Los autores de tragedia

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INTRODUCCIÓN AL TEATRO
Junto con la filosofía y la organización del sistema democrático, el
teatro es sin duda la otra gran aportación de Grecia a la civilización
occidental. Nunca antes se había conjugado el texto literario con el
espectáculo de modo tan bello y tan perfecto. En el teatro griego convergen
el mito, el pensamiento político, la reflexión de tipo filosófico, la danza, el
canto, la poesía, la música. Se trata pues de un espectáculo total, que es
fruto de la composición de unos textos igualmente completos desde el punto
de vista del contenido y de la forma.
El teatro parte de los géneros literarios anteriores, líricos y épicos,
de los que toma el verso y música, temática y transfundo moral. Pero su
originalidad está en la capacidad de aunar la tradición literaria de géneros
diversos con innovaciones propias de un nuevo contexto histórico y social.
ORÍGENES, FIESTA, TRAGEDIA Y COMEDIA.
¿Cómo nació el teatro? ¿Dónde? ¿Por qué? Durante décadas se ha
debatido mucho sobre el tema sin llegar a dar respuestas que convenzan a
todos. Hay varios datos en los que las coincidencias son casi totales:
- El teatro nace dentro de un contexto festivo. Arranca de la fiesta
popular. No puede concebirse como un espectáculo cultural aislado.
- El teatro y la fiesta popular están vinculados con la ciudad, con la
polis. Es una sociedad de tipo participativo, en la que el individuo toma
parte activa de todas las manifestaciones. La fiesta es el momento
crucial y, dentro de ella, el teatro ocupa un lugar preferente.
- Tragedia y comedia aparecen en todas las manifestaciones festivas y
no es fácil concebir unas sin otras.
- Con el paso del tiempo, el grupo, el coro, va subrayando la presencia y
la intervención de su director o jefe. Poco a poco irá adquiriendo un
protagonismo relevante, y acabará por tener autonomía.
- Música, danza y canto forman parte de esas primeras
manifestaciones festivas; la palabra, esto es, el texto, aparece
después.
Así, en los orígenes del teatro no existen ni la figura del actor ni la del
texto, que son posteriores a la del grupo o coro y a la del entramado
musical, con todo lo que conlleva - melodía, danza y canto.
Las primeras manifestaciones teatrales aparecen en Grecia en el siglo
VI a.C. Se sabe que bajo la tiranía de Pisístrato en Atenas un poeta
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llamado Tespis introdujo el primer actor y ganó el concurso de las
Grandes Dionisias.
Lo que es totalmente cierto es que hunde sus raíces en la fiesta
popular. El calendario ateniense estaba lleno de días festivos. Pero había
dos grandes festividades que movilizaban a todos los habitantes de
Atenas y a una gran parte de Grecia. Tenían lugar al final del veranoPanateneas- y al principio de la primavera-Dionisíacas-. Las Panateneas
eran fiestas en honor de la diosa Atenea en las que en procesión se
llevaba un peplo a la diosa. Las Grandes Dionisíacas eran en honor a
Dioniso y en ella lo más destacable eran los agones teatrales en los que
los autores de tragedias y comedias competían entre sí.
EL TEATRO.
El teatro era un santuario de Dioniso, con un altar dedicado al dios, al
aire libre. Las representaciones teatrales son, por tanto, parte de una
fiesta religiosa, presidida por un sacerdote del dios. Los teatros más
antiguos suelen estar excavados en la loma de una colina. Se aprovecha el
desnivel y los espectadores se sitúan en principio sobre la tierra, Con el
tiempo se instalan
gradas de madera y
posteriormente de
piedra. El graderío
se
divide en sectores

separados
por
escaleras en sentido
vertical

y por uno o más
pasillos en sentido
horizontal

El espacio reservado para la actuación del coro y actores es la
orchestra A ella se accede por un par de pasillos
adosados al graderío que se llaman párodos . Adosada a
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la orchestra está el proscenio que en época
clásica no es más que una línea divisoria que separa la orchestra y la
skené
originariamente una especie de tienda de campaña sobre la
que se coloca el decorado y en la
que los actores se cambian de traje y de máscara. Con el tiempo el
proscenio se va ensanchando y ya en época helenística avanzará hasta
invadir el espacio de la orchestra.
EL PÚBLICO
Las representaciones teatrales se sucedían casi sin descanso durante
los cuatro días que duraban las fiestas. Un día se dedicaba completo a la
comedia, y cada uno de los otros tres días estaba dedicado a un autor o
corega que ponía en escena tres tragedias y un drama satírico. Tanto
hombres y mujeres acuden masivamente a las representaciones. Llevan
provisiones de comida y bebida. Es improbable que aguantaran
diariamente las ocho horas que podía durar el espectáculo o que acudiera
diariamente a ver las representaciones.
La entrada costaba dos óbolos y existía un Fondo de Garantía de
Espectáculos (Teórico) que permitía subvencionar a los ciudadanos con
menos recursos económicos. Se reservaban asientos a los sacerdotes de
Dioniso, a algunos magistrados y a personas que a lo largo del año habían
destacado por su contribución a la promoción y defensa de los intereses
ciudadanos.
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La actitud del público durante la representación era activa: aplaudía,
pitaba, pateaba, protestaba, interrumpía si un pasaje le resultaba
indecoroso. Parece que existían grupos que intentaban reventar las obras
de autores enemigos o que eran contratados para aplaudir y animar así el
ambiente de determinadas representaciones. Para mantener el orden
había un servicio de guardas con varas; pero también había público
conmovido por las representaciones que aprendían fragmentos de
memoria.
Al día siguiente de la última representación el jurado, compuesto por
diez ciudadanos elegidos por sorteo, fallaban los premios, y por último el
público valoraba la gestión del arconte que se había encargado de
organizar las fiestas, tras lo cual se votaba un elogio o un reproche para
dicho magistrado.
LOS ACTORES Y LA PUESTA EN ESCENA.
Ser actor estaba bien visto en la Grecia Clásica. En un principio sólo
había un primer actor o , al que se fueron
añadiendo un segundo y un tercer actor. Realizadas las listas de coregas
, poetas y actores, en una reunión de la Asamblea cada corega elegía un
autor y se designaban los actores correspondientes. Más tarde se
realizaba una presentación pública de cada representación, en la que se
revelaba el título de las obras a concurso. A partir de ese momento los
ensayos y la preparación de la representación estaban ya en marcha. Se
entregaban tres premios, al mejor poeta, al mejor corego y al mejor
protagonista. El premio no era más que una corona de hiedra o un trípode
de bronce, pero suponía el reconocimiento del jurado y el prestigio social
o artístico.
Sobre las técnicas y formas de actuación , las teorías tradicionales
están llenas de tópicos: que no había actrices sino actores; que los
actores llevaban máscaras que se intercambiaban continuamente; que el
número de miembros del coro (coreutas) oscilaba entre 12 y 48 según las
épocas; o que , como antes dijimos, el número de actores era tres,
repartiéndose entre ellos de 800 a 900 versos que podrían llegar a ser
normalmente el número de versos correspondientes a los actores.
Actualmente se están oyendo algunas voces que consideran que es difícil
creer que las mujeres no interpretaran a los personajes femeninos, que
siempre se actuara con máscara, que el número de actores se limitara a
tres. El teatro griego clásico es todo menos artificial; por ello violenta
tanto lo antinatural. Puede que fuera así, pero choca con todos los
postulados de la estética griega. Igualmente tenemos conocimiento del
uso de coturnos, especie de botas con suela gruesa que permitía que el
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actor fuera visto desde la grada. Esto dificulta el movimiento del actor y
le añade un elemento más de artificiosidad. Pero debemos recordar que
muchos de estos datos son de autores de época helenística y deben ser
tomados con cautela.
Frente a la supuesta complejidad de la máscara y el coturno; el
decorado era muy simple, casi siempre la puerta de un palacio o las
tiendas del campamento. Sabemos de dos artefactos que se utilizaban
con frecuencia: el ekkyklema y la mechané
. El primero era una especie de plataforma giratoria que
permitía mostrar al exterior acciones que habían tenido lugar en el
interior; en especial, cadáveres fruto de asesinatos narrados por el
mensajero. A su vez, la mechané era una especie de grúa que permitía
introducir en la escena desde arriba personajes generalmente divinos;
escenas de las llamadas deus ex machina, al final de ciertas tragedias.
LA TRAGEDIA: ORIGEN, CONTENIDO Y FORMA.
Existen varias teorías sobre el origen de la tragedia.
Aristóteles afirma que la tragedia nació del ditirambo, composición
poética en honor a Dioniso que era cantada por un coro. También se la
pone en relación con los cantos de los coros de sátiros que acompañaban
el cortejo del dios, pues sus miembros se disfrazaban de machos
cabrios, o animales asociados a estos cultos.
Precisamente tragedia es en griego  cuyo
significado etimológico sería “canto de los machos cabrios”. Pero sobre el
origen no hay unanimidad ni entre los autores antiguos ni entre los
estudiosos modernos
La tragedia escenifica un problema humano, generalmente un
conflicto entre el individuo y la sociedad, entre el hombre y su entorno
familiar, entre dos colectividades de personas, entre el ser humano y
alguno de los seres divinos y el peor de todos, un conflicto interior del
hombre consigo mismo, entre su mente y sus impulsos, sus ideas y sus
inclinaciones, su cuerpo y su cabeza. Ese conflicto se plantea siempre
ejemplarizado en un personaje del mito griego; no se trata de un teatro
histórico; los personajes de los que habla no existieron, pero tienen vida,
actualidad y vigencia. Por ser personajes del mito tienen un valor
ejemplarizante.
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Los personajes, salvo en los Persas de Esquilo, proceden del mito.
Unos son los grandes protagonistas, individuos irrepetibles, de difícil
clasificación. Por la función que desempeñan en la obra, cabe dividirlos en
protagonistas (Edipo, Medea) y antagonistas (Creonte, Jasón). Junto a
ellos hay otros que carecen de nombres y que se ajustan a una tipología
precisa: son sirvientes, nodrizas, criados y los mensajeros. A su lado,
reyes y reinas componen un mosaico variado en el que no faltan
personajes divinos.
Junto a esos personajes, que generalmente recitan, aparece un coro,
un grupo de personas que, con sus cantos y sus evoluciones, subrayan la
acción dramática sin hacerla avanzar, introducen el elemento del lirismo
y proporcionan al espectáculo un impacto estético capital, que el público
debe percibir por el oído y por la vista. El coro es el hilo que da cohesión
y que envuelve toda la acción dramática en un clima poético.
Normalmente es un personaje colectivo como puede ser el pueblo, un
grupo de ancianos o de ciudadanos y con el tiempo va perdiendo el
protagonismo inicial y se convierten sus palabras en reflexiones éticas y
morales, o incluso en un descanso preciosista de la temática de la obra,
narrando episodios mitológicos a modo de digresiones. Irrumpe en
escena por las rampas laterales del teatro entonando el párodos
(nombre de esos accesos por metonimia de la primera intervención del
coro). Después interviene tres o cuatro veces más entonando versos
escritos en metros distintos. Son los estásimos, intervenciones en las
que el coro dividido en dos semicoros, entona de forma alternada estrofa
y antistrofa, a las que sigue, en muchos casos un epodo o canto conjunto
de todo el coro.
Al frente del coro está el corifeo, de importancia capital; alterna el
recitado con los actores, dialoga con ellos, interviene en la acción
marcando, en cierto modo, el ritmo de la obra, llamando al orden y a la
sensatez e invitando al diálogo y al sosiego. Los coreutas, componentes
del coro solían ser entre 12 y 18.
Mientras el coro da lirismo al espectáculo, los personajes
protagonizan los episodios, las partes normalmente recitadas entre las
diversas intervenciones del coro. Suele estar compuesto de un prólogo,
que pone al espectador en antecedentes, una serie de diálogos entre dos
o tres personajes y, a veces, una intervención final de una divinidad
La tragedia está escrita en verso, Las partes corales están
compuestas en las complejas estrofas propias de la lírica coral; en ellas
se utiliza un dialecto parecido al dorio y siempre eran cantadas. Las
partes de los actores ya hemos dicho que probablemente eran recitadas,
aunque algunos pasajes se cantaban y se componían en trímetros
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yámbicos (yambo es la combinación de una sílaba breve seguida de una
larga) o tetrámetro trocaico (un troqueo es lo contrario que el yambo: la
sílaba larga precede a la breve), en un dialecto más cercano al ático
normal.
Estructura de la tragedia:
-Prólogo
-Parodos
-Episodio I
-Estásimo I
-Episodio II
-EstásimoII
-Episodio III
-Estásimo III
-Episodio IV.
-Éxodo
Los autores de tragedia
Ha habido numerosos poetas trágicos, pero sólo nos han llegado
completas obras de tres de ellos: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Los tres
representan tres momentos culminantes en la evolución de la tragedia.
Esquilo, el más antiguo, pertenece a la generación que combatió
contra los persas en las Guerras Médicas; él mismo participó en la batalla de
Maratón y en la de Salamina. Sus obras adoptaban la forma de trilogías, es
decir, componía tres tragedias a cerca del mismo tema. De las ochenta y
tantas que escribió sólo han llegado hasta nuestros días siete.
La única trilogía de Esquilo que se conserva completa se llama
Orestiada. , Agamenón, Las Coéforas ,Las Euménides,
Orestes, el protagonista de las dos últimas,
puede servirnos de ejemplo del héroe trágico en
Esquilo. Se enfrenta a un dilema terrible: si no mata a
Clitemnestra deja sin vengar la muerte de su padre y
por lo tanto está faltando a las normas de su clan y a
su honor. Pero si la mata quita la vida a su propia madre
y el sufrimiento que esta muerte conlleva queda
patente en la intervención de las Erinias, que lo
enloquecen. Este conflicto sólo se resuelve gracias a la
intervención divina. La diosa Atenea instituye un
tribunal para los delitos de sangre. Así, de la ley insaciable de la venganza
pasamos a la existencia de un ordenamiento jurídico que ha de velar por la
justicia. Justicia, sufrimiento y voluntad divina son los temas primordiales
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en Esquilo, cuyas obras plantean al final la reconciliación armoniosa de las
fuerzas en conflicto, pero tras pagar un alto precio en sufrimiento.
Más joven que Esquilo, Sófocles perteneció a una familia rica y gozó
siempre del respeto y la simpatía de sus conciudadanos, que lo tenían por un
hombre piadoso y afortunado. En sus obras abandonó las trilogías e
introdujo un tercer actor en escena, con lo que
disminuía la importancia del coro. De las ciento
treinta tragedias que escribió, sólo conservamos
siete, de las que Antígona y Edipo Rey son las más
famosas.
En Edipo Rey asistimos a las averiguaciones
que este rey hace para hallar a los culpables del
asesinato de Layo, el anterior soberano de Tebas.
Este crimen no castigado es el origen de la peste que
ha enviado Apolo a la ciudad, por lo que es necesario
descubrir al asesino. Casi como si fuera el investigador de una novela
policiaca, Edipo hace todo lo que está en su mano para averiguar la verdad,
pese a las recomendaciones de quienes le rodean, que le aconsejen que
abandone la investigación por su propio bien. Pero él obstinadamente sigue
adelante, sin escuchar las advertencias de su propia esposa, Yocasta, viuda
del rey anterior. Pues bien, al final Edipo descubre la dolorosa verdad: él
era realmente el hijo abandonado de Layo y Yocasta a quien los dioses
habían predestinado a que, sin saberlo, matase a su padre y se casase con su
propia madre. Así, el viajero que hace años se había encontrado en un
camino, a quien él había matado de modo impulsivo por una riña pueril,
resulta ser el mismo Layo. Y al librar a Tebas de la Esfinge no sólo había
conseguido el trono de Tebas, sino la mano de Yocasta, a la que había
convertido a un tiempo en madre y abuela de sus hijos. Al conocer la verdad,
Yocasta se suicida y Edipo, no pudiendo afrontar su verdadera identidad, se
arranca los ojos y se aleja de Tebas.
En Antígona vemos las secuelas del enfrentamiento que los hijos
varones de Edipo, Eteocles y Polinices, han mantenido entre sí por el trono.
Éstos se han matado mutuamente en una guerra fratricida y Creonte, que
tras la muerte del rey de Tebas, Eteocles, gobierna en Tebas, ordena que
se deje sin sepultura a Polinices por atacar la ciudad. Antígona es hija de
Edipo y no puede consentir que Polinices quede sin enterrar, ya que ello
atenta contra las más elementales normas de dignidad y piedad humana y
supone una transgresión de las leyes divinas. Por eso se atreve, ella, siendo
mujer, a enfrentarse a Creonte, al que toda la ciudad teme, pues afirma que
las leyes humanas no pueden transgredir las normas no escritas de los
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dioses, que son eternas e inmutables. Así pues, cubre de polvo el cadáver de
su hermano sabiendo que esto le va a costar la vida. Creonte, por su parte,
se da cuenta de su error demasiado tarde, y ha de sufrir la muerte de su
propia esposa y de su hijo, como consecuencia de la ejecución de Antígona.
Como podemos ver, el sufrimiento en Sófocles es descarnado. No hay
el optimismo de Esquilo, que plantea siempre una vía de conciliación. Sus
personajes son héroes de una pieza, obcecados, fieles a sus principios; con
ellos Sófocles nos presenta cómo debería ser el hombre. En el plano divino
los dioses no ayudan al héroe, ni éste merece ningún castigo, pues es
inocente. La voluntad de los dioses es un misterio. El carácter intransigente
del héroe sólo es modelado por el dolor, esencia de lo humano, que tiene una
función purificadora, ya que puede liberarle de su altivez, como en el caso
de Edipo.
Sófocles se opone a dos ideas en su obra: la tiranía y el relativismo
moral de los sofistas. El exceso en el poder político es castigado (Creonte)
y a veces se descubre la ignorancia del gobernante (Edipo); de cierta
manera el poeta avisa de los peligros de las ideas políticas de Pericles, que
propugna la hegemonía de Atenas sobre la Hélade. Con respecto a la
sofística, ésta fue un movimiento racionalista, laico y antropocéntrico, entre
cuyos representantes encontramos a Gorgias, y Protágoras, cuya principal
conclusión era que no existen valores absolutos. Para Sófocles, aunque no
podamos entender a los dioses, éstos existen y actúan en la vida de los
individuos, por lo que todo nuestro comportamiento tiene que tener un
sentido moral y respetar la superioridad de la divinidad.
Características formales del teatro de Sófocles son: la ironía
trágica, mediante la cual pone en contradicción la situación real del
personajes con sus palabras y hechos. Un ejemplo lo tenemos en Edipo Rey,
cuando éste proclama el castigo que va a dar al asesino de Layo, sin saber
que está dictando sentencia contra si mismo. La ignorancia descubierta nos
hace ver que el personaje que se creía bueno, estaba equivocado, o que su
concepto de sí mismo resulta falso, como le ocurre a Edipo, que descubre
cuál es su auténtica familia y quién es él en realidad. Desde el punto de vista
de la técnica teatral, Sófocles aumenta el número de miembros del coro,
introduce al tercer actor y abandona la trilogía.
Tragedias conservadas: Ayax, Antígona, Traquinias, Edipo Rey,
Electra, Filoctetes, Edipo en Colono.
EURÍPIDES
Según el Mármol de Paros (documento epigráfico del siglo III a.C)
Eurípides nace en Salamina en el 484 a.C. Creció en un ambiente acomodado,
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pudiendo dedicarse enseguida a sus aficiones literarias. Sabemos que se
casó dos veces y que al margen de los otros dos trágicos vivió apartado del
mundo de la política y gustó permanecer en su suelo patrio, trasladándose a
Atenas en determinadas ocasiones. Eso no le impidió relacionarse con la
intensa vida cultural que se desarrollaba en Atenas, relacionándose con los
sofistas y también con Sócrates de quien se dice que sólo asistía a las
representaciones de las obras de nuestro autor.
Eurípides mostró atracción por las corrientes culturales e
ideológicas más avanzadas de la época, haciéndose eco de ellas en sus obras.
Su intensa vida cultural le llevó a reunir, según dicen, la mayor biblioteca de
Atenas.
La Guerra del Peloponeso y el cariz cada vez más siniestro que iba
tomando para los ciudadanos de la polis chocaron con sus ideas
antibelicistas, le alejaron más aún de la vida pública, elogiando al individuo
del campo o al que voluntariamente se apartaba de la ciudad. Se anticipa así
al hombre helenístico. Él mismo se retiró a una cueva en Salamina. En el 408
marchó a Macedonia, donde reinaba Arquelao, denostado por el escaso
reconocimiento del público a su obra (sólo le otorgaron el primer premio en
cuatro ocasiones, cuando se sabe que escribió 96 dramas) y por los
ataques,muchas veces injustos, de cómicos como Aristófanes.
Murió en el 406, tan sólo unos pocos meses antes que el anciano
Sófocles, quien vistió luto por él. La posteridad, en cambio, sí ha reconocido
la calidad de nuestro autor, adelantado a su tiempo, y es el trágico del que
más obras conservamos, 18 completas y una de autoría cuestionada, el Reso.
Entre sus obras conservadas están: Hécuba, Las Troyanas, Las Bacantes,
Hipólito, las Suplicantes, Helena, Alcestis, Electra, Orestes, Ifigenia en
Aúlide, Ifigenia entre los Tauros…
Su pensamiento e ideología.
Algo más joven que Sófocles, Eurípides vivió el final de la Guerra del
Peloponeso y la decadencia de Atenas. No debe extrañarnos, por tanto, que
el pensamiento crítico de su época, encabezado por los sofistas, halle eco en
la obra de este escritor, polémico ya en su tiempo, que nos presenta con
una descarnada crudeza las pasiones humanas.
La mayor parte de sus obras están protagonizadas por heroínas
víctimas a veces de una pasión amorosa imposible, como Fedra en Hipólito; o
como Medea, quien no parará hasta ver realizada la venganza más completa;
o de la guerra, cuyas funestas consecuencias son las primeras en padecer,
según nos muestra en Las Troyanas.
Un rasgo espiritual que alimentó a Eurípides fue que de los problemas que
afectan a la naturaleza da paso a los que afectan al hombre.
Antropocentrista, defensor de la razón frente a la fuerza conservadora de
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la costumbre, se centra en la descripción psicológica de los personajes y en
los conflictos internos. Muestra la antítesis entre la razón y la pasión en un
individuo, la compleja realidad del alma humana. Sus personajes son reales,
de carne y hueso, lejanos a esa rigidez heroica de Sófocles y Esquilo,
expresan sus miserias y dudas mediante largos monólogos que restan
vitalidad a la acción dramática, pero son un compendio de la técnica oratoria
enseñada por la sofística. Profundiza, en definitiva, en la psicología del alma
humana, Con ellos consigue plantear conflictos, pero no da soluciones.
Esto lo podemos enlazar con los sofistas, convertir el argumento débil en el
fuerte, de tal manera que en algunas de sus obras ningún héroe será
objetivamente culpable, siempre tendrá una excusa en la que apoyar su
conducta. Critica así el racionalista legado helénico para el que muestra
soluciones incoherentes. Se muestra escéptico ante la divinidad del mito y
muestra el azar como la única divinidad que mueve el hombre.
Sus temas favoritos son aquellos que tiene que ver con las conductas
irracionales en el hombre, como el amor (Hipólito), la religión (Las Bacantes)
o la guerra (Las Troyanas). Se atreve a poner en escena situaciones que se
enfrentan a los convencionalismos de la época, como el adulterio femenino,
el sufrimiento y angustia de las mujeres, la crueldad humana llevada hasta
las últimas consecuencias, la superioridad moral de un bastardo, la nobleza
de alma de un esclavo (ya no es un relleno, sino que
tiene iniciativa propia y aconseja), la contraposición
entre bárbaros y griegos o la falta de moralidad de los
dioses.
Desde el punto de vista formal, Eurípides llega
a utilizar tres actores en escena y minimiza el papel
del coro, cuyas intervenciones son prácticamente
intermedios líricos entre los episodios de la obra.
Normalmente está formado por mujeres que
mantienen algún tipo de relación afectiva con el personaje principal,
refiriéndose casi siempre a temas cercanos al público más que a las leyes
universales que rigen la relación del hombre con los dioses, como hacían los
otros trágicos
Traslada parte de la fuerza lírica, propia del coro, a los actores, en las
monodias y amebeos. Utiliza las monodias, intervenciones aisladas de un
personaje, para mostrar las angustias de los personajes, expresar la locura,
el amor intenso. Los amebeos son las partes en las que el coro dialoga con
los personajes y suelen ser muy numerosos en sus obras.
Es un experto en los dicursos extensos de un personaje (rhesis) y en los
diálogos. Muestra conocer las técnicas oratorias de los sofistas, y,
asimismo, los dicursos antilógicos que gustaban a sus conciudadanos: lo
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bueno y lo malo, lo útil y lo justo, ley frente a naturaleza, ley frente a
tiranía, educación y herencia. Los discursos contrapuestos, se covierten a
veces en pugnas dialécticas que acaban en esticomitias, pasajes en que cada
actor replica a otro con un solo verso. No crea el agón, pero sí perfecciona
los enfrentamientos dialécticos entre el coro y el actor.
A menudo se muestra más interesado en el planteamiento de los conflictos
que en su resolución, por lo que no es extraño que recurra al “truco” del
deus ex machina, es decir, resolver el desenlace con la aparición de una
divinidad, que se encarga de aclarar lo ocurrido.
Eurípides fue considerado como el más trágico de los trágicos y es en la
actualidad el autor de tragedia que más se lleva a escena. Se decía de él que
si Sófocles reflejó como debía ser el hombre, Eurípides lo representó tal
como es.
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