ESTUDIO SOBRE LA PRIMERA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO Por DANIEL CABARCOS Introducción Empezaremos con una pequeña Introducción. No va a ser exhaustiva puesto que, a medida que vayamos avanzando y los textos lo requieran, daremos unas introducciones culturales y sociales más puntuales. Si introdujéramos todos los temas ahora, correríamos el riesgo de, llegado el momento, no acordarnos de datos fundamentales para la comprensión del texto. Esta Carta fue dirigida por el apóstol Pedro a los peregrinos de la diáspora en el Ponto, Bitinia, Galacia, Capadocia y Asia. Si se entienden estos nombres como las provincias romanas, los destinatarios serían casi la totalidad de los cristianos de Asia Menor, excepto las provincias meridionales Licia, Panfilia y Cilicia. Todas estas provincias están ubicadas geográficamente en la actual Turquía. Los pasajes 2:2, 3:1 y 4:1 dan la impresión de que se dirige a cristianos neófitos. Además se deduce de los pasajes 1:14-18 y 4:3 que habían sido antiguos paganos. Seguramente en estas Comunidades habría judío-cristianos, pero debieron constituir la minoría. El tema de la Carta es que la fe debe acrisolarse en el sufrimiento y la persecución y la finalidad de la Carta es consolidar la fe de los destinatarios, preparándolos por medio de la argumentación que se expone en la Carta para soportar con firmeza la persecución inminente. Esta persecución tiene su origen en un ambiente pagano, hostil al cristianismo (luego, llegado el momento, veremos el por qué (2:12-15)). Es difícil saber si el autor piensa en una persecución por parte del Estado. Hay opiniones para todos los gustos, pero sea cual fuere la opinión correcta, el autor estaba preocupado por que bajo la presión popular hostil, el Estado pueda intervenir. Luego volveremos sobre esto. Dada esta situación tan complicada que vivían estas iglesias, Pedro trata de llenar sus mentes con una serie de ideas, argumentos y contenidos a los que puedan aferrarse en medio de las pruebas (sufrimientos) que se avecinan o que ya están encima. Como podemos ver en la Epístola de Santiago, las pruebas tienen como fin poner de manifiesto lo que realmente llevamos dentro. Pedro, que tiene experiencia en situaciones existenciales límite, les explica los fines últimos de estas situaciones para que, una vez metidos en ellas, no vacilen, no estén desorientados, sino que sepan a dónde deben mirar, lo que deben pensar. Como dice una famosa frase de un filósofo, creo que inglés: “La felicidad es más un estado mental que fruto de condiciones óptimas”. Por eso Pedro les exhorta, les anima a que se preparen mental y espiritualmente para resistir. Al igual que Santiago, ilustra el lado positivo de la prueba, a no mirar tanto a la situación de persecución, sino a como eso va a repercutir en positivo en su progreso cristiano (Heb.12:11), para que así estos cristianos puedan resistir teniendo la actitud mental adecuada, con una visión más elevada, más espiritual, lo cual es fundamental para salir airoso de las pruebas, y fortalecido. Hay un texto clarísimo con respecto a esta idea que nos relata “el estado mental de Jesús” a la hora de soportar las pruebas que se le avecinaban y que citaremos muchas veces como ejemplo a lo largo de este estudio: Heb.12:2-3. En definitiva, esta Carta toca muchos palos y todos esenciales para resistir ante las situaciones de adversidad. En las situaciones límite como las que hemos descrito, lo superfluo desaparece, los tópicos no ayudan en estas situaciones; ante ellas, solo razones de mucho peso tienen la capacidad de animar y consolar. Por eso os puedo adelantar que esta Carta no tiene desperdicio, no hay en ella tópicos o cosas superfluas. La Carta, a grandes rasgos, pretende consolar “comparando lo breve de la vida y sus sufrimientos, con la gloria futura”. Vamos a analizar esta Carta versículo por versículo, aunque procuraremos tratar conjuntamente aquellas partes que tocan un tema determinado. La Carta toca las pruebas, los deberes conyugales, el amor fraternal, la conducta en la sociedad, etc., por eso trataremos de tocar estas partes de la forma más continua posible. El estudio de una carta demanda un esfuerzo de concentración para que todo este ligado, por eso debemos esforzarnos en ello a fin de comprender mejor el mensaje de Dios para nosotros hoy. Dejamos aquí la Introducción para señalar las líneas generales; a medida que vayamos avanzando, trataremos de desmenuzar más los temas. = CAPÍTULO 1 = 1ª PARTE: VERSÍCULOS 1 AL 3 1 Pedro 1:1-2.“Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.” EKLEKTOS.- ELEGIDOS.- Significa seleccionar, elegir algo o a alguien, entresacar. Volveremos sobre esto en 2:9. Esta elección esta basada en el PREVIO CONOCIMIENTO = PROGINÔSKÔ.- Significa conocer de antemano. No vamos a entrar en el tema de la elección o predestinación porque es un tema que hasta el momento nadie ha resuelto satisfactoriamente. En mi opinión, creo que no tiene por que haber contraposición entre elección divina y libre albedrío. Pero como decíamos, nadie ha resuelto este tema. Quizá en el futuro, el avance de las ciencias como la física cuántica, puedan aportar luz sobre esto, dado que esta disciplina científica nos ofrece una visión del cosmos y de la realidad muy parecida en cosas a la realidad espiritual expuesta en la Biblia. Hasta que ese día llegue dejaremos el tema aparcado. Esta elección de antemano es para la obra santificadora del Espíritu Santo (es para ‘hacer santo’, separar del mundo, para entresacarnos). Lo explica muy bien 2 Tes.2:13. Sigue diciendo el testo para obedecer a Jesucristo: OBEDECER = HUPAKOVÔ.- Significa escuchar con la idea de atención y silencio. Prestar atención. Este es un verbo compuesto con la partícula HUPO = Bajo y el verbo KOVÔ = escuchar. Este mismo verbo aparece en Rm.6:16. Y ser rociados con su sangre: Esta expresión hace referencia a los sacrificios del AT. Este mismo verbo RANTIZÔ es usado en la LXX en Nm.19:13 y Heb.12:24. Hay aquí una referencia clara al sacrificio expiatorio de Cristo, al cual nos acogemos los creyentes de todos los tiempos. La sangre se usaba en los sacrificios del AT para purificar el pecado. Esta expresión nos conecta directamente con 1 Pe.1:18-20. Termina Pedro este texto con buenos deseos: Gracia y paz os sean multiplicadas, quizás de la forma en que se nos dice en 1 Pe.2:2 y 2 Pe.1:2: Deseo de progreso espiritual. 1 Pedro 1:3.“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,” Después de esta breve introducción y proclamación de buenos deseos de crecimiento espiritual, Pedro empieza mostrando las excelencias de nuestro presente y nuestro futuro, para dar ánimo y para que se tenga en mente lo que nos espera y nuestra posición de privilegio, para que este estado mental nos ayude a superar la prueba y empieza llevándonos a ver en Dios la fuente de nuestra bendición y por ello, a decir bien de Él. Éste es el significado de este adjetivo BENDITO = EULOGETOS de EU = bien y LOGOS = palabra, que significa alabar, bendecir. En este caso Dios como fuente de bondad, salvación y misericordia hacia nosotros, que como consecuencia nos produce el deseo espontáneo de hablar o ‘decir bien’ de Él, de darle gloria. En el griego clásico la palabra GLORIA = DOXA que procede de un verbo DOKÉO que significa opinar, tener una opinión, de ahí que ‘dar gloria a Dios’ albergue en cierto sentido el tener una excelente opinión de Él por los favores recibidos, aunque la palabra ‘gloria’ en el NT tiene un significado mucho más espiritual y elevado. En mi opinión, subyace también este significado del griego clásico. Todos los que hemos recibido su misericordia tenemos una opinión inmejorable acerca de Dios, como no podía ser menos, y por eso le alabamos, bendecimos y adoramos. “... que según su grande misericordia...” El original dice ‘mucha (grande) misericordia’. En el NT se usan principalmente tres palabras para expresar la Misericordia. Esta que se usa aquí, ELEOS = significa la manifestación externa de la compasión de la piedad. Indicando la irrupción de la solidaridad de la Compasión de Dios en la realidad de la miseria humana, a través de la acción salvadora y liberadora de Jesús. Jesús es la misericordia de Dios personalizada. Su equivalente hebreo HESED, tiene tres significados principales en el AT: Fuerza, Constancia y Amor. Esta palabra conlleva estos tres significados a la vez. Es el Amor de Dios hacia sus criaturas que hace que su fuerza para salvar, para compadecerse, sea constante. En el AT está relacionada con el PACTO. Es en base a este Amor, Fuerza y Constancia de parte de Dios, que nos ha hecho nacer de nuevo, o que nos hizo renacer = ANAGENNAÔ = un verbo compuesto de la partícula ANA = que significa otra vez, de nuevo o de lo alto y el verbo GENNAÔ = engendrar o nacer, de ahí la palabra re-engendrar o regenerar, volver a engendrar. Tiene el mismo significado que la expresión que se usa en Juan 3:3 y 5, GENNETHENAI. En los misterios paganos del helenismo había la idea del nuevo nacimiento del hombre a partir de Dios, presentándolos con un físico como ‘semi-dioses’ o ‘hombres-dios’. No es esta la idea que hay detrás de este texto, sino la idea que nace del AT de la condición del extranjero que entra en el pueblo santo de Dios y adquiere así el derecho y los privilegios de la ciudadanía. 1 Pe.2:9-11.- Se puede observar aquí el cambio de estatus. El ser pueblo de Dios nos hace ser extranjeros y peregrinos en el mundo. Los creyentes, a través del evangelio (1 Pe.1:23; Stgo.1:18) hemos nacido de nuevo, hemos sido llamados a una nueva forma de vida acorde con nuestra nueva ciudadanía o vocación (1 Pe.1:15-16). Este nuevo nacimiento requiere un cambio total en la forma de ver la vida y comportarse. Nuestro comportamiento es un testimonio al mundo de la Misericordia de Dios, pues es gracias a ella que podemos cambiar de vida. Tenemos la misma idea en 1 Pe 2:9. Podemos ver aquí una relación directa entre misericordia y testimonio, por eso apela Pedro a este nuevo nacimiento para luego pedir una conducta diferente (ante el mundo, en los deberes conyugales, con la iglesia, con los hermanos, etc.). Lo veremos a lo largo de la epístola. Este nuevo nacimiento y el comportamiento que requiere, se ve potenciado, nos anima a llevarlo a cabo la expectativa de una esperanza viva = ELPIS. Esta esperanza nunca es algo indeterminado o angustioso, sino la espera de algo bueno, del bien salvífico. Esta esperanza está basada en la resurrección de Cristo de los muertos. Él venció a la muerte y nosotros también. (1 Pe.1:13; 1 Jn.3:2) Esta esperanza es un concepto fundamental en el NT y también en esta epístola (1 Pe.3:15). Luego veremos en el versículo 4 y siguientes, en que se concreta esta esperanza, la cual es el motor en la vida del creyente, lo que nos da fuerzas para resistir los avatares de la existencia, a adaptar nuestro comportamiento a nuestra nueva ciudadanía; el tener en mente esta esperanza, suaviza todo sufrimiento, todo desánimo; el llenar la mente con esta esperanza hace ver la vida con una perspectiva diferente, hace que la forma en que percibimos el sufrimiento sea más tolerable. El sufrimiento, la prueba, hace que el tiempo se dilate; si pensamos en esta esperanza, el tiempo se contrae. Esta actitud la tuvo también Jesús y nosotros debemos tomar ejemplo de Él (Heb.12:2). La esperanza es una de las tres emociones más poderosas que existen (1 Co.13:13) y es capaz de cambiar el rumbo de la existencia y la forma de percibir la realidad. Es esta esperanza, este estado mental el que nos puede permitir tener gozo, ser felices en la adversidad. Por eso decíamos antes que la felicidad es más un estado mental que fruto de las circunstancias. Como dijo Spinoza: “Un efecto negativo solo puede ser contrarrestado por un afecto positivo más poderoso y traído por medio de la razón.” La esperanza es un afecto muy poderoso, capaz de neutralizar todos los problemas de nuestra existencia, si sabemos empapar nuestra mente de ella. La esperanza es un arma dada por Dios a los creyentes. Debemos aprender a usarla con soltura y eficacia. Si llenamos nuestra mente de esta esperanza que nos comunica Dios a través de Su Palabra y de Su Espíritu Santo (Ro.8:16-17), prácticamente seremos inmunes al desaliento. En los siguientes versículos veremos en que privilegios se concreta esta esperanza. RESUMEN DE LA 1ª PARTE (1 Pe 1:1-3) Esta Carta trata de llenar nuestra mente de una serie de ideas y contenidos a los que poder aferrarse en las pruebas y en los sufrimientos. Para evitar la desorientación y la vacilación de estos estados de prueba y sufrimiento donde las emociones desbordadas que conllevan nos impiden pensar con claridad, trata de evitar el desánimo, el desaliento y contribuir a la firmeza, a saber lo que pensar y a donde mirar. Hemos visto un ejemplo de esto en el estado mental de Jesús el cual se nos relata en Hebreos 12:2-3 y que debe ser ejemplo para nosotros. Se nos pone delante para ello, el futuro de gloria que nos espera y la situación, el estatus tan elevado al que hemos sido llamados: el de hijos y herederos de Dios. Y el catalizador de todo esto es la esperanza como algo que debemos cultivar, llenar nuestra mente de textos que Dios nos ha dejado a fin de que tengamos una esperanza viva para soportar toda adversidad, para mitigar el sufrimiento y evitar el desánimo. La esperanza puede cambiar nuestra visión del mundo de la existencia. Debemos pues cultivarla y ejercitarnos en ella pues es una de nuestras más poderosas armas en este mundo.