1 Misa de renovación sacramento del matrimonio Celebración Bodas de plata 1. Liturgia inicial: Canto inicial: Introducción Esposa. Queremos agradecer a cada uno de ustedes por acompañarnos hoy, pero más aun por haber estado con nosotros durante estos 25 años de matrimonio. Cada uno a su manera y en distintas etapas. Esposo: En esta Eucaristía queremos renovar nuestro matrimonio y confirmar nuestra voluntad de seguir el camino de santidad matrimonial al que hemos sido llamados. Agradecer los dones recibidos en estos años; como personas y como padres. Saludo del celebrante: 2. Liturgia del Perdón Celebrante: Antes de iniciar esta Eucaristía, nos ponemos ante ti, Señor, para purificar nuestros corazones pidiéndote perdón por nuestras culpas. Esposo: Perdónanos, Señor, por tantas veces que no nos abandonamos en tus manos y sólo oímos nuestra propia voz. Señor, ten piedad… Todos: Señor, ten piedad. Esposa: Perdónanos, Señor, por todas las veces que en estos años nos hemos herido con palabras, comportamientos y abandonos. Cristo, ten piedad… Todos: Cristo, ten piedad. Esposo: Perdón, Señor, por no ser siempre verdaderos ejemplos para nuestros hijos y por haber olvidado nuestra misión de ser pastores y profetas. Señor, ten piedad… Todos: Señor, ten piedad. Celebrante: Concluye peticiones de perdón. 2 3. Gloria: momento de alabanza y gratitud Celebrante: Al elevar nuestra alabanza a Dios Padre por su inmensa gloria, queremos también expresarle nuestra gratitud por los múltiples dones con que él ha enriquecido vida matrimonial y familiar. Esposo: Gracias, Señor, por todas las manifestaciones de amor que a través de mi esposa me haces. Por su alegría y espontaneidad. Gracias por el don de la vida que me regalas cada día en mis hijos. Gracias porque hemos sabido perdonarnos y encontrarnos siempre de nuevo. Hijos: ¡Te damos gracias, Señor! Esposa: Gracias, Señor, por el amor, la protección y seguridad que me has manifestado y me manifiestas cada día en mi esposo. Gracias, y mil veces gracias, Señor, por el milagroso don de la maternidad, que en mí ha sido abundante y fecundo. Gracias por las cruces que nos han hecho crecer y madurar en el amor. Hijas: ¡Te damos gracias, Señor! Mamá y papá: ¡Te damos gracias, Señor! Gloria: Canto de alabanza: Gloria canten todos, gloria al Señor… (repetir tres veces) 4. Liturgia de la Palabra Primera lectura: Tobías 8, 4 – 9 Lector: La primera lectura está tomada del libro de Tobías. Cuando Ragüel y Edna salieron. Cerraron la puerta de la habitación. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: - Mujer, levántate; vamos a rezar pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja. Se levantó y empezaron a rezar pidiendo a Dios que los protegiera. Rezó así: “Bendito eres, Dios de nuestros padres y bendito tu nombre por los siglos. Que te bendigan el cielo y todas tus creaturas por los siglos. Tú creaste a Adán y como ayuda y apoyo creaste a su mujer, Eva: de los dos nació la raza humana. Tú dijiste: ‘No estás bien que el hombre esté solo, voy a hacerle alguien como él que le ayude’. Si yo me caso con esta prima mía no busco satisfacer mi pasión, sino que procedo lealmente. Dígnate apiadarte de ella y de mí y haznos llegar juntos a la vejez”. Palabra de Dios. Todos: Demos gracias a Dios. Salmo responsorial: Salmo 128 (127) 3 Lector: Salmo responsorial Repetimos todos la antífona: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Todos: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Lector: Comerás de la fatiga de tus manos, serás dichoso, te irá bien. Todos: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Lector: Tu mujer como parra frondosa en la intimidad de tu casa; tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa. Todos: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Lector: Ésa es la bendición del varón que respetas al Señor. Que te bendiga el Señor desde Sión. Todos: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Lector: Y gozarás de la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. Verás a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! Todos: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Segunda Lectura: Efesios 5, 25 al 33. Lector: La segunda lectura está tomada de la Carta de san Pablo a los Efesios. Hombres, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para limpiarla con el baño del agua y la palabra, y consagrarla, para presentar una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e irreprochable. Así tienen los maridos que amar a sus mujeres, como a su cuerpo. Quien ama a su mujer se ama a sí mismo; nadie ha odiado nunca su cuerpo, antes lo alimenta y cuida, como Cristo a la Iglesia, ya que somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se pegará a su mujer, y serán los dos una sola carne. Ese símbolo es magnífico, y yo lo aplico a Cristo y a la Iglesia. Así vosotros: ame cada uno a su mujer como a sí mismo y la mujer respete a su marido. Palabra de Dios. Evangelio: Mt. 6, 24 - 36. Celebrante: Lectura del Evangelio según san Mateo. Nadie puede estar al servicio de dos amos, pues o a uno odiará o amará al otro o apreciará a uno y despreciará al otro. No pueden estar al servicio de Dios y del dinero. Por eso les recomiendo que no anden angustiados por la comida y la bebida para conservar la vida o por el vestido para cubrir el cuerpo. ¿No vale más la vida que el sustento, el cuerpo más que el vestido? Fíjense en las aves 4 del cielo: no siembran ni cosechan ni meten en graneros y, sin embargo, su Padre del cielo las sustenta. ¿No valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes puede, a fuerza de cavilar, prolongar un tanto la vida? ¿Por qué se angustian por el vestido? Observen cómo crecen los lirios silvestres, sin trabajar ni hilar. Les aseguro que ni Salomón, con todo su fasto, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy crece y mañana la echan al horno, Dios la viste así, ¿no los vestirá mejor a ustedes, desconfiados? En conclusión, no se angustien pensando qué comeremos, qué beberemos, con qué nos vestiremos. Todo eso lo buscan los paganos. Y su Padre del cielo sabe que tienen necesidad de todo ello. Busquen ante todo el reinado de Dios y su justicia y lo demás se lo darán por añadidura. Así, pues, no se preocupen del mañana que el mañana se ocupará de sí. A cada día le basta su problema. Palabra de Dios. Todos: Gloria y honor a ti, Señor Jesús. Homilía: 5. Rito de renovación del sacramento del matrimonio Celebrante: Queridos esposos, el Dios rico en amor y en misericordia se ha hecho presente en ustedes. Por el sacramento del matrimonio les confirió la gracia de amarse mutuamente en Cristo y de manifestar el misterio de amor entre él y su Iglesia. Es él quien, por mediación de María, mantiene joven su amor y entrega incondicional del uno al otro. Hoy queremos pedirle que renueve en sus corazones la gracia que un día les confirió ante el altar. En este espíritu imploremos juntos al Espíritu Santo: Canto: ¡Espíritu Santo, ven, ven! ¡Espíritu Santo, ven, ven! ¡Espíritu Santo, ven, ven! En el nombre del Señor. Celebrante: Los invito a tomarse de la mano para renovar el compromiso de amor que los unió en el sacramento del matrimonio. Al renovar el sacramento del matrimonio, ¿están dispuestos a continuar amándose y respetándose mutuamente durante toda la vida? Esposos: ¡Sí, estamos dispuestos! Celebrante: ¿Quieren esforzarse para hacer de su hogar una iglesia-doméstica, presencia viva del amor de Cristo por su Iglesia? Esposos: ¡Sí, queremos! Celebrante: 5 En comunión con Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey, ¿creen ustedes que han sido elegidos para vivir una vocación a la santidad matrimonial y familiar en medio del mundo, dando testimonio del Evangelio y haciendo realidad el reino de Dios en la vida familiar? Esposo: ¡Sí, creo! Celebrante: Por lo mismo, ¿están dispuestos a continuar educando, con un amor responsable y generoso, a los hijos que Dios les ha concedido y a conducirlos a una vivencia cada día más profunda del Evangelio de Cristo y de las enseñanzas de su Iglesia? Esposo: ¡Sí, estamos dispuestos! Celebrante: Así pues, ya que quieren renovar el sacramento del matrimonio que los une en una profunda alianza de amor, les pido que expresen su mutuo amor ante Dios y la Iglesia. Esposo: Yo, NN. (decir nombre), nuevamente te recibo a ti, NN. (decir nombre esposa) como mi esposa. Y, con la ayuda del Espíritu Santo, prometo, ante Dios Padre y la Iglesia, continuar siéndote fiel, en lo favorable y en lo adverso, con salud o enfermedad, y, así, seguir amándote y respetándote todos los días de mi vida. Quiero entregarme a ti para siempre, como Cristo se entrega y ama a la Iglesia, y continuar profundizando contigo la comunidad santa y fecunda que vivimos, para gloria de la Santísima Trinidad. Amén. Esposa: Yo, NN. (decir nombre), nuevamente te recibo a ti, NN. (decir nombre esposo) como mi esposo. Y, con la ayuda del Espíritu Santo, prometo, ante Dios Padre y la Iglesia, continuar siéndote fiel, en lo favorable y en lo adverso, con salud o enfermedad, y, así, seguir amándote y respetándote todos los días de mi vida. Quiero entregarme siempre a ti, como la Iglesia se entrega y ama a Cristo, y continuar profundizando contigo la comunidad santa y fecunda que vivimos, para gloria de la Santísima Trinidad. Amén. Celebrante: Que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. Todos: Así sea Celebrante: Les pido que ahora recen su oración Esposos: Oración de los Esposos: Señor Jesús y querida Mater: Aquí frente a todos nuestros hijos, hermanos, ahijados y amigos muy queridos, queremos confirmar nuestra mutua alianza de amor, como también nuestra fidelidad a ustedes, confirmándoles nuestro abandono 6 en sus manos protectoras y cariñosas. Queremos ofrecerles los años que nos queden por vivir, las penas y alegría venideras, como también todos nuestros crecimientos y encuentros. Sigan hablándonos como lo han hecho hasta ahora, claro y cercano, pues somos débiles y muy humanos. Amén. Celebrante: Oremos: Padre y Dios nuestro, Dios de la Alianza, por intercesión de nuestra Madre y Reina de Schoenstatt y de nuestro padre fundador, te pedimos bendecir y hacer resplandecer tu rostro sobre estos hijos tuyos y su familia. Otórgales siempre tu gracia, tu amor y tu paz. Renueva en ellos la gracia del sacramento del matrimonio y hazlos crecer en santidad. Te lo pedimos por Jesucristo, Señor nuestro. Todos: Amén. 6. Oración Universal Celebrante: Con un corazón filial, dirijamos al Padre eterno nuestras peticiones. Lector 1: Padre eterno, te pedimos por toda la Iglesia: por el santo Padre, por sus obispos, sacerdotes y religiosos y por todos los fieles que peregrinamos hacia ti. Con María, roguemos al Señor. Todos: Escúchanos, Señor, te rogamos. Lector 2: Padre lleno de amor, hoy te pedimos especialmente por estos esposos que han querido renovar las promesas que se hicieron cuando recibieron el sacramento del matrimonio. Vela siempre con mirada de padre por la fidelidad y felicidad de estos hijos tuyos y regálales con las llamas de amor vivas que brotan de tu corazón. Con María, roguemos al Señor. Todos: Escúchanos, Señor, te rogamos. Lector 1: (Se puede agregar otras peticiones) 7. Liturgia Eucarística Presentación de las ofrendas: (Un matrimonio lleva al altar las ofrendas de pan y vino). Pipo y Carola Canto: Plegaria Eucarística Santo: Canto Consagración 7 Padre Nuestro Saludo de paz Cordero de Dios: Comunión: Cantos 8. Bendición nupcial Celebrante: Les ruego que se pongan de rodillas para recibir la bendición del Señor. Celebrante: Padre santo, que has creado al hombre y la mujer para que, siendo los dos una sola alma y un solo corazón, gocen en su amor compartido y den testimonio de tu amor en medio del mundo, derrama tu bendición sobre estos hijos tuyos. Todos: Amén. Celebrante: Padre santo, que para dar a conocer tus proyectos quisiste que el amor del hombre y la mujer sea signo de la alianza de amor que estableciste con tu pueblo, y que la unión de los esposos manifestara las bodas de Cristo con su Iglesia, extiende tu mano protectora sobre estos hijos tuyos. Todos: Amén. Celebrante: Padre Santo, que quisiste hacer de la familia una pequeña iglesia, un lugar donde tú y tu Madre, María, estén presentes, para que sea luz y levadura en medio del mundo, bendice a estos esposos que hoy han renovado su compromiso y el sacramento que los une. Celebrante: Que a lo largo de su vida común, santificada por el sacramento del matrimonio, continúen comunicándose los dones de tu amor y que siendo el uno para el otro signo de tu presencia, con sus hijos formen una familia santa. Todos: Amén. Celebrante: Que, con la gracia del Espíritu Santo, su amor mutuo y el amor a sus hijos sea cada día más fuerte. Que con su trabajo puedan mantener su hogar . Que sean, para cuantos les conocen, estímulo de alegría y de esperanza, y que, como pequeña Iglesia doméstica, continúen mostrando a sus hijos el camino del Evangelio, para que todos lleguen a formar parte de tu familia en el cielo. Todos: Amén. 8 Celebrante: Llena, Padre Santo, de bendiciones a estos hijos tuyos unidos indisolublemente en Cristo Jesús. Concédeles a ellos y a sus hijos, como pequeña iglesia doméstica, participar siempre de la vida de tu Reino. Todos: Amén. Sacerdote: Y que la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y les acompañe siempre. Todos: Amén. Otra posibilidad de bendición nupcial: Celebrante: Padre santo, tú regalaste a estos esposos el amor de predilección de María, nuestra Madre y Reina; a ella han entregado todo su ser en su Santuario de Schoenstatt; en ella han depositado toda su confianza; en sus manos se han puesto como instrumentos; haz, Padre, que la Alianza sellada con María los lleve a luchar por una auténtica santidad matrimonial y familiar y los lleve a sentirse siempre amparados bajo su manto. Todos: Amén. Celebrante: Que Dios Padre, quien ha diseñado un plan de amor para sus vidas y los ha destinado a su gloria, los bendiga con la abundancia de su amor providente. Todos: Amén. Celebrante: Que Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y hermano nuestro, comparta cada momento de su vida y les regale su amor cálido, fiel y heroico, y en él los lleve a permanecer el uno en el otro, con el otro y para el otro, hasta la eternidad. Todos: Amén. Celebrante: Que el Espíritu Santo, Divino Huésped de las almas, les regale la intimidad en el amor, renueve siempre la vida de sus hogares y los transforme en fuentes de amor para saciar la sed de amor que padece el mundo. Todos: Amén. Sacerdote: Y que la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y les acompañe siempre. 9 Todos: Amén. Otra posibilidad de bendición nupcial: Sacerdote: Bendice, Señor, a estos esposos a quienes has unido en el amor y concédeles el vivir con plenitud este amor por el que se han entregado mutuamente ante ti. Todos: Amén. Sacerdote: Dales la luz de la fe para que ambos aprendan a conocerse de verdad. Purifica sus corazones de todo egoísmo para que sepan entregarse cada día con generosidad. Todos: Amén. Sacerdote: Haz, Señor, que su hogar resplandezca en fe ante el Pueblo de Dios y, plenos de amor, estén siempre atentos a las necesidades de los demás. Todos: Amén. Sacerdote: Haz que su hogar sepa acoger a quienes lleguen a él, y así sean testigos de tu amor. Todos: Amén. Sacerdote: Haz que además de transmitir la vida, sepan también procurar a sus hijos tu propia ayuda y el conocimiento de ti que se halla en tu Palabra. Todos: Amén. Sacerdote: Concédeles, Señor, humildad en la alegría, fortaleza en las pruebas y, al final de sus vidas, después de haberlos colmado de tus bendiciones, concédeles el gozo sin fin en tu Reino. Por Cristo nuestro Señor. Todos: Amén. Sacerdote: Y que la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y les acompañe siempre. Todos: Amén. 9. Consagración a María: Oh Señora mía, oh Mare mía 10 10. Bendición final Sacerdote: Que la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre cada uno de nosotros, sobre todos nuestros seres queridos y nos acompañe siempre. Todos: Amén. Sacerdote: Vamos en la paz del Señor. Todos: Demos gracias a Dios. 11. Canto final Himno de la Familia Protéjanos tu manto, en tempestad y lid, tres Veces Admirable, oh Torre de David. Tú, Arca de Nueva Alianza, Invicta en el huracán del siglo gran Vencedora, los tuyos no se hundirán Llevamos pues tu nombre, Madre del Salvador, tú que eres la más pura, del Sol el resplandor. Tú, faro en el mar del mundo, Invicta en el huracán, del siglo gran vencedora, los tuyos no se hundirán. Consúmannos las llamas, del abnegado amor y así florezca Schoenstatt, del mundo en derredor. Nos guíe la fe sencilla, invicta en el huracán, del siglo Gran Vencedora, los tuyos no se hundirán. Protéjanos tu mando, Reina del dulce amor, tres veces Admirable, sé escudo protector. En nuestra misión creemos, también en el huracán, del siglo, gran Vencedora, los tuyos no se hundirán.