Valor Absoluto: Valor Relativo: NO VIOLENCIA Cooperación La luciérnaga Luci (Adaptación del cuento de Empar de Lanuza) Luci era una luciérnaga. Cada noche asomaba la cabeza entre las hierbas y hacía compañía a las estrellas. Todo era silencio. Pero una vez oyó allí cerca: “ Cri – cri – criii... Era un grillo con sombrero de copa que, al ver a la luciérnaga, dijo: -¡Qué hermosa y qué brillante sos! ¿Dónde compraste ese farolito? -¡Oh, qué pregunta! Si yo nací con él... -Cri cri... ¿Me lo podrías prestar? -No, no puedo, porque yo misma soy la luz. -¡Ah, ya lo entiendo! Como ves yo soy tan negro... También a mí me gustaría tener un puntito luminoso en mi cuerpo. La luciérnaga lo miró de arriba abajo y dijo: -Sí, sos negro. ¿Y qué? Sos muy elegante. ¿Adónde vas esta noche? El grillo respondió: -Al baile de la lagartija. -¿Y qué hacés ahí? -¿Cómo, no fuiste nunca, luciérnaga? Bueno, bailamos, nos divertimos y cada uno de los invitados hace algo para entretener a los demás: la lagartija baila con la punta de la cola, las ranas atrapan con su boca las bolitas que les tiramos, las arañas hacen equilibrios.... -Y tú grillo, ¿qué pensás hacer? 1 El grillo se puso triste: -Este es el problema. El año pasado canté, pero como solamente sé cantar cri-cri-cri, todos se durmieron. Si este año pudiera hacer algo diferente. Entonces la luciérnaga dijo: -¡Se me ocurre una idea! No puedo dejarte mi farolito pero si querés que vaya con vos... Y la luciérnaga le susurró al oído. -Cri, cri, es una buena idea. Y tomados de la mano fueron hasta la casa de la lagartija hablando de lo que iban a hacer. Al llegar, todos saludaron al grillo, que entró muy tieso por la puerta grande. A Luci nadie la vio pasar. Y comenzó la fiesta. Las vaquitas de San Antonio bailaron una danza clásica. Un sapo cantó ópera. Y cuando le tocó el turno al grillo, se puso de pie y quitándose el sombrero de copa, saludó al público: -¡Cri, cri, buenas noches! Todos los animalitos vieron salir del sombrero, por arte de magia, una cosita brillante. -¡Oooohhhh! –exclamaron, llenos de sorpresa. -Y ahora, animalitas y animalitos, ¡más difícil todavía! –dijo el grillo con voz teatral. Y volvió a sacar de la manga de su saco la misma lucecita que momentos antes tenía en el sombrero. Esto era realmente nuevo. Resultaba tan divertido ver ese puntito reluciente aquí y allá, en los pies, en la cabeza, en la espalda del grillo, apagándose y encendiéndose al ritmo de la melodía. El acto gustó muchísimo y el público pidió más. Cuando terminó la fiesta, el grillo de dijo a la luciérnaga: -Te estoy muy agradecido. El éxito te lo debo a vos.... La luciérnaga respondió: -Lo hicimos juntos, vos actuaste muy bien y cantaste con mucho sentimiento. Cuando sea el próximo baile, avisame porque fue muy divertido. 2 Se despidieron y el grillo cantó alegre durante todo el camino hasta llegar a su casa. Mientras Luci se alejaba, oía como el canto se alejaba y sonreía satisfecha. Y como ya llegaba la madrugada, apagó la lucecita hasta la noche siguiente. 3