Enrique Robinson Bours Almada La iniciativa de Guadalupe Salcedo de vender los huevos que producían las gallinas del traspatio de su casa para ayudar a su esposo a solventar sus deudas económicas, fue el antecedente de lo que años después se convirtió en la empresa avícola más importante del país: Bachoco. Enrique Robinson Bours Almada nació el 23 de abril de 1927 en Navojoa, Sonora, a los 15 años fue enviado a estudiar junto con sus tres hermanos, Alfonso, Javier y Juan a Estados Unidos. Se interesó por la filosofía, carrera que cursó en California, Estados Unidos y que tuvo que abandonar influenciada por su padre, quien le sugirió estudiar algo más productivo como la ingeniería. Uno de los hechos que más le impactó durante su juventud fue el patriotismo que demostraron varios de sus compañeros, quienes se alistaron para defender a su país durante la Segunda Guerra Mundial. Pocos años después se enteraría que la mayoría de ellos perdieron la vida en el combate. Los hermanos Robinsons Bours Almada se interesaron por laborar en la industria agropecuaria: Alfonso, quien ya murió era agricultor; Javier distribuía maquinaria y Juan vendía fertilizantes. Aficionado a la historia y al cuidado de su pequeña granja, Enrique decidió, después de 20 años de elaborar en la industria automotriz, aventurarse en un nuevo negocio que su esposa había iniciado de manera informal: la producción y venta de huevo. Sus instalaciones fueron sencillas y su lema fue el de trabajar con la mayor eficiencia y el menor número de empleados; en 1971, Bachoco, empezó a posesionares también en la venta de pollo. En 1996 la presidencia de Bachoco quedó en manos de su hijo, Eduardo Bours, quien dos años atras compró Del Monte Fresh Produce a la cual logró levantar de la crisis financiera en la que se encontraba y posteriormente vendió al consorcio chileno IAT. Preocupado por el crecimiento empresarial en México, Eduardo Bours, preside desde 1995 la Unidad Coordinadora para el Acuerdo Bancario Empresarial (UCABE), organismo renegociador de deudas bancarias que ha sido denominado “El Barzón de los ricos” y que durante 1997 contribuyó a la resolución de cerca de 50 casos de compañías en deudas por un monto aproximado de 8 mil millones de dólares. Con una inteligente proyección a futuro, Eduardo Bours, se hizo amigo de personalidades del mundo político y económico como Guillermo Ortiz, Luis Téllez, Herminio Blanco Emeterio Ochoa Zuñiga, Faustino Félix Escalante y el hijo del gobernador de Sonora, Faustino Félix Serna. Eduardo Bours fue aspirante a la gubernatura de dicho estado por el PRI en 1996. El 16 de junio de 1997 fue nombrado presidente del Consejo Coordinador Empresarial que a su vez representa a instituciones como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco) y la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin) Hoy Enrique Robinson Bours Almada, radica en la ciudad de Celaya, es miembro de los Consejos de Administración de Banca Serfin, Industrias Bachoco, Macro Asesorías Económica y Grupo Herdez, entre otras compañías. Bachoco El origen de la primera granja de Bachoco, ubicada en el Valle del Yaqui, fue en 1952 e inició con un total de mil pollos de los cuales 700 llegaron a producir huevo. Para la década de los 50, tenían ya cinco granjas que empezaron a abarcar el mercado norte del país. La venta de pollo superó la del huevo, y para la década de los 70 Bachoco comenzó a expandirse al Bajío, Guadalajara y algunos estados cercanos al Distrito Federal. Esta fue la primera empresa mexicana en contar con su propia planta procesadora, ubicada en Celaya, Guanajuato, instalaciones que permitieron mejorar las condiciones de higiene en la matanza de las aves realizada hasta entonces de manera inadecuada. Para los 90 Bachoco alcanzó su máximo éxito y en 1993 fue ubicada en el primer lugar entre las 10 mejores empresas del país, por ser la única que alcanzó un crecimiento económico del 16.9 por ciento. Actualmente cuenta con 3 granjas productoras de huevo, 3 procesadoras de pollo y 34 centros de venta en todo el país. Su casa matriz está ubicada en Celaya Guanajuato. Frank y Walter Sanborn Frank Sanborn puso de moda comer en una barra, así como desayunar y cenar fuera del hogar, pues en el segundo piso de la Casa de los Azulejos abrió un salón de lectura y un espacio en donde un grupo de señoritas mecanografiaban correspondencia gratis. Nació en México así un nuevo concepto comercial que se consolidaría como el más sólido en su género. Los hermanos Frank y Walter Sanborn nacieron en Estados Unidos en 1870 y 1875, respectivamente; ambos estudiaron para químicos farmacéuticos, pero Frank no pudo terminar por una enfermedad de un ojo, por lo que vino a tierras mexicanas en 1903, en compañía de su esposa y sus dos hijos. En ese mismo año fundó junto con su hermano Walter la Sanborn’s Farmacia Americana, en el centro de la Ciudad de México, que contó con la primera fuente de sodas de la capital. La principal característica fue que sus productos eran elaborados con leche que los hermanos Sanborn pasteurizaban. Los postres que la hicieron famosa fueron los sundaes y las bananas split, culpables de que Porfirio Díaz y su esposa se convirtieran en clientes del lugar. En 1910, a raíz de las dificultades políticas y económicas del país, Walter decidió regresar a su patria. Un año después la esposa de Frank decide hacer lo mismo para ofrecerles una mejor educación a sus hijos, lo que propició el divorcio de la pareja. Frank, quien se volvió a casar en 1917, logró consolidar dos años más tarde la tradicional tienda de la Casa de los Azulejos, con su vajilla china azul y blanca, los claveles rojos y blancos en un florero de vidrio soplado, el tradicional uniforme de las meseras y la típica loción Sanborns, después de haberla comprado a Francisco Yturbe. El emblema de los tres tecolotes, dibujado por Frank, que representaba la ciencia del farmacéutico y a sus dos hijos, Frank y Jack, quedaron registrados legalmente el 27 de febrero de 1917 y tuvieron su debut el día de la inuguración de la Casa de los Azulejos. Su diseño ha evolucionado a lo largo de años y desde los 50 quedó como se conoce actualmente. Durante los años 30 Frank introdujo modelos exclusivos para dama con los que se organizaron desfiles de moda; por estas fechas inició también la venta de artesanías mexicanas incluyendo la orfebrería. En 1946 Frank vendió la Casa de los Azulejos junto con la segunda sucursal, en la ciudad de Monterrey, a la compañía Walgreen de Chicago. Entre las personalidades que visitaron la Casa de los Azulejos estuvieron los duques de Windsor, el presidente estadounidense Richard Nixon y el general Francisco Villa. Frank murió a los 86 años en el Distrito Federal en 1956, al poco tiempo de haberse nacionalizado mexicano; Walter seis años antes, en Estados Unidos. Sanborns Los orígenes de la cadena de tiendas-restaurantes más importantes de México se remonta al sábado 11 de octubre de 1919, año en el que se inauguró la Casa de los Azulejos que contaba con los departamentos de regalos, novedades y un salón de te. Las ganancias de ese día fueron donadas a la Cruz Roja y esa fecha fue recordada como la más importante del año, razón por la que la prensa nacional le dedicó páginas completas. Sanborn’s se convirtió en poco tiempo en el lugar de moda que visitaban las personas de todas las esferas sociales; se caracterizó por abrir una importante fuente de trabajo para el sector femenino y por poner de moda la costumbre de merendar fuera de casa. En 1936 se abre la segunda sucursal en Monterrey y la tercera en 1949, en el hotel Del Prado, de la Ciudad de México, misma que cerró después de los sismos de 1985. Para ese año habían ya 31 tiendas en todo el país, que fueron adquiridas por el Grupo Carso. Sanborn’s número 100 fue inaugurado el 10 de febrero de 1999 en Plaza Insurgentes, el cual se une al resto de las tiendas como el lugar ideal para tomar un café, esperar a un amigo o pasar un buen rato hojeando la vasta colección de revistas con que cuenta. Manuel, Placido y Jerónimo Arango Cerrar un centro comercial en pleno día porque la gente ya no cabe e, incluso, tener que llamar a la policía para contener a la muchedumbre que ansía entrar a comprar, es un asunto que suena totalmente descabellado para el siglo XX; sin embargo, eso fue lo que ocurrió cuando en 1958 abrió sus puertas Aurrera, la primera tienda de autoservicio del país. Sus propietarios, Jerónimo, Plácido y Manuel Arango, nacieron el Tampico, Tamaulipas, de donde tuvieron que salir muy pequeños pues Manuel tenía asma y el clima de ese lugar le afectaba mucho. Ante tal situación, su padre, el señor Jerónimo Arango Díaz, un español venido de Asturias en busca de una mejor vida, decidió viajar con su familia a la Ciudad de México. En las calles de Chimalpopoca y Bolívar, el señor Arango compró una pequeña fábrica de telas, en la que después se comenzaron a confeccionar prendas de trabajo y ropa en general, que comenzó a vender ahí mismo, en una pequeña tienda de 250 metros cuadrados llamada Central de Ropa. A las prendas vendidas por los Arangos se les impuso el nombre de Aurrerá, palabra de origen vasco que significa adelante, y eso, precisamente, fue lo que hizo la familia, seguir adelante con el negocio, al que ya no sólo surtieron de camisas, sino también de discos, artículos para el hogar y toda una serie de mercancías acordes a las necesidades de su clientela. Hombre de escasa formación académica, Jerónimo Arango Díaz siempre se preocupó por la educación de sus hijos, por lo que no sólo los envió a buenas escuelas en el país, sino que también les pagó colegios en Estados Unidos para que aprendieran inglés. En cierta ocasión, Manuel acudió precisamente a EU a un seminario sobre el futuro del menudeo en el mundo, donde se hablaba de la apertura de grandes tiendas de autoservicio, con cajas registradoras a la salida y donde se podía adquirir todo tipo de artículos. En forma paralela, Jerónimo y Plácido siguieron de cerca el desarrollo de las tiendas de descuento de Nueva York y decidieron implantar en México esa misma fórmula. Cierren las puertas señores En la misma tienda propiedad de su padre, los hermanos Arango decidieron poner en operación su nuevo sistema comercial. Aurrerá se convirtió entonces en la primera tienda de autoservicio del país y en la primera bajo el concepto de tienda departamental, al albergar en un solo sitio desde frutas, hortalizas y verduras, hasta carnes, pescados, mariscos, electrodomésticos y ropa para toda la familia. Otra de las novedades de Aurrerá fue el hecho de que la gente podía escoger la mercancía a su gusto con sólo tomar un carrito e irlo empujando por uno y otro pasillo. El pago, al final, se hacía en las cajas registradoras dispuestas cerca de la puerta de salida. Aurrerá y su nueva forma de venta revolucionó para siempre el comercio en México. Hoy, fieles a sus principios de ofrecer a su clientela lo mejor, forma parte del grupo Cifra Wall Mart, cadena líder en el campo de los autoservicios, que cuenta con 63 bodegas y 33 hipermercados Aurrerá, 27 supercentros Wall Mart, 33 tiendas Sam’s Club, 36 almacenes de ropa y 7 tiendas de liquidaciones Suburbia, así como 181 restaurantes.