LA DÉCIMA COMPAÑÍA DE RECICLAJE (Nicolás Salazar Romero) Un camión salía de la décima compañía de reciclaje. Tenía que hacer un recorrido un poco largo. De pronto, el chofer vio una sombra en forma de lobo que se movía muy rápido, muy rápido, de repente sintió un golpe seco en el techo del camión, y uno, y otro, sin cesar. Comenzó a sudar, sus latidos se aceleraron y se le erizó el cabello cuando vio aparecer aquella extraña mano, un tipo de mano que nunca había visto antes, algo así como una mezcla entre humana y garras de lobo. A estas alturas el pobre chofer quedó petrificado, aquella horrible mano pertenecía a un ser increíble, muy peludo, con hocico, muy pálido. Aquella siniestra figura había abierto finalmente el techo del camión. El chofer no sabía que hacer, frenó, pero no pasó nada, repentinamente lo tomó de la cabeza y empezó a hacer fuerza. Más tarde, un auto azul se detuvo frente a la décima compañía de reciclaje. El guardia de seguridad quiso saber quien era. - ¡Soy un detective!, ¡Voy hacer una inspección a ésta compañía de reciclaje! – exclama exaltado. Era cierto, se dirigía a la compañía de la cual habían encontrado un camión , con mucha sangre y sin un cuerpo, pero sentía que éste, su primer caso no iba a ser muy fácil, pero para él era un reto, iba a ver que podía encontrar. No consiguió mucha información en ese lugar, de modo que se dirigió donde fue encontrado el camión. Estando allí, sintió calofríos en el cuerpo, de pronto en un especie de mini bosque, encontró un árbol raro, era grande, lo tocó y su mano quedó manchada con sangre, pensó que el árbol sangraba y no supo que hacer, estaba en eso, cuando vio una sombra deslizarse, Se asustó y corrió lo más rápido que pudo hasta el auto. Abrió la puerta, entró, pero no alcanzó a cerrarla, una mano peluda lo tomó por el cuello y lo zarandeó hasta que no supo nada más. Alex, otro detective al cual se le asignó el caso que el anterior y joven detective no terminó, era más viejo, por lo tanto más avezado. Ahora eran dos asesinatos, ambos ocurridos en el mismo lugar. Alex no podía imaginar cual podría ser el móvil de estos crímenes, era muy extraño todo. Pensó que sería bueno investigar en el lugar en donde habían ocurrido, pero estaba más que claro que no debía ir solo. Formó un grupo de hombres, eran siete en total. Cada uno de ellos experto en investigaciones fuertes. Bien armados y preparados, se dirigieron al mini bosque. Alex vio aquel árbol sangrante y le pidió a uno de sus hombres que lo cortara. - ¡Señor venga! – gritó el hombre, con la voz evidentemente alterada. Alex se apresuró a llegar hasta él. Lo que vio lo dejó perplejo y Muy asustado. Alex con tantos casos difíciles resueltos, nunca había visto algo así, tan...tan aberrante. En el interior del árbol se encontraban seis cuerpos desgarrados, de pie. Alguien se había dado el trabajo de ahuecar aquel árbol, para luego rellenarlo con los cuerpos. Los cuerpos del chofer del camión de reciclaje y del joven detective, estaban allí, junto a los otros cuatro cuerpos. Alex y sus hombres no lo podían creer. Llamaron a la estación más cercana, para que recogieran los cuerpos. Alex se sentó en un tronco tumbado y se tomó la cabeza con las dos manos. ¿Quién podría ser aquel asesino? ¿Quién podría hacer una cosa así? Solo un loco, alguien con los tornillos sueltos. No cabía otra explicación. - ¡Vaya asunto! – dijo al fin. Seguramente el hombre lobo no se acercaba a ellos, porque eran Muchos, pero su sombra, permaneció allí, expiándolos. Se fueron en silencio, Alex había observado unas huellas de lobo, pero demasiado grandes. Trató de digerir los sucesos y observaciones que había logrado recoger del lugar. Nada se le ocurría, pero en la compañía, se estaban reportando demasiadas deserciones de trabajadores durante el último tiempo. La primera deserción fue la de un viejo conserje que de un día para otro dejó de ir, sin explicación alguna. Simplemente no apareció más. Todos se preocuparon, pues él jamás había faltado a su trabajo y estaba contento de trabajar allí, cuidando el lugar. Por ahí partió la investigación de Alex. Llegó hasta la casa del conserje, pero allí sólo se encontraba su mujer, ella le contó que su marido había desaparecido hacía algún tiempo y que desde entonces no lo habían podido encontrar. Se dedicó a investigar al resto del personal que había desertado. Nadie sabía de ellos. Alex volvió al lugar de los hechos con dos hombres y comenzó el peritaje intensivo. De pronto, apareció de entre los árboles, una patética figura peluda, el detective retrocedió. - ¡Ayúdeme! No quiero matar, pero es más fuerte que yo. Durante el día puedo ser humano, aunque sólo interiormente, mi Exterior, será siempre esto que Ud. ve. El detective no sabía como podría él ayudarlo, pero el hombre, lo único que quería, era morir. Alex dejó una de sus armas en el suelo y luego se fue, nadie iba a creerle nada, de modo que se retiró del lugar en silencio. Cuando todos estaban a punto de partir, escucharon un disparo. Caso resuelto, pensaron todos. Al día siguiente, salió en la prensa matutina, el caso de la “Décima compañía de reciclaje”. “Hombre lobo asesino, se auto elimina, para no seguir matando”. Un viejo conserje mordido por un extraño animal, se convierte en un hombre lobo y mata gente. Es descubierto por el detective Alex Carmona. Al cual le pide ayuda. Se disparó en el interior de la boca o... tal vez podría decirse, en el hocico. No quería seguir matando y odiaba la soledad en que se encontraba. FIN