BONANOVA EN EL AÑO 2.013 Si nuestros abuelos nos hablaran del Colegio en el año 1893, nos podrían decir poca cosa o nada. Ahora bien; figurémonos que hemos llegado al año 2013. Habrán pasado dos generaciones. Nuestros nietos ocuparán estas aulas novísimas hoy, y se recrearán en el mismo patio, aunque totalmente pavimentado. El mundo habrá evolucionado mucho. Se hablará del siglo XX como hablamos actualmente del siglo pasado. La civilización se considerará mayor de edad, y se mostrará orgullosa con sus 21 siglos. Todo lo que nosotros estudiamos ahora, se considerará elemental y superfluo, pues se habrá generalizado el uso de ingenios mecánicos, que resolverán las más difíciles operaciones. Los estudios científicos revolucionarán los antiguos planes de estudio y se considerarán como básicos: el Esperanto, idioma universal; algunos capítulos de Física y Química; la Atomística y la Neurotelepística, nueva ciencia basada en las influencias nerviosas comunicantes entre los individuos. Los afanes de los historiadores se verán colmados con el “Consultorio secular”, importante receptor de hechos históricos, por la huella dejada en el cosmos debido al simple hecho de haber sucedido. No vayamos a creer que la energía nuclear sea objeto de secretos de Estado. La ciencia habrá encontrado anchos caminos por los cuales extender sus ramas. La descomposición del átomo y su energía se emplearán en infinidad de utilidades que no podemos siquiera suponer. Estos edificios que ahora se levantan en el Colegio con gran velocidad y que contemplamos maravillados, se considerarán anticuados, “del siglo pasado”, dirán ellos. Se conservará la estructura exteriormente, pero el interior habrá sido puesto al día. ¡Quién pudiera vivir en una clase de aquéllas! Dirá nuestro nieto: El surtidor de oxígeno y aire acondicionado, hacen que siempre se esté bien; el tragapolvos anexo a la pizarra, o el borrador eléctrico, evitan el enrarecimiento del aire; si bien en otra aulas ya se ha sustituido por la pizarra electrónica múltiple, ésta facilita el trabajo de los profesores y alumnos, teniendo cada uno en su pupitre su propia pizarra, en conexión todas con la del profesor, y lo que se trace en ésta se reproduce en las restantes. Cada hora funciona en todas las clases el emisor de rayos “Pi”, no distraen, sino que despejan el cerebro y facilitan así la mejor comprensión de lo que se estudia. Y todo esto en poco tiempo. (Y aquí saltará un pequeño que estaba escuchando):¿Es verdad abuelo que antes los niños estudiaban muchas horas cada día, y al ir al colegio llevaban siempre un paquete de libros?... Los muchachos dispondrán de calculadoras de bolsillo y de traductores mecánicos, pudiendo disponer de la “Microfilmoteca políglota”, que en reducido espacio almacenará innumerables obras literarias y didácticas. La gran Barcelona ocupará una extensión muy superior a la actual. El Paseo Bonanova quedará convertido en una arteria principalísima :unirá el valle del Llobregat (inmensa acumulación fabril) con Horta y faldas del Tibidabo-Este. El metro que unirá el puerto franco con el Vallés, tendrá una estación en la Plaza Bonanova. Los sistemas de locomoción habrán cambiado, se considerarán anticuadas las líneas de los automóviles que ahora encontramos del mejor gusto. Se usarán los helicópteros individuales y los helicópteros-buses, para los transportes inter.-urbanos, y los aviones a reacción habrán experimentado un notable adelanto. El Colegio tendrá que construir una base de helicópteros y aun establecer un servicio propio para los alumnos. En el adjunto grabado, un grupo de alumnos espera su “helic” particular en la pista de aterrizaje. Así será el mundo en el año 2013, si es que podemos vivirlo; seremos ancianos y diremos que el mundo está loco y que eran mejores nuestros tiempos, cuando estudiábamos en las clases del entonces reducido Colegio Bonanova. F. Montanyá, 7º Bto. BOLETÍN BONANOVA ENERO – FEBRERO 1954