Estimado Jaime: Gracias por el documento que nos compartiste de Padre Remolina. Con todo esto, estamos aprendiendo muchas cosas importantes en este diplomado. Quisiera hacer una anotaciones sobre algo que me he encontrado persistentemente en estos temas que son de orden filosófico. Se trata que de una u otra manera se llega al tema de la tecnología. Uno de los filósofos que me ha impresionado es Heidegger que en su estudio de Ser y Tiempo y en escritos adicionales llega a la conclusión de que la Tecnología es “la muerte del hombre”. Esto lo suaviza cuando dice que en realidad no es la tecnología en si lo preocupante sino, si el hombre estará preparado para manejar la avalancha de “técnica” que nos llega producto de la ciencia. Esto lo dijo en 1955. Época en que ya Marconi había creado las telecomunicaciones. Casi siempre que se habla de esto, incluido el artículo del Padre Remolina y casi siempre termina parecido, diciendo que no es que la tecnología no sea útil o sea mala sino que el problema es la manera de usarla. Por eso se recuerda la bomba de Hiroshima y otras cosas más. Sigmond Freud, en el libro de “El malestar en la cultura” defiende la técnica diciendo si acaso no es grato poder hablar con un hijo que acababa de viajar a otro continente de manera inmediata. Se refería al teléfono. Hoy sería Skype o más generalizado la telefonía IP. Y así sucesivamente, se habla de ella con prevención, a veces en contra, luego se defiende, sobre todo cuando quien escribe esto lo hace usando un procesador de palabra o acaba de hablar con su hijo por Skype y se acuerda que eso es tecnología, pero al final nos acordamos de la bomba atómica y así sucesivamente. Como soy un profesional de la informática, se puede pensar que, claro, seré un defensor por naturaleza. Ya aprendí que de esa visión no me puedo escapar...., pero considero que en todo esto lo importante es el para qué de las cosas. Tal vez es uno de lo grandes valores que uno encuentra en Uniminuto. El para qué, orientado al ser humano, incluida la tecnología. Y ahí va mi comentario final. Ese para qué, está manipulado por la publicidad y la propaganda que se usa por la necesidad o el ansia de resultados comerciales. Bien lo dice el Padre Remolina, anteponer lo económico a la persona. Creo que la publicidad es un recurso, que igual que la tecnología, se puede usar bien o mal. Pero la avalancha de publicidad que recibimos orienta equivocadamente los proyectos de vida de la gente. “Perfume para hombre que no necesita esforzarse demasiado” reza una propaganda, mientras aparece un señor en un BMW último modelo y convertible Esta publicidad la escucha uno mientras maneja su Swift 1.3 usado y va para la Universidad haciendo muchos esfuerzos por salir adelante, lo que ya lo saca a uno del grupo de personas de éxito que nos quieren vender. La moraleja de la propaganda es: esforzarse es algo que solo lo hacen los que no son exitosos. Un buen tema para nuestra Facultad de Filosofía y de Ciencias de la comunicación sería ¿Qué tanto manipula la publicidad al hombre de hoy? ¿Hay ética en la propaganda de hoy? Obviamente la publicidad toca también a la tecnología como podemos ver todos los días en la Televisión, oír en el radio y leer en la prensa. Si no se tiene el “combo” tecnológico del día o el dispositivo de moda, está “out”.. Según Heidegger (1955), el hombre común es “atacado por la publicidad de manera permanente, la cual lo oscurece todo y da lo así encubierto por lo sabido y accesible a todo” [1]. En su época, la llamada propaganda, fue utilizada de manera efectiva por el movimiento Nazi para transformar las mentes de la gente. Hitler plasmó sus ideas políticas en un libro llamado “Mi Lucha” y en él dice de la propagada en uno de sus apartes: ”Por lo que hace a la cuestión humanitaria, Moltke ha dicho que en la guerra, lo indispensable es terminar cuanto antes y que los métodos más severos son precisamente los que más pronto permiten alcanzar aquel fin” y era la propaganda uno de los medios por los pretendería alcanzar ese fin. Así, Hitler la consideraba como un “arma humanitaria”. Dice de la propaganda: “debe ser popular, adoptando su nivel intelectual a la capacidad respectiva del menos inteligente de los individuos a quienes se desee vaya dirigida..... la elevación mental sea tanto menor cuanto más grande la muchedumbre que deba conquistar. ...... poner suficiente cuidado en evitar un nivel excesivamente alto de intelectualidad.... la capacidad receptiva de las multitudes es sumamente limitada, y su comprensión escasa; .... tiene una gran facilidad para el olvido. ... se limite a muy pocos puntos, presentándolos en forma de gritos de combate hasta que el último hombre haya interpretado el significado de cada uno” [2] Pero así como se termina cuando se corre el peligro de generalizar, debemos decir que no toda la ´propaganda es así, pero si la mayoría. [1]Heidegger M., Ser y Tiempo 27, El cotidiano “ser si mismo” y el “uno”, 2 ed, Fondo de cultura económica, 2010, pp 143, [2]Hitler A. Mi lucha, 1 ed, Solar, 2006, pp 71