El joven rebelde, y el desadaptado social Este es el mito inverso, y paradójicamente complementario al anterior. No hace mucho a un candidato a alcalde de un distrito en Lima se le preguntó sobre que haría por apoyar la juventud. Pues el mencionó, que la juventud era muy importante, pues era el futuro de nuestra comunidad, y que en ella se encontraba la energía y los valores para construir el mañana, por lo cual él había incluido varios puntos para precisamente apoyar a la juventud, y evitar que se desvíe hacia malas actitudes, fenómeno muy común en ellos (sic), entre los cuales estaba el control de las pandillas juveniles, perseguir a los drogadictos, prostitutas, combatir la delincuencia juvenil, etc. Esta es precisamente la paradoja. Muchos jóvenes, en parte con razón, reclaman por que cada vez que los medios de comunicación hablan sobre los jóvenes lo hacen para tratar sobre "sus problemas", quizá una pelea entre pandillas rivales, quizá las barras bravas de los equipos de football, o jóvenes drogándose en algún parque, etc., y no se fijan en las "buenas actitudes de los jóvenes". Durante años se ha alimentado la idea del joven rebelde, que no se adapta a la sociedad en la cual vive. Como hemos visto ya, la juventud modernamente entendida es precisamente un período de transición. La rebeldía, de existir, es sólo una reacción natural a la falta de inserción en la sociedad, esto casi por definición. Precisamente los jóvenes que rápidamente se integran a la sociedad son los que igual de rápido pierden su rebeldía, lo que a veces es criticado por los otros jóvenes. Nuevamente, la rebeldía (crítica) contra un modelo o un sistema no es una cuestión privativa de los jóvenes, sino de personas que estudian y profundizan en el funcionamiento de aquellos y que percibe la necesidad de un cambio. Lo que generalmente vemos como rebeldía frente al sistema es generalmente solo la falta de inserción social, y no necesariamente el cuestionamiento profundo del sistema mismo. Esto es típico en los jóvenes que cuestionan un modelo de consumo, siendo ellos precisamente quienes lo alientan, o quienes cuestionan un sistema de organización que termina apareciendo en sus propias organizaciones. Esto es natural, pues precisamente la actitud crítica profunda tampoco tiene que ver con la edad, sino con la formación. El cuestionamiento superficial, es solo discurso, y no implica una reflexión profunda sobre la materia objeto de crítica. El joven original y creativo Es cierto que la muchos de los aportes más revolucionarios a la ciencia o al arte han sido hechos por personas que no superaban los 30 años. Sin embargo esta creatividad y originalidad no surgió de la nada, sino se construyó sobre la base del conocimiento acumulado por años. En verdad la capacidad de romper paradigmas tampoco esta limitada a cierto sector etario. La mayor parte de las nuevas ideas de los jóvenes no son sino ideas antiguas, arropadas del carácter "juvenil". No tiene sentido pensar en que la juventud es la cantera de ideas originales a los viejos problemas. Los jóvenes pueden encontrar ideas nuevas, pero también los adultos lo pueden hacer, e incluso los niños. El asunto es lograr que todo participen en la construcción de la sociedad, y no pensar que nuestras ideas son las que salvaran al mundo, sino valorar lo que ya se hizo y entender que todo es un proceso, del cual tomamos parte. La energía juvenil Otra expresión típica de muchos discursos sobre juventud alude a la inagotable y subexplotada energía juvenil. La energía física de los jóvenes es en verdad muy grande, así como las ganas de emprender y aventurar. Aunque la energía física es muy importante en muchos sentidos, no asegura por sí sola éxitos. Incluso las ganas de hacer muchas cosas, pero sin una idea clara, una orientación clara de hacia donde ir, puede ser contraproducente y desgastante. Es mejor aplicar poca energía bien enfocada que mucha energía sin control (casi se podría hablar de baja entropía). Tampoco la capacidad de enfocar los esfuerzos tiene que ver con la edad. Entonces.... ¿por qué es importante la juventud? Líneas arriba vimos como la juventud modernamente considerada constituye un período de transición de la niñez hacia la vida adulta. En este período la persona carece de la protección que se brinda a los niños (personas indefensas que requieren protección), pero al mismo tiempo se los relega de la mayor parte de las actividades adultas (reservadas para personas con experiencia y cierta "madurez" producto de la edad - esto podría ser otro mito, la madurez tampoco se adquiere necesariamente con la edad - . Se da entonces la paradoja que los jóvenes son percibidos como ciudadanos en ciernes, cuando legalmente en la mayoría de países ya lo son. En el Perú por ejemplo la mayoría de edad, y la capacidad civil, y política plena se adquiere a los dieciocho años. Salvo los requisitos para postular a determinados puestos públicos no existe otra limitación formal para los jóvenes. Sin embargo la sociedad, coherente con el modelo de ciudadano en transición identifica juventud con "medio", es decir joven ciudadano es sinónimo de "medio ciudadano", como tal en muchos países la juventud constituye la edad más complicada, al carecer la gente de esta edad de los cuidados que se brindan a los niños y adolescentes, pero sin un reconocimiento pleno, en la realidad, de sus derechos. De esta manera un gran sector de la población es apartada de la toma de las principales decisiones de la sociedad. Si uno aborda el tema sin apasionamiento puede entender entonces que el asunto pasa por ir hacia la eliminación del período de transición impuesto, hacia un sistema que permita que todo ciudadano, incluso los ciudadanos jóvenes, tengan las mismas posibilidades de participar en la vida social que el de un adulto. Pero las exigencias para lograr una participación plena son iguales tanto para ciudadanos jóvenes, como para los ciudadanos adultos, y para los ciudadanos mayores... los compromisos son iguales y las exigencias las mismas. Pero los intereses de un grupo determinado pueden ser diferentes al de otro grupo. Entonces se abren dos temas de importancia para los grupos juveniles. a) La incorporación de jóvenes en las tareas destinadas a eliminar las barreras que impiden una participación plena en la vida social, pero sin crear necesariamente mayores ventajas frente a los otros grupos (es decir que siempre haya un joven en la mesa de negociación, que siempre haya un joven en el congreso, etc, todo eso por decreto, lo que podría ser contraproducente, pero si fijarse en si los sistemas actuales impiden que alguien joven pero capaz (que es lo que interesa) ocupe un puesto. b) La incorporación de gente joven en las discusiones sobre la agenda juvenil, tarea no exclusiva de los jóvenes (también los adultos pueden hablar del tema), pero necesaria, pues es lógico que los beneficiarios, o perjudicados, de las acciones o políticas públicas y privadas tengan algo que decir, mas aún en su condición de ciudadanos. Si un gremio empresarial es afectado por una norma, los representantes del gremio salen a todos los medios a criticarla. Si el Estado dicta una política sobre juventud, los jóvenes casi no dicen nada. Pero participar implica no tomar actitudes ni de superioridad ni de inferioridad, sino de igualdad. Por lo tanto los jóvenes deben también ganar un espacio en la vida social sobre la base de compromiso y responsabilidad. .....y que tienen que decir los jóvenes sobre el desarrollo Mucho, pero orientado a los temas mencionados en los párrafos anteriores. En primer lugar el ejercicio pleno de la ciudadanía por parte de los jóvenes, con todos sus derechos, pero también con todos sus deberes, compromisos y responsabilidades, contribuiría a mejorar las condiciones que permitiría a nuestros países a desarrollarse. La juventud constituye un importante sector de capital humano que no debe dejarse de lado, con errores y virtudes idénticas a los demás grupos humanos, los jóvenes pueden contar con personas con la capacidad de contribuir decididamente en la transformación de la sociedad. Del mismo modo la construcción de organizaciones, inclusive las formadas por exclusivamente jóvenes contribuyen a enriquecer el capital social de una nación y ejercita su capacidad de articulación y emprendimiento. De otro lado, la juventud puede incorporar a la visión dinámica de desarrollo sus prioridades, las que pueden ser discutidas y compartidas por otros grupos, haciendo un énfasis en la búsqueda por asegurar la sostenibilidad de las sociedades. La Agenda Juvenil para el Desarrollo Sostenible, no es una tarea sólo de jóvenes, pero no puede llevarse a cabo sin ellos. III. HACIA UNA ESTRATEGIA PARA LA PARTICIPACION JUVENIL EN EL DESARROLLO SOSTENIBLE En esta sección intentaremos dar algunas pautas sobre las estrategias y tareas concretas que deben emprenderse para promover la participación de la juventud en el desarrollo sostenible. Las relaciones entre el nivel local y los niveles nacionales y globales en materia de juventud y desarrollo Por lo general el surgimiento de organizaciones de tipo nacional, regional o global son producto de años de experiencia de trabajo en un nivel local. Luego de años acumulando experiencia y con organizaciones de nivel local muy bien asentadas, se lanza hacia la construcción de niveles mayores de coordinación.. Cuando no ha sido así la sostenibilidad de estas experiencias han provenido de subsidios externos a la propia organización, lo cual ha atentado contra la sostenibilidad de estas experiencias. Del mismo modo las organizaciones se fundan con fines concretos que son a su vez de gran interés para sus asociados y que por lo tanto generan ellos un nivel alto de compromiso con la organización regional. Cuando estos intereses comunes no son explícitos, claros y compartidos (reales) estas organizaciones terminan por exigir de manera recurrente un mayor compromiso de sus asociados, y una mayor consecuencia con los grandes compromisos asumidos, sin analizar la base sobre la cual se ha construido la organización, y si sus capacidades dan para sostenerla. Este es el caso de muchas organizaciones en América Latina, en especial las de jóvenes. Organizaciones Juveniles de nivel latinoamericano existen varias, pero su existencia se apoya en financiamiento externo y en la fuerza de dos o tres organizaciones mucho más articuladas y con capacidad de sostener la experiencia. En materia de juventud y desarrollo sostenible, el caso no es diferente. Las agrupaciones juveniles repiten una y otra vez los mismos discursos y excusas sobre el avance o retroceso de sus proyectos. Se dedican grandes energías atender asuntos de coordinación regional, mientras que muchos temas locales son dejados de lado. Existen actualmente las condiciones para constituir organizaciones de nivel supranacional (o incluso nacional) en los países de la región. Creemos que si, pero que sus funciones deben ser reorientadas. Estas organizaciones no deberían centrarse tanto en la coordinación o en el intercambio de información, sino en la sistematización de experiencia y en la producción de insumos que permitan apoyar experiencias de nivel local. Estas organizaciones deberían convertirse en Centros de Promoción para la Participación Juvenil en el Desarrollo en América Latina. Su organización interna debería incorporar organizaciones juveniles (y quizá también no juveniles) y contar dentro de sus estrategias la realización de encuentros o foros orientados al diseño y estructura de herramientas de apoyo para la participación a nivel local. Quizá con otro nombre y con una estructura muy flexible esta podría ser la orientación para la construcción de organizaciones de nivel regional en América Latina. Una visión clara de la realidad de la región: el aporte generacional al estudio de la realidad latinoamericana. No se ha caracterizado esta década por la discusión de las políticas y agendas públicas, a pesar que a nivel privado el planeamiento estratégico y la construcción de visiones y misiones constituyó tema obligado de toda compañía que se preciara de moderna. La ausencia de estos foros ha hecho perder la visión sobre el valor del análisis de la realidad y de la necesidad de planear y consensar sobre aspectos claves de nuestros países, tales como el régimen político, el modelo de desarrollo, y en general sobre las reglas de juego que gobiernan nuestra sociedad. Reiniciar (o contribuir a) esta discusión puede constituir uno de los mayores aportes de nuestra generación. Esto implica tener una visión integral, y no solo ambiental, de los problema y saber integrarlos. Al mismo tiempo obliga a conversar e intentar entenderse con una diversidad de posturas y aprender sobre otras disciplinas que aportan explicaciones distintas a los mismos problemas. Tener una visión clara de los retos que se presentan y de los objetivos a lograr, ayudará a elegir mejor los caminos a seguir, lo cual requiere una idea también clara sobre las capacidades existentes. Esto es indispensable para promover la participación juvenil. Los organismos y organizaciones juveniles de todo nivel deberían incorporar estos temas en sus agendas de trabajo y promover su discusión abierta. El tema de la representatividad: Apertura hacia grupos no ambientalistas ni ecologistas El ambiente y el desarrollo no es una materia privativa de los ambientalistas y ecologistas. Menos aún de los jóvenes ambientales y ecologistas. La única forma de asegurar que las posturas juveniles sobre estos temas reflejen verdaderamente el sentir de este sector etario es incorporando los puntos de vista de otros jóvenes, preocupados por el desarrollo, aun cuando ellos no compartan la visión "ambientalista". La Agenda 21, y en especial el Capítulo 25 dejó las cosas muy en claro. La juventud a la cual se refería Río no era exclusivamente la ecologista, era toda la juventud. Actitudes de tipo sectario, inclusive dentro de los foros ambientalistas, y en la elección de los temas, no ayudan a promover una visión de desarrollo sostenible, limitando la discusión a un grupo de entendidos, llevando al tema hacia temas técnicos, muy importantes si, pero no suficientes. Acercar la agenda ambiental a la agenda juvenil: Construcción de una Agenda de Desarrollo desde los Jóvenes Para la gran mayoría de los jóvenes de América Latina los problemas prioritarios no son los ambientales. Otras preocupaciones llenan sus espacios de preocupación. El reto de las organizaciones juveniles preocupadas en el Desarrollo Sostenible es acercar la agenda ambiental a la agenda juvenil. Este es un ejercicio de comunicación, de educación y hasta de política, en la medida que es presentar una manera diferente de ver las causas de los problemas, orientando la acción juvenil hacia las causas de las dificultades, antes que sobre las consecuencias. Aunque limpiar una playa constituye una tarea muy noble, y puede generar en el grupo de personas que se entera de esta acción conciencia sobre un problema no terminará de atacar los problemas que originaron esta situación (modelos de consumo altamente productores de desperdicios, falta de planificación urbana, acceso restringido a los servicios, etc.). Al mismo tiempo, incorporar la agenda juvenil a la agenda nacional es otra tarea clave, tarea que por cierto no debe ser exclusiva de los jóvenes, pero que puede ser la manera de movilizar esfuerzos de muchas personas. A MANERA DE CONCLUSION: CIUDADANIA Y JUVENTUD... ¿es ese el camino? El gran reto de los jóvenes de la región en los próximo años va a ser el ampliar el número de ciudadanos comprometidos con que cuenta una sociedad, y de mejorar el capital humano y social actualmente disponible, el cual constituye al parecer la diferencia entre un país desarrollado y otro que no lo es. Pero la aproximación a la ciudadanía tiene que realizarse desde nuestra realidad, desde el ámbito local incluso, no puede ser este un concepto importado. Para cumplir este reto, los jóvenes y los adultos deben despojarse de una serie de prejuicios que solo ayudan a mantener la situación actual. Dejar de mirarse a si mismos como "mejores" que las generaciones anteriores puede ser contraproducente. Nuestra generación es una continuidad de las anteriores, y lo que somos ha sido determinado por ellos, no somos ni mejores ni peores, somos diferentes, con retos diferentes. Por lo tanto debemos ser respetuosos del legado dejado, y asumir los compromisos que nos toca como generación. La construcción de ciudadanía es una tarea de nivel local, pero puede ser apoyada por esfuerzos nacionales y supranacionales adecuadamente orientados, con capacidad de brindar apoyo en conocimiento y experiencia, insumos claves para el éxito del trabajo de promoción. Aglutinar a la juventud alrededor del Desarrollo Sostenible podría convertirse en el signo de una nueva generación. Para eso se requiere mucho trabajo y esfuerzo. Depende de todos lograrlo. Toca ahora iniciar la discusión y empezar a diseñar las estrategias para cada país. Esa es ahora la tarea. Del mismo quedaría pendiente el desarrollo de la Agenda Juvenil, tarea que requiere en último término de un proceso consultivo.