12 trabajos de Hercules

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Los 12 trabajos de Hércules
El verdadero nombre de Hércules era Heracles que quiere decir “gloria de
Hera”, la diosa que tanto lo odió, y por cuya causa hubo de correr tantos
peligros y realizar tan increíbles proezas.
Hércules era hijo del mismo Zeus que había engañado a Alcmena (madre de
Hércules) tomando la figura de éste.
Así pues Hércules había heredado la fuerza prodigiosa de su padre, Zeus.
Cuando Hércules era bebé y dormía en su cuna, Hera (la celosa esposa de
Zeus) le puso dos serpientes para que le mataran pero Hércules las estranguló
con sus propias manos.
Cuando Hércules creció y Hera vertió en su copa un veneno que lo enloqueció
y, tan loco se volvió, que mató a su mujer y sus propios hijos confundiéndolos
con enemigos.
Zeus obligó a Hera que devolviera la razón a Hércules pero Hércules fue
castigado por matar a su familia (aunque la verdadera culpa fue de Hera) a
servir de esclavo durante 12 duros años a su primo Euristeo, rey de Micenas.
Éste que quería quitárselo de encima le mando los “doce trabajos de
Hércules”.
E
Ell lleeóónn ddee N
Neem
meeaa
Primer trabajo de Hércules. Euristeo le ordenó que diera muerte al león de
Nemea, una fiera con piel dura como una piedra y que por de día se escondía y
por la noche mataba a todo ser viviente que se cruzaba por su camino.
Hércules intentó matarlo con algunas armas que llevaba para la ocasión pero,
viendo que éstas no hacían ningún efecto, lo cogió por las patas traseras y,
después de darle porrazos contra la pared hasta que quedó atontado, lo
estranguló y una vez muertos le sacó la piel con las propias garras del cadáver
y se la puso encima en forma de coraza.
L
Laa hhiiddrraa ddee L
Leerrnnaa
Segundo trabajo de Hércules. Debía matar a la hidra de Lerna; un monstruo
con cuerpo de serpiente, garras de dragón y dorso cubierto con duras escamas,
y tenía siete cabezas, cuyas siete bocas vomitaban fuego y azufre. Una de las
cabezas tenía láminas de oro y se decía que era inmortal.
Hércules le cortó una cabeza pero ésta se regeneró y la sangre que manaba al
caer al suelo se convertía en escorpiones y serpientes.
Hércules le pidió a su sobrino que prendiera fuego al bosque más cercano y le
pidió que trajera tizones llameantes que aplicó a las heridas abiertas en los
cuellos de la bestia para que así no salieran más cabezas. Al final quedó la
cabeza de oro que con un espadazo cortó e inmediatamente la enterró bajo una
inmensa roca para impedirle retoñar.
E
Ell jjaabbaallíí ddee E
Erriim
maannttoo
Tercer trabajo de Hércules. Debía apresar pero sin matar al jabalí de Erimanto.
Cuando iba en busca de éste se le apareció Atenea que le dio una cadena.
Cuando vió al jabalí refocilándose en un charco de agua, le lanzó un grito de
desafío y echó a correr como si tuviera miedo del animal monte arriba hasta
fatigar al jabalí. Aprovechando el desconcierto del animal saltó sobre su lomo,
logró trabar sus patas y su hocico con la cadena que le dio Atenea y lo cargó
sobre su espalda. Al llevárselo a Euristeo, éste se metió corriendo en una
tinaja cagado de miedo y le dijo que se lo llevara de allí.
L
Laa cciieerrvvaa ddee C
Ceerríínniiaa
Cuarto trabajo de Hércules. Debía apresar a la cierva de Cerínia, extraño y
hermoso animal, del tamaño de un buey, tenía los cuernos de oro y las pezuñas
de bronce, estaba consagrada a Ártemis y nadie podía matarla, ni siquiera
tocarla. La cierva de Cerínia era muy ágil y corría a una velociadad
asombrosa.
Hércules estuvo persiguiéndola cerca de un año y una tarde en que la cierva,
exhausta y sedienta, se detuvo a beber en el río, Hércules la hirió levemente
con una flecha y entonces le resultó fácil capturarla.
Cuando la llevaba para enseñársela a Euristeo se le apareció Artemis y su
hermano Apolo que lo acusaron de querer dar muerte al animal pero Hércules
se disculpó endosándole la responsabilidad de aquel acto impío a Euristeo.
Euristeo, al ver a Hércules con la cierva cautiva se echó las manos a la cabeza.
L
Looss eessttaabbllooss ddee A
Auuggííaass
Quinto trabajo de Hércules. Debía limpiar los establos de Augías, rey de la
Élide.
Augías pensó que Hércules estaba loco y le dijo que si los limpiaba en un día
recibiría en recompensa la décima parte de los rebaños.
Hércules encauzó dos ríos que dirigió hacia los establos, en los que
previamente hizo dos boquetes; uno en un costado por el que penetró el caudal
y otro en el costado opuesto que sirvió de desagüe. En pocas horas las cuadras
resplandecían como espejos.
Augías no cumplió lo pactado alegando que Hércules realizó la proeza por
orden de Euristeo. Llevado a juicio, Fileo, su propio hijo declaró a favor de
Hércules, pues había sido testigo del pacto. Augías enfurecido desterró de su
reino a Fileo y a Hércules. Al poco tiempo, Hércules al mando de un ejército
lo depuso y colocó en el trono a Fileo.
E
Ell ttoorroo ddee C
Crreettaa
Sexto trabajo de Hércules. Debía de capturar el toro de Creta, un animal muy
hermoso.
Hércules fue en busca del toro y, tras un breve forcejeo, lo agarró por los
cuernos, se lo cargó en la espalda y se lo llevó vivo a Euristeo, el cual al ver al
animal, corrió a meterse en la tinaja y le dijo a Hércules que se lo llevara de
allí.
L
Laass aavveess ddeell llaaggoo E
Essttíínnffaalloo
Séptimo trabajo de Hércules. Euristeo esta vez le mandó a Hércules liberar la
ciudad de Estínfalo de las aves que se guarecen en un bosque cercano al lago.
Son una multitud de aves terribles, con picos, garras y plumas de bronce, que
devoran las cosechas e incluso a las personas.
Cuando Hércules llegó a Estínfalo sin muchas ilusiones de poder llevar a
término su trabajo se le apareció Atenea que le entregó unas grandes
castañuelas de bronce.
Hércules subió a una colina y tocó las castañuelas con lo cual las aves se
fueron de allí.
Cuando regresó a Micenas para darle cuenta a Euristeo del cumplimiento de
su misión vio que algunas aves de Estínfalo sobrevolaban el palacio de
Euristeo, el cual, horrorizado estaba escondido en la tinaja, diciendo: - Decidle
a ese insensato que se lleve de aquí a esos malditos pájaros.
Y, como Hercules aún no había devuelto las castañulas a Atenea, las tocó y los
pájaros se marcharon.
L
Laass yyeegguuaass ddee D
Diioom
meeddeess
Octavo trabajo de Hércules. Esta vez Euristeo ordenó a Hércules que le llevara
las cuatro yeguas de Diomedes que comían carne humana. Hércules consiguió
arrebatárselas a Diomedes, que furioso fue con su ejército a matar a Hércules
pero Hércules lo mató a el y su ejercito huyó.
Cuando le enseñó las yeguas a Euristeo, éste se metió en su tinaja y le dio
orden de que las soltara.
Se dice que las yeguas murieron en el monte olimpo devoradas pro las fieras y
las alimañas.
E
Ell cciinnttuurróónn ddee H
Hiippóólliittaa
Noveno trabajo de Hércules. Debía conseguir el cinturón de Hipólita por lo
que fue a Temiscira, el país de las Amazonas. Cuando llegó, Hipólita le dio la
bienvenida y lo invitó a pasar unos días ya que lo admiraba.
Hera, que estaba furiosa hizo correr la voz de que Hércules había raptado a
Hipólita pero al final todo se aclaró e Hipólita entregó el cinturón a Hércules y
éste se lo dio a Euristeo.
L
Looss bbuueeyyeess ddee G
Geerriióónn
Décimo trabajo de Hércules. Esta vez debía buscar al gigante Gerión, darle
muerte y robarle sus ganados. Gerión era un gigante de 3 cuerpos unidos por
el vientre. Tenía al cuidado de su gran rebaño a un perro de dos cabezas
hermano del Can Cerbero, el guardián de los infiernos. Cuando llegó le salió
al encuentro el perro de 2 cabezas al que Hércules abatió a mazazos. Después
salió el gigante Gerión al que Hércules abatió con certeros flechazos.
Hércules emprendió el camino de regreso llevando consigo los rebaños de
Gerión. El camino fue fatigoso y perdió algunos bueyes.
L
Laass m
maannzzaannaass ddee oorroo
Undécimo trabajo de Hércules. Euricles le ordenó a Hércules que robara las
mazanas de oro del Jardín de las Hespérides. Estas manzanas pertenecían a
Hera y estaban custodiadas por un dragón de 3 cabezas. Hercules tras superar
varios peligros consiguió llegar al jardín, matar al dragón y llevarse las
manzanas.
Al entregárselas a Euristeo le dijo que provocaría la cólera de los dioses por lo
que Euristeo las rechazó. Hércules se las entregó a Atenea y ella las volvió a
poner donde estaban.
E
Ell C
Caann C
Ceerrbbeerroo
Duodécimo y último trabajo de Hércules. Esta vez y para quitárselo
definitivamente de encima le ordenó que le trajera al Can Cerbero que
custodiaba las puertas del infierno.
El Can Cerbero era un perro monstruoso de tres cabezas y cola de serpiente.
Hércules lo venció con sus propias manos y se lo llevó vivo ante Euristeo.
Cuando Euristeo lo vio llegar se metió corriendo en su tinaja y le dio la
libertad a Hércules, el cual, volvió a poner al Can Cerbero en la puerta del
infierno, el lugar que le correspondía.
Equivalente Griego: Heracles
Heracles (más conocido por su nombre romano Hércules) es el nombre de un héroe mitológico
griego.
Su padre era Zeus quien, prendado de la belleza de Alcmena, la esposa de Anfitrión de Tebas,
tomó la forma de su esposo para engañarla. Fruto de esa relación nació Heracles.
Su fuerza física sería su característica más apreciada, demostrada ya desde pequeño al ahogar
dos serpientes en la cuna.
Cuando alcanzó la edad adulta mató al León de Citerón y se vistió con sus pieles.
Venció a los minios que gravaban a los tebanos con un pesado tributo, lo que le granjeó la
simpatía de sus vecinos que le ofrecieron en recompensa a la princesa Mégera. Cuando la
princesa le dio tres hijos, Hera, la esposa de Zeus, que no olvidaba ninguna ofensa, le volvió
temporalmente loco. Heracles mató así a su esposa e hijos con sus propias manos. En penitencia
por esta execrable acción acudió a su primo Euristeo quien le encargó las famosos Doce
Trabajos:
Ahogó al león de Nemea.
Mató a la hidra del lago de Lerna.
Alcanzó al ciervo de los cuernos de oro.
Capturó al jabalí de Erimanto.
Limpió los establos de Augias.
Acabó con los pájaros del lago Estinfalo.
Domó al toro salvaje de Creta.
Robó las yeguas del rey Diomenes de Tracia.
Venció a las amazonas y tomó el cinturón de Hipólita.
Mató a Gerión y le robó sus rebaños.
Robó las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides
Liberó a Teseo de los infiernos.
1.
El León de Nemea.
La primera tarea que Euristeo encomendó a Hércules fue la de matar
al león de Nemea, un terrible monstruo que asolaba las tierras de la
Argólida. Hércules, escondido, intentó dar caza al león con las
flechas de Apolo, pero sus intentos eran vanos. La piel de la bestia
era tan dura que ninguna de las flechas podía penetrarla y caían al
suelo sin hacerle el menor rasguño. Entonces, Hércules arrancó de
raíz un olivo cercano e hizo con él una maza. Se dirigió a la guarida
del león y cuando éste saltó para atacarle, Hércules le golpeó con la
poderosa maza y se arrojó sobre la bestia rodeándole el cuello con
sus brazos, retorciéndolo hasta matarlo. Tras matar a la bestia,
Hércules la desolló con gran trabajo debido a su dura piel, hizo un
casco con su cabeza y se cubrió con su piel. Así ataviado y con la
maza al hombro, se presentó ante Euristeo que, ante la imponente
visión, envió a unos emisarios para que hablaran con el héroe.
2.
La Hidra de Lerna.
El segundo trabajo de Hércules fue matar a un monstruo que
habitaba en los pantanos de Lerna. Se trataba de la hidra, una
enorme serpiente con nueve cabezas, una de las cuales no podía
ser herida por arma alguna y el resto crecían de nuevo en cuanto
eran cortadas. Acompañado por su sobrino Yolao, llegó a la guardia
del monstruo. Hizo salir a la Hidra con sus flechas y se abalanzó
sobre ella cortando sus cabezas, pero éstas volvían a salir una y
otra vez. Hera, envió entonces un enorme cangrejo para que
ayudase a la Hidra, cosa que no afectó a Hércules pues lo aplastó
inmediatamente con el pie, entonces pidió ayuda a Yolao y, mientras
Hércules cortaba las cabezas de la Hidra, él quemaba con una
antorcha la herida, impidiendo así que las cabezas volvieran a salir.
Finalmente quedó la cabeza que no podía ser cortada con ningún
arma, pero Hércules la aplastó con su gran maza y la enterró bajo
una pesada losa. Hércules untó sus flechas en la sangre venenosa
de la bestia y volvió con Euristeo, que no dio por válida la tarea
puesto que había sido ayudado por Yolao. Una manera que Hera
tuvo para premiar los servicios prestados por el cangrejo (aunque
no sirvieron de mucho) fue colocar su imagen entre los doce signos
del zodiaco como la constelación de Cáncer.
3.
La Cierva de Cerinia.
En su tercer trabajo, Hércules tenía que capturar a la cierva de Cerinia
y llevarla viva a Micenas. La cierva de Cerinia, tenía pezuñas de
bronce y cornamenta de oro, estaba consagrada a Artemisa ya que
era una de las cinco ciervas que la diosa había intentado capturar
para engancharlas a su carro y había sido la única que había logrado
escapar. Hércules persiguió a la cierva día y noche sin descanso
hasta el pais de los Hiperbóreos, entonces, aprovechando un
momento en que el animal se detuvo a beber, Hércules inmovilizó sus
patas delanteras utilizando una flecha que hizo pasar entre el tendón y
el hueso sin derramar sangre. Una vez inmovilizada, la apresó y la
llevó a Micenas.
4.
El Jabalí del Erimanto.
El jabalí de Erimanto era una criatura que causaba estragos en todo el
contorno y que vivía en Erimanto, un monte de la Arcadia y la Élide, y
nombre también de un afluente del Alfeo. Cazar a esta enorme criatura
fue el trabajo que Euristeo mandó realizar a Hércules. En el camino
hacia Erimanto, Hércules hizo una parada para visitar a su amigo el
centauro Folo, quien en memoria de tiempos lejanos compartió con él
su comida y su vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que
estaba especialmente reservado para ellos se enfurecieron de tal
manera que atacaron a Hércules, quien primero los rechazó y luego
con sus flechas envenenadas con el veneno de la Hidra, mató a varios
de ellos mientras los demás se retiraban. Mientras Hércules enterraba
a sus víctimas, su amigo Folo sacó una de las flechas de Hércules y la
examinó asombrado de que algo tan pequeño pudiese dar muerte a
criaturas tan formidables, pero con tan mala suerte que la flecha se le
cayó hiriéndolo en un pie y matándolo. Hércules lo enterró al pie de la
montaña que tomó su nombre. Retomando el trabajo que tenía que
finalizar, Hércules encontró al jabalí y persiguiéndole durante varias
horas, lo fue acorralando a una zona cubierta de nieve donde saltó
sobre su lomo atándolo con cadenas después, llevándoselo a Micenas
sobre sus hombros.
5.
Los Establos del Rey Augias.
El trabajo de Hércules consistía en limpiar los inmundos establos del
rey de la Élide, Augias, quien poseía la mayor cantidad de ganado del
mundo. Hércules pactó con el rey la décima parte de su ganado si
conseguía limpiar en un solo día sus cuadras. Para ello, desvió el
curso de dos ríos, encauzándolos hacia los establos y barriendo con
ellos todo el estiércol acumulado. Augias se negó a cumplir lo
acordado, pero su hijo declaró que el trato era verdadero, afirmación
que al joven le valió el destierro. Euristeo no consideró el trabajo
como uno de los diez válidos, pues Hércules había sido contratado
por Augias.
Las Aves del Lago Estinfalo.
Las aves del Estinfalo eran tan numerosas que destruían todas las
cosechas de las vecindades del lago Estinfalo, en Arcadia; muchos
aseguran que eran antropófagas, o que al menos eran capaces de
disparar sus plumas como flechas. No está muy claro cómo Hércules
se enfrentó al desafío: un pintor de cerámica lo muestra atacando con
una honda, pero otras fuentes sugieren que les disparaba flechas con
su arco o que las espantaba con una carraca de bronce hecha
especialmente para este trabajo por el dios Hefesto. Esta fue la sexta
tarea que mandó realizar Euristeo a Hércules.
6.
El Toro de Creta.
Su séptima tarea consistió en capturar un toro salvaje que expulsaba
fuego por sus narices y que causaba estragos en Creta. Este toro es
el que Poseidón hizo salir del mar cuando el rey Minos prometió
sacrificar al dios lo que saliera del mar; pero Minos lo encontró tan
hermoso que lo incorporó a sus rebaños y el dios, enfurecido, hizo
que la reina Pasifae se enamorara del animal y concibiera de él un
hijo, el Minotauro, tras lo cual hizo enloquecer al toro. Así pues
Hércules se presentó a Minos que le autorizó para capturar al toro si
podía. Hércules consiguió subir a lomos del animal y lo condujo, a
través del mar Egeo, hasta Micenas. Euristeo, al ver al hermoso
animal lo quiso ofrecer a Hera, pero la diosa lo rechazó al ver la
ferocidad del toro por lo que Euristeo lo dejó libre. El toro causó
estragos allá por donde pasó hasta que finalmente el héroe ateniense
Teseo consiguió matarlo en la llanura de Maratón.
Las Yeguas de Diomedes.
Su octava tarea consistía en llevarle a Euristeo las yeguas de
Diomedes, un jefe tracio que las crió dándoles carne humana. Esta
vez Euristeo permitió a Hércules llevar voluntarios con él. En el viaje
hacia Tracia hicieron un alto en el palacio del rey Admito. Hércules
rescató a Alcestes, esposa del rey, del Hades ya que ella había dado
su vida por la de su esposo. Tras el rescate de Alcestes, prosiguieron
su camino a Tracia, donde robaron las yeguas. Al percatarse
Diomedes del hurto, reunió un grupo de soldados y fueron tras los
griegos. Ambos bandos se enfrentaron y fueron muchos los tracios
que murieron, entre ellos Diomedes, pero al finalizar la lucha,
Hércules vio con pesar que las yeguas salvajes habían devorado a
Abdero que se había quedado a su cuidado durante la lucha.
Hércules, enfurecido, arrojó el cuerpo de Diomedes a las yeguas que
tras devorarlo se volvieron mansas, y enterró los restos de su amigo
en un bello sepulcro junto al que fundó la ciudad de Abdera. Consigue
llevar al fin las yeguas a Euristeo que las suelta; algunas de ellas se
dirigieron al Olimpo, donde fueron devoradas por las fieras que vivían
allí. El resto tuvo descendencia entre la que algunos aseguraban que
se encontraba Bucéfalo, el caballo que sólo Alejandro Magno
consiguió domar.
El Cinturón de la Reina Hipólita.
Euristeo quería hacer un regalo a su hija y encomendó a Hércules que
le llevara el cinturón de oro que Ares, dios de la guerra, había
regalado a la reina amazona Hipólita. Embarcó hacia el país de las
amazonas junto a algunos compañeros y una vez en su destino, la
reina Hipólita, enterada de los motivos del viaje, subió al barco y le dio
a Hércules su cinturón. Sin embargo, Hera, disfrazada de amazona, se
presentó ante las tribus amazonas y les contó que su reina había sido
hecha prisionera. Las guerreras fueron al barco a liberarla y Hércules,
al verlas, creyendo que era una estratagema de Hipólita, la mató y
zarparon hacia Grecia. En el camino de vuelta llegó a Troya. Los
dioses Poseidón y Apolo habían sido castigados, por rebelarse contra
Zeus, a construir las murallas de la ciudad bajo las órdenes del rey
Laomedonte. Finalizado el trabajo, el rey se negó a darles el salario
prometido y cuando los dioses recuperaron su condición divina
enviaron un monstruo marino y una peste que asolaban la ciudad.
Para apaciguarlos, Laomedonte debía entregar al monstruo a su hija
Hesíone. Es entonces cuando llega Hércules que mata al monstruo y
libera a la joven a cambio de unos caballos que Zeus había regalado al
rey. Pero Laomedonte intenta engañar a Hércules con otros caballos y
el héroe dándose cuenta del engaño se marchó, prometiendo
venganza, a entregar el cinturón a Euristeo. Más tarde, finalizados los
trabajos, Hércules reunió un ejército con el que tomó Troya. Mató a
Laomedonte y sus hijos excepto a Hesíone y Podarces; Hesíone fue
entregada en matrimonio al héroe Telamón y pidió como regalo de
bodas a su pequeño hermano Podarces, que cambió su nombre por
Príamo. Hércules al marcharse dejó el trono troyano en manos de
Príamo.
Los Bueyes de Geriones.
Euristeo, impulsado por Hera, impuso a Hércules su tarea más difícil
de todas: robar la manada de bueyes que pertenecía a Gerión; estos
animales estaban protegidos y custodiados por un ser gigantesco
llamado Euritión y por su monstruoso perro, cuyo nombre nos roba
una sonrisa. Además de estos obstáculos, el propio Gerión era un
gigante de tres cabezas, tres troncos, seis brazos y seis piernas;
varias veces se lo había visto acompañado por sus tres hermanos,
igualmente monstruosos. En su camino a la isla de Gerión en Eritia,
Hércules llegó al punto donde el Atlántico se une al Mediterráneo y
creó las columnas que desde ese momento llevan su nombre y que,
actualmente, llamamos Estrecho de Gibraltar, ubicado entre España y
Marruecos. Abrasado por el intensísimo calor de aquellos parajes,
Hércules tomó la osada decisión de disparar sus flechas contra
Helios, el sol, quien quedó completamente sorprendido por la valentía
y la desfachatez del hijo de Zeus y, en lugar de atacarlo, aceptó de
buen grado ayudarlo. Hércules le pidió prestada la copa de oro con la
cual Helios surcaba los cielos y éste acepto, aunque no estuvo muy a
gusto. Fue así como llegó a Eritia e inmediatamente tuvo que soportar
el ataque del descomunal perro que guardaba a los bueyes (el del
nombre divertido) y que cayó bajo la fuerza del semi dios con un
golpe de su cachiporra que terminó el combate. Luego de la victoria,
Hércules enfrentó a Euritión, dueño del pichicho, quien también fue
vencido por el invasor.Hércules llegó hasta los animales y comenzó a
llevárselos, siendo esto visto por Menetes, quien acudió a Gerión a
contarle lo que estaba ocurriendo. Esto produjo el encuentro de estos
dos guerreros. El gran monstruo alcanzó a Hércules a orillas del río
Antemo y se produjo una de las batallas más tremendas que nuestro
protagonista tuvo que enfrentar en toda su vida. Eran dos colosos
impactantes combatiendo con todas sus fuerzas, sabiendo que solo
uno de ellos saldría de allí con vida. Se cuenta que la propia Hera
acudió a combatir junto a Gerión, pero un flechazo recibido en el
centro del pecho la apartó de la contienda. Finalmente, Gerión no
pudo resistir a su rival y cayó derrotado. En su camino de regreso,
Hércules tuvo que enfrentar a los hermanos de Gerión y también pudo
vencerlos; luego fue atacado por unos indígenas entre los cuales
desató una carnicería salvaje. También venció a dos hijos de
Poseidón, Alebión y Dércino, que trataron de robarle la manada y
luego mató a Caco por el mismo motivo. Antes de que se terminara la
terrible tarea, Hera envió unos tábanos enormes contra los bueyes y
éstos enloquecieron y se dispersaron por todos lados siendo unos
cuantos recuperados por Hércules. Aquellos que no fueron atrapados
vagaron libres y tuvieron enorme descendencia. Al entregar los
animales, Hércules clamó su libertad por haber cumplido con los diez
trabajos, pero como Euristeo no le reconocía dos le impuso una
nueva tarea.
Las Manzanas de Oro de las Hespérides.
Euristeo le mandó traer a Hércules tres manzanas de oro del jardín de
las Hespérides. El jardín era cuidado por las ninfas Hespérides y tenía
como guardián un dragón que Hera, dueña del jardín, había puesto
para tal fin. Hércules viajó por muchos lugares buscando el jardín, ya
que nadie sabía dónde estaba, hasta que unas ninfas le dijeron que el
dios Nereo sabía dónde se encontraba. Hércules atrapó a Nereo que al
no conseguir liberarse del héroe, le reveló el camino. En el viaje,
encontró a Prometeo que, cumpliendo el castigo de Zeus por robar el
fuego sagrado, estaba atado a una montaña. Hércules vio la
gigantesca águila que devoraba las entrañas de Prometeo cada día y
le disparó una de sus flechas espantándola, tras lo cual liberó al titán.
Prometeo en agradecimiento, le dijo que buscara a Atlas y le
convenciera para que fuera él a por las manzanas ya que las
Hespérides eran sus hijas. Así lo hizo Hércules y se dirigió a África en
busca de Atlas. Cuando lo encontró, no le costó mucho convencerle y
mientras Hércules sostenía el peso del mundo en lugar del titán, Atlas
fue al jardín donde consiguió las manzanas. Pero cuando Atlas
regresó, no estaba dispuesto a seguir soportando tal peso sobre sus
hombres y así se lo dijo a Hércules que fingió alegrarse por su nueva
tarea; sin embargo, pidió al titán que sostuviera el mundo unos
momentos mientras él preparaba unas correas que le librarían un
poco de la presión que tan descomunal peso provocaba. Atlas
accedió y sostuvo de nuevo el mundo sobre sus hombros, engañado
con su propio ardid, y Hércules se marchó con las manzanas
7.
Capturar a Can Cerbero.
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