Ver la magistral ponencia de Gastón Soublette

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Poesía y Sabiduría.
Gastón Soublette
En la antigüedad la poesía y la sabiduría estaban íntimamente
vinculadas, esto es, que la formulación de la sabiduría para la enseñanza
v la tradición, se hacía en textos versificados. Un buen ejemplo de eso
son los así llamados "Versos Áureos" de Pitágoras, el Tao Teh King de
Lao Tse y los refranes populares, una buena parte de los cuales fue
versificada con rima y metro,
Después vino la filosofía, v la sabiduría se intelectualizó y se volvió
prosaica, pero la poesía ,,e renovó al liberarse del pie forzado del metro y
la rima. Se crearon nuevas formas de lenguaje poético N, el poeta se
volvió reflexivo. El poder de su intuición fue más fuerte que el
razonamiento. Por eso en el lenguaje de los grandes poetas del siglo XX
hay momentos particularmente lúcidos en que accede a la formulación de
verdades universales referidas al "sentido", vale decir, entran en el
ámbito de la sabiduría.
Los ejemplos que citaremos a continuación están tomados del libro
"Memorial de Isla Negra" de Pablo Neruda, obra reflexiva y narrativa que
parece ser como un balance del sentido que el poeta rastrea en su vida
al evocar el itinerario de lo vivido.
En un poema titulado "Tal vez tenemos tiempo" (Título poco
acertado, dado el contenido del texto), él dice que la verdad ha muerto,
en los siguientes términos:
... ayer murió la verdad
y aunque lo sabe todo el mundo
todo el mundo lo disimula:
ninguno le ha mandado flores:
ya se murió v no llora nadie"
Podría pensarse que se trata de una ironía, en cuanto la palabra
"verdad" remite a una tradición religiosa y filosófica, y está ausente de las
ideologías modernas. Pero el desarrollo que el poeta hace en los versos
siguientes nos sugiere que se trata de un pensamiento más serio con
visos de tragedia...
“Antes debíamos pelear
con armas de oscuro calibre,
y por herirnos olvidamos
por qué estábamos peleando.
Nunca se supo de quién era
la sangre que nos envolvía.
Acusábamos sin cesar,
sin cesar fuimos acusados;
ellos sufrieron, v sufrimos.
Y cuando ya ganaron ellos
y también ganamos nosotros,
había muerto la verdad
de antigüedad o de violencia.
Ahora no has- nada que hacer:
todos perdimos la batalla."
Esta profunda reflexión acerca del sinsentido de nuestras guerras
contiendas se asemeja a un episodio de la vida del Buda en el que se
cuenta cómo éste se aventuró a entrar a un campo donde los ejércitos
iban a iniciar una batalla. El Buda converso con ambos generales y por
el tenor de sus palabras él los convenció de que no había razones
convincentes para recurrir a las armas, vale decir, que la batalla que iban
a iniciar no tenía sentido. A consecuencia de lo cual los generales dieron
orden de retirarse a ambos ejércitos.
Pablo Neruda para decir lo que dice en este poema se sitúa por
sobre las razones que los hombres dan para defender sus intereses,
dando a entender claramente que esas razones de unos y otros para
herirse carecen de validez confrontadas con eso que él llama la "verdad".
La insistencia misma en el absurdo de los motivos que nos llevan a
herirnos unos a otros, homologa la palabra verdad con la palabra sentido.
Asimismo cabe notar que las pretensiones de justificarnos para
hacer el daño que hacemos nunca alcanzan a ser reales justificaciones;
siempre hay algo más alto que nuestras razones que escapa a nuestra
mente
La posición en que se ha situado el poeta se asemeja también a la
de Lao Tse en su célebre Tao Teh Xing (Libro del Tao/y la Virtud) por
cuanto el sabio chino en ese libro se eleva por sobre los pares de
opuestos del sí y el no, del bien y del mal, para mirar el mundo desde una
dimensión en que dichas antinomias pierden realidad en cuanto surgen
del artificio del lenguaje en una mente cargada de supuestos.
Asimismo cabe hacer notar que la intención del poeta es la de dejar
en claro que la muerte de la verdad o la pérdida del sentido es algo que
ha ocurrido recientemente ("ayer murió la verdad") y peor aún, que todos
lo sabemos pero seguimos viviendo como si lo ignoráramos.
Este pasaje está relacionado con otro del poema "La Soledad", del
mismo libro, el cual dice:
"Pregunté a los otros después
a las mujeres, a los hombres
qué hacían con tanta certeza
y como aprendieron la vida;
en realidad no contestaron;
siguieron bailando y viviendo."
La palabra clave de esta estrofa es "certeza", la tendencia que todos
tenemos a formular afirmaciones acerca de lo que estimamos verdadero
o falso. La inquietud del poeta acerca de lo que es verdadero vibra
intensamente en la reflexión que dice: "qué hacían con tanta certeza".
Pero las personas consultadas eran como los generales de la frustrada
batalla del Buda, en realidad no saben por qué hacen lo que hacen,
porque como va lo dijo Marx : "Los hombres hacen la historia, pero no
saben la historia que hacen".
Es curiosa esa posición de Pablo Neruda en estos poemas, la cual
no resulta de su ideología ni de ninguna ideología como lo entendemos
hoy, por cuanto es la posición frente al sentido, que han tenido todos los
sabios del pasado. Por eso quizás en un verso él nos dice que la verdad
murió de "antigüedad… También nos dice que murió de violencia con lo
cual se refiere a lo que Pascal Quignard llama "la guerra infinita" (o
incesante) que caracteriza a la historia de la civilización desde hace
muchos milenios.
El poeta parece condenar como insensata a toda la historia
universal. Y si ha sido la pérdida del sentido el resultado de tanta
insensatez, es obvio que todos hemos perdido esa batalla incesante en
que los pueblos se han enfrentado desde que el mundo es mundo. Por
lo demás la misma palabra insensatez significa ausencia de sentido.
La ortodoxia sapiencias del poeta es sorprendente, y hasta cabe
pensar que ni él mismo hizo consciente el trasfondo de su discurso,
porque el sentido es preexistente al hombre, está implícito en el orden
universal, incluyendo la vida de los hombres que lo intuyen v lo enseñan.
Todo lo cual es proclamado, por así decirlo, en el poema "El Episodio"
"Cuando yo abrí los ojos a este mundo
y recibí la luz, el movimiento,
la comida, el amor v la palabra,
quién me diría que en todos los sitios
rompe el hombre los pactos de la luz
construye y continúa los castigos..."
La expresión clave es la frase: "rompe el hombre los pactos de la
luz". La preexistencia de eso que él llama "pacto", sugiere, como lo
proclama Juan Evangelista en el prólogo del cuarto evangelio, que hay
una luz preexistente que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
El poeta coincide con el texto bíblico al proclamar que ese vínculo
nuestro con la luz es un pacto. Lo cual no es sólo una muestra de
ortodoxia sapiencias sino también bíblica. Y ése es el supuesto que
sustenta todo su discurso sobre la verdad v el sentido. Todos nacemos
con la capacidad para captar el sentido, pero en todas partes los
hombres rompen ese pacto originario que la luz ha hecho con los de
nuestra especie. La consecuencia de eso es graficada con la palabra
"castigo".
Según el poeta esos castigos son "Construidos" y
"continuados" por los hombres, con lo cual se sugiere que son inherentes
a la civilización humana. No es otra la posición en que se sitúa nuestro
poeta al describir su llegada por primera vez a la ciudad capital, Santiago,
lo cual describe en su poema "El Tren Nocturno", en un pasaje que dice:
“... vi por vez primera
la manos del cinismo:
Entré en la multitud que ganaba o perdía"
Las expresiones claves aquí son la ganancia y la pérdida. La
sociedad no es una comunidad, es una multitud cuyos intereses
individuales o de grupo sustraen o niegan algo a otros individuos o
grupos. En una lucha de explotación y dominio de unos sobre otros.
Contra eso el poeta exclama en el poema "El Fuego Cruel":
“... Déjenme regresar a mi alegría,
a la salvaje sombra, a los caballos,
al negro olor de invierno de los bosques"
Contra eso, cabe decir también que él tomó una opción política bien
precisa y determinada, de todos conocida.
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