Importancia de la educación....doc

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IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN PARA LLEGAR A LA IGUALDAD
Ponente: Dª Rosa Aguilar Rivero, Alcadesa de Córdoba
Quiero aprovechar esta ocasión para volver a reiterar a las Hijas del Patrocinio
de María mi más sincera felicitación por su aniversario. Un aniversario que ya
no se mide por años, sino por siglos y que, por tanto, nos recuerda que la labor
que han venido desarrollando se inscribe, indisolublemente, en la propia
historia de la ciudad, en el propio corazón de Córdoba.
Además, agradezco profundamente la invitación que se me ha hecho para
participar en los actos con motivo del cuarto centenario. Y, sobre todo, mi
gratitud es aún más especial por haber contado con mi aportación para abordar
un tema tan fundamental como es el de la importancia de la educación para
llegar a la igualdad.
Y es que no hay un espacio tan adecuado y simbólicamente oportuno para
abordar el valor inestimable de la educación en igualdad como la celebración
del aniversario de un colegio que se dedicó a la educación de las mujeres,
abrió camino y dio pasos en un tema tan fundamental para el conjunto de la
sociedad.-Como la idea pionera del Padre Cosme, hace cuatro siglos, no sólo de educar
a las niñas, sino también de hacerlo de una manera determinada -en un
ambiente de confianza, de cercanía y afecto- constituye todo un ejemplo de
persona que se adelanta a su época.
Concebir la educación de una forma preventiva y no coactiva, liberadora y no
sumisa, con el fin de dotar a las niñas de una formación para la consciente y
libre elección de su futuro es, sin lugar a dudas, una actitud que también nos
sirve para hoy y para mañana. Es el pasado hecho realidad que habéis sabido
hacerlo presente y que sigue vivo para el futuro.
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Pero, dado que el Doctor en Historia, Juan Aranda Doncel, acaba de exponer
con magistral sabiduría la revolución educativa que supusieron las tesis
pedagógicas del Padre Cosme, me gustaría ahora dar un salto en el tiempo y
centrarme en lo que significa, hoy, la educación en igualdad.
La igualdad, el trabajo digno, el disfrute de la cultura y el desarrollo personal se fundamentan en ese valor
universal. O dicho con palabras de las propias Hijas del Patrocinio de María, “el futuro de la humanidad se
juega en las aulas”.
Invertir en educación es invertir en todo lo demás, ya que, sobre eso, asentamos los valores de
convivencia, solidaridad, respeto e igualdad sobre los que debe cimentarse la sociedad.
Erradicar la desigualdad entre mujeres y hombres es un reto de nuestro tiempo.
Y para ello es necesario, sobre todo, ir a la raíz del problema para conocer sus
causas y poder corregirlas en lugar de repetirlas generación tras generación.
En este sentido los centros educativos han de ser una verdadera escuela en
valores. Porque es, precisamente ahí, en estos centros, donde los más jóvenes
aprenden a percibir las relaciones humanas más allá del ámbito familiar,
porque es ahí donde tienen que enfrentarse, casi por primera vez, a los retos
que plantea la convivencia en sociedad.
Por eso la labor docente debe sustentarse, principalmente, en inculcar la
igualdad como el pilar fundamental sobre el que se asientan las relaciones
humanas. Hay que romper los roles establecidos a lo largo de los siglos y
hacerlo cada momento, cada día, a cada paso.
Por ello, la escuela debe crear las condiciones necesarias para que el sistema
educativo potencie los aprendizajes para la vida afectiva e integre los saberes
de la vida doméstica y el cuidado de las personas como conocimientos básicos
para la vida en todos los chicos y las chicas.
A la necesidad incuestionable de educar en habilidades y conocimientos se
añade la de educar para una mejor calidad de vida y para dotar a ésta de
sentido moral.
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Pero el fomento de la Igualdad es una tarea que nos concierne a todas y todos
por igual, cada uno desde la responsabilidad y el papel que desempeña.
La Educación es el pilar esencial. No sólo compete a la escuela, a los
docentes. Hay otros espacios fundamentales: las diferentas instituciones que
vertebran el Estado.
Y en este sentido, los Ayuntamientos, como la institución más cercana a la
ciudadanía, también debemos involucrarnos, a pesar de que no tenemos
competencias en materia educativa.
Os diré que desde el Ayuntamiento de Córdoba, hemos elaborado un Plan
Transversal de Género, en el que han participado todas las áreas municipales y
que contempla como una de sus prioridades hacer de la educación en igualdad
una constante, tanto para las niñas y niños, como para el profesorado y madres
y padres.
Esto ha permitido que más de 1.500 niñas y niños, alrededor de 130 madres y
padres y más de 55 profesoras y profesores hayan participado en los
programas de educación no sexista del Ayuntamiento, de Educación en
Igualdad.
Así, en el modelo de ciudad que hemos diseñado para Córdoba, la educación
desempeña un papel fundamental. No en vano, formamos parte de la red de
Ciudades Educadoras, que nace del convencimiento de que la propia ciudad
es el escenario idóneo y real para la formación de nuestras niñas y niños, de
nuestra ciudadanía.
En este sentido, a través de las iniciativas confeccionadas por las distintas
áreas y delegaciones municipales, la infancia y al juventud participan en
programas para la educación en valores, para fomentar el respeto al medio
ambiente y a nuestro entorno, para enseñar a cuidar nuestra ciudad, que es la
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casa de todas y todos, para fomentar la vida saludable, la cultura. Y también la
cultura del respeto, de la paz, de la solidaridad, de la convivencia y de la
igualdad .
Porque, la ciudad y el mundo conforman una gran escuela y las niñas y niños
deben recibir una educación coherente en todos los ámbitos de su vida.
Porque la igualdad entre los géneros no sólo es una exigencia desde el punto
de vista ético y moral, sino que también es determinante para el progreso
humano y de la civilización.
Es por ello, que creemos que el valor de igualdad tiene que ser transversal,
universal, para que los más pequeños lo perciban como una realidad posible y
necesaria en vez de cómo una asignatura más. Y debe ser un compromiso
global, asumido por mujeres y hombres, porque todas y todos ganaremos con
ello.
Sumamos así un nuevo reto para las sociedades modernas, como es el de
educar a las personas íntegramente y para la vida en un mundo global en el
que nos cruzan las injusticias, las guerras, el hambre, la desigualdad. En el que
parece que son más importantes los Mercados que las personas.
Pero a la propia escuela debemos sumar más actores en ese proceso de
educación integral.
Compartimos desde el Ayuntamiento, el I Plan de Igualdad entre Mujeres y
Hombres en Educación de la Consejería de Educación de la Administración
Autónoma, que es la que tiene las competencias reales en la materia. Y sería el
momento de que, en el ámbito de la Administración Central, hagamos todas y
todos un ejerció de responsabilidad y demandemos un verdadero Pacto por la
Educación que no haga que las leyes se cambien con cada nuevo gobierno.
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Tan importante como la educación formal es la que se recibe en casa, la que
se percibe a través de los medios de comunicación o la que se presencia en la
vida cotidiana de la ciudad.
En este sentido, la familia como primer espacio de convivencia de las niñas y
niños, como lugar donde aprenden a relacionarse y a mostrar sus emociones
de la mano de sus madres y padres, debe regirse por esos mismos principios
de respeto e igualdad.
La resolución pacífica de los conflictos dentro de la familia y el ejercicio del
diálogo son bases fundamentales sobre las que sustentar una educación para
personas libres y civilizadas.
Así hacemos de la familia un eslabón clave y determinante del proceso
educativo.
Todas y todos en el mundo en el que vivimos, donde los medios de
comunicación juegan un papel tan importante en la vida de los seres humanos,
debemos educar en igualdad.
En España, por ejemplo, en los programas de radio, sólo el 14 % de las
personas entrevistadas son mujeres. En los telediarios de la televisión, son el
18%.
También los videojuegos, tan importantes en la percepción del mundo por parte
de los más jóvenes, se reproducen los esquemas sexistas: En un estudio sobre
250 videojuegos se detecta un predominio de personajes masculinos (77%)
frente a un escaso (16%) de figuras femeninas; y un exiguo 7 por ciento de
proporción semejante.
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La ficción y la publicidad son los géneros con más influencia, porque generan
estereotipos y prejuicios en la conformación de actitudes, valores y conductas
de carácter psicosocial.
En definitiva, alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres es,
probablemente, el desafío más grande y más difícil que encaramos en este
siglo.
Pero, como decía el poeta, “si pudiéramos cambiar, lo imposible podría
suceder”.
Ese es nuestro objetivo, el de todas las personas presentes. Estoy segura de
que juntas y juntos, desde la cooperación y la participación y cada cual desde
su responsabilidad, podremos lograr ese sueño y hacer de este mundo un lugar
más justo e igualitario.
Muchas gracias.
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