UNA NUEVA CALLE PARA CÓRDOBA: PADRE COSME MUÑOZ PEREZ En el año 1607, el obispo de Córdoba, Fray Diego de Mardones, le pone al frente del Colegio Nuestra Señora De La Piedad. El padre Cosme, que en sus años a cargo del Monasterio de las Recogidas vivió la realidad de la mujer, sin formación y medios económicos es explotada y esta avocada a la prostituciòn como medio de vida. Por lo que siente que tiene que formar y promocionar a la mujer adelantándose dos siglos a lo que en la iglesia y la sociedad será una conquista. El colegio esta dedicado a la educación de niñas huérfanas y pobres en régimen de internado (1607-1831). El Padre Cosme imparte una educación integral, de calidad y muy completa. Ante la sociedad cordobesa de su tiempo, rompe una vez más la tradición popular y social y levanta bandera a favor de la pedagogía femenina. La enseñanza que se ofrece, es graduada, según la edad (lectura, escritura, matemáticas, música…); sin dejar las labores de manos, bordados…Apuesta por la formación de la joven para la vida real, dándole dignidad e insertándola en la sociedad. Se les enseña a valorar su trabajo, ponerle precio, gestionarlo con el exterior del Colegio, y administrar el 50% de su importe que la comunidad les entrega. Se preparan en los diez años de permanencia en el colegio, y salen para tomar estado, para lo cual el colegio les entrega una dote de 200 ducados. Si hubiera que definir al padre Cosme en dos palabras, seria: Amor-Servicio. Estamos a punto de ver lograda una aspiración muy importante para todos nosotros: Comunidad Religiosa, educativa, AMPA y todo el personal relacionado con el centro. Hemos recorrido un largo camino, presentando firmas y apoyos, desde alcaldía siempre hemos recibido buena acogida, pero nunca podía ser en esta calle, siempre nos concedía el reconocimiento pero en una calle lejos de su colegio. Al fin en junio de 2006 el Consejo De Distrito Centro nos dio su apoyo y pudo pasar al Pleno del Ayuntamiento, donde como siempre nos ayudaron, y en julio se aprobó por unanimidad en cambio de nombre. Cuatrocientos años después, donde el padre Cosme, tanto trabajó, sufrió y soñó, hoy tiene una calle, su calle, nuestra calle. En este su reconocimiento a quien hace siglos tanto supo amar al prójimo, al más necesitado que en aquellos tiempos lo eran doblemente: mujer y pobre. El tiempo pasará y su nombre sobre el muro verá pasar a generaciones educadas en su casa. Muchas gracias.