Intervención de la excelentísima alcaldesa de Logroño, Doña Concepción Gamarra 150 aniversario llegada del ferrocarril a la ciudad Excelentísimo Presidente del Gobierno de la Rioja, Don Pedro Sanz Alonso, Secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Don Rafael Catalá Polo, Delegado del Gobierno, Consejero de Obras Públicas, Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, Señores y Señoras, Buenos días. Hoy nos hemos reunido aquí para inaugurar la exposición 150 años de ferrocarril en Logroño (1863-2013), “La ciudad y el ferrocarril”, celebrando la importancia que la llegada del tren tuvo para la ciudad de Logroño y su proyección en las décadas siguientes. Una exposición que genera una experiencia al visitante despertando el interés por la historia del ferrocarril en la ciudad de Logroño como impulsor de grandes desarrollos industriales y sociales, pero también como importante barrera para el crecimiento urbano que el trazado ferroviario ha significado. Porque un día como hoy 30 de agosto, hace 150 años, Logroño se subió al tren de la Historia. Y es que aquella locomotora de vapor que llegó puntualmente a las 12, simbolizaba la llegada de una nueva época de progreso para nuestra ciudad. Deteniéndose en los andenes de la Estación localizada entonces al sur de la ciudad entre las carreteras de Nájera y de Soria, la venida del tren abría Logroño a España y llevaba España a Logroño. Logroño era entonces una pequeña, pero activa, localidad privilegiada por la capitalidad provincial otorgada en 1833. Pero todavía era una ciudad amurallada, cuyo tejido construido se densifica de forma bastante intensa, a través de operaciones de reforma interior. Gracias a la incorporación a la incipiente red ferroviaria las murallas de Logroño se abrieron a la influencia de nuevas ideas y nuevas oportunidades. Principalmente, la posibilidad de difundir por España el talento y los productos logroñeses, y la oportunidad de recibir la positiva influencia de los nuevos aires que corrían por Europa. Pero la llegada de este tren del progreso no fue fruto de una simple espera. Fue un sueño hecho realidad después de muchos esfuerzos como lo es hoy la conexión de los barrios que estamos en 2013 viviendo. Los logroñeses nunca hemos sido de resignarnos a las circunstancias sino que nuestro espíritu emprendedor siempre nos ha llevado a salir a buscar las oportunidades y a crearlas con nuestro trabajo. Así sucedió entonces, cuando la Diputación Provincial de Logroño constituyó la Comisión Riojana del Ferrocarril de Tudela a Bilbao que procedió a la colecta de capitales de inversores riojanos que acumularon más de 5 millones de reales, destacando entre los inversores las figuras de Baldomero Espartero y de los diputados Sagasta, Vicente Bayo o Salustiano de Olózaga. Podemos comprobar que entonces, como ahora, la clave de nuestro progreso se ha basado en la colaboración entre la iniciativa pública y la privada en beneficio de toda la ciudad. Como fruto de esa colaboración de las tres Administraciones hoy, y por el acuerdo de 18 de octubre de 2012, Logroño va a contar con una nueva estación de autobuses que vendrá a implantar la intermodalidad, estación en cuyo proyecto ya se esta trabajando. Ya entonces, como ahora, los logroñeses entendieron que sólo trabajando juntos podemos conseguir que nuestra ciudad forme parte de la red de comunicaciones que sustenta la actividad económica y el desarrollo social. Así de claro lo tenían los miembros de la Comisión Riojana del Ferrocarril: “El tendido del camino de hierro por la línea del Ebro facilitará a La Rioja la exportación de sus frutos, el engrandecimiento de su comercio, la baratura de las comunicaciones y los transportes y la inmensa riqueza que desarrollará en nuestro suelo”. Hoy, como entonces, todo impulso económico generador de desarrollo industrial y social requiere una sociedad y una ciudad abierta, y de unas comunicaciones ferroviarias y por carretera que nos garanticen la competitividad y donde es trascendental, tal y como el propio Ministerio esta defendiendo, la inclusión del corredor ferroviario de Alta Velocidad CastejónLogroño-Miranda de Ebro en la red Transeuropea. Como pueden comprobar, la historia de la llegada del ferrocarril a Logroño es una página viva de la historia del progreso de una ciudad que desde entonces sigue avanzando. Porque el progreso siempre conlleva cambios: nuevas capacidades y nuevas oportunidades. Así sucedió con la historia de amor entre el tren y Logroño. Los cambios de uno formaron parte de la vida del otro y viceversa. La primitiva línea de Ferrocarril Bilbao-Tudela se trazó en la Ciudad de Logroño como un nuevo eje longitudinal, a priori externo a la urbe, que se configurará durante el siglo XIX como el elemento de borde hacia el que crecer. Tras el derribo de las murallas, la intervención más importante en el caso urbano fue la apertura y ensanchamiento de la calle de los abades que supuso un corte claro en dirección norte-sur como importante acceso a la calle Portales, al mercado y a la estación de ferrocarril. Además de esta calle -que tomó la denominación de Sagasta, en homenaje al político riojano impulsor en ese momento de la construcción del puente de hierro- la estación del tren propicio la apertura de otras nuevas calles; son los casos de Estación, Delicias y Camino a Lardero conocidas en la actualidad como Avenida de La Rioja, Miguel Villanueva y General Vara de Rey. Como ven, el tren cambió el rostro de Logroño. Pero Logroño crecía y las vías del tren se habían convertido en un cinturón de hierro que constreñía la expansión urbana. En los años 20 ya comenzaron a realizarse consultas y gestiones para modificar el trazado urbano del ferrocarril e intentar solucionar el obstáculo que significaba para el crecimiento de la ciudad. Un reto de ciudad. El desvío y la construcción de una nueva estación. Comienza así un largo proceso de definición de la variante ferroviaria que finalmente supondría el inicio de las obras del cambio de trazado y nueva estación en 1948, alcanzando la ciudad por esas fechas los 50.000 habitantes. El último tren que entró en la estación del Norte fue el Correo Bilbao-Zaragoza. Ocurrió a las 10 horas y tres minutos del 9 de Noviembre de 1958. Ese mismo día al sur de la ciudad y minutos después fue inaugurada la nueva estación, proyecto de los ingenieros Del Pino, Amorena. Posteriormente el ministro Jorge Vigón prendió la barrera. Las llamas representaban la anhelada despedida del paso a nivel localizado en la calle General Vara de Rey. Ese mismo día quedaba inaugurada la Estación de Autobuses y el edificio de Viviendas González-Gallarza. Fueron 10 años de esfuerzo y trabajo pero que resultaron muy beneficiosos dando lugar en 1960 a la operación emblemática de ocupación de los terrenos de la Gran Vía. Pero Logroño seguía creciendo a un ritmo vertiginoso, rebasando los 100.000 habitantes en la década de los 60. Y la historia se repetía. Las vías habían quedado encajonadas y una suerte de cicatriz rasgaba el casco urbano. A finales de los 80 ya era imperiosa la necesidad del soterramiento del ferrocarril. Se elaboran entonces los primeros estudios de alternativas con el objetivo de realizar una primera propuesta técnica de pasillo ferroviario. En 1999 se logra el acuerdo entre el Ayuntamiento de Logroño, el Gobierno de la Rioja y el Ministerio de Fomento para impulsar una actuación coordinada del Soterramiento en Logroño realizándose en el año 2000 el estudio informativo para la integración del ferrocarril en Logroño. La voluntad unánime de las tres administraciones, nacional autonómica y municipal hizo posible la fusión de urbanismo e infraestructura para suturar la “brecha” ferroviaria. Ha pasado una década y el soterramiento es una realidad. Estamos ante una “transformación radical” que esta actuación representa para una zona anteriormente ocupada por las vías del tren, y el incremento de la calidad de vida para todos los vecinos de Logroño. En estos momentos, los ciudadanos disfrutan de los primeros beneficios de esta obra emblemática gracias a la apertura de un gran espacio verde de 35.000 m2 sobre el soterramiento que transforma la zona e incrementa la calidad de vida de los vecinos, a la apertura, como ocurre hoy, de la conexión de Avenida de Colón con Gustavo Adolfo Becquer y del nuevo vial de Miguel Delibes y a la reurbanización de calles que acercan aún más los barrios de Cascajos y Lobete, que hacen que hoy 30.000 logroñeses estén más cerca los unos de los otros, mejor conectados y por tanto seamos una ciudad más unida, fuerte y cohesionada. Si el reto para nuestra ciudad, en el pasado fue el desvío y la construcción de una nueva estación, en la actualidad estamos comprometidos en el proyecto de integración del ferrocarril en la Ciudad de Logroño. Un gran proyecto que pocas ciudades en España están en estos momentos en condiciones de desarrollar, con la solvencia y viabilidad con la que lo estamos haciendo en Logroño. Y que nos lleva a seguir trabajando en el resto de los proyectos, ahora en redacción, de la rotonda de Vara del Rey y Miguel Delibes, en la nueva calle Lobete y en la estación de autobuses y el resto del parque. Un gran proyecto que demuestra que la crisis no ha logrado detenernos y que Logroño y La Rioja están en marcha. Un gran proyecto que ha creado puestos de trabajo en el pasado y en el presente, y que nos abre las puertas a un futuro de crecimiento y reactivación económica. Porque, como me gusta decir, estamos viendo ya la luz al final del tunel: es la luz del tren del progreso que se acerca. Y hoy, como hace 150 años los logroñeses estamos preparados para subirnos a ese tren. Les invito a acompañarnos. Muchas gracias.