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El estudio “Incentivos y motivaciones de los campesinos de la región del Patía para adoptar
o abandonar los cultivos de coca para uso ilícito: Un estudio de caso cualitativo”,
contratado por Oxfam GB – Colombia (Junio 2009), ilustra las condiciones
socioeconómicas de los campesinos que han estado o están involucrados con el cultivo de
coca para uso ilícito y analiza i) los factores que han llevado a estos pequeños productores a
dedicarse al cultivo de coca, ii) los efectos que han tenido sobre éstos tanto la política
antidrogas como la liberalización comercial y iii) los aspectos que podrían incidir en que
estos campesinos dejen efectivamente estos cultivos.
Basado en el trabajo de campo realizado en dos comunidades campesinas (ubicadas en los
departamentos de Cauca y Nariño) – en el que se llevaron a cabo diez entrevistas
estructuradas, tres historias de vida de líderes campesinos y siete grupos focales con
campesinos –, el estudio se centra en los campesinos en vez de enfocarse en los cultivos de
coca, llamando la atención sobre la necesidad de cambiar el abordaje al problema de la
coca. El enfoque tradicional, obsesionado con las cifras de hectáreas de coca, ha dejado de
lado la comprensión de las causas históricas que han llevado a los pequeños productores a
producir coca; no obstante, éste sigue siendo el enfoque más influyente en la puesta en
práctica de la política antidrogas. Todas las iniciativas de política que se desprenden de este
tipo de análisis han cometido errores gravísimos de manera reiterada, ya que no reconocen
que el problema de la coca debe enmarcarse dentro de complejos fenómenos económicos,
sociales, tal como la evolución de las formas y relaciones de producción existentes en el
agro, el grado de presencia del Estado en el territorio colombiano y la inserción económica
y política de las regiones en la sociedad colombiana.
Si bien el estudio tiene un carácter cualitativo, y en ese sentido no cuenta con
representatividad estadística ni con correlaciones cuantitativas, sino más bien con
comprensiones más complejas de una realidad social en un contexto determinado, debido a
las características similares de los hogares campesinos en Colombia – principalmente, en
términos de sus condiciones estructurales, niveles de pobreza, tenencia de la tierra y modos
de producción –, los resultados encontrados en la región estudiada sirven para ilustrar la
situación de los campesinos involucrados con los cultivos de coca a lo largo del país
(80,000 hogares).
Uno de los principales resultados del estudio de caso es que los campesinos de esta región
adoptaron los cultivos de coca para uso ilícito a finales de los noventa como medio de
subsistencia. Luego de que sus cultivos tradicionales (maíz, trigo, fríjol) entraran en crisis a
finales de los ochenta y de que las políticas de liberalización comercial de comienzos de los
noventa permitiesen que los productos agropecuarios importados se impusieran en el
mercado colombiano, los campesinos quedaron sin sustento de vida alguno, razón por la
cual se vieron abocados a producir coca para uso ilícito como única fuente de ingresos.
No obstante, la ganancia mensual de un pequeño productor de coca (que, en promedio,
posee una hectárea) es muy baja (USD 188), siendo ésta incluso menor que el salario
1
mensual mínimo vigente en Colombia (USD 249). A pesar de la poca ganancia y de los
altos costos asociados a la producción de coca – particularmente, en términos de los altos
niveles de violencia, la criminalización por parte del Estado y la pérdida de la cohesión
social –, los campesinos continúan dedicados a ésta debido a la inviabilidad de otros
cultivos. Falta de vías de acceso, de distritos de riego adecuados, de tierra suficiente y
apropiada, de acceso al crédito y a canales de comercialización son algunos de los
obstáculos que los pequeños productores tienen que superar para dedicarse a los productos
legales.
Las políticas represivas, como la aspersión aérea y la erradicación manual forzada, mientras
que no han cumplido sus propios objetivos en términos de reducción de áreas de coca
cultivadas, aumento del precio final de la cocaína y disminución de su disponibilidad, en
cambio, sí han tenido consecuencias nefastas para la vida de los campesinos. Entre otros
aspectos, estas políticas han generado en las comunidades desplazamiento forzado,
inseguridad alimentaria, pérdida de los cultivos y reclutamiento de los jóvenes en los
grupos armados ilegales.
Por otro lado, los proyectos de desarrollo alternativo no han ofrecido a los campesinos una
alternativa real a la producción de coca, que sea sostenible en el tiempo. Como factores que
pueden estar incidiendo en el fracaso de estos proyectos se señalan la falta de participación
efectiva, la puesta en práctica de modelos de producción que vuelven a los campesinos
dependientes de insumos químicos, falta de comercialización garantizada, requisitos de
entrada a los proyectos que no tienen en cuenta la realidad de los campesinos, como la
exigencia de que éstos erradiquen todos los cultivos de coca antes de hacer parte de los
proyectos.
Sin embargo, vale la pena mencionar que las comunidades mismas están llevando a cabo
iniciativas productivas distintas a los cultivos de coca para uso ilícito. Por ejemplo, una
asociación de campesinos está desarrollando su propio proceso de sustitución de los
cultivos de coca basados en una concepción integral de la producción agropecuaria y en el
fortalecimiento organizativo de la comunidad. Para los campesinos, el abandono de los
cultivos de coca puede tener lugar si cuentan con el apoyo para realizar sus iniciativas
productivas, acceder de manera efectiva a los servicios sociales básicos y son considerados
por el Estado como ciudadanos con plenos derechos.
El impacto potencial del Tratado de Libre Comercio sobre los campesinos es evidente. Este
tratado los excluirá aún más del círculo de la riqueza y el bienestar, profundizará su
dependencia en los cultivos de coca para uso ilícito como forma de subsistencia e
incrementará su vulnerabilidad. Por la manera en que el acuerdo está planteado, es
indudable que éste va a beneficiar a los latifundistas y a los grandes capitalistas del agro,
empeorando así la ya grave tendencia de concentración de la tierra. Por lo tanto, es de suma
importancia tener en cuenta los efectos que dicho tratado va a tener en los campesinos
colombianos y en los problemas estructurales que han sido el origen y motor de los
conflictos sociales y políticos que ha experimentado este país por más de seis décadas.
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