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El Vaticano confirma la futura beatificación de dos
españoles
18 Enero 09 - B. M.
madrid- El Papa Benedicto XVI ha reconocido los milagros de dos nuevos españoles, el
cardenal Ciriaco Sancha y Hervás (1833-1909), que fue arzobispo de Madrid, Valencia
y Toledo, y el sacerdote Bernardo Francisco de Hoyos (1711- 1735), lo que servirá para
su proclamación como beatos. Monseñor Sancha y Hervás nació en Quintana del Pidio,
un pueblo de Burgos. Hijo de labradores, fue ordenado sacerdote en 1858 y en 1862
viajó a Cuba como secretario de monseñor Primo Calvo López, donde fue encarcelado
durante 10 meses por no reconocer como obispo al padre Llorente, quien se presentó sin
bulas pontificias. Este tiempo en prisión lo aprovechó para evangelizar a sus
compañeros de la cárcel. En 1869 fundó una congregación de religiosas para el cuidado
de huérfanos inválidos y desamparados: la Congregación de Hermanas de la Caridad del
Cardenal Sancha. Además de ser arzobispo de Madrid, Valencia y Toledo, monseñor
Sancha fue un gran promotor y defensor de los obreros y de los pobres, a quienes
socorría directamente con sus propios recursos, labor que le ganó el apodo de «el Padre
de los obreros». En 1897, tras unas inundaciones enormes en las huertas valencianas,
abrió las puertas de su palacio arzobispal y hospedó en él a las familias que perdieron
sus bienes y pertenencias. Murió en 1909 a los 76 años de edad y sobre su tumba, en la
catedral de Toledo, se encuentran inscritas las siguientes palabras: «Vivió pobre y
pobrísimo murió». El otro español en proceso de beatificación es Bernardo Francisco de
Hoyos, nacido en Torrelobatón (Valladolid) y que murió en 1711 con tan sólo 24 años,
pocos meses después de su ordenación sacerdotal. Cuatro más «venerables» Además de
estos dos próximos beatos, el Papa también ha aprobado el decreto que reconoce las
virtudes heroicas, primer paso del camino hacia la beatificación, a otros cuatro
españoles: Juan de Palafox y Mendoza, María de la Inmaculada Salvat, Liberata
Ferrarons Vives y José Tous Soler.
Ciriaco Sancha y Hervás y el sacerdote Bernardo Francisco de Hoyos
serán proclamados beatos
El Papa aprueba los milagros para la beatificación de
dos españoles
17 Enero 09 - Ciudad del Vaticano - Efe
El papa Benedicto XVI aprobó hoy los decretos que reconocen los milagros que
servirán para la próxima proclamación de cinco nuevos beatos, entre ellos dos
españoles: el cardenal Ciriaco Sancha y Hervás y el sacerdote Bernardo Francisco de
Hoyos.
Benedicto XVI también aprobó el decreto que reconoce las virtudes heroicas, primer
paso del camino hacia la beatificación, a otras seis personas, cuatro de ellas españolas.
Según la nota publicada hoy por la oficina de prensa del Vaticano, se ha reconocido un
milagro por su intercesión al cardenal Ciriaco Sancha y Hervás, quien fue arzobispo de
Madrid, Valencia y Toledo, nació en Quintana del Pidio (Burgos) el 18 de junio de 1833
y murió en Toledo el 25 de febrero de 1909.
También se reconoció el milagro necesario para su beatificación a Bernardo Francisco
de Hoyos nacido en Torrelobatón (Valladolid) en 1711 y quien murió a los 24 años,
pocos meses después de su ordenación sacerdotal.
Los otros dos próximos beatos serán el sacerdote italiano Carlo Gnocchi (1902-1956);
el religioso Raffaele Rafiringa (1856-1919), originario de Madagascar; y el alemán
Eustachio Kugler (1867-1946)
El Papa también aprobó las virtudes heroicas a Juan de Palafox y Mendoza (16001659), quien ejerció su obispado en Puebla de los Ángeles (México) y más tarde en
Osma, en Soria (España).
También proseguirán su camino hacia los altares de la Iglesia católica tras la aprobación
hoy de las virtudes heroicas, María de la Inmaculada Salvat y Romero, superiora
general de la Compañía de Cruz, quien nació en Madrid el 20 de febrero de 1926 y
murió en Sevilla el 31 de octubre de 1998; así como la laica de Olot (Girona) Liberata
Ferrarons Vives, terciaria Carmelita (1803-1842).
El pasado 22 de diciembre, aunque el Vaticano informó hoy, el Papa también promulgó
el decreto que concede las virtudes heroicas al sacerdote de Igualada (Barcelona) José
Tous Soler (1811-1871), fundador de la congregación de las Hermanas Capuchinas de
la Madre del Divino Pastor.
El camino hacia la santidad tiene varios escalones: el primero es venerable siervo de
Dios, que se obtiene con la concesión de las virtudes heroicas, el segundo beato y el
tercero santo.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro
debido a su intercesión y para que sea canonizado (santo) es necesario un segundo
milagro. Ese segundo milagro debe ocurrir después de ser proclamado beato.
En el caso de martirio, es decir, aquellos que murieron por no renunciar a la fe católica,
no es necesario milagro para ser beatificados, pero sí es obligatorio el milagro para ser
canonizado.
Palafox: de pastor a virrey y santo
Defendió a indios y artistas en el México del s.XVII. Potenció la música barroca y la
indígena
7 Diciembre 08 - P. H. Breijo / P. J. Ginés
MADRID- El Vaticano ha reconocido las virtudes heroicas de Juan de Palafox y
Mendoza (1600-1659), que fue obispo de Puebla (México) y Virrey de Nueva España.
Este reconocimiento es un paso necesario en el camino a la beatificación, para la cual se
exige además constatar un milagro atribuible a la intercesión del personaje estudiado. Se
espera que este mes el Papa Benedicto XVI firme el decreto de reconocimiento de sus
virtudes. Juan de Palafox nació en Fitero, un pueblo de Navarra, como hijo natural del
marqués de Ariza. Vivió humildemente como un niño pastor hasta los diez años, cuando
su padre lo reconoció y lo envió a estudiar con los jesuitas a Tarazona y Huesca. Pasó
por las universidades de Alcalá y Salamanca y llegó a ser fiscal del Consejo de Guerra y
del Consejo de Indias antes de ser ordenado sacerdote. A instancias del rey, fue
nombrado en 1639 obispo de Puebla. En México era el informador de confianza del rey,
con el cargo de «visitador» para luchar contra la corrupción. Incluso ejerció
provisionalmente como Virrey y Capitán General en 1642. Se le recuerda por su
posición a favor de la población indígena. Prohibió claramente cualquier método de
conversión que no fuera la palabra y la persuasión. Fue el primero en traducir al idioma
náhuatl el catecismo e introdujo canciones indígenas en la liturgia. En 1650 escribió
«De la naturaleza y virtudes del indio», un texto equilibrado que defiende a los nativos
americanos sin caer en el mito del «buen salvaje». Puebla fue, bajo su mecenazgo
artístico, el centro de la música barroca del México virreinal, con la presencia clave del
compositor Juan Gutiérrez de Padilla. Palafox se esforzó por renovar la vida monástica
y el seminario. Construyó tres colegios, uno de ellos para niñas. Los estudiantes tenían
acceso a una enorme biblioteca, hoy llamada Palafoxiana, compuesta de cinco mil libros
de filosofía y ciencia. De 565 obras suyas que nos han llegado, abundan los tratados
políticos en los que Palafox critica a Maquiavelo y a Bodin y da consejos para la
correcta formación de los gobernantes cristianos. Se enfrentó a los jesuitas por
conflictos de jurisdicción entre la Iglesia diocesana y el clero regular. Presiones en la
Corte le obligaron a volver a España en 1649, donde fue obispo de Osma hasta su
muerte diez años después. Siete años después de su muerte se descubrió que su cuerpo
permanecía incorrupto. Empezó su larguísimo proceso hacia los altares, que alternaba
testimonios de sacerdotes que lo admiraban por sus virtudes religiosas en México y
España, con la oposición de sus rivales jesuitas. Por su sensibilidad, Palafox recuerda a
muchos la figura de Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, que también venía
de la política, defendió a los indios y creó un sistema de pueblos-hospital. La Iglesia
reconoce a Quiroga como «siervo de Dios».
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