ORACION PARA PEDIR POR LAS VOCACIONES DE LAS HIJAS DEL PATROCINIO DE MARIA Corazón divino de Jesús, que un día dijiste: “Rueguen al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”, te suplico vuelvas tus ojos misericordiosos a tu amada congregación, predilección de tu Madre. Envía a ella numerosas jóvenes escogidas para trabajar en la santificación propia, la educación y formación cristiana de la juventud y evangelización de los pobres y la niñez. María, acompaña nuestro caminar con la alegría de nuestra entrega, ensancha nuestro corazón, afina nuestra sensibilidad, Ayúdanos a ser reflejo de tu ternura, especialmente con los más pobres. María, conserva y revitaliza en nosotras el espíritu de servicio. Suscita jóvenes que quieran entregarse con radicalidad al seguimiento de tu Hijo, al servicio de los pobres. Te lo pedimos a ti, nuestra Madre la Virgen. AMÉN. Haz que tu voz resuene en el corazón de tantas jóvenes generosas al decidir su vida y llámalas a ser Santas Religiosas Hijas del Patrocinio de tu Madre. Guarda a aquellas que has llamado, a fin de que correspondan fielmente a su vocación. CONECTADAS CON LA LÍNEA DE LA FELICIDAD Comparte los motivos de felicidad que has descubierto en tu vida expresa tu acción de gracias al señor Que sean una sola contigo, que lleven fruto a las almas y su fruto sea duradero. María Reina y Madre de nuestra amada congregación, presenta a Jesús nuestras súplicas, haz valer tu amor de madre y tu poder de Reina. AMÉN. Se dice que cada color del pensamiento tiene un significado distinto. La blanca representa al 'candor'; la violeta es 'modestia'; los colores juntos llama al 'recuerdo', de ahí que en algunos países sea conocido como 'nomeolvides'. Espíritu Santo, prometido por Jesús a sus seguidores, tu que descendiste sobre ellos, acompañados de María, ven y desciende ahora sobre nosotros. Tú que eres el Espíritu de la luz, ilumina nuestra mente y corazón para que lleguemos a comprender el plan que el Padre tiene reservado para nosotros. Tú que eres el Espíritu de la verdad, enséñanos a vivir en clave de autenticidad para que escuchemos en nosotros la verdad de la llamada y dejar de lado cuanto signifique falsedad y mentira.. Tú que eres el Espíritu del amor, llena nuestro ser de generosidad, para que aprendamos a entregarnos sin reservas a Dios y a los hermanos, y pueda dejar de lado cuanto suene a egoísmo.. Tú que eres el Espíritu de fortaleza, puebla nuestras decisiones de una valiente energía para que seamos capaces de pronunciar NO DEJES QUE LA FLOR SE SEQUE Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravillo, hijos perfectos, un empleo excelente, una familia unida…. Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algún área. Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido... Y así las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después. Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio le dio un regalo. Una flor de Pensamiento carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que imaginas! Tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio un perfume maravilloso y te alegrará con sus variados colores. La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual. Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y la flor todavía estaba allá, no mostraba señal de flaqueza o muerte, apenas estaba allá, linda, perfumada. Entonces ella pasaba de largo. Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió. Ella llegó a casa y se llevó un susto, la flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había ocurrido. Su padre entonces respondió: Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor, porque no existe otra flor igual a esa, ella era única, al igual que tus hijos, tu marido y tu familia. Todas son bendiciones que el Señor te dio, pero tú tienes que aprender a regarlos, podarlos y darles atención, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla. ¡CUIDA A LAS PERSONAS QUE AMAS!