ANÉCDOTAS DE ERNESTO CHE GUEVARA Su primera posta Rodolfo Romero, joven nicaragüense que se hallaba en Guatemala, conoció a Ernesto Guevara cuando este se presentó en una casa de la capital guatemalteca en la que se encontraban varios simpatizantes de Jaboco Arbenz, en los instantes en que elementos reaccionarios llevaban a cabo su escalada agresiva para lograr el derrocamiento del gobierno. Una de esas noches de junio de 1954, cuando había terminado el relevo de la guardia circular en el cuartel de la brigada situado en una casa, al norte de la ciudad de Guatemala, aproximadamente a las ocho, aparece de repente un hombre joven, blanco, de complexión regular. “Avanza hacía uno de los compañeros que allí se encuentran y le pregunta por Edelberto Torres Rivas, secretario general de la Juventud Comunista de Guatemala. Le indican que se dirija a mi y se me presenta”. Precisó Romero que unas horas después ya Ernesto Guevara también estaba haciendo guardia. - El se sienta en un rincón en el piso, agarra su mate y empieza a chuparlo para esperar a Edelberto. A las doce de la noche tengo que hacer un nuevo relevo de guardia y cuando ve el movimiento que se acerca y me dice: “Oiga, compañero, yo quiero hacer guardia también” - Claro, el solo hecho de que llevara una carta de presentación de una dirigente comunista chilena me inspira confianza y lo acepto. Le entregó una carabina checa que usaba el ejército de Guatemala y me pregunta: “Y esto, ¿cómo se maneja?” le doy instrucciones rápidas de arme y desarme de campaña y lo llevo, en esa noche sin luces, a la parte más elevada del edificio para que hiciera su primera posta, de 2 a 6 de la mañana. Después me dice que es médico y como tal puede ayudar. Se queda, por lo tanto, integrado a la brigada... 26 de junio Al producirse el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz se crea una situación extremadamente difícil para los exiliados latinoamericanos residentes en Guatemala. Ernesto colabora con varios de estos exiliados al gestionarles su entrada en la embajada argentina. Inicialmente él no se refugia en dicha sede diplomática, pero como estaba catalogado de extranjero peligroso tuvo que trasladarse hacia este lugar. Lo acaecido en Guatemala le ocasiona un gran impacto y le sirve de experiencia. Pequeña cooperativa de fotógrafos De sus vivencias relacionadas con Ernesto Guevara como fotógrafo, durante la etapa inicial de su estadía en México, entre 1954 y 1955, Severino Rosell narró lo siguiente: “Él sabía tirar muy bien las fotos, y con un venezolano que también sabía y tenía una ampliadora y un cuartico oscuro en su apartamento, y conmigo (que tenía algunas nociones), hicimos una pequeña cooperativa de fotógrafos. Teníamos nuestra identificación de solapa como reporteros, y entrábamos a todas las competencias”. “Hoy te toca a ti tal juego y tal juego”, “hoy te toca a ti tal otro”. Y después nosotros mismos revelábamos las fotos. Y cuando se cumplió el programa de los Juegos Panamericanos nos sacamos cuentas. Y aparte de algunos anticipos por gastos que habíamos tenido (una cámara, los rollos, el papel, los materiales...) obtendríamos como 7 mil pesos, unos 500 dólares al cambio de entonces. Saldríamos a más de 2 mil pesos cada uno. Y cuando fuimos a cobrar... ¡Ni un centavo! Habían cerrado sus oficinas y no se supo más nada de ellos. Vino a verme al hospital muy entusiasmado El doctor David Mitrani era compañero de Ernesto Guevara en el hospital donde laboraba en México. A Mitrani le habló Ernesto acerca de su encuentro con Fidel Castro, realizado a mediados de 1955. “Al día siguiente de Ernesto conocer a Fidel Castro, vino a verme al hospital muy entusiasmado, pero muy entusiasmado, y me contó que había conocido en él, en Fidel, a una gente muy agradable y muy inteligente, y cuántas cosas más. Después yo fui conociendo a algunos cubanos a quienes atendí como médico en el hospital, a pedido expreso de Ernesto.” Su labor investigativa tuvo fortuna El médico David Mitrani también opinó acerca del trabajo de Ernesto Guevara como médico y la labor investigativa que realizó en México. “Pero volviendo a su interés por la medicina, les diré que Ernesto trabajó muy duro y muy seriamente, como todo lo que él hacía: su labor investigativa tuvo fortuna. Como joven tuvo un éxito rotundo porque le publicaron sus trabajos en una revista especializada. Recuerdo, al menos, dos muy sonados antígenos alimentarios y sobre la acción de la estamina en el útero de las gatas. Él hizo las investigaciones solo y redactó los trabajos en medio de sus inquietudes políticas y la lucha por la vida, porque ya incluso ya había hecho una familia.” Muy interesado en cubrir esa meta A través del doctor David Mitrani, consigue Ernesto Guevara que León Bessudo lo aceptase para integrar el grupo que subiría al célebre volcán Popocatepel en México. “Accedí al ruego del doctor Mitrani; yo había conocido a Guevara en el laboratorio, pero le pregunté a mi amigo si Ernesto tenía el entrenamiento adecuado, pues el esfuerzo es tremendo. No sabía si tenía entrenamiento o no, pero si tenía la fuerza necesaria y la voluntad, al extremo que yo no me enteré en esa oportunidad que el doctor Guevara padecía de asma crónica. La subida de cráteres de aproximadamente 12 kilómetros, a partir del sitio que comienza el ascenso de los alpinistas. La subida, en efecto, es extremadamente difícil, y si no tiene experiencia, aún más peligrosa. Es importante llevar la ropa y los equipos adecuados, diríamos que imprescindibles, y revisarlos bien antes de partir. El Che, o el doctor Guevara, no tenía ninguno adecuado, y yo le conseguí el suyo en la universidad; me lo prestaron y se lo facilité a él, porque lo veía muy entusiasmado, muy interesado en cubrir esa meta en su vida, ir a esa excursión al cráter.”