Agricultura y medio ambiente http://www

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TEMA: EFECTO DE LAS PLANTAS TRANSGÉNICAS EN EL AMBIENTE
Biología II. Prof. Lidia Peña
ACTIVIDAD: REALIZA LA LECTURA Y CONTESTA LAS PREGUNTAS.
Agricultura y medio ambiente
http://www.biobio.es/?op=art&id=1170
Durante milenios, el objetivo de la agricultura fue obtener alimentos suficientes. Las técnicas agrícolas no
han variado mucho, hasta el siglo pasado, en que se establecen las bases de la nueva química agraria, y
con ella se abren paso a la utilización de los fertilizantes.
A principios de este siglo se empieza a utilizar los fertilizantes nitrogenados, fosfóricos y potásicos, si bien
la generalización del uso de los fertilizantes en España no se realiza hasta los años sesenta.
Después de la segunda guerra mundial, con la aparición del DDT y como consecuencia del auge
económico, se empieza a desarrollar la industria de los plaguicidas. La mejora genética de las variedades
cultivadas y de las razas de animales, junto con la utilización de los fertilizantes y plaguicidas
(insecticidas, fungicidas, herbicidas) tienen como consecuencia un aumento de la producción agrícola y
ganadera.
Este aumento conlleva una nueva problemática ambiental y un consumo energético muy alto. Los
alimentos y cultivos transgénicos son el último peldaño, hasta ahora, de una agricultura industrializada;
sus efectos ambientales pueden ser enormes, aún mayores que los resultantes del empleo masivo de
plaguicidas y abonos químicos.
INGENIERÍA GENÉTICA
Las plantas transgénicas modificadas para ser resistentes a enfermedades y plagas pueden tener un
mayor potencial alergénico que aquellas no modificadas. Una de las razones de oposición al cultivo de
plantas transgénicas es su poder invasivo. Las nuevas características aportadas a estas plantas
(resistencia a herbicidas, sequías o heladas) les confieren unas posibilidades mayores a la hora de
competir con otras especies por el suelo o los nutrientes. De hecho, la invasión de especies ajenas a los
ecosistemas es una de las mayores amenazas (y más costosas de combatir) para la biodiversidad y
ecosistemas en general. La contaminación genética es el término utilizado para referirse a la transferencia
de genes que puede producirse, y de hecho se produce, entre las plantas modificadas genéticamente y
las naturales, que puede ser muy superior a la observada en laboratorio o pequeños cultivos
controlados.Las autorizaciones para comercializar alimentos manipulados genéticamente, como la soja o
el maíz, suscitan una gran preocupación sobre sus efectos en la salud, el medio ambiente, el futuro de la
agricultura y el impacto en los países más pobres.
A todo ello hay que añadir la utilización de productos tóxicos, como los herbicidas. De hecho, las
modificaciones genéticas para hacer resistentes las plantas a estos productos se centran en herbicidas de
amplio espectro, como el Roundup (glifosato), Basta, Glean o Gist, algunos de los cuales han sido
relacionados con defectos de nacimiento y cáncer. El glifosato (agente activo del Roundup) es un
herbicida de amplio espectro que afecta a multitud de especies vegetales. Su eficacia se basa en que
bloquea el camino del ácido siquímico de las plantas impidiendo la formación de aminoácidos y matando
a todas las partes de la planta. Esto le ha convertido en uno de los herbicidas más dañinos para la flora.
Su supuesta baja toxicidad en seres humanos se debe a que en los animales no existe el ácido siquímico,
si bien se ha comprobado que el herbicida puede tener efectos sobre diversas funciones enzimáticas, y
que en peces puede llegar a ser letal incluso a niveles de 10 ppm. también se le considera uno de los
herbicidas más tóxicos para microorganismos como hongos, actinomicetos y levaduras.
Los cultivos transgénicos ya no son sólo un fenómeno de laboratorio. Desde 1986, se han realizado
25.000 ensayos de plantas transgénicas en todo el mundo, y de ellos más de 10.000 en los dos últimos
años. Más de 60 cultivos diferentes, desde el maíz a las fresas, de las manzanas a las patatas, han sido
manipulados genéticamente. En 1996 se cultivaron 2 millones de hectáreas con plantas transgénicas, y
sólo dos años después, en 1998, se llegó a 27,8 millones de hectáreas, casi 15 veces más.
En 1992, China plantó una variedad transgénica de tabaco diseñada para resistir a ciertos virus y se
convirtió en el primer país con cultivos transgénicos para fines comerciales. Los agricultores de Estados
Unidos sembraron su primer cultivo transgénico comercial en 1994; sus colegas de Argentina, Australia,
Canadá y México les siguieron en 1996. En 1998, nueve países tenían cultivos transgénicos y se espera
que ese número alcance los 20 a 25 en el año 2000.
Las tres cuartas partes de los cultivos transgénicos están en Estados Unidos. Más de un tercio de la
cosecha de soja estadounidense de 1998 fue transgénica, así como la cuarta parte del maíz y la quinta
parte del algodón. Los otros dos únicos países con cultivos transgénicos importantes son Argentina y
Canadá: más de la mitad de la cosecha de soja de Argentina en 1998 fue transgénica, así como la mitad
de la colza canadiense. Estos tres países albergaban el 99 de la superficie de cultivos transgénicos.
Aunque hay muchas plantas transgénicas, sólo unas pocas se han cultivado en cantidades apreciables.
La soja representa el 52 por ciento de área transgénica global y el maíz el 30 por ciento. El resto
corresponde en su casi totalidad al algodón en EE UU y a la colza en Canadá. La mayoría de los cultivos
transgénicos han sido manipulados para reemplazar o acomodarse a sustancias químicas de amplio uso,
sobre todo insecticidas y herbicidas.
Cerca del 30 por ciento de los cultivos transgénicos son variedades manipuladas para producir una toxina
contra los insectos, y el resto son cultivos diseñados para resistir a los herbicidas. Los únicos insecticidas
transgénicos actualmente en uso comercial son los "cultivos Bt", que en 1998 ocupaban cerca de 8
millones de hectáreas. Estas plantas han sido provistas con un gen del organismo del suelo llamado
Bacillus thuringiensis (Bt) que produce una sustancia mortal para ciertos insectos. En Estados Unidos en
1998 el 25 por ciento del maíz y el 20 por ciento del algodón eran variedades Bt. El Bt transgénico
básicamente reemplaza a un insecticida que antes se rociaba sobre las plantas por otro dentro de la
misma planta. La técnica puede parecer más sofisticada pero la estrategia en esencia es la misma:
emplear el producto químico contra la plaga. Algunos entomólogos predicen que, sin estrategias
preventivas, la resistencia de las plagas al Bt podría aparecer en el campo dentro de tres a cinco años de
uso generalizado, haciendo ineficaces las plantas Bt. La resistencia generalizada al Bt afectaría no sólo a
los cultivos transgénicos, dado que el Bt también se usa normalmente en los cultivos convencionales. Los
agricultores verán como uno de los plaguicidas más benigno ambientalmente dejará de ser útil.
En cierta forma, los cultivos Bt son un retroceso hasta los peores días del empleo masivo de plaguicidas
sintéticos, cuando se animaba a que los agricultores rociaran sus campos aunque no fuera necesario. El
Bt presenta una falta similar de discriminación: está programado para atacar a la plaga durante todo el
periodo de crecimiento de la planta, sin tener en cuenta el nivel de infección. Este tipo de control
profiláctico aumenta mucho la probabilidad de resistencia porque tiende a aumentar al máximo la
exposición a la sustancia tóxica; es el equivalente en las plantas a tomar antibióticos como si fueran
vitaminas. Las plantas transgénicas, diseñadas para secretar combinaciones cada vez más potentes de
plaguicidas, competirán con plagas cada vez más resistentes.El advenimiento de los cultivos transgénicos
plantea igualmente serias cuestiones sociales, empezando por la propiedad. Todas las semillas
transgénicas están patentadas. A comienzos de los años ochenta, la tendencia en los países
industrializados y en las leyes internacionales ha sido permitir las patentes agrícolas, y no sólo de
variedades sino incluso de genes específicos. Hasta entonces los agricultores podían comprar las
semillas, incluso las patentadas, y podían usarlas posteriormente en sus propios cultivos e incluso
cambiarlas por otras semillas. Lo único que no podían hacer era venderlas directamente. Pero con las
nuevas leyes de patentes, todas esas actividades son ilegales; el comprador paga por usar una sola vez
el germoplasma.
De los 56 productos transgénicos aprobados para cultivos comerciales en 1998, 33 pertenecen a las
cuatro mayores empresas: Monsanto, Aventis, Novartis y DuPont. Las tres primeras controlan el mercado
de semillas transgénicas en Estados Unidos, mercado que representa las tres cuartas partes del mercado
global. Como vía para defender sus derechos sobre las patentes, las empresas de biotecnología están
exigiendo a los agricultores que firmen "contratos de semillas" cuando compran semillas transgénicas, un
fenómeno totalmente nuevo en la agricultura. Los contratos pueden estipular qué marca de plaguicidas el
agricultor debe usar en el cultivo, una especie de mercado cautivo para algunos. Lo más preocupante de
estos contratos es el posible efecto sobre el reempleo de semillas, una práctica antigua que reserva una
cierta cantidad de las semillas cosechadas para volverlas a plantar. En el mundo en desarrollo, unos
1.400 millones de agricultores utilizan casi exclusivamente las semillas cosechadas por ellos mismos. Una
reciente invención, oficialmente titulada "tecnología de protección de los genes" pero popularmente
denominada "tecnología terminator", puede hacer que los contratos sobre las semillas sean una realidad
biológica. La tecnología terminator impide que las semillas recolectadas vuelvan a germinar. Su inventor
principal, un biólogo molecular llamado Melvin Oliver, del Departamento de Agricultura de EE UU, señala
que "la tecnología afecta principalmente a los mercados del Segundo y Tercer Mundo", garantizando los
derechos sobre patentes incluso en países donde no existen o no se aplican. La tecnología terminator
también pueden animar a patentar los cultivos más importantes, como arroz, trigo y sorgo que hasta
ahora habían sido ignorados por los mayores fabricantes de semillas del sector privado. Los genes
suicidas del terminator se activan rociando la semilla con el antibiótico tetraciclina. La tecnología
terminator aumentará la uniformidad de los cultivos al restringir la práctica de guardar y cruzar semillas de
un año para otro por los agricultores.
La extensión de las patentes puede reducir a los agricultores a meros "biosiervos," que proporcionan poco
más que la tierra y el trabajo a la agroindustria.
CUESTIONARIO:
8.
Cuando el autor escribe sobre “ La nueva problemática ambiental actual” se refiere a :
2. Menciona los efectos de las plantas transgénicas al ambiente son:
3. ¿Qué daños han provocado al ambiente, el uso de herbicidas para plantas transgénicas?: describe
por lo menos 4 ejemplos y los efectos en el ambiente.
4. ¿Desde cuándo surgieron los alimentos transgénicos?
5. ¿Quiénes son los países que han producido una gran cantidad de variedades transgénicas y cuáles
son?
6. ¿Qué son los cultivos Bt y por qué se consideran un retroceso en el uso de plaguicidas sintéticos.
Desarrolla tus ideas con base a la lectura.
7. ¿Existe un monopolio en el control e investigación de plantas transgénicas?Explica.
8. ¿Qué es la Tecnología Terminator?
9. Escribe tu opinión crítica y reflexiva acerca de los riesgos que genera el cultivo de plantas transgénicas
en México en un cultivo esencial como el maíz.
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