EL FASCISMO Los fascismos, en un sentido amplio, pueden definirse como aquellos movimientos ultranacionalistas, antiliberales, antidemocráticos y antimarxistas que se desarrollan, sobre todo en Europa, en el período de entreguerras (1918-1939). Aunque los fascismos carecen de programa concreto, se basan en unas determinadas características doctrinales (ultranacionalismo, Estado totalitario, dictadura del partido único, desigualdad social y racial, exaltación del líder, militarismo imperialista, etc.) y se asientan en una serie de circunstancias que aquejaron a Europa después de la Primera Guerra Mundial: a. La crisis económica de la posguerra: recesión de la producción, contracción general de los intercambios comerciales, alza de precios, devaluaciones monetarias, etc. b. La crisis de los Estados Liberales: ya reseñada anteriormente. c. El desclasamiento de combatientes: muchos de los combatientes en la contienda mundial de 1918 no lograron una integración social adecuada al finalizar la misma. Los ideales de heroísmo, patria y orden impuestos en el ejército siguieron primando sus acciones, lo que conduciría a la afiliación en las milicias paramilitares organizadas por los grupos prefascistas. Aunque sólo triunfó plenamente en Italia y Alemania, el fascismo (entendemos con tal término a todo tipo de movimiento de talante parecido al descrito anteriormente, incluido el nazismo alemán) se extendió por casi toda Europa, inspirando a dictaduras que adoptaron modelos parecidos: Primo de Rivera en España, Salazar en Portugal, dictaduras rumana, polaca, austriaca, etc. De la misma manera, en los países de tradición democrática, como Francia y el Reino Unido, surgen grupos paramilitares de claro corte fascista. En este tema se va, pues, a analizar este fenómeno político atendiendo a su doctrina, a las causas de la ascensión de ese movimiento y a su desarrollo histórico en Alemania e Italia principalmente. 1.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL FASCISMO Quizás uno de los rasgos definitorios de los fascismos sea la ausencia de antecedentes ideológicos específicos, que lo presenta como un movimiento coyuntural. No obstante, cuando los fascismos se convierten en Estados totalitarios, aflora una serie de concepciones, sobre todo políticas y sociales, que ya se apuntaban en los escritos de algunos pensadores. En este sentido se ha definido el movimiento como irracional, y el irracionalismo había sido una corriente en el pensamiento del siglo XIX. Schopenhauer y Friedrich Nietzsche habían hablado de la lucha continua y sin sentido de la vida humana, sin razones verdaderas, sólo aparentes. El irracionalismo fue aplicado por primera vez a la sociedad por Sorel en sus "Reflexiones sobre la violencia", adoptadas parcialmente por el fascismo. También los escritos de Carl Schmit sobre la exaltación de la violencia y los de Oswaldo Spengler "La decadencia de Occidente", de corte pesimista y catastróficos, están en el germen del fascismo. 1 Por otro lado, hay que distinguir entre el modelo italiano y el alemán. Aunque el fascismo italiano sirvió de ejemplo al nazismo en alguno de sus postulados, no encontramos, sin embargo, en el primero una doctrina elaborada, como se da en el caso del nacionalsocialismo. Éste cuenta con el programa del DAP (Partido Obrero Alemán) y, sobre todo, con la obra que Hitler escribió en la cárcel tras su fallido intento de golpe en 1923: Mein Kampf (Mi lucha), que esboza la esencia del fascismo germánico. - Los fascistas no acceden nunca al poder a través de un golpe de estado. El fascismo es un movimiento de masas que recoge el descontento general entre diversas capas sociales. Su base social está constituida por todos los que están marginados o desclasados, que ven en el fascismo la solución a los problemas que ni los partidos burgueses ni los obreros han sido capaces de resolver. Con la crisis de 1929 su base social se radicaliza y aumenta en número. - Los principios teóricos del fascismo son contradictorios, con una fuerte carga de irracionalidad ideológica. Enlazó, en su discurso, términos que hasta entonces, habían sido contradictorios, como nacionalismo y revolución o revuelta y orden. Esta contradicción la resuelve con la exaltación del líder carismático y mediante la presentación de pautas de conducta en función de las categorías de vida, riesgo, fe, heroísmo, etc. - El movimiento de masas representado por el fascismo se canaliza y encuadra como organización política. No existe el fascismo sin partido fascista. Su organización es de tipo militar y tienen plena confianza en su jefe. La violencia es un instrumento político como otro cualquiera y su objetivo político es construir una sociedad a imagen y semejanza del partido, logrando la disciplina y encuadramiento de masas. - La retórica antiburguesa y antiliberal es otro de los rasgos del fascismo, pero con la clara función de atraer a su seno a la pequeña burguesía, históricamente hostil a la gran burguesía pero incapaz de una auténtica emancipación ideológica respecto a esta. - Una vez en el poder, el partido fascista elimina a todos los elementos que se le oponen, tanto en el interior del partido como en el exterior, interviniendo en la producción económica y confundiéndose con el Estado. 1.1.1. Doctrina política a. Supremacía absoluta del Estado sobre todo lo demás: En este sentido las desigualdades sociales se convierten en algo secundario. Todos los esfuerzos de la sociedad se deben concentrar en el engrandecimiento del Estado. Por su parte, el Estado debe realizar todas las acciones de índole política, social y económica necesarias para conseguir la exaltación del Imperio (según el antiguo modelo Romano), en Italia, o conducir la "raza superior" a una posición predominante, en el caso alemán. b. Régimen dictatorial: Prevalece el poder ejecutivo sobre el judicial y el legislativo y se hace una crítica abierta del liberalismo, al que se culpa de todos los males de la sociedad. 2 c. Liderazgo: El poder se plasma en la persona de un líder: el Führer, el Duce, que actuará de forma totalmente personal, sin control alguno por la sociedad. Las instituciones parlamentarias se mantienen en algunos casos, pero con funciones muy domesticadas y restringidas. d. Nacionalismo reaccionario: un nacionalismo exacerbado, que conduce a una política expansionista como único medio de solucionar los problemas internos y lograr el respeto, por el miedo, en el exterior. La unidad territorial se convierte también en una obsesión, y se rescatan viejas (o se buscan nuevas) reivindicaciones territoriales. 1.1.2. Doctrina económica a. Anticapitalismo inicial: En los primeros momentos el fascismo se presenta como anticapitalista y antimarxista y propugna la creación de un nuevo orden social y económico. Pero la práctica de gobierno y la necesidad de atraerse a la clase dominante y de tranquilizar a la pequeña burguesía provocan un giro hacia la defensa de la propiedad privada. Los que, dentro del fascismo, continuaban abogando por las "viejas" pretensiones anticapitalistas son eliminados (matanza de los miembros de la SA en Alemania). No obstante, se preconiza un cierto intervencionismo en la economía, lo que le permite presentarse ante el proletariado, a través de su propaganda, como un movimiento anticapitalista y defensor de los intereses de los trabajadores. b. Autarquía: Se práctica el proteccionismo con el fin de impedir la importación de productos extranjeros y favorecer así el desarrollo de la producción nacional. La limitación de la importación a los productos básicos unida al fomento de la disminución del consumo hacen que puedan destinarse los excedentes de capitales al desarrollo de la industria bélica. c. Expansionismo imperialista: Para lograr nuevos mercados, materias primas y fuentes de energía que impidan la paralización de la industria. La economía entra de este modo en un círculo vicioso, en una espiral de la que no es posible salir: por un lado, la economía necesita la expansión militarista, y, por otro, la expansión militarista exige mayor esfuerzo económico, lo que de nuevo origina la necesidad de expansión y así sucesivamente. d. Obsesión por las grandes obras públicas, que cumplen dos objetivos: hacer disminuir el desempleo y exaltar las magnificencias del régimen. 1.1.3. Doctrina social a. La élite: Se distinguen claramente los conceptos masa y élite: las minorías deben regir los destinos de las masas. Estas minorías estaban representadas por la raza predominante, cuya misión consistía en formar una élite con la función de hacer extensiva a la nación su actitud ante la vida. Es decir, ofrecer otros motivos de lucha distintos a los que hasta entonces había tenido la humanidad: la defensa de la comunidad, la consecución de los destinos imperiales de la patria, etc. b. Víctimas expiatorias: La existencia de problemas en la sociedad exige al régimen la presencia de víctimas a las que acusar de esos males. Así, extranjeros, masones, gitanos, homosexuales, 3 comunistas y judíos se convirtieron a los ojos de los fascistas en responsables de los males de la sociedad y entorpecedores de los logros del pueblo dominante. Los fascismos, y especialmente el nazismo, consideraban que la mezcla de sangre era la causa de la desaparición de las viejas culturas. Hitler ve la solución en el aislamiento germánico con respecto a otras razas, como los judíos, a los que consideraba parásitos de otros pueblos. c. Apoyo de la burguesía: Al principio el fascismo sólo encontró apoyo en la pequeña burguesía, temerosa de los avances del proletariado, pero después necesitó del apoyo de la alta burguesía para acceder al poder, y ésta, ante el giro a la izquierda que estaba experimentando la sociedad europea, no dudó en concedérselo. Conforme avanzan los métodos totalitarios, más estratos sociales van siendo "dominados": los militares, los funcionarios, la Iglesia, etc. d. Institucionalización del papel social de la mujer, a la que se consideraba como responsable del mantenimiento de la fuerza racial. Sus funciones estaban perfectamente delimitadas: los niños, la cocina y la Iglesia. Al ser incapaces de utilizar las armas se convirtieron, según la ideología fascista, en ciudadanos de segunda clase. e. Encuadramiento de la juventud, en organizaciones que garantizaran la supervivencia del régimen y la depuración de la civilización. La educación concebida como adoctrinamiento, tuvo en este sentido un importante papel en las naciones fascistas. 1.1.4. Métodos fascistas de gobierno La puesta en práctica de la doctrina reseñada anteriormente se llevó a cabo con la utilización de los siguientes instrumentos de actividad política: a. El partido único, jerarquizado y bajo el mando supremo del líder. Estos partidos, como el Partido Nacional Fascista (PNF), en Italia, y el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), contaron con fuerzas paramilitares, como la SA (Tropas de Asalto) alemana o los Fascios de combatientes italianos. b. La propaganda, monopolizada por el Estado fascista, que incide en la violencia a través del lenguaje. c. La movilización y el control de las masas, como medios para la exaltación del régimen mediante la reseñada propaganda. 4 d. Utilización de la violencia como práctica habitual de gobierno y de aniquilación de la oposición. En el sentido maniqueísta del bien y del mal de la doctrina fascista, la violencia está perfectamente aceptada como único medio de derrotar al mal en el que se incluye todo lo opuesto a sus ideas. e. La burocracia, dócil y adicta al régimen, fue la encargada, dentro del partido y del Estado, de ejecutar las decisiones del jefe. 5