Entrevista al padre Miquel Mascaró, coordinador del grupo de Diálogo Interreligioso de Mallorca Miquel Mascaró nació en Sa Pobla, pueblo del norte de Mallorca caracterizado por su actividad agrícola. En su juventud, el padre Miquel trabajó en el mundo de la marginación en el colectivo La Paciencia e ingresó en la congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones, popularmente conocida como los “Pares de Lluc”. Cursó estudios de teología en la Facultad de Teología de Sant Pacià de Barcelona, se licenció en Teología Espiritual en la Facultad de Santa Maria de los Ángeles de Buenos Aires. Estudió Magisterio y además realizó estudios en diferentes religiones. Actualmente dirige diversos cursos sobre psicología y espiritualidad que cada año se realizan en la ermita de Sant Honorat (Randa). Hace unos meses fue elegido coordinador del grupo de Diálogo Interreligioso de Mallorca. Miquel, ¿por qué existe un grupo de Diálogo Interreligioso en Mallorca? Mallorca es un escenario donde residen personas procedentes de diversos países del mundo, muchas de las cuales practican su religión. ¿Hay algo más entrañable que reunirnos para aprender unos de otros? ¿No crees que ha llegado el momento de pensar que la Verdad no la tiene en exclusiva ninguna religión?. Me gusta recordar aquella expresión de la Carta a los Hebreos que dice: “En muchas ocasiones y de muchas maneras, Dios antiguamente había hablado a los padres por medio de los profetas…”. Para los cristianos Dios ha hablado por medio de Jesús, pero también debemos tener la certeza que, a lo largo de la historia, Dios ha revelado su misericordia de muchas maneras. ¿Quién forma el grupo de Diálogo Interreligioso de Mallorca? En estos momentos forman parte del grupo representantes de las tradiciones Judía, Cristiana, Musulmana, Budista, Bahai i Brama Kumaris. Sabemos que en Mallorca hay otras tradiciones que no están presentes en el grupo, por eso esperamos y deseamos que algún día también alguno de sus representantes participen en él. ¿Cual es la finalidad del grupo? En primer lugar compartir la riqueza espiritual que hay en las diversas tradiciones y, en segundo lugar, hacer un equipo de trabajo para dar a conocer a la sociedad mallorquina la riqueza espiritual y el potencial social que supone el diálogo entre las religiones. ¿Es fácil establecer el diálogo? El papa Juan XXIII ya proclamó que entre las religiones hay más elementos que nos unen que los que nos separan y esto lo reafirmamos. Por otra parte, las religiones juegan un papel decisivo en la sociedad actual. Así como pueden ser causa de discusiones, violencia e incluso guerra, también pueden ser motivo de paz, unidad y progreso. Éste es el mensaje que queremos transmitir. El diálogo interreligioso es el desafío espiritual del futuro de todas las tradiciones para el bien de la sociedad y de la paz mundial. ¿Eso quiere decir que las religiones tienen un peso social importante? En efecto, las religiones son el eje vertebrador de una sociedad en paz y contribuyen al progreso de los pueblos. Tienen un fuerte componente social hasta el punto de ser portadoras de esperanza y de compromiso social para humanizar nuestra sociedad, ofreciendo a sus creyentes la posibilidad de proyectar toda su dimensión espiritual. ¿De qué manera pueden compartir un espacio común religiones que han estado históricamente enfrentadas como la judía, la cristiana o la musulmana? En efecto hemos estado enfrentados y en algunos puntos del planeta siguen enfrentados. Desgraciadamente en nombre de Dios nos hemos enemistados, enfrentados e incluso nos hemos declarado la guerra. La historia no la podemos cambiar. Sin embargo en todas las religiones se respirar la compasión, la tolerancia, el amor, el perdón. Pero no siempre lo hemos sabido practicar. Pienso que debemos aprender de los errores de la historia. Para el bien de la humanidad ha llegado el momento que compartamos aquellos valores que nos unen y nos hermanan haciendo posible un mundo más habitable para todos. ¿De dónde te nace esta pasión por las religiones? Hace tiempo que me di cuenta que la Iglesia católica, teniendo el gran desafío de comunicar al mundo la Buena Noticia de Jesús, se había estancado, cerrando puertas al diálogo con la cultura moderna y a las diferentes formas de vivir la espiritualidad, moralizando y dogmatizando la frescura del Evangelio. Por eso hoy hay que acudir a los místicos, ellos han ido más allá de los limites espirituales de sus propias tradiciones y desde este centro espiritual nos han enseñado que todos somos Uno. Todos estamos en el corazón de Dios y Dios no hace diferencias ni de raza, ni de credos, ni de culturas. Mi experiencia de Dios radica en un Dios que es Padre de todos sin excluir a nadie. Éste es el motivo de mi pasión por lo interreligioso. Eres religioso de los Misioneros de los Sagrados Corazones y sacerdote, ¿tu trabajo en el campo de una espiritualidad interreligiosa ha dificultado tu relación con tus superiores? No, en absoluto, ellos receptan mi decisión y aceptan mi trabajo. Siento que la Iglesia debe abrirse todavía más a esta dimensión interreligiosa. Juan Pablo II tuvo gestos muy significativos convocando a Asís a los diversos líderes espirituales a orar por la paz mundial. Tengo la certeza que el encuentro interreligioso debe ser una de las líneas pastorales del futuro de todas las tradiciones. En palabras del Concilio Vaticano II diría que es uno de los Signos de los Tiempos. Esta experiencia la tuve sobre todo cuando hace unos años visité la India. En este país de contrastes me di cuenta de la profundidad que supone vivir en clave interreligiosa. En la India salía por sus calles para ser bautizado por las miradas profundas de la gente sencilla. ¿Pueden las religiones, los credos unidos, volver a ser esperanza de la humanidad? Sí y con certeza. Durante gran parte del siglo XX se anunció la muerte de Dios (recordemos los filósofos de la “Sospecha”) y también el final de las religiones. Sin embargo, las religiones a principios del siglo XXI vuelven a tomar un importante lugar en la plaza pública, aunque esto pueda producir un cierto desconcierto y esperanza al mismo tiempo. Pero dentro de cada religión hay diferentes tendencias. En todas las religiones podemos observar un estilo regresivo y otro progresivo. El primer modelo se nutre del pasado, de la nostalgia utilizando un lenguaje obsoleto y desencarnado de la realidad. Éste es un tipo de religión que somete e impide vivir una espiritualidad más allá de sus cánones. El segundo modelo, sin embargo, presenta la religión como un fenómeno progresivo que posibilita un impulso hacia delante, hacia el Absoluto. Entendemos que las religiones contienen un legado espiritual de conocimiento humano y espiritual de lo Invisible que es insustituible. Las diversas tradiciones son portadoras de una sabiduría y un conocimiento sobrenatural necesarios para la realización de la persona humana. ¿Cuáles son los límites del diálogo interreligioso? Se dice que el color blanco es la síntesis de todos los colores, pero no todo debe ser blanco ya que en la variedad de colores hay más variedad y más belleza. El límite sería querer hacer un sincretismo que se debe evitar a toda costa. No se debe pretender una unidad a cambio de perder la diversidad, la especificidad y la identidad de las tradiciones que enriquecen esa unión. Hay que evitar ese extremo como también lo contrario, que las posiciones blindadas tan preocupadas por su propia identidad hagan imposible el encuentro. Hemos de lograr una danza espiritual entre ambas sensibilidades para que se fecunden unas a otras. Sin embargo, la impresión que recibimos es que el fundamentalismo, por su naturaleza evidentemente contrario a cualquier diálogo, es el que impera en las grandes religiones. Los fundamentalismos han existido y seguirán existiendo en las religiones. El Diálogo Interreligioso es una invitación a un cambio de paradigma. A cantar una misma melodía a diferentes voces. Son las voces milenarias de los legados espirituales que han ayudado a dar sentido a la vida a tantos y tantos hijos e hijas de Dios. Pienso que así como no hay que banalizar la herencia espiritual de las diversas tradiciones puesto que todas ellas son portadoras de una sabiduría que mana del corazón de Dios, tampoco hay que hacer absolutos. Ninguna tradición tiene la Verdad en mayúscula. Sólo los que se sitúan en los extremos, normalmente son pocos fiables, se dejan atrapar por los fundamentalismos. Como misionero has visitado Latinoamérica y otros lugares de misión, ¿dónde has sentido con más fuerza la presencia de lo sagrado? En todo lugar se puede sentir la presencia de lo sagrado, todo es presencia de Dios incluso en los lugares más inhumanos, pero hay espacios donde se siente una energía que nos desborda. En América Latina y también en la India sentí la paradoja de la vida al observar que entre la pobreza material había una gran riqueza espiritual, un gran afán por lo sagrado. En esos lugares descubrí una fuerza espiritual desbordante que conmueve porque se ha sabido leer el verdadero sentido de la vida. En esos lugares santos sólo hay un dogma: la Vida y la apertura al Misterio. En los países económicamente desarrollados nos hemos ido llenando de cosas materiales a costa de perder el contacto con la inmediatez de la vida, con lo sagrado. ¿Es posible recuperar el sentido de lo sagrado en Occidente? Sí, es posible, no olvidemos que también Occidente es un espacio sagrado, de presencia del Absoluto, pero lo hemos adulterado con el consumismo, secularizando lo que era sagrado. Para recuperar el sentido sagrado será necesario recuperar también la capacidad de agradecimiento, de admiración, de apertura y de acogida del otro, de expandirnos en esta realidad de Dios que el Maestro Eckhart, místico del siglo XIII, decía hacernos Uno con Dios. Insisto, los cristianos tenemos una gran noticia que lo anuncia y que es la frescura del Evangelio. Creo que bebiendo de la fuente espiritual de Oriente podemos encontrar aquellos elementos que pueden facilitar a Occidente descubrir la sacralidad de cada persona. Dios ha dejado su huella en el corazón de los hombres y del cosmos. El desafío es saberlo descubrir. Existe la impresión que en el campo de la espiritualidad es Oriente quien deben enseñar a Occidente, ¿acaso Occidente no tiene nada para aportar al mundo? Tanto Oriente como Occidente hacen su aporte a la espiritualidad y nadie debe enseñar a nadie. Oriente y Occidente son culturas muy diferentes ambas con un legado espiritual milenario. Aunque últimamente, sobretodo en Europa se ha puesto de moda los rasgos de la espiritualidad Oriental: la respiración, la atención al cuerpo, la repetición de mantras… Muchos de estos rasgos los encontramos en el cristianismo, tal vez, de una manera no tan sistematizada; una muestra de ello son los místicos españoles del siglo de Oro. Será en la epifanía del encuentro donde nos enriqueceremos mutuamente y aportaremos una nueva luz de esperanza facilitando así una profunda comunión con el que es Todo en Todos. Para terminar, un deseo Que todos seamos Uno. Uno en el Absoluto que es Dios y que tengamos la certeza que ninguna religión puede agotar su misterio. Vivir la mística de la comunión para vivir la plenitud de la vida. Katia Suñer (Periódico Buenas Noticias)