Para la estadística y la demografía ser joven comprende a un grupo

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Los Jóvenes y las Imágenes de la Migración
Por: Redner Céspedes
Publicado en: Uramanta, Abril 2009
Desde 2007, el Centro Vicente Cañas coordina con un equipo de investigación para
conocer mejor cómo los vecinos de la Zona Sur viven con la migración internacional. El
tema enciende ciertas imágenes colectivas. Uno de los que más destaca es la imagen de
jóvenes que, por no tener la compañía de sus padres, buscan refugio en pandillas o en el
consumo de bebidas alcohólicas. En este artículo, hablaremos de cómo la migración afecta
a los jóvenes en nuestros barrios.
Son muchos los jóvenes en la Zona Sud. En un estudio del distrito 14, por ejemplo,
se vio que 7 de cada 10 personas tienen menos de 25 años. Sin embargo, en las
organizaciones barriales, se habla más de los jóvenes que con ellos. Un dirigente de la zona
dice que, “no se si participan, más que todo lo que veo es que se quedan así callados, más
que todo se preocupan en tomar algunos, y molestar chicas.”
A menudo ser joven en la ciudad conlleva este tipo de imagen negativa. Por
ejemplo, a Don Esteban, vecino de la Zona Sud, le parece que “Los jóvenes mucho toman.
De 12, 14 años ya están tomando. Esas chicherías deberían hacer volar, por esta zona ya
hemos contado seis. Arriba dice que hay más y donde hay, más rateros.” Entonces la
relación entre la delincuencia y la creación de los espacios de vicio frecuentemente están
asociados a lo juvenil.
Esta mala imagen de los jóvenes se amplifica cuando se trata de los jóvenes hijos de
migrantes. Rápidamente, sus vecinos los identifican como delincuentes. Una vecina, Doña
Victoria comenta que cuando “sus mamás se han ido a España, sus hijitos se han echado a
perder. Otros se están en la calle, otros están con amigos, pandilleros.”
Pero los jóvenes no lo ven así. Pedro, estudiante de secundaria, dice que, “Los
jóvenes valoran el esfuerzo que realizan sus padres en el exterior y eso les ayuda a no
ingresar [en pandillas…] Los medios de comunicación solo sobresaltan las cosas
negativas, nunca se ocupan de las cosas positivas que hacen esos jóvenes hijos de
migrantes. Porque no dicen que los hijos de migrantes tienen buenas calificaciones, o están
en actividades sociales.”
También vemos que cada barrio tiene una diferente manera de tratar con la
migración y sus jóvenes. Esto depende de cómo se conforma la comunidad en el barrio. En
el caso de Mineros San Juan, las asambleas y obras comunitarias plasman la unidad del
barrio. Esta unidad se refuerza por un sentido de solidaridad frente al enemigo, o el “Otro”.
En un principio ese “Otro” fue los “contrapartes” que les reclamaban el terreno; ahora el
“Otro” es el ratero o pandillero.
En ese sentido, hay el riesgo de ver a los jóvenes mismos como el enemigo. De
hecho, algunos habitantes del barrio temen a ciertos vecinos jóvenes que ven como
maleantes. Sin embargo, por la misma unidad del barrio, la organización ha propuesto
considerar a los y las jóvenes como parte esencial de la comunidad, y hacer esfuerzos
especiales para cuidarlos e integrarlos.
En Alto de la Alianza, un barrio establecido mucho antes que Mineros, también hay
un fuerte sentido de pertenencia. Pero en contraste con Mineros, la unidad barrial en Alto
de Alianza es más informal que formal. Es decir, los vecinos sienten una identidad
compartida por ser muchos de ellos de Oruro. Se juntan en espacios como la calle, la
tienda, la escuela o el mercado y no tanto en asambleas o reuniones formales del barrio.
En parte por esta forma de “hacer comunidad”, los vecinos sienten menos
posibilidades de tratar en conjunto el tema de los jóvenes. Así es que cuando se plantea el
tema del efecto de la migración para los jóvenes del barrio, un dirigente de la OTB
respondió, “Ah si, conocemos [el problema]. Es que no nos podemos meter, ¡no!”
Otro acercamiento se ve en la OTB de K’ara K’ara, que guarda rasgos agrícolas y
tiene una dirigencia con muchas mujeres. En este caso, la comunidad se preocupa mucho
por la salud y la educación de sus vecinos. Como resultado, la preocupación con los
jóvenes y la migración es muy distinto en K’ara K’ara que en Mineros o en Alto de la
Alianza.
En este barrio, se reconoce que la migración al extranjero ha dejado huellas visibles
en la vida comunitaria. Dice Doña Marta que “En esta zona ya no se ve juventud. Había
siempre grupos de muchachos que jugaban los fines de semana, harto de montones
andaban, ¿no? Se han ido, vacío es, pues.” Y por lo tanto, nota que “ya no hemos tenido
esa misma participación de la gente y la mayoría de la gente no tiene tiempo.”
Así es que la migración al exterior nos afecta a todos y todas, ya que influye en
nuestra relación con los jóvenes de nuestros barrios. También vemos que el imaginario del
joven hijo de migrante que se vuelve borracho y pandillero puede alejarnos aún más de
nuestros jóvenes en general. La manera en que tratamos este tema tan importante depende
mucho de cómo construimos nuestra comunidad.
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