato bilateral; de su incumplimiento, por parte de los demandados, y lo que es sumamente importante: el daño”. Al referirse a la afectación patrimonial derivada de la “publicidad engañosa”, la descarta en lo relacionado con la “zona verde”, porque no se anunció como área privada y tampoco que hiciera parte del conjunto “Casas de Picadilly”; en “parqueaderos lo atinente uno a al uno”, “patio privado” y los dedujo que sobre su naturaleza se hizo claridad, en los instrumentos que recogieron los respectivos acuerdos, por lo que “quedó salvada la responsabilidad patrimonial de los hoy demandados, en virtud de la voluntad convergente de los interesados”. En cuanto a las deficiencias en algunos servicios y desperfectos que se presentan en elementos de áreas comunes como en privadas, se indicó que ninguno de esos “riesgos y molestias” tienen aptitud para deducir “responsabilidad patrimonial a favor del grupo”, porque para ello es esencial la prueba de la ocurrencia de un “daño cierto y concreto”, que para el caso estaba R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 34 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil supeditada a que los actores “hubieran probado la forma en que su patrimonio sufrió merma, ora porque se hubieran depreciado sus unidades habitacionales, o ya por cualquiera perentoria otra circunstancia involucrara una que, afectación de manera pecuniaria individualizable, nada de lo cual probó la parte llamada a hacerlo”. Adicionalmente se indica que a los propietarios de las viviendas “les fueron cedidas las garantías a que aluden las prenombradas actas de entrega”, suministrándose así mismo el manual de operación y mantenimiento de las edificaciones que incluye “un listado de los principales proveedores del proyecto con las respectivas garantías”. Frente a la inconformidad atinente a la “guardería, minimarket, cancha múltiple y salón comunal”, estimó el Tribunal que hubo entrega de los espacios físicos, pero que de los volantes de publicidad ni de los convenios que se celebraron “se advierte que la vendedora hubiera asumido la obligación de suministrar el mobiliario (…)”, y a pesar de que se hubiere presentado incumplimiento, no se acreditó la “ocurrencia de un daño específico a resarcir, ni su monto”. Con relación al reconocimiento económico por el R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 35 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil faltante de la “zona verde” en extensión de 245,36 mts2, área esta que fue cedida al Distrito Capital, se indica que los mismos compradores la consintieron “atendiendo las normas de urbanismo y los requerimientos de las autoridades (…), autorización que se extendió para reformar la licencia de urbanismo (…) y para modificar el respectivo reglamento de copropiedad (…), y con motivo del principio de buena fe no puede ser invocado para predicar el “incumplimiento contractual”. Sobre las fisuras que se presentaron en las casas de los actores, “lo mismo que a la falta de idoneidad del pavimento y relleno de los suelos”, al examinar la demanda dedujo el fallador que “son ajenos al sustrato fáctico del petitum inicial”, por lo que no eran de recibo, pues se afectaría el derecho a la defensa y el instituto de la congruencia, y aunque se pasara por alto ese escollo, no habría lugar a reconocimiento alguno, porque no se estableció que la vendedora debía por ello responder, dado que los propietarios introdujeron modificaciones parciales a los muros estructurales de soporte, lo que estaba prohibido en el manual de operación y mantenimiento de las viviendas. Por último, en punto de la “reclamación por perjuicios morales y fisiológicos”, dijo el ad quem que “ninguno de los elementos probatorios que se recaudaron R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 36 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil (…) son aptos para demostrar perjuicios de tipo extramatrimonial (…)”, descartando expresamente las manifestaciones de los accionantes en los interrogatorios que contestaron, porque a nadie le es permitido crearse su propia prueba. 2. Para un adecuado entendimiento de los aspectos que involucran los cargos examinados, se precisa que el mecanismo procesal promovido está consagrado en el inciso 2º del artículo 88 de la Constitución Política y su reglamentación contenida en la Ley 472 de 1998, en la que en el precepto 3º se define como “(…) aquellas acciones interpuestas por un número plural o un conjunto de personas que reúnen condiciones uniformes respecto de una misma causa que originó perjuicios individuales para dichas personas”, y la jurisprudencia constitucional ha señalado que “(…) han sido instituidas como un instrumento específicamente encaminado a facilitar la indemnización de las distintas personas que, en igualdad de circunstancias, hayan sido víctimas de un mismo hecho dañoso dotado de relevancia social, a partir de cuya ocurrencia todas ellas deben ser resarcidas. (…) los derechos a cuya protección se encamina esta acción no son únicamente los que amparan intereses supraindividuales, sino que por el contrario, ella es procedente para la protección de intereses individuales de un número considerable de personas, siempre y cuando R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 37 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil exista una coincidente y simultánea afectación de tales derechos por cuenta de la ocurrencia de un mismo hecho dañoso. (…)” y, adicionalmente refirió que “[l]a existencia y procedibilidad de la acción de grupo supone, para cada una de las personas afectadas por el hecho dañoso, el ofrecimiento de una vía procesal alternativa, especialmente clara y expedita, a través de la cual pueden buscar el reconocimiento y efectividad de la responsabilidad que la ley establece en cabeza del autor de dicho hecho circunstancias jurídico generador presumiblemente más del daño, ventajosas en que aquellas que rodearían el ejercicio de la acción individual”. (sent. C-241 de 2009 Corte Constitucional). Esta Corporación, no ha sido ajena al estudio del instrumento de protección promovido y entre otras, en sentencia de casación de 30 de abril de 2009 exp. 199900629, sentó algunas bases que contribuyen a esclarecer la problemática que en este caso se aborda y en tal sentido expuso: “2.3 El régimen colombiano también se ha ocupado del tema, pues el ordenamiento brinda especial resguardo al consumidor en diferentes ámbitos e, incluso, con normas de distinto temperamento y jerarquía. “2.3.1 Así, el artículo 78 de la Carta Política de 1991 R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 38 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil alude a dos esferas de protección disímiles, aunque complementarias, pero claramente definidas: en el inciso primero prescribe que la ley ‘regulará el control de calidad de bienes y comunidad, servicios así ofrecidos como la y prestados información que a la debe suministrarse al público en su comercialización’, precepto que en lo medular se articula con el régimen del Decreto 3466 de 1982. “(…) “Empero, la protección del consumidor no sólo encuentra respaldo en esa preceptiva constitucional, sino también en el artículo 13 de dicha Carta, en cuanto establece que ‘el Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas a favor de grupos discriminados o marginados’. Y es que el Constituyente con ese mandato busca la efectividad material del derecho a la igualdad, imponiéndose, entonces, que para tal fin se trate de manera distinta a personas ubicadas en situaciones diferentes, como sucede con el productor y el consumidor, pues éste, por la posición en la que se encuentra frente al otro, demanda una especial protección de sus derechos, en la medida que es la parte débil de la relación de consumo. En este último aspecto es particularmente relevante la disposición contenida en el inciso tercero R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 de ese precepto 39 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil constitucional, conforme al cual ‘(…) El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan’; es incontestable, ciertamente, el afán del constituyente de brindar especial protección a quienes se encuentren en condiciones de debilidad económica manifiesta, en este caso, el consumidor. “2.3.2 Debe, igualmente, destacarse la regulación contenida en el decreto 3466 de 1982, y que contiene un conjunto de normas enderezadas, en lo medular, a reglamentar lo concerniente con las condiciones de idoneidad y calidad que debe cumplir el producto; la responsabilidad que se deduce por no reunirlas; las causales de exoneración que pueden aducirse; las garantías, entre ellas la mínima presunta, que la relación de consumo involucra y cualquier otra que los fabricantes puedan ofrecer; los efectos de las leyendas y propagandas de los que éstos se valen para divulgar y promocionar los bienes que manufacturan; la obligación de fijar el precio máximo que puede cobrársele al público y la forma como debe hacerse; las sanciones administrativas a que hay lugar, etc. “En fin, como ya se advirtiera, el aludido estatuto R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 40 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil contempla un conjunto de medidas que amparan al consumidor en el concreto marco de hipótesis que en él se reseñan, además que sienta los principios de todo orden que rigen la materia. “2.3.3 En otro sentido, las normas civiles y mercantiles que gobiernan las obligaciones del vendedor, así como el régimen de saneamiento a su cargo, se integran a la tutela jurídica del consumidor, aunque, valga la pena subrayarlo, en este caso desde el específico ámbito del comprador, vale decir, sin correlación, en principio, con la relación de consumo propiamente dicha. Otro tanto puede decirse de las disposiciones legales que rigen los contratos que tienen por objeto la prestación de servicios”. “(…) “2.3.5 Finalmente, es patente que las reglas previstas en los artículos 2341 y siguientes del Código Civil contribuyen a robustecer la tutela jurídica de la referida relación jurídica.” De otro lado y dado que contribuye a fijar los contornos del aspecto cuestionado en la impugnación extraordinaria, responsabilidad se trae derivada a colación de el tema publicidad de la engañosa, problemática que se abordó tangencialmente en fallo de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 41 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 13 de diciembre de 2001 exp. 6775, en el que dijo la Corte: “Así que -y para abordar sin pérdida de momento el punto al que se quería llegar-, independientemente de la obligatoriedad de la oferta, cuando la invitación a contratar se realiza por conducto de una publicidad no puede, no debe, descartarse un eventual daño a sus destinatarios y su condigna reparación, si es que publicidad tal no se hace con apego a la sinceridad y seriedad que es de esperarse, de modo de inferir que la confianza del consumidor ha sido traicionada. Nadie discutiría hoy por hoy que al consumidor le asiste el derecho a estar informado, y ojalá bien informado. Ya incluso existen normas positivas que lo requieren sin atenuantes, verbigracia los artículos 20 y 78 de la Carta Política, donde de un lado se confiere rango constitucional al derecho a recibir información veraz y, de otro, se confiere a la ley la misión de controlar la información dada en la comercialización de los bienes y servicios ofrecidos y prestados a la comunidad, en protección de los derechos colectivos, y el decreto 3466 de 1982, que en lo pertinente prescribe que toda información que se de al consumidor acerca de los componentes y propiedad de los bienes y servicios que se ofrezcan al público ‘deberá ser veraz y suficiente’ razón por la cual se priven las leyendas y la propaganda comercial R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 que ‘... no 42 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil corresponda a la realidad, así como las que induzcan o puedan inducir a error respecto de la naturaleza, origen, el modo de fabricación, los componentes, los usos, volumen, peso o medida, los precios, la forma de empleo, las características las propiedades, la calidad, idoneidad o la cantidad de los bienes o servicios ofrecidos’, disponiendo en consecuencia, que todo productor ‘... es responsable por las marcas y leyendas que exhiban sus productos (bienes propaganda y comercial servicios), de los así como mismos, por la cuando su contenido no corresponda a la realidad o induzca a error al consumidor’; y se prevé, además, que para la correspondiente indemnización de perjuicios, los afectados puedan recurrir a los trámites previstos para el proceso verbal consagrado en el Título XXIII del código de procedimiento civil, con las adiciones procesales que en dicho estatuto se establecen, todo lo cual puede válidamente ubicarse en la fase precontractual, por cuanto ésta relaciones y comprende, de contactos itérase, un conjunto entre las partes, de cuya relevancia puede ser diversa, según el avance de la negociación (con el nacimiento eventual de una relación vinculante) y no solamente la oferta, como una etapa de mayor acercamiento entre los interesados”. 3. En razón a que en los cargos examinados se tilda el fallo de ser violatorio de la ley sustancial por “error de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 43 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil hecho” originado en la pretermisión e indebida valoración de algunos medios de convicción, en procura de resaltar sus alcances, se precisa que al tenor de las reglas contenidas en los artículos 368 y 374 del Código de Procedimiento Civil, puede presentarse “en la apreciación de la demanda o de su contestación, o de determinada prueba” y debe ser manifiesto u ostensible, siendo esencial su demostración. En innumerables ocasiones la Corte se ha ocupado de identificar y al examinar algunas hipótesis donde se manifiesta el aludido desatino; en fallo de 30 de julio de 2010 exp. 2006-00035, en lo pertinente dijo: “El error manifiesto de hecho constitutivo de la violación indirecta de la ley sustancial de que trata el inciso 2º de la regla 1ª del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, tiene lugar cuando el sentenciador de instancia, al apreciar las pruebas del litigio, pretermite una existente, o supone una que no existe, o tergiversa el contenido objetivo de alguna probanza, ya sea por adición, por cercenamiento o por desfiguración. “La primera y la última de tales hipótesis, conforme a la más elemental lógica jurídica, exigen que el medio de convicción preterido o tergiversado exista materialmente en el proceso y, adicionalmente, R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 que tenga valor 44 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil demostrativo, según las previsiones contempladas en las normas de disciplina probatoria. “Así las cosas, ningún sentido tiene denunciar en casación la comisión de un error de hecho por preterición o por indebida valoración de un medio de convicción que no milita en el litigio, pues, se reitera, por esencia, esta clase de yerro ‘atañe a la existencia de un medio de prueba, como elemento material del proceso’ (…) o, con otras palabras, ocurre ‘bien porque el juzgador haya dejado de ver y, por consiguiente de apreciar una prueba existente en el proceso (preterición), ora porque haya supuesto la que no existe (suposición), extremo este comprensivo del fenómeno de la desfiguración del medio probatorio, que sucede cuando el fallador ve en la prueba representaciones o declaraciones que no contiene’ (…). “Tampoco lo tendría, si el defecto acusado se relaciona con físicamente una en el prueba que, expediente, no obstante carece de obrar mérito probatorio, debido, entre otros motivos, a su indebida incorporación al expediente, puesto que ‘las pruebas producidas, con el objeto de que cumplan con su función de llevar al juez el grado de convicción suficiente para que pueda decidir sobre el asunto materia de la controversia, además de ser conducentes y eficaces, deben allegarse o practicarse R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 en los términos y 45 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil condiciones establecidos de antemano en el ordenamiento positivo, ya que de lo contrario no es posible que cumplan la función señalada’ (…)”.2 Igualmente se aseveró en la sentencia de 02 de julio de 2010 exp. 1998-05275 que cuando la impugnación se cimiente en “(…) la violación indirecta de la norma sustancial por error de hecho manifiesto en la apreciación de la demanda y en la valoración probatoria, ha de tomarse en cuenta, acorde con lo reiterado por la Corte, que en ese ámbito los jueces gozan de discreta autonomía para adoptar sus decisiones y las providencias con las que resuelven los litigios sometidos a su conocimiento llegan precedidas de la presunción de verdad y acierto, por lo que la tarea de quien impugna obligadamente tendrá que estar dirigida a demostrar que el yerro que se le enrostra a la actuación del ad quem es notorio y trascendente, es decir, que sea clara la contrariedad de la determinación tomada con la realidad que surge del proceso.3 - “(…) también ha señalado, que ‘(…)el error de hecho se estructura cuando el juicio probatorio del sentenciador es arbitrario o cuando la única ponderación y conclusión que tolera y acepta la apreciación de las pruebas sea la sustitutiva que proclama Se elimina lo subrayado en el texto original. Tesis reiterada, entre otras, en sentencia de 16 de junio de 2009, exp. 200300003-01 de esta Sala. 46 R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 2 3 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil el recurrente’, ya que si la inferencia a la que hubiera llegado, ‘(…) luego de examinar críticamente el acervo probatorio se halla dentro del terreno de la lógica y lo razonable, en oposición a la que del mismo estudio extrae y propone el censor en el cargo, no se genera el yerro de facto con las características de evidente y manifiesto, por cuanto en dicha situación no hay absoluta certeza del desatino cometido’ (…)”. 4. Están probados los hechos enseguida mencionados, los cuales tienen trascendencia para la decisión que se está adoptando en lo atinente a los reproches estudiados. 4.1. Figuran algunos de los actores como propietarios de inmuebles en el conjunto de “Casas Picadilly P.H.”, adquiridos por compra a Fiduciaria Integral S.A., (antes Fiduciaria Selfin S.A.), según las escrituras públicas y certificados de tradición y libertad anexados a la demanda. 4.2. La accionada “The Sport Club (Club Deportivo Bogotá)”, como dueña de un predio ubicado en la carrera 54 n° 163-76 de esta ciudad, con matrícula 50N-740195, con extensión de 31.955,4 metros cuadrados, realizó división material, formándose los denominados “Lote A, con área de 11.964,9 mts.2” y “Lote B, con área de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 47 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 19.990,50 mts.2”, transfiriendo el dominio del último a “Fiduciaria Selfin S.A.” a título de fiducia mercantil, por lo que se constituyó un patrimonio autónomo, según escritura pública 2687 de 26-11-97 de la Notaría 10ª de Bogotá, siendo “beneficiarios Conconcreto S.A., Constructora Apro S.A., Apro Arquitectos Ingenieros S.A., Forjar Inversiones Ltda., y Contexto Urbano Ltda.”, y se expresó que estos últimos “están interesados en desarrollar un proyecto de vivienda denominado Picadilly Apartamentos sobre el Lote B”. En similares circunstancias se enajenó el “Lote A”, incluyendo como “beneficiarios a Conconcreto S.A. y Forjar Inversiones Ltda.”, especificándose que se destinaría a “desarrollar un proyecto de vivienda denominado Picadilly Casas” (c.1, cont., fls.16-81). 4.3. Modificación del proyecto general y otorgamiento de nueva licencia de urbanismo para la “Urbanización Picadilly”, por la Curaduría Urbana N° 4 de esta ciudad, a solicitud de la “Fiduciaria Integral S.A. en liquidación”, vocera de los patrimonios autónomos “Fideicomisos Picadilly Casas y Picadilly Apartamentos”, según Resolución 41029 de 09 de marzo de 2001, incorporada en copia autenticada, en la que se indica: “la modificación al proyecto urbanístico consiste en adicionar área de cesión tipo A, disminuyendo el área útil del Lote 2, como requerimiento de la Empresa de Acueducto de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 48 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Bogotá para conectar la red existente” y se sustentó en el “artículo 25 del Decreto 1052 de 1998 el cual dice textualmente: ‘cuando una licencia pierda su vigencia por vencimiento del plazo o de la prórroga, el interesado deberá solicitar una nueva licencia ajustándose a las normas reglamentarias vigentes al momento de la nueva solicitud’. (…)” (c.1 cont., fls.116-127). 4.4. por La Superintendencia de Industria y Comercio, intermedio del Delegado para la Protección al Consumidor, en primera instancia sancionó con multa a Conconcreto S.A., Forjar Inversiones S.A., Constructora Apro S.A., Apro Arquitectos Ingenieros S.A. y Contexto Urbano Ltda., por insuficiencia de la información en la publicidad del desarrollo urbanístico “Casas de Picadilly y Apartamentos Picadilly”, según consta en la Resolución 27929 de 29 de agosto de 2002, obrante en “copia autenticada” (c.2, fls.318-341). decisión de segundo grado Y, aunque obra la contenida en el acto administrativo 42256 de 26 de diciembre de la citada anualidad (c.2, 41-60), al igual que el pronunciamiento para resolver la solicitud de su revocatoria directa, plasmado en la providencia 20990 de 29 de julio de 2003 (c.1-5, 216-249), estos dos últimos instrumentos figuran en “copia” carente de la formalidad de “autenticación”, es decir, sin la certificación de su plena coincidencia con el original. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 49 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 4.5. Se practicó prueba pericial encomendada al auxiliar de la justicia Luis Eduardo Gutiérrez Arias (c.1-3, fls.148-156), tendiente a identificar aspectos relativos a la calidad de los inmuebles y la cuantificación del daño proyectado, labor en la que lo asistieron el arquitecto Joel Sánchez Buelvas (c.1-3, fls.1-3) y el ingeniero civil Guillermo Britton Barros (c.1.3, fls.13-20); respecto de la cual se solicitó “aclaración y complementación” y producida la respuesta a ese requerimiento (c.1-3, fls.184-191), oportunamente la parte accionada formuló objeción por error grave (c.1-3, 233-244), trámite que ameritó el decretó y práctica de algunos medios de convicción, sin que tal cuestionamiento hubiere sido materia de decisión expresa en las instancias. 5. Al entrar la Sala a examinar los errores de hecho invocados como fundamento de los cargos a que anteriormente se hizo alusión, se percibe la falta de su demostración, tal como pasa a explicarse. 5.1. Es evidente que el ad quem en la fase valorativa del haz probatorio no tuvo en cuenta la actuación adelantada por la Superintendencia de Industria y Comercio, contra Conconcreto S.A., Constructora Apro S.A., Apro Arquitectos Ingenieros S.A. y Forjar Inversiones S.A., por “publicidad engañosa” que involucró el conjunto “Casas de Picadilly”, en la que se dictaron los R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 50 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil referidos “actos administrativos”; empero al no haberse allegado de manera completa los instrumentos que integran la decisión, cumpliendo el requisito de la “autenticidad”, no tienen aptitud jurídica para servir de sustentáculo a los desatinos fácticos invocados, al tenor del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, según el cual “[l]as copias tendrán el mismo valor probatorio del original, en los siguientes casos: 1° Cuando hayan sido autorizadas por notario, director de oficina administrativa o de policía, o secretario de oficina judicial, previa orden del juez, donde se encuentre el original o una copia autenticada. – 2° Cunado sean autenticadas por notario, previo cotejo con el original o la copia autenticada que se le presente. – 3° Cuando sean compulsadas del original o de una copia autenticada en el curso de inspección judicial, salvo que la ley disponga otra cosa.” Y, es que tal como ya se reveló, sólo se trajo en debida forma la reproducción de la resolución que finiquitó la “actuación administrativa en primera instancia”, y aunque en la fase instructiva del proceso se solicitó nuevamente el envío de copia del expediente, su remisión la efectuó la Secretaria General de la prenombrada entidad de control, sin la atestación de “autenticidad” (c.1-5, 1-637), por lo que carece de “valor probatorio”. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 51 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Cabe formalizar acotar, la que el referente “autenticación de normativo un para documento”, corresponde al artículo 75 del Decreto 960 de 1970, el cual reza: “La autenticación se anotará en todas las hojas de que conste el documento autenticado, con la expresión de la correspondencia (…) de su contenido con el del original (…)”, procedimiento que valga reiterar, se concretó únicamente con relación a la fotocopia de la “Resolución 27929 de 29 de agosto de 2002”, mas no en cuanto a los otros folios, y por corresponder ese acto sólo a una parte de la “decisión administrativa”, no resulta eficaz como elemento de convicción, porque revela información parcial, al faltar lo resuelto frente a la apelación y la solicitud de revocatoria directa, mecanismos que se sabe fueron promovidos. Ante esa circunstancia cabe aseverar, que la censura quedó privada del principal elemento de juicio para acreditar el yerro fáctico denunciado, ya que con relación a algunos de los cuestionamientos, sus argumentaciones las apoya en la “publicidad engañosa” investigada por la Superintendencia de Industria y Comercio, conducta aquella que responsabilidad constituye atribuida elemento a las toral de la accionadas por las carencias advertidas en la “zona verde, patio privado, parqueaderos, salón comunal, guardería y minimarket” del conjunto “Casas de Picadilly”, donde los actores R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 52 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil adquirieron sus viviendas. 5.2. No obstante que el casasionista también plantea la preterición del Tribunal en cuanto a valorar los elementos de juicio en que se apoyaron las decisiones adoptadas en la mencionada “investigación administrativa”, esa aseveración no revela con exactitud lo acontecido, porque en el fallo consta que se analizaron los documentos mediante los cuales se generó la publicidad para la comercialización de los inmuebles de “Casas de Picadilly”, aunque no se percibió insuficiencia en la información suministrada; comentando adicionalmente, en cuanto a las “zonas verdes”, que “ni los escritos de promesa de contrato de compraventa (…) ni las escrituras públicas que recogieron dichas modalidades de contratación, ni las escrituras públicas de desenglobe”, aluden a la naturaleza privada de dicho espacio; respecto al “patio privado” sostuvo que cualquier duda que hubiere dejado la propaganda “(…) la despejaron las partes, pues tanto en los escritos de promesa de venta (…), como en las escrituras públicas respetivas, se anunció (…) que esa zona era de la comunidad, pero destinada al uso exclusivo de los propietarios de las distintas unidades habitacionales”, y sobre los parqueaderos dijo que “(…) lo atinente al área de estacionamiento fue disciplinado por las partes al suscribir las respectivas escrituras R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 públicas de 53 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil compraventa, en las que se individualizaron e identificaron esas áreas (inclusive con folios de matrícula propios), sin reparo, por parte de los compradores, quienes tampoco plasmaron ninguna reserva al firmar el acta de entrega (…). En iguales términos figura pactado en los escritos de promesa de compraventa (…)”; empero, a pesar de que el censor cuestiona aquellas inferencias, en la argumentación se limita a llamar la atención sobre la existencia de la referida “decisión administrativa” y a recalcar que de haber sido valorada “no hubiera llegado a la conclusión como se hizo que el contrato de compraventa subsana las deficiencias de la publicidad engañosa”, dado que “la fuente de obligación que obligaba a los demandados a reparar el daño provenía de una norma jurídica”, concretamente el artículo 14 del Decreto 3466 de 1982 que prohíbe la “publicidad engañosa”; quedándose ahí, sin avanzar en la labor técnica que le correspondía, esto es, probar que lo inferido de los aludidos documentos por el sentenciador es antojadizo o equivocado. Es cierto que aquella forma de “publicidad” está proscrita por el ordenamiento jurídico y que de darse puede comprometer la responsabilidad -en principio- de quien la promueve o es su beneficiario, pero el Tribunal no desconoció esa situación, sino que interpretó que los acuerdos o convenios celebrados dejaron a salvo a las R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 54 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil accionadas frente a las aspiraciones de los demandantes, y de esta deducción no se ocupó la censura, pues obsérvese que dejó de analizar el contenido de aquellos, y en esa medida surge una barrera para visualizar el equívoco. Ahora, los demás elementos de juicio reseñados por la parte recurrente, “urbanización como Picadilly” y la el plano licencia oficial de de la urbanismo, básicamente contienen información sobre el área de la llamada “zona verde”, pero ello no permite hacer una lectura diferente testimonio de a la antes Alejandro reseñada; Lira; mucho tampoco menos el las manifestaciones de los accionantes contenidas en los interrogatorios de parte que contestaron, porque su eficacia probatoria está supeditada a que se concrete una confesión, que acorde con el artículo 195 del Código de Procedimiento Civil, en lo esencial se caracteriza porque recae sobre un hecho perjudicial para la parte que lo acepta o que beneficie a su contradictor; situación que no corresponde a los planteamientos de la censura. Con relación al experticio cuya autoría atribuye el impugnante al arquitecto Joel Sánchez, en el que se estableció la ausencia de “zonas verdes de un conjunto cerrado”, al igual que “el patio posterior sí es de 7 m2 pero es compartido con dos y el área real de cada R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 55 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil vivienda es de 3.5 m2”, y que no existían los espacios relacionados con el “salón comunal, la guardería y el minimarket”; no aporta elementos de juicio que tengan la potencialidad de desvirtuar el razonamiento del sentenciador, máxime que la eficacia de ese medio de prueba, porque está el comprometida perito designado al menos para la parcialmente, confección del dictamen es el ingeniero civil Luis Eduardo Gutiérrez Arias, quien se apoyó en el profesional antes nombrado, al igual que en Guillermo Britton Barros, para su desarrollo, y en lo atinente a la labor desplegada por el primero de tales colaboradores, consta que llevó directamente al proceso lo por él conceptuado sobre los puntos del cuestionario en torno a la “zona verde, patio privado, salón comunal, guardería y minimarket” (c.1-3), e inclusive de la misma forma presentó la “aclaración y complementación” que se solicitó (mismo cuad., fls.188191), sin que el auxiliar de la justicia a quien se le encomendó el trabajo, hubiere dado cuenta de la responsabilidad que tuvo en su confección ni expresado concepto sobre el mismo, por lo que se apartó de la regla contenida en el numeral 2º del artículo 237 del Código de Procedimiento Civil, que establece: “Los peritos examinarán conjuntamente las personas o cosas objeto del dictamen y realizarán personalmente los experimentos e investigaciones que consideren necesarios, sin perjuicio de que puedan utilizar auxiliares o solicitar por su cuenta R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 56 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil el concurso de otros técnicos, bajo su dirección y responsabilidad; en todo caso expondrán su concepto sobre los puntos del dictamen”. Pero es más, otro asistente, ing. José Ignacio Estrada Restrepo, es quien suscribe las “aclaraciones” de la experticia sobre las “deficiencias de la construcción” (c.1-3, fls. 205-221), advirtiéndose en su aportación similar falencia a la reseñada en el párrafo que antecede. Lo anterior contribuye a reforzar la ausencia de acreditación del desatino invocado, porque los elementos en que se apoya la censura para mostrar el daño, esto es, los relacionados con las “zonas verdes, patio privado, salón comunal, guardería y minimarket”, desarrollados por el arquitecto Sánchez Buelvas, en las circunstancias anteriormente referidas, no podrán ser valorados, dada su irregular incorporación, por lo que la conclusión del ad quem permanecería inalterable, ante la falta de pruebas para desvirtuarla. 5.3. En lo atinente a la “indebida apreciación de las pruebas frente a los daños derivados de las deficiencias de la construcción”, se advierte la falta de señalamiento preciso de la norma sustancial vulnerada, pues cita “los artículos 174, 175, 177, 179, 180, 183, 184, 187, 233, 237, 238, 243 del C.P.C”, todas ellas correspondientes al R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 57 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil régimen probatorio, ya que se ocupan de fijar reglas sobre la “necesidad de la prueba, medios de prueba, carga de la prueba, prueba de oficio y a petición de parte, decreto y práctica de pruebas de oficio, oportunidades probatorias, oportunidad adicional para la práctica de pruebas a instancia de parte y preclusión, apreciación de las pruebas, procedencia de la peritación, práctica de la prueba, contradicción del dictamen, informes técnicos y peritaciones de entidades y dependencias oficiales”, y en cuanto al canon 2060 del Código Civil, que aunque sí contiene “disposiciones sustanciales” están vertidas en las varias pautas atinentes a la ejecución de obras por precio único, previendo al respecto: “Los contratos para construcción de edificios, celebrados con un empresario, que se encarga de toda la obra por un precio único prefijado, se sujetan, además, a las reglas siguientes: 1ª) El empresario no podrá pedir aumento de precio, a pretexto de materiales, haber o de encarecido haberse los hecho jornales o agregaciones los o modificaciones en el plan primitivo; salvo que se haya ajustado un precio particular por dichas agregaciones o modificaciones; - 2ª) Si circunstancias desconocidas, como un vicio oculto del suelo, ocasionaren costos que no pudieron preverse, deberá el empresario hacerse autorizar para ellos por el dueño; y si éste rehusa, podrá ocurrir al juez o prefecto para que decida si ha debido o no preverse el recargo de obra, y fije el aumento de R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 58 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil precio que por esta razón corresponda;- 3ª) Si el edificio perece o amenaza ruina, en todo o parte, en los diez años subsiguientes a su entrega, por vicio de la construcción, o por vicio del suelo que el empresario o las personas empleadas por él hayan debido conocer en razón de su oficio, o por vicio de los materiales, será responsable el empresario; si los materiales han sido suministrados por el dueño, no habrá lugar a la responsabilidad del empresario sino en conformidad al artículo 2041[debió citarse el 2057) inciso final; - 4ª) El recibo otorgado por el dueño, después de concluida la obra, sólo significa que el dueño la aprueba, como ajustada exteriormente ajustada al plan y a las reglas del arte, y no exime al empresario de la responsabilidad que por el inciso precedente se le impone; - 5ª) (…)”. En virtud del carácter eminentemente dispositivo de la presente impugnación extraordinaria, la Corte no está facultada para asumir la labor de seleccionar la norma de la aludida naturaleza que hubiere sido transgredida, y es que así se tuviera esa iniciativa, los hechos invocados no resultan paladinamente adecuables en alguno de los supuestos del precepto transcrito; situación que evidencia la falta de cumplimiento del requisito reclamado por el ordinal 3º del artículo 374 del Código de Procedimiento Civil. R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 59 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Sobre la inobservancia de la formalidad en mención, la Sala en sentencia de 2 de septiembre de 2010 exp. 2000-00774-01, puntualizó: “Ciertamente, a la luz de las prescripciones del artículo 374 del estatuto procesal, la demanda de casación, entre formulación por otros requisitos, separado de los debe contener cargos contra ‘la la sentencia recurrida, con la exposición de los fundamentos de cada acusación, en forma clara y precisa. Si se trata de la causal primera, se señalarán las normas de derecho sustancial que el recurrente estime violadas (…)’; empero, para cumplir esa exigencia no es factible reseñar cualquier disposición de carácter sustancial, sino que ella debe ser una que por constituir la base esencial de la decisión o porque ha debido serlo, permita su confrontación con la sentencia combatida para determinar si en verdad ésta la trasgredí. Así lo establece el artículo 51 del Decreto 2651de 1991, adoptado como legislación permanente por expreso mandato del artículo 162 de la Ley 446 de 1998. ‘Valga acotar, que no se trata de exigirle al recurrente que integre una proposición jurídica completa –carga de la que la norma antes citada lo eximió-, sino de señalar una de las normas sustanciales que rigen el caso y que, a juicio del censor, fueron infringidas por el sentenciador, ya porque dejó de aplicarlas, ora porque las aplicó incorrectamente, o, en R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 60 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil fin, porque las interpretó de forma errónea’ (…)”. La circunstancia resaltada impide entrar a estudiar de fondo el desacierto señalado. 5.4. Por último, se incluyó en el “cargo tercero” un cuestionamiento al fallo del Tribunal, por “indebida interpretación de las pruebas frente a los daños derivados del daño moral y de las condiciones de existencia”, equívoco que se estima condujo a la transgresión de los “artículos 174, 175, 177, 179, 180, 183, 184, 203, 208, 2010 (sic), 213, 219, 228 del C.P.C. y 2341 y 2346 del Código Civil”. Sostiene el casasionista que están probados los referidos perjuicios con la declaración de Alejandro Lira, la que debió ser analizada en conjunto con los interrogatorios a los demandantes, de donde infiere que estuvieron “desolados, con congoja, impotentes, que no pudieron disfrutar con sus hijos o parejas del sistema de vida que compraron” y pasa a transcribir apartes de sus manifestaciones; oponiéndolas a lo inferido por el ad quem, quien precisó que no se habían demostrado aquellos y que “ninguno de los elementos probatorios son aptos para demostrar los perjuicios extrapatrimoniales”. Se impone la desestimación del reproche, porque no R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 61 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil se acredita el error fáctico invocado, ya que el sentenciador adujo “la ineptitud de la declaración de parte de la víctima, apoyándose para para acreditar ello en los perjuicios jurisprudencia de (…)”, esta Corporación, relativa a la confesión, en la que se menciona el principio de que “a nadie le es lícito crearse su propia prueba”, y adicionalmente refirió que los otros medios de prueba incorporados, tampoco resultaban idóneos para esa finalidad. Es palpable que el casasionista desatiende aquella carga demostrativa, pues pasa desapercibido que la versión de los actores no constituye probanza con eficacia probatoria, en razón a que no concurren los requisitos del precepto 195 del Código de Procedimiento Civil, para que alcance la connotación de confesión, y en cuanto al testimonio de la persona antes nombrada, aunque alude a las aflicciones de los “compradores”, no se explica porqué se considera suficiente como elemento de juicio para apoyar la condena suplicada, cuando ni siquiera individualizó a los afectados ni refirió si los conocía; tampoco dio razón de las circunstancias de tiempo, modo y lugar acerca del trato o relaciones con ellos; luego es evidente que el señalamiento del sentenciador no es contraevidente. Cabe acotar, que el impugnante descuida la técnica R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 62 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil casasional y propone un alegato propia de las instancias, al buscar un nuevo examen de los elementos de juicio que según su entender, demuestran el supuesto de hecho que consagra la norma sustancial que le otorga el derecho; cuando ha debido aplicarse en mostrar lo arbitrario, ilógico o irrazonable del juicio probatorio del sentenciador, y por tanto, que la única estimación que tolera y acepta el haz probatorio es la proclamada por él. 6. Corolario de lo analizado es que los embates reseñados no están llamados a prosperar. CARGO PRIMERO 1. El fallo es cuestionado por “violación directa de la ley por interpretación errónea (…) [de] las normas de publicidad engañosa en especial los artículos 14, 15, 31, 36 y 37 del D.E. 3466 de 1982 (Estatuto de Protección al Consumidor), el artículo 69 de la Ley 472 de 1998 (Acciones de Grupo) y el artículo 20 de la resolución sobre protección al consumidor expedido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, al atribuirles un sentido o un alcance que no tienen (…)”. Reflexiona el censor e indica que la etapa precontractual es movida por la publicidad, convirtiéndose esta y las ofertas del constructor en los elementos que en R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 63 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil el consumidor “(…) determinan su decisión de entregar un dinero y lo mueven a entrar en el proyecto, (…). El constructor atrae al cliente mostrándole la maqueta, la publicidad, las revistas, (…). Ahora bien, si como en el presente caso no obtiene lo ofrecido, si es engañado, se le causa daño en su patrimonio y debe ser reparado, (…)”. Así mismo expone que “el legislador ha querido regular la materia y prohibir la publicidad engañosa, no solamente en la etapa precontractual, sino que su protección subsiste aún después en su etapa contractual, y las normas de protección al consumidor le dan la posibilidad a los particulares de acudir a la jurisdicción para reclamar el daño derivado de dicha publicidad engañosa (…)”. Apoyado en tales ideas enjuicia las deducciones del Tribunal relativas a que “(…) al suscribir un contrato de compraventa, la publicidad engañosa ya no tiene relevancia y no genera daño por cuanto queda subsanada con las disposiciones del negocio jurídico” y que “(…) solo tiene un efecto en la etapa precontractual y no sigue teniendo efecto al celebrar un contrato de compraventa”, y tras reproducir lo que estimó relevante del análisis probatorio, califica de equivocado el entendimiento de las reglas sobre esa modalidad de propaganda, que son de orden público y no solamente surten efectos en la “etapa R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 64 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil precontractual, (…), por el contrario, la expectativa que se genera al consumidor con la publicidad debe ser cumplida, puesto que las normas exigen que la misma sea veraz, cierta, trasparente, y no de lugar a interpretaciones erróneas por parte del consumidor”, además dichas disposiciones facultan para una “acción de reparación de daños y perjuicios, por cuanto el vendedor es responsable por la publicidad sobre los bienes que ofrezca y sobre el error en que haga incurrir al comprador, o la falta de veracidad de sus ofrecimientos”, y remata señalando que esa forma de pensar del sentenciador “permite que haya publicidad engañosa, que el daño que causa la misma no es fuente de obligación y de reparación de perjuicios (…)”, y deja desprotegido al consumidor. CONSIDERACIONES 1. En aras de precisar el ámbito del reproche, se rememora que la indemnización reclamada en las súplicas de la demanda parcialmente se apoyan en la responsabilidad derivada de la “publicidad engañosa”, en cuanto a la propaganda del proyecto urbanístico “Casas de Picadilly”, al haberse anunciando un “conjunto cerrado y 4500 mts2 de zona verde, cancha múltiple, patio privado de 7 mts2, salón comunal, guardería, minimarket R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 65 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil y parqueaderos uno a uno”, lo cual no coincide con lo existente. 2. El Tribunal descartó la referida conducta en la información sobre la “zona verde”, al no haberse acreditado que las accionadas la “hubieran anunciado al público como propiedad privada (…), y menos que haría parte del conjunto Casas de Picadilly (…)”, pues nada de ello consta en los medios propagandísticos, y aunque no desestimó ese proceder con relación al “patio privado” y los “parqueaderos” ofertados “uno a uno”, dedujo que cualquier duda que se hubiere generado quedó disipada al suscribir los distintos contratos celebrados entre las partes (promesa individualizaron e y compraventa), identificaron los en los bienes que con se sus respectivas áreas privadas y comunes, además porque se suscribieron las actas de entrega de las viviendas, sin observaciones en cuanto a esa temática, y de otro lado algunos propietarios otorgaron autorización para modificar la licencia de construcción inicial, lo que permitió cambiar de destinación una “franja de terreno de 245,36 mts.2”. 3. La acusación por la vía directa se caracteriza, como lo tiene decantado la jurisprudencia porque el “(…) ‘juez quebranta derechamente la ley, esto es, que realiza un juicio reglamentario completamente equivocado y R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 66 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil alejado de lo que las normas reconocen, mandan o prohíben, por cuanto esta clase de violación del ordenamiento jurídico ‘se da independientemente de todo yerro en la estimación de los hechos, o sea, sin consideración de la convicción que haya tenido en cuenta el sentenciador en su juicio’ (…). ‘Ciertamente, el ataque por este camino presupone que la censura acepta de manera plena y en su integridad la valoración probatoria realizada por el ad quem, y de la cual no se puede separar ni un ápice; (…). ‘(…) la Sala ha doctrinado de modo pacífico, (…) que se trata de un reproche que se desarrolla en un campo estrictamente jurídico, cuya prosperidad depende de que el impugnador consiga demostrar la falta de aplicación de los preceptos llamados a gobernar el caso, la actuación de los que no resultan pertinentes, o la incorrecta interpretación de aquéllos (…)’. ‘(…) la actividad dialéctica del impugnador tiene que realizarse necesaria y exclusivamente en torno a los textos legales sustanciales que considere no aplicados, o aplicados indebidamente, o erróneamente interpretados; pero en todo caso con absoluta prescindencia de cualquier consideración que implique discrepancia con el juicio que el sentenciador haya hecho en relación con las pruebas’ (…)” (citas contenidas en sent. cas. de 16 de mayo de 2011 exp. 2000-09221-01). R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 67 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 4. La única norma sustancial de las señaladas como violadas, es el canon 31 del Decreto 3466 de 1982, que en lo pertinente reza: “Todo productor es responsable (…) por la propaganda comercial de los [bienes o servicios], cuando su contenido no corresponda a la realidad o induzca a error al consumidor”, puesto que los demás preceptos que el casasionista considera transgredidos aluden a las condiciones que debe cumplir la información destinada al público, esto es, los artículos 14 y 15 ibídem, al igual que el 20 de la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre protección al consumidor; mientras que el 69 de la Ley 472 de 1998, alude al procedimiento a seguir, cuando se demanda el resarcimiento de perjuicios con base en el “Decreto 3466 de 1982 artículos 36 y 37”. 5. Al examinar las consideraciones del ad quem, no se vislumbra que haya fijado un entendimiento errado de la referida disposición, en el sentido de haber negado la “responsabilidad civil” derivada de la “publicidad engañosa”; aunque sí truncó los efectos resarcitorios por el perjuicio, tras sostener que el comportamiento de los actores al haber consentido, primero en la suscripción de la “promesa de compraventa” y posteriormente en la celebración del “contrato de compraventa”, desvanecieron sus aspiraciones indemnizatorias, deducción esta que se torna inadmisible, dado que en dichos convenios no se R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 68 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil trató ese tema ni se fijaron estipulaciones, al tenor del artículo 1625 del Código Civil, tendientes a extinguir la obligación originada en el aludido hecho a favor de los actores. 5.1. Empero, el aludido equívoco se torna intrascendente, porque de salir avante el cargo, los actores no concretaron el “perjuicio cierto” que les causó esa precisa conducta imputada a las accionadas en la “fase de promoción” del plurimencionado desarrollo urbanístico, al igual que la demostración del mismo. 5.2. De otro lado se hace necesario puntualizar, que la “responsabilidad” engañosa”, sobre proveniente los bienes de o la “publicidad servicios cuya comercialización se pretenda, debe examinarse en varios momentos, atendiendo los avances que con ella se alcancen en la actividad negocial proyectada y en consideración a los efectos producidos en los estadios que se presentan en su desarrollo. 5.3. Sobre el particular resulta pertinente mencionar: a) En la etapa de los “tratos preliminares” la controversia se ubica en el ámbito de la “responsabilidad civil precontractual” o “extracontractual” dado que para ese instante no existe, o falta la celebración del “convenio R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 69 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil o acuerdo” entre los sujetos con interés o a favor de quien se hace la “propaganda” y quienes como “consumidores” resultan incentivados con la misma para la adquisición de lo ofrecido; b) si se ha celebrado el negocio jurídico genera “acción contractual” y además los efectos de la pluricitada “conducta ilegal”, podrían manifestarse hasta el punto de viciar el consentimiento por “error o dolo”, en los términos de los supuestos previstos en los artículos 1510, 1511 y 1515 del Código Civil, al igual que en el 900 del Estatuto Mercantil, lo cual habilita como mecanismo adicional de protección al “consumidor”, la impugnación de la validez del “contrato”, de conformidad con el inciso final del precepto 1741, en armonía con el 1743 ibídem, y en su caso, el último aparte de la citada norma comercial; además de la formulación de otras súplicas que jurídicamente sean acumulables. 5.3. En este asunto, el sentenciador trató el aspecto probatorio relacionado con el daño derivado de la aludida forma de “publicidad” y al respecto comentó: “(…) así se hubiere acreditado que la vendedora (o sus litisconsortes) incurrieron en alguna modalidad de publicidad engañosa, (…), no sería factible, ante esas meras circunstancias (publicidad engañosa o incumplimiento del vendedor, hipótesis última que bien puede encontrar eco en litigios de otro linaje, según ya se anotó), disponer ningún R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 70 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil reconocimiento patrimonial a favor del grupo accionante, por no haberse probado, (…), la ocurrencia de un daño específico a resarcir, ni su monto (…)”; empero en los contornos del embate estudiado, esa circunstancia no ameritó por parte de la censura ningún análisis, puesto que omitió entrar a escudriñar y evidenciar el equívoco a la luz de la norma sustancial, por reclamar la acreditación de “un daño específico”, distinto del invocado, y en ese sentido también cabría predicar que el cargo luce incompleto; sin que la Corte pueda por su propia iniciativa asumir el estudio de esta situación, en virtud de la naturaleza dispositiva del presente medio de impugnación, claramente reflejada en la consagración de los requisitos de la demanda que ordena la “formulación por separado de los cargos contra la sentencia recurrida, con la exposición de los fundamentos de cada acusación, en forma clara y precisa”. 5.4. Son suficientes las precedentes elucubraciones, para no acoger el ataque examinado en este acápite. V. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia de 20 de enero del año en curso R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 71 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil proferida dentro de la acción de grupo impetrada por José Edilberto Católico Amaya y los demás nombrados en el encabezamiento de este fallo contra Conconcreto S.A., Constructora Arpro S.A., Arpro Arquitectos Ingenieros S.A., Luis Fernando Orozco Rojas & Cía. S.A., Forjar Inversiones S.A., Fiduciaria Integral S.A., en liquidación, Contexto Urbano Ltda., “The Bogotá Sports Club” y el Curador Urbano Cuatro de esta ciudad. Costas a cargo de los recurrentes, las que se ordena liquidar e incluir por concepto de agencias en derecho la suma de $6’000.000. Cópiese, notifíquese y devuélvase. FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR RUTH MARINA DÍAZ RUEDA R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 72 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA WILLIAM NAMEN VARGAS ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ R.M.D.R. exp. 11001-3103-018-2002-00292-01 73