Bautismo del Señor

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Bautismo del Señor
Apenas se bautizó Jesús, vio que el espíritu de Dios bajaba sobre él.
(Mt 3,13-17)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Mt 3,16-17)
Apenas se bautizó el Señor, se abrió el cielo, y el Espíritu se posó sobre él como una paloma. Y se
oyó l voz del Padre que decía: este es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en el Bautismo de Cristo, en el Jordán, quisiste revelar
solemnemente que él era tu Hijo amado enviándole tu Espíritu Santo; concede a tus hijos de
adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, la perseverancia continua en el cumplimiento de
tu voluntad.
PRIMERA LECTURA (Is 42, 1-4. 6-7)
Mirad a mi siervo, a quien prefiero
Lectura del libro de Isaías
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he
puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por
las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el
derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan
las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he tomado de la mano, te he formado, y te he
hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los
cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
SALMO RESPONSORIAL ( Sal 28, 1a y 2.3ac-4.3b y 9b-10 )
R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.
El Dios de la gloria ha tronado.
El Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.
SEGUNDA LECTURA (Hch 10,34-38)
Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al
que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas,
anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de
los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a
Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y
curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya
Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo, el amado; escuchadle.
R/. Aleluya, aleluya
EVANGELIO (Mt 3,13-17)
Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre él.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero
Juan intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y tú acudes a
mí?». Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos todo lo que Dios quiere».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el
Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre Él. Y vino una voz del cielo que decía:
«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».
Se dice «Credo».
ORAIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que te presentamos en este día en que manifestaste a tu Hijo predilecto, y
haz que estas ofrendas de tu pueblo se conviertan en aquel sacrificio con el que Cristo purificó el
pecado del mundo.
PREFACIO
Jesús: el Mesías
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en el bautismo de Cristo en el Jordán has realizado signos prodigiosos, para manifestar el
misterio del nuevo bautismo: hiciste descender tu voz desde el cielo, para que el mundo creyese que
tu Palabra habitaba entre nosotros; y por medio del Espíritu, manifestado en forma de paloma,
ungiste a tu siervo Jesús, para que los hombres reconociesen en él al Mesías, enviado a anunciar la
salvación a los pobres.
Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra aclamamos, diciendo sin
cesar: Santo, Santo, Santo
ANTÍFONA DE COMUNIÓN
Este es de quien decía Juan: Yo lo he visto y he dado testimonio de que es el Hijo de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con estos dones santos te pedimos, Señor, humildemente que escuchemos con
fe la palabra de tu Hijo para que podamos llamarnos, y ser de verdad, hijos tuyos.
Lectio
Con la fiesta del Bautismo del Señor que celebramos este segundo domingo de Enero se cierra el
tiempo de Navidad para introducirnos en la liturgia del tiempo ordinario. En la Navidad y Epifanía
hemos celebrado el acontecimiento más determinante de la historia del mundo religioso: Dios ha
hecho una opción por nuestra humanidad, por cada uno de nosotros, y se ha revelado como Aquél
que nunca nos abandonará a un destino ciego y a la impiedad del mundo. Esa es la fuerza del
misterio de la encarnación: la humanidad de nuestro Dios que nos quiere comunicar su divinidad a
todos por su Hijo Jesucristo. La escena del Bautismo de Jesús, en los relatos evangélicos, viene a
romper el silencio de Nazaret de varios años (se puede calcular en unos treinta). El silencio de
Nazaret, sin embargo, es un silencio que se hace palabra, palabra profética y llena de vida, que nos
llega en plenitud como anuncio de gracia y liberación
Jesús presentó a Juan para ser bautizado por él
Jesús en el Jordán por obra de Juan Bautista. Sabemos que la llamada vida oculta de Jesús, se
desarrolló normalmente en Galilea, y seguramente la mayor parte en Nazaret. Después que Jesús
fue anunciado en la predicación de su precursor, El quiso manifestarse a los hombres ya que por
tanto tiempo había vivido en forma reservada. Deducimos esto del mismo Evangelio, porque dice:
"Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él”.
El sitio en que tuvo lugar el bautismo de Jesús, es señalado desde el siglo IV, por el “Peregrino de
Burdeos” y lo sitúa en la ribera occidental del Jordán, lo mismo que en el siglo VI lo señala la Carta
de Madaba. Corresponde al lugar que hoy se señala, cerca de Jericó, no lejos del convento ortodoxo
de San Juan Bautista, allí fácilmente se siente una sensación térmica sobre los 40º C de temperatura.
Bautismo de conversión para el perdón de los pecados
Es bautismo, como rito de penitencia para el perdón de los pecados causó polémica entre los
primeros cristianos, ellos pensaban que Jesús no tenía necesidad de semejante bautismo. Por otra
parte este hecho preocupaba que pareciera que Juan Bautista fuese superior a Jesús. Sin embargo, el
plan de Dios preveía también esto, y Jesús, Hijo obediente, se somete dócilmente a la voluntad del
Padre, haciéndose solidario con los hombres y cargando con sus pecados.
El bautismo de Jesús por Juan, es un hecho que tiene un gran misterio, los evangelistas Marcos,
Mateo y Lucas se refieren a este hecho, pero con diferentes matices, no obstante dicen lo mismo,
confesar y obtener perdón por los pecados. “Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los
de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”. (Marcos 1,5),
Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el
río Jordán, confesando sus pecados. (Mateo 3,5), Y se fue por toda la región del Jordán
proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, (Lucas 3,3)
¿Cómo es posible entonces que Jesús se acerque a este “bautismo”?
Una pregunta interesante es: ¿Cómo es posible que Jesús se acerque a este “bautismo” que, aunque
de suyo no perdonaba los pecados, y es lo que sugiere el mismo texto, al decir que el Bautista sólo
bautizaba con “agua” pero Jesús bautizaba “en Espíritu Santo y fuego” (Mt 3:11) estaba encuadrado
en un ambiente de arrepentimiento de pecados?
San Ignacio de Antioquía decía que lo hacía para “purificar el agua bautismal.” Si pudo subir a la
cruz, por los hombres pecadores, haciéndose “maldición por nosotros” (Gal 3:13), algo parecido
podía hacer al comenzar su vida pública de Redentor, con valor “vicario,” autorizando el bautismo
de Juan, y conectando con su predicación “preparatoria,” precisamente para que el pueblo recibiese
al Mesías.
¿Porque Jesús quiso bautizarse?
¿Porque Jesús quiso bautizarse?, este es otro de los misterios de este relato. Los padres de la iglesia,
nos resuelven este misterio de la siguiente forma:
Pseudo-Crisóstomo comenta: "Para que fuese bautizado por él". No para que él mismo recibiese el
perdón de sus pecados por medio del bautismo, sino para dejar santificadas las aguas a los que se
bautizasen después”.
San Agustín: “El Salvador quiso bautizarse no para adquirir limpieza para sí, sino para dejarnos una
fuente de limpieza. Desde el momento en que bajó Cristo a las aguas, el agua limpia los pecados de
todos. Dicen a demás que quiso bautizarse, porque quiso hacer lo que nos manda hacer, para que
como buen maestro no sólo nos enseñase con su doctrina, sino también con su ejemplo. Por esta
razón quiso ser bautizado por San Juan: para que sepan sus siervos con cuánta alegría deben correr
al bautismo del Señor, al ver como Él no ha desdeñado recibir el bautismo del siervo.”
“Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi
encuentro!”.
San Juan Crisóstomo comenta: “Porque el bautismo de Juan era de arrepentimiento, y llevaba
consigo la confesión de las culpas, pero para que no hubiese alguien que creyese que Cristo había
venido a bautizarse por esta causa, el Bautista dijo al que venía: “Soy yo el que tiene necesidad de
ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!”. Como si dijese: Está bien que tú me
bautices, esta razón es idónea (para que yo también sea justo, y me haga digno del cielo). Pero ¿qué
razón hay para que yo te bautice? Todo lo bueno baja del cielo a la tierra y no sube de la tierra al
cielo.”
“Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo”
San Hilario, señala; “Por último, el Señor no pudo ser bautizado por Juan como Dios, pero enseña
que debe bautizarse como hombre. De donde se sigue que respondiéndole Jesús, le dice: “Ahora
déjame hacer esto” y San Jerónimo hermosamente responde: "Déjame ahora", para manifestar que
Cristo debía ser bautizado por San Juan en el agua, y San Juan ser bautizado por Cristo en espíritu.
O de otro modo: "Déjame ahora", para que quien ha tomado la forma de siervo, manifieste su
humildad. Sé consciente de que tú habrás de ser bautizado con mi bautismo en el día del juicio. O,
"déjame ahora", dice el Señor, porque tengo otro bautismo con el cual habré de ser bautizado. Tú
me bautizas en agua para que yo te bautice por mí en tu sangre.”
Se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento, se abrieron los cielos, y vio al Espíritu
de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.”
El Señor nos ha concedido el lavado del bautismo con la inmersión de su cuerpo, y en ello nos ha
demostrado que puede abrirnos las puertas del cielo cuando recibimos el bautismo, y concedernos el
Espíritu Santo.
El “se abrieron los cielos es un elemento escenográfico para dar lugar, plásticamente, al paso de la
“paloma” y a la “voz” del Padre. Al abrirse los cielos, en el contexto penitencial del Bautista, indica
que Dios baja para iniciar el tiempo salvador prometido.
Como una paloma. Esta forma dé “como” aparece en los tres Evangelios sinópticos e incluso en Jn
(1,32). La paloma aparece en la literatura bíblica y extra-bíblica simbolizando diversas cosas. Pero
sugerido por el pasaje de Génesis en el que el Espíritu de Dios se “cernía” sobre las aguas, la
paloma vino a ser símbolo del Espíritu Santo.
Y se oyó una voz del cielo
La voz del Padre que baja del cielo para proclamar a Jesús, en Mt se dirige al “pueblo,” en cambio,
en san Marco y en san Lucas se dirige a él (Jesús), mientras que en Juan esta voz no aparece ni se
dirige a nadie; solamente se da el descenso de la “paloma” como “contraseña” a Juan de que Jesús
es el Mesías.
La voz del Padre. Esta proclama a Jesús “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda
mi predilección”. La frase la traen los tres sinópticos. Se dice que ese Hijo es “el Amado” por
excelencia. “El Amado no indica que Jesús sea el primero entre los iguales, sino que indica una
ternura especial; en el Antiguo Testamento, se dice que no hay gran diferencia entre “amado” y
“único”. Es muy probable que aquí “el Amado” pueda ser equivalente del “Único,” o mejor, del
“Unigénito,” puesto que habla el Padre. En el Nuevo Testamento, ese término se reserva al Mesías.
“Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”
Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”, Es el gozo del Padre en
su Hijo encarnado, en su Mesías.
El misterio de la Santísima Trinidad se demuestra en el bautismo. Jesucristo (el Hijo), es bautizado,
el Espíritu Santo baja en forma de paloma y se oye la voz del Padre, dando testimonio del Hijo.
Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean una misma naturaleza. El Padre, quien dijo, “Este
es mi Hijo muy querido”, el Hijo, sobre quien se oye la voz del Padre; y el Espíritu Santo, quien
aparece en forma de paloma sobre el Hijo bautizado.
Dice San Agustín: “Esta obra es la de toda la Trinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, existen
en una misma esencia, sin diferencias de tiempo ni de lugares. En estas palabras se distinguen el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y no puede decirse que se presenten en una misma esencia. En
cuanto a lo que se dice visiblemente en las sagradas letras, aparecieron separadamente en cuanto a
los espacios que cada persona ocupaba. Desde luego se sabe que la Santísima Trinidad se conoce en
sí misma inseparable, pero se puede mostrar separadamente por medio de aspectos materiales. Que
sea sólo la voz propia del Padre, se demuestra por las palabras que dijo: Este es mi Hijo.”
El Padre, pues, ama al Hijo, como un buen padre, por eso dice; “en quien tengo puesta toda mi
predilección” Este es mi Hijo, para que se indicase especialmente a aquellos que oían, que Aquél
mismo era el Hijo de Dios.
Jesús se revela "siervo" manso y humilde
En el gesto de recibir el bautismo, Jesús se revela "Siervo" manso y humilde, que se entrega en
adhesión total a la condición de debilidad humana, sin reservas ni privilegios de clase (Is 42,1-3).
La teofanía del bautismo, además, evidencia algunos rasgos característicos de la misión de Jesús: la
participación celeste en el mundo humano, la bajada del Espíritu sobre Jesús en forma de “paloma”
y la proclamación del Padre, que se complace en el Hijo y lo inviste como Mesías.
La imagen de la paloma, símbolo de Israel, se convierte también en símbolo de la generación del
nuevo pueblo de Dios, al que Jesús da comienzo y que constituye el fruto maduro de la venida del
Espíritu a los hombres. Con Jesús se inicia la época de la purificación, del verdadero conocimiento
de Dios por el Espíritu Santo, de la definitiva unión entre Dios y el hombre.
Todo bautizado, cual luz que brilla en medio de las tinieblas, está llamado a irradiar a Cristo
cooperando con el anuncio de su Evangelio y viviendo una vida que se empeña en amar a los demás
como Cristo mismo nos ha amado.
Apéndice
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
El Bautismo de Jesús
535 El comienzo (cf. Lc 3, 23) de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán (cf.
Hch 1, 22). Juan proclamaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lc 3, 3).
Una multitud de pecadores, publicanos y soldados (cf. Lc 3, 10-14), fariseos y saduceos (cf. Mt 3,
7) y prostitutas (cf. Mt 21, 32) viene a hacerse bautizar por él. "Entonces aparece Jesús". El Bautista
duda. Jesús insiste y recibe el bautismo. Entonces el Espíritu Santo, en forma de paloma, viene
sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es "mi Hijo amado" (Mt 3, 13-17). Es la
manifestación ("Epifanía") de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios.
536 El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo
doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53, 12); es ya "el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo" (Jn 1, 29); anticipa ya el "bautismo" de su muerte sangrienta (cf Mc 10, 38; Lc
12, 50). Viene ya a "cumplir toda justicia" (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a la voluntad
de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26,
39). A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc
3, 22; Is 42, 1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a "posarse" sobre
él (Jn 1, 32-33; cf. Is 11, 2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, "se
abrieron los cielos" (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas
por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación.
537 Por el Bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo
su muerte y su resurrección: debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de
arrepentimiento, descender al agua con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del Espíritu para
convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir una vida nueva" (Rm 6, 4):
«Enterrémonos con Cristo por el Bautismo, para resucitar con él; descendamos con él para ser
ascendidos con él; ascendamos con él para ser glorificados con él» (San Gregorio Nacianceno,
Oratio 40, 9: PG 36, 369).
«Todo lo que aconteció en Cristo nos enseña que después del baño de agua, el Espíritu Santo
desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y que, adoptados por la Voz del Padre, llegamos a
ser hijos de Dios. » (San Hilario de Poitiers, In evangelium Matthaei, 2, 6: PL 9, 927).
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