ARQUITECTURA EGIPCIA La arquitectura fue el arte que alcanzó en Egipto un desarrollo mas completo. El culto de los muertos, a los dioses y los faraones dio origen a tres tipos de construcciones que responden a dicho ideal: las tumbas, los templos y los palacios. La concepción religiosa de los egipcios nos explica por que hicieron de su propia vivienda una morada transitoria y de sus tumbas su morada permanente. En este tipo de arquitectura funeraria, que va desde los simples túmulos a los hipogeos, es donde se encuentran las manifestaciones más acabadas de la arquitectura egipcia. Allí sepultabas a sus muertos, cuidadosamente embalsamados para evitar la descomposición del cuerpo y con ellos la infelicidad del alma. Al principio esta práctica estuvo reservada a los faraones. Pero se extendió luego a sus familiares y, finalmente a todos los egipcios. El antecedente mas lejano de la pirámide es la mastaba, que es el tipo mas sencillo de tumba egipcia; tiene la forma de banco y en su interior hay un pozo y un pasillo que conducen a la cámara mortuoria. La superposición de varias mastabas originó las pirámides de tipo escalonado, como la de Saqqarah, que mandó levantar el faraón Zoser, de la III dinastía en el IV milenio a.C. otras variaciones de esta época señalan una progresiva evolución, hasta llegar a las tradicionales pirámides, erigidas alrededor del año 2700 a.C. en las llanuras de Gizeh por disposición de los faraones de la IV dinastía Keops, Kéfren y Micerinos. Las pirámides de base cuadrangular, con sus cuatro ángulos orientados hacia los cuatro puntos cardinales, responderían a un simbolismo según el cual cada una de las aristas representaría los rayos del dios Ra (el sol en todo su esplendor) que caían oblicuamente para proteger el cuerpo del faraón encerrado en el monumento. Las pirámides estabas revestidas de bloque graníticos que se cubrían con enormes piedras dispuestas en ángulos. Las paredes interiores están recubiertas de dibujos y relieves que representan escenas de la vida cotidiana, ceremonia religiosas, ritos funerarios o divinidades protectoras. IMPERIO ANTIGUO El Imperio Antiguo de Egipto, dominado por las dinastías III a VI, abarca los cinco siglos comprendidos entre los años 2755 y 2255 a.C. Durante las primeras dinastías se construyeron importantes complejos funerarios para los faraones en Abidos y Saqqara, a imitación de los palacios y templos (la tumba era una síntesis de la noción de templo y de mansión privada). En la III Dinastía la capital se trasladó a Menfis y los faraones iniciaron la construcción de pirámides, que sustituyeron a las mastabas como tumbas reales. El arquitecto, científico y pensador Imhotep construyó para el faraón Zoser (c. 2737-2717 a.C.) el conjunto de Saqqara; se trataba de una necrópolis integrada por una pirámide escalonada de piedra y un grupo de templos, altares y dependencias afines. La gran pirámide escalonada donde reposan los restos del faraón está compuesta de varias mastabas superpuestas, y es el ejemplo más antiguo de arquitectura monumental conservado en la actualidad; ilustra también una de las fases en el desarrollo de la pirámide como tipología arquitectónica. La pirámide escalonada del rey Zoser, de la tercera dinastía de Egipto, fue construida en Saqqara, necrópolis de la antigua capital Menfis, hacia el 2737-2717 a.C. Fue diseñada por Imhotep, el primer arquitecto conocido de Egipto, que más tarde fue deificado. Construida con caliza local, alcanza los 61 m de altura, fue la primera tumba monumental real y una de las estructuras en piedra más antiguas de Egipto. La arquitectura del Imperio Antiguo puede considerarse monumental, dado que la caliza y el granito locales se utilizaron para la construcción de edificios y tumbas de grandes dimensiones. Desarrollaron una extraordinaria técnica arquitectónica. Empleaban bloques colosales de piedra, que se ajustaban a la perfección sin utilizar argamasa, y empleaban medios de elevación que desconocemos. La bóveda era conocida pero no se empleaba en la arquitectura en piedra. De los templos construidos durante este periodo apenas se conservan unos pocos ejemplos. El conjunto monumental de Gizeh, donde fueron enterrados los faraones de la IV Dinastía, pone de manifiesto la destreza y habilidad de los arquitectos egipcios a la hora de construir monumentos que han permanecido como una de las siete maravillas del mundo, y muestran el esplendor de la civilización egipcia. Snefru emprendió la construcción de la primera pirámide sin escalones. Keops fue su sucesor y artífice de la gran pirámide, que llegó a alcanzar en su momento 146 metros de altura y está formada por cerca de 2,3 millones de bloques de piedra con un peso medio, cada uno, de 2,5 toneladas. Su hijo Kefrén levantó una pirámide menor, y Mikerinos fue el artífice de la tercera gran pirámide de este conjunto monumental. El conjunto de pirámides de Gizeh es una de las obras arquitectónicas más valoradas en la historia de la arquitectura. La pirámide de Kefrén alcanza una altura de 136 m, y se construyó como tumba para el faraón Kefrén hacia el año 2530 a.C. En la parte superior del edificio se puede observar la piedra que recubría sus cuatro caras. El fin que se perseguía con las pirámides era preservar y proteger los cuerpos de los faraones para la eternidad. Cada pirámide formaba parte de un conjunto en el que figuraban un templo en el valle, un embarcadero y un corredor de comunicación entre unos espacios y otros, así como también un espacio reservado para realizar los ritos religiosos previos al enterramiento. Alrededor de las tres pirámides mayores de Gizeh (Keops, Kefrén y Mikerinos) creció una necrópolis (ciudad de los muertos) integrada por sepulcros denominados mastabas (en árabe mastabah, ‘banco de adobe’). De cubierta plana y paredes inclinadas, recibieron ese nombre por su semejanza con las casas egipcias de adobe en forma de pirámide truncada. Las mastabas fueron las tumbas de los miembros de la familia real, altos mandos, cortesanos y funcionarios. Exteriormente parece una pirámide truncada de planta rectangular que consta de una pequeña sala denominada sirdab, donde se guardaba la estatua del difunto, considerada como un ser vivo, y la falsa puerta que comunicaba el mundo de los muertos y de los vivos. Delante de ella se depositaban las ofrendas y se realizaba el culto funerario. Bajo tierra se encontraba la cámara sepulcral, a la que se accedía por un pasaje que se sellaba una vez depositado el cadáver. Frente a la relativa abundancia de restos monumentales de carácter funerario conservados, apenas hay ejemplos de arquitectura doméstica y construcciones civiles de las ciudades egipcias del Imperio Antiguo; puede suponerse su disposición sobre calles bien trazadas y planificadas, tal y como se hizo en las necrópolis, pero la utilización del adobe (ladrillos de barro mezclado con heno o paja y cocidos al sol) para levantar los palacios y viviendas no ha permitido su conservación hasta nuestros días. De este modo, los templos y tumbas, edificados en piedra y construidos con una clara idea de eternidad, proporcionan la mayor y casi única información acerca de las costumbres y forma de vida de los antiguos egipcios. IMPERIO MEDIO Durante el imperio medio tebano (2110 a 1600 a.C.), los templos suplantaron en importancia a las tumbas, por lo que se refiere al punto de vista arquitectónico. Se construyeron en las afueras de las poblaciones, formando verdades ciudades sagradas, a las que se llegaba por medio de amplias y largas avenidas bordeadas por filas de esfinges. El acceso a las puertas, situadas entre torres, se lograba mediante puentes levadizos. La verdadera puerta del templo se hallaba entre dos pirámides truncadas profundamente decoradas con relieves que reproducían triunfos del faraón. Gigantescas estatuas de él y de sus familiares decoraban los templos. Entro los templos mas famosos de la época destacan, por majestuosa y característica belleza, los de Luxor y Katnak. Estas edificaciones sagradas y los palacios de los faraones, incluyendo el Ramsés III en Medinet-Habu, permiten formarnos una idea de las proporciones ue la aqrquitectura alcanzó entre los egipcios en el imperio medio tebano. Una sucesión de gobernantes egipcios, iniciada con Amenofis III en el año 1390 a.C., se embarcó en la construcción del templo de Luxor, levantado a orillas del río Nilo, dentro de la antigua ciudad de Tebas, y unido al templo de Karnak por un dromos de 2,5 km. Las ruinas, en realidad un complejo conformado por varios templos, comprenden una serie de palacios, puertas procesionales, obeliscos, peristilos, columnatas y un muro elevado que cierra el recinto. El gran templo de Amón, que se localiza en Karnak, posee unas colosales estatuas hieráticas de Ramsés II, una de las cuales aparece en la imagen. Su reinado constituyó un gran hito en la historia del antiguo Egipto