La primera Nueva Rioja

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La primera Nueva Rioja
En su obra “Conquista del Paraguay” (T. III) el jesuita Pedro Lozano cuenta que el
español Andrés Manso salido de Perú y con el objeto de fundar nuevas poblaciones
llegó a un lugar donde había un pueblo de los indios chiriguanos en donde fue acogido
“gratamente”, afirma el cronista, por aquellos bárbaros. De allí se encaminó a los llanos
de Taringin donde fundó una ciudad a la que puso el nombre de Nueva Rioja el año de
1561.
Viendo el plano de distribución de los indígenas en el siglo XVI en nuestros territorios
vemos que los chiriguanos se ubicaban en la parte sur de Bolivia parte de la actual Salta
en el norte de la misma, siendo temidos por los propios Incas que tuvieron en los
chiriguanos a feroces enemigos que impidieron la expansión del incanato hacia el Este.
Estas referencias son del antropólogo Martínez Sarasola en su exhaustiva obra
“Nuestros paisanos los indios”. Cuenta Lozano que “a la Nueva Rioja, acudieron de paz
todos los indios de la comarca y se hicieron voluntariamente tributarios de los
españoles; pero ofendidos de esta sujeción los chiriguanos, pasaron primero a la
población de la Barranca donde era menor la fuerza de los españoles y la asolaron con
muerte de sus vecinos”. Es sabido que estos indios eran particularmente afectos a
manducarse a todos aquellos enemigos que habían muerto. Y aunque la carne de los
españoles no era muy del paladar de los indios americanos, tal como lo cuenta Teresa
Piossek por el mal gusto que le daba el consumo de ajo la verdad que lo que le pasó a
este pueblo vecino a la Nueva Rioja permitía suponer que algo parecido le ocurriría a
esta.
La Nueva Rioja duró solamente 1 año
Veamos la corta vida de esta primera Nueva Rioja. Dice Lozano: “Más volviendo a los
chiriguanos digo: que orgullosos en este suceso, fueron a dar sobre la Nueva Rioja
donde era tan poco el recelo de este asalto y tanta la falta de vigilancia, que cercando
todo el pueblo, aplicaron fuego a las casas y mataron a Andrés Manso y a todos los
suyos, sin que ninguno sobreviviese a esta desgracia fatalísima, por la cual, aquel sitio
llamaron en adelante los Llanos de Manso; que no es nuevo alteren semejantes
infortunios hasta los mismos nombres de las provincias.
Dichos llanos, corren dilatado espacio desde las serranías del Perú, hasta las
márgenes de los ríos Paraguay y Paraná, bañándoles el Río Pilcomayo que suele
inundarle, y a la sazón estaba poblado en más de cien leguas de innumerables gentes, a
cuya conquista franqueaba entrada la ciudad de la Nueva Rioja; pero con su ruina, se
cerró el paso a las armas españolas, y señores del campo los chiriguanás, han
consumido con su tiranía aquellas naciones, y dejado casi desierto todo el país. Sucedió
la desolación de la Barranca y la Nueva Rioja en el breve virreinato del conde de
Nieva, año de 1562, sin cumplirse el año de su fundación”.
Treinta años antes de fundarse “Todos los Santos de la Nueva Rioja” en territorio
chiriguano se fundó la primera Nueva Rioja de apenas 1 año de vida que teniendo en
cuenta la belicosidad de los indígenas fue, creemos, un tiempo bastante largo. La
sustancial diferencia entre la primera y la segunda fundación de la Nueva Rioja es que
en aquella no se invocó santo alguno para su protección siendo los chiriguanos de
extremadas crueldad y belicosidad a diferencia de nuestros amables y pacíficos
diaguitas y a que a esta última Nueva Rioja desde el comienzo comenzaron a protegerla
“Todos los Santos”. Es difícil ubicar en el extenso territorio que ocupaban por aquel
entonces los chiriguanos el lugar exacto o aproximado en donde se fundara la primera
Nueva Rioja. Suponemos que nada quedó de aquella fundación teniendo en cuenta los
materiales, barro y palos, con que se construyó.
Es sin duda un interesante antecedente de la fundación posterior que haría Ramirez de
Velasco.
Miguel Bravo Tedin
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