LA HISTORIA DE ESTHER Argumento: Representación adaptada del libro de Esther. Autora: Ruth Pérez (Huelva) REPARTO: NARRADOR: __________________________________ AMÁN: _______________________________________ ASUERO: _____________________________________ SIERVA1: ______________________________________ ESTHER: ______________________________________ SIERVA2: ______________________________________ HATAC: _______________________________________ ZERES: _______________________________________ HARBONA: ____________________________________ MARDOQUEO: _________________________________ NARRADOR: Cuenta la Biblia, la historia de Esther, una joven judía, huérfana de nacimiento, la cual fue adoptada por su tío Mardoqueo, quién la quiso como si de su propia hija se tratara. Por aquel entonces reinaba el rey Asuero, quien en su tercer año de reinado hizo un gran banquete en el que pensaba mostrar a los príncipes y pueblos la belleza de su esposa, la reina Vasti, la cual se negó a comparecer ante la llamada del rey. Enfurecido hizo que ésta dejara el trono y buscó otra esposa para sustituir a la reina Vasti. Nos cuenta la Biblia que Esther era hermosa y que aunque vinieron jóvenes vírgenes de todas las provincias de su reino, el rey amó a Esther y puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina. Esther no declaró cuál era su pueblo ni su parentela porque su tío Mardoqueo le había mandado que lo hiciese así. Mardoqueo solía visitar cada día a su sobrina, uno de los cuales mientras esperaba sentado a la puerta del rey, oyó cómo conspiraban contra el rey dos soldados, Mardoqueo se lo dijo a Esther y ésta a el rey, quién investigó el asunto y fue hallado cierto; así que fueron colgados los dos conspiradores y el nombre de Mardoqueo con el caso citado fue escrito en el libro de las crónicas del rey. Pasado el tiempo, el rey puso a un príncipe por encima de todos, su nombre es Amán y cuando él pasaba todos se inclinaban ante él, bueno, todos..... menos Mardoqueo. AMÁN: ¡Esto es increíble! ¡Ese judío Mardoqueo se niega a inclinarse ante mi presencia! ¿Qué puedo hacer para que me obedezca? Eliminarlo sería algo demasiado sencillo, tengo que hacerle algo que sirva de escarmiento a todos, para que así me obedezcan y me teman, pero qué hacer.... ¡Ajá! ¡ya lo tengo! Mardoqueo, te vas a arrepentir de no haberte inclinado ante mi presencia, esto os va a servir de escarmiento. Amán ha salido de la estancia y ahora se ve a éste ante la presencia del rey Asuero. AMÁN: ¡Majestad! ASUERO: Sí, Amán, dime a lo que has venido. AMÁN: Verá mi rey, he descubierto a un pequeño pueblo, el cual está esparcido por todos lo pueblos y provincias de tu reino. Este pueblo tiene unas leyes que son distintas a las impuestas por el rey, no guardan las nuestras y la verdad es que esto no le beneficia en nada, esto lo único que crea es confusión con nuestro pueblo, son rebeldes, un verdadero peligro para nosotros. Si a su majestad le place, podría decretar que fueran eliminados, en un pequeño pueblo y no creo que debiéramos permitir que éste aumentara. ASUERO: Ten Amán, mi anillo. Con él podrás tú mismo hacer los decretos y sellarlos, haz con ese pueblo lo que bien te parezca. AMÁN: Así lo haré, mi rey. Sale Amán de la estancia del rey y ahora se ven los aposentos de la reina Esther, está con sus siervas cuando entra una un poco sulfurada. SIERVA 1: Mi reina vuestro tío está.... ESTHER: Está.... ¿cómo? Venga, habla Sara, que me tienes intrigada. SIERVA 1: Pues que está sentado a la puerta de palacio.... ESTHER: ¿Y...? SIERVA 2: Pues que sus vestidos están rasgados y tiene cubierto su cuerpo con ceniza y cilicio, y ha estado por las calles clamando con gran lloro y lamentación, como si de un duelo se tratara. ESTHER: He de verle, algo muy importante le ha tenido que pasar a mi tío para que esté como de luto. SIERVA 1: Esperad, majestad, ¡sabéis que no está permitido que nadie entre en palacio vestido de cilicio! ESTHER: Es cierto, así que buscad las mejores ropas y llevárselas para que se cambie y entre a hablar conmigo. Sale la sirvienta ESTHER: No sé por qué se comportará así, tengo que averiguarlo, ¿qué es lo que pasará a mi tío? SIERVA 2: No os preocupéis, ya veréis como no es nada. ESTHER: Eso es lo que espero. Entra la sierva de la estancia y al rato aparece el eunuco Hatac. ESTHER: Bien, dejadnos solos (salen todos de la estancia) y ahora dime qué es lo que pasa. HATAC: Mi señora, ésta es la copia del decreto que Amán ha hecho circular por las provincias, los judíos van a morir por ser un pueblo distinto al nuestro. Su tío está triste por ello y me dijo que le pidiera que fuese ante el rey que intercedierais delante de él por los judíos. ESTHER: ¿Cómo voy a ir a hablar con el rey? ¡Esto es horrible! Pero dile a mi tío que todo el mundo sabe que si voy a ver al rey sin haber sido llamada merezco la muerte, a menos que el rey extienda su cetro de oro sobre mí, y entonces y sólo entonces viviría. Dile que no he sido llamada hasta dentro de treinta días y que de momento no puedo hacer nada aunque quisiera. HATAC: Así lo haré, mi señora. Sale de la estancia y pasado un rayo vuelve a entrar. ESTHER: Díme, Hatac ¿qué pasó? HATAC: Me dijo que le declarara las siguientes palabras: “No creas que escaparás por estar en al casa del rey más que cualquier otro judío, recuerda quién eres y si tú callas ya Dios nos librará, mas tú y la casa de tu padre seréis castigados por Él. ESTHER: Tiene razón, ¡como puedo ser tan estúpida pensando que por estar en palacio no me va a suceder nada! Corro el mismo peligro, yo también soy judía, pertenezco al pueblo que Amán pretende exterminar, he sido muy egoísta pensando solamente en mi bien. Dile a mi tío que reúna a todos los judíos que hay aquí en la capital y que oren por mí durante tres días, que yo haré lo mismo con mis doncellas y pasado ese tiempo me presentaré ante el rey y que sea lo que Dios quiera. NARRADOR: Y pasaron los tres días, así que la reina Esther se colocó su vestido real y se fue a ver al rey, pasó al patio frente al aposento del rey cuando.... ASUERO: ¿Qué ven mis ojos? Pero si es mi amada esposa Esther, ¿qué es lo que hará ella aquí? (Extiende el rey su cetro de oro y entra en la estancia la reina Esther) ESTHER: ¡Gracias mi señor por permitirme presentarme ante vos! ASUERO: Sentaos y decidme Esther, ¿qué es lo que queréis? Supongo que habéis venido hasta aquí para pedirme algo y sabéis cuánto os amo, así que pedídmelo que queráis, que hasta la mitad del reino os daré, si eso os place. ESTHER: Gracias mi señor, pero de momento a lo que he venido es a invitaros a vos y a Amán a un banquete que hoy os he preparado. ASUERO: No os preocupéis Esther, que allí estaremos. Se cierra el telón y, cuando éste vuelve a abrirse se ven a Esther, Asuero y Amán servidos por las criadas de Esther. ASUERO: Ha sido una velada encantador, pero decidme Esther, ¿qué es lo que queréis?¿cuál es vuestra petición? Sabéis que hasta la mitad del reino os daría. ESTHER: Mi petición y mi demanda es ésta: si he hallado gracia ante los ojos del rey, desearía que ambos volvieran mañana a otro banquete y entonces os declararé mi demanda. ASUERO: No os preocupéis, Esther, que así será. Se levantan todos. Mientras salen, Amán se despide. AMÁN: Hasta mañana, mi señora. SIERVA 1: ¿Salió todo bien? ESTHER: Muy bien, preparad todo mañana y espero que Dios me guíe cómo declararle mi petición al rey mañana. SIERVA 1: Tranquilizaos señora, y ya veréis cómo sale todo bien. Se cierra el telón y ahora se ve a Amán llegando a su casa. ZERES: ¡Ah! ¡ya llegasteis!, y decidme ¿qué tal el banquete? ¿qué pasó? AMÁN: Ya sabéis Zeres de cómo el rey me ha engrandecido y ahora también la reina, ya que no hizo venir a ninguno sino a mí y además también estoy invitado para mañana. Pero nada de esto me sirve, ya que cada vez que salgo de palacio me encuentro con ese judío que ni se inclina ni se humilla ante mí. ZERES: Debíais de hacer una horca en el patio de casa, y podíais aprovechar esta noche en la que está tan contento el rey y pedirle que ahorque en ella a ese judío y así no seríais más humillado ante los demás por ese Mardoqueo. AMÁN: Habéis tenido una estupenda idea, les diré ahora a los criados que la preparen de inmediato, no os imagináis lo a gusto y tranquilo que por fin voy a dormir esta noche, sabiendo que mañana acabará mi pesadilla con Mardoqueo. ZERES: Id a ver al rey mientras los criados preparan la horca. AMÁN: Voy ahora mismo para allá. Salen ambos de la estancia y ahora quién aparece es el narrador en escena NARRADOR: Pero aquella noche el rey no podía dormir y pidió que le trajeran las crónicas y que se las leyera, entonces vio que Mardoqueo había denunciado el complot para matar al rey y que no se le había hecho ningún reconocimiento. Viendo a Amán en el patio, el cual venía a pedir la muerte para Mardoqueo, el rey le pidió que entrase y sin decirle a quién s refería le preguntó qué distinción merecía el hombre a quién el rey honraba. Pensando Amán que se refería a él, le dijo al rey que deberían de colocarle el traje real y pasearlo en el caballo del rey, ponerle también la corona real y ser paseado por un príncipe por la plaza de la ciudad, proclamando el príncipe mientras lo llevara: “Éste es el hombre a quien honra el rey”. Pareciéndole buena idea al rey, le dijo a Amán: “Date prisa, toma el vestido y el caballo como tú has dicho y hazlo así con el judío Mardoqueo, el cuál se sienta a la puerta real, y no omitas nada de lo que has dicho.” Así que Amán tuvo que hacer lo que le ordenó el rey y luego regresó a su casa. ZERES: ¡Amán ya regresasteis! Contadme todo lo que sucedió anoche y decidme para cuando va a ser ahorcado Mardoqueo. AMÁN: ¡Jamás en todos los días de mi existencia he tenido que pasar tanta vergüenza como hoy! ¡Esto es intolerable! ZEREZ: Pero.... ¿qué fue lo que sucedió? ¿estaba acaso disgustado el rey? ¿es que no le agradó vuestra propuesta? AMÁN: No, no fue nada de eso, veréis yo llegué.... NARRADOR: Y Amán le contó paso a paso todo lo acontecido y ello encolerizó en sobremanera a su mujer. ZERES: Pero.... ¿cómo pretendéis ahorcar a ese judío si ya habéis empezado a caer delante de él? Él encima del caballo real y vos llevando las riendas y proclamando a gran voz como si fueseis vos su lacayo; así no venceréis, sino más bien caeréis delante de él. Todavía no ha terminado de hablar cuando entra en la estancia un siervo de palacio. HARBONA: Vengo a buscaros para llevaros al banquete que la reina Esther ha dispuesto. AMÁN: Sí, vayamos. Se ve de nuevo el interior de palacio. ASUERO: Decidme Esther, ¿cuál es vuestra petición, cuál es vuestra demanda y os será concedida? Sabéis que aunque sea la mitad de mi reino ésta os será otorgada. ESTHER: ¡Oh, rey! Sólo deseo pediros mi vida por mi petición y librar mi pueblo de la muerte por mi demanda. Hemos sido puestos para ser muertos y exterminados; si fuésemos a ser vendidos me callaría, pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable. ASUERO: (Muy enojado) ¡¡¡Quién y dónde está el que ha hecho esto?!!!! ESTHER: El enemigo es Amán. El rey muy enojado sale de la estancia, Amán se vuelve hacia la reina Esther y empieza a suplicarle por su vida. AMÁN: ¡Oh, Esther, tened piedad conmigo!, Por favor, interceded por mí ante el rey, sabéis cómo es cuando se enoja, convencedle para que no me mate, yo haré lo que me pidáis. Estando rogando a Esther, Amán cae encima de ella y en ese momento entra el rey de nuevo. ASUERO: ¿Es que también quieres violar a la reina en mi propia casa? ¡Harbona, cogedle! Harbona con una lanza aguanta a Amán. HARBONA: Señor, en casa de Amán hay una horca que él mandó construir para matar en ella a Mardoqueo, quién os salvó a vos la vida. ASUERO: Pues lleváoslo y colgadlo en ella. AMÁN: ¡Por favor, majestad..... ¡¡tened piedad de mí!! HARBONA: Vámonos, tú no tuviste piedad de nadie, ahora recibirás lo que bien mereces. NARRADOR: Y Amán fue colgado y su casa fue dada a la reina Esther, quien se la dio a su vez a su tío Mardoqueo, también le declaró al rey quién era ella, su parentesco con Mardoqueo, y le rogó que hiciese nula la orden dada por Amán para exterminar a los judíos, pero en aquellos tiempos cuando se promulgaba un edicto y éste era sellado con el anillo real no podía ser revocado, pero el rey escribió otro edicto en el que les daba a los judíos libertad para reunirse y luchar juntos por sus vidas, y este edicto fue enviado a todas las ciudades y pueblos del reino de Asuero. Y en el día en el que los enemigos de los judíos pensaban enseñorearse de ellos, sucedió todo lo contrario, y Mardoqueo fue haciéndose famoso por todas las ciudades y provincias e iba engrandeciéndose cada vez más y más. Y se hizo festivo ese día para que los judíos recordarán en día en que tuvieron paz de sus enemigos. Y cuenta la historia sobre la grandeza de Mardoqueo, porque él llegó a ser segundo después del rey Asuero y grande entre los judíos y estimado por la multitud de sus hermanos porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje. MARDOQUEO: Yo fui ese judío que confié y esperé en Dios y Él me contestó y me engrandeció. Yo sólo represento a un personaje pero de esta historia podemos aprender grandes verdades, si somos fieles para con Dios, El lo será para nosotros, a Dios no le agrada la soberbia, ni el odio, ni el rencor y Él siempre hace justicia y da a cada uno lo que se merece. En estas navidades tu también deberías pensar en ello: SOBERBIA, ODIO, RENDOR, o por el contrario: HUMILDAD, AMOR Y PAZ. FIN