«La Importancia De No Juzgar» Mateo 7:1–6 INTRODUCCIÓN En esta ocasión vamos a tratar sobre un asunto muy importante, ya que de ello depende nuestro comportamiento tanto dentro como fuera de la iglesia. Vamos a tratar sobre el juzgar. Y pregunto: ¿Cuántos de ustedes han sido juzgados? Y ¿A cuantos de ustedes les gusta juzgar? Es por ello que en esta ocasión vamos a tratar sobre el tema: «La Importancia De No Juzgar» (Juzgar es Pecado) I. SE NOS ADVIERTE A NO JUZGAR (v. 1a) A. Los Hipócritas Hacen Esto, Juzgan, Estando En La Misma Condición. «1 No juzguéis, para que no seáis juzgados» B. Dichos Populares: 1. «No te acerque a mí... yo soy mejor tu» (Isaías 65:5) 2. Un viejo proverbio dice: «cree el ladrón que todos son de su condición» 3. Un escritor francés dijo: «cada uno proyecta hacia el prójimo la parte del criminal que el mismo lleva adentro» C. No Podemos Juzgar Las Intenciones Del Corazón, Sólo Dios Puede. D. No Debemos Juzgar Sin Amor, Sin Misericordia, Sin Justicia, Sin Reflexión. (Ilustración: En El Andén De La Vida) Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora. La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera. Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. Imprevistamente, la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente. La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejar pasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos. Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió. La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho. El dialogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete solo quedaba la última galleta. «No podrá ser tan descarado», pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas. Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco. «¡Gracias!» -dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad. «De nada» -contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad. En esos momentos se anunció la partida del tren. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: «¡Que insolente, que mal educado, que ser de nuestro mundo!» Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas INTACTO. ¡Cuantas veces nuestros prejuicios, nuestras decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a las personas y cometer las peores equivocaciones! ¡Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos, injustamente a personas y situaciones, y sin ninguna razón, las encasillamos en ideas preconcebidas, muchas veces tan alejadas de la realidad que se presenta...! II. CUANDO JUZGAMOS, SEREMOS JUZGADOS TAMBIÉN (V. 1B-2) «Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido» A. Con El Mismo Juicio Que Hagamos De La Gente, La Gente Lo Hará De Nosotros. «Un hombre mato a su hermano por la herencia de un caballo, tiempo después a él lo mataron por el mismo caballo» B. Con La Misma Medida, Se Medirá Al Que Juzga Sin Razón Y Con Mala Intención. C. Con La Misma Balanza Que Se Juzgamos, Se Nos Juzgará. Y Aparte De Recibir El Juicio Del Hombre, Recibiremos Juicio De Dios. III. DEBEMOS TENER CUIDADO EN LA FORMA DE REPRENDER AL PRÓJIMO (v. 3-4) «3 Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?» A. No Todos Están Cualificados Para Reprender. B. No Puede Reprender Una Persona A Otra Cuando Tiene Las Mismas Faltas O Peores. C. En Algunas Personas Los Pecados Son Como «Motas» Y En Otras Como «Vigas» D. El Problema De No Mirar La Propia Viga Y La Mota En Otro Es Porque: «Son Personas Que Están Cauterizadas Y Por Ello No Se Ven Sus Propias Faltas» (Ilustración: Frente al espejo) Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones. Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: «El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto» El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: «Querido, estás mirando un espejo» Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas es más fácil negarlas que reconocerlas, por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues solo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos. IV. EL MÉTODO CORRECTO PARA REPRENDER (v. 5) «¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano» A. Hay Que Primero Sacar Nuestra Viga Para Poder Reprender Al Que Tenga Una Mota. B. Debemos Ser Enemigos Del Pecado No De La Persona, Ya Que El Que Es Enemigo Del Pecado Vería Los Propios. C. Por Lo Tanto, El Que Esta Sin Mota Y Sin Viga Es El Que Puede Juzgar Al Prójimo, De Lo Contrario Es Mejor Orar Y No Juzgar. CONCLUSIÓN