Sagrada Familia: Jesús, María y José Toma al niño y a su madre y huye a Egipto (Mt 2,13-15.19.23) ANTÍFONA DE ENTRADA: (Is 2,16) Los pastores fueron corriendo y encontraron a María ya a José y al niño acostado en el pesebre Se dice «Gloria» ORACIÓN COLECTA Dios, Padre nuestro, que has puesto la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo; concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. PRIMERA LECTURA (Si 3,2-6.12-14) El que teme al Señor honra a sus padres Lectura del Libro del Eclesiástico Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre la prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque flaquee su mente, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados; el día del peligro se acordará de ti y deshará tus pecados como el calor la escarcha. SALMO RESPONSORIAL (127,1-5) R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R/. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo, Alrededor de tu mesa. R/. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R/. SEGUNDA LECTURA (Col 3,12-21) Esposas, respeten a sus maridos. Maridos, amen a sus esposas Lectura de la Carta de San Pablo a los Colosenses Hermanos: Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actué de arbitro en vuestro corazón: y a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y celebrad la Acción de Gracias: la Palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Canten a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de Él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras esposas, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos. ACLAMACIÓN AL EVANGELIO (Col 3,15.16) R/. Aleluya, aleluya Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón que la Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza. R/. Aleluya, aleluya EVANGELIO (Mt 2,13-15.19-23) Toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto Lectura del Santo Evangelio según San Mateo Cuando se fueron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes; así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto». Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño». Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno. Se dice «Credo» y a las palabras «Por obra» todos se arrodillan ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Acepta, Señor, en la fiesta solemne de la Navidad esta ofrenda que nos reconcilia contigo de modo perfecto, porque en ella se encierra la plenitud del culto que el hombre puede tributarte. ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Sal 97,3) Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Dios de misericordia: hoy que nos ha nacido el Salvador para comunicarnos la vida divina, humildemente te pedimos que nos haga igualmente partícipes del don de su inmortalidad. Lectio En un hogar en el que Cristo habita, en el que el amor es vínculo de perfección y causa de unidad, no hay dominadores ni dominados, no hay abusos e imposición de unos sobre otros, no hay maltratos. Hay en cambio unidad de mente, de corazón y de acción en Cristo. La caridad tiene la primacía entre cada uno de los miembros de la familia, empezando por los esposos de quienes los hijos han de aprender. Ese amor se expresa en el respeto y servicio mutuo, en buscar siempre y en primer lugar el bien del otro antes que el propio, venciendo todo egoísmo e individualismo corrosivo. En el esfuerzo personal por revestirse de la caridad de Cristo se va construyendo la verdadera y profunda comunión entre los esposos e hijos, comunión que trae la paz y la alegría a todos. Esta unión en el amor se vivía ejemplarmente en la Sagrada Familia, aquella que luego de algunas iniciales travesías finalmente se ubicó en una ciudad de Galilea llamada Nazaret. José, luego de las indicaciones iniciales recibidas del Ángel (ver Mt 1,24), asumió su misión de esposo de María y padre putativo de Jesús, cuidando del Niño y de su madre. De este modo los tres formaron una pequeña comunidad de vida y de amor, núcleo familiar que participó en todo de las mismas preocupaciones, sufrimientos, esperanzas y gozos que experimentan las familias humanas más humildes y frágiles. Leamos la Palabra de Dios (Mt 2, 13-15.19-23) Toma al Niño y a su madre, huye a Egipto (v. 13) El evangelista Mateo sigue narrando la infancia de Jesús, protegido por sus padres. Al interior del relato, encontraremos el mensaje que la Palabra nos ofrece. Jesús, al aceptar nuestra condición humana, queda sometido a cualquier circunstancia adversa propia de la historia. En esta ocasión ya comienza su itinerario de persecución y de destierro. El destierro de Jesús en Egipto nos hace recordar la historia del Antiguo Testamento. También el pueblo de Israel permaneció exiliado en Egipto y sometido a la esclavitud. El evangelista Mateo (tan amigo de hacer memoria de la historia del pueblo judío) quiere presentar en este Niño desprotegido al nuevo Moisés, que encabezará la marcha de la libertad, dejando atrás toda esclavitud y conduciendo a la humanidad a la patria definitiva. Herodes representa a aquella figura siniestra del faraón de Egipto que mantenía en total esclavitud al pueblo judío. Jesús retoma en sí mismo, ya desde niño, toda la experiencia, amarga y gozosa, del pueblo de Israel. Jesús realiza en sí mismo este camino de lucha por la verdadera libertad para sí y para todos. Regresa a la tierra de Israel (v. 20) El éxodo de Egipto la Sagrada Familia simboliza todo el esfuerzo que Jesús, desde niño, realiza a favor de los humanos. Él es el Salvador, el Liberador enviado por Dios, para hacer de su pueblo hijos de Dios, hermanos de Jesús. Jesús retorna de Egipto al país de Israel, a la región de Galilea y al pueblo de Nazaret. Jesús no es Moisés que muere en el desierto. Jesús regresa a su pueblo y se encarna en los humildes. En sí mismo, realizará el camino hacia unos cielos nuevos y una tierra nueva, donde habite la justicia (2 Pe 2, 13). Y Él mismo nos acompaña en nuestro viaje de discípulos hasta la plena resurrección. Desde Nazaret, Jesús, primero en el silencio del hogar familiar, y luego en su tarea de profeta itinerante, irá abriendo los caminos auténticos de la patria definitiva, donde brillen la comunión y el amor, que Él mismo nos trasmite desde el Padre. Sería llamado nazareno (v. 23) Jesús, en el hogar de Nazaret, orientado por María y José, iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres (Lc 2, 52). La Sagrada Familia no estuvo exenta de problemas. Pero, la fe y confianza en Dios la mantuvo siempre con firmeza, serenidad y paz interior. No hay duda que Jesús, de niño, adolescente y joven, habría aprendido de María, sobre todo, a escuchar la Palabra de Dios, orar con los salmos y a convivir en armonía con los paisanos de Nazaret. La palabra Nazaret significa retoño (Is 11, 1; 53, 2). Jesús de Nazaret va creciendo como un retoño para hacer germinar desde su misma entrega al nuevo pueblo de Dios. Jesús es el iniciador, en el silencio y en la humildad del verdadero pueblo, la Iglesia. Medita ¿Me siento agradecido a mi familia, a mis padres, que lo han dado todo para que sea una persona honrada y un cristiano comprometido? ¿Agradezco a mis formadores, padres, catequistas, sacerdotes porque me han enseñado a conocer y a amar a Jesucristo? ¿Me siento Iglesia, comunidad cristiana? Los ataques a la Iglesia que hoy se dan por muchas partes ¿me causan sufrimiento y dolor, porque siento que la Iglesia es mi familia y mi hogar? ¿Qué hago para formar una familia cristiana en mi casa y una comunidad de fe y de amor en mi parroquia? Ora Te ruego, Señor, por tantas familias que viven en desarmonía y desunión. Por aquellas que no tienen una vivienda digna y un trabajo para el sustento diario. Por todas las familias que, bautizadas, no se preocupan de la educación cristiana de sus hijos. Por todas aquellas parejas, que no tienen interés por unirse con el sacramento del matrimonio. Que traten de imitar a la Santa Familia de Nazaret en la mutua ayuda, comprensión, amor y servicio. Contempla A los tres que componen la Sagrada Familia. Mira cómo se entienden, se aman, se ayudan. Mira cómo oran juntos y cómo tienen el afán de hacer el bien a sus paisanos. Intenta copiar sus virtudes y vivirlas en tu ambiente familiar. Apéndice Catecismo de la Iglesia Católica La familia en el plan de Dios 2201 La comunidad conyugal está establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones personales y responsabilidades primordiales. 2202 Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella. Se la considerará como la referencia normal en función de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco. 2203 Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes. La familia cristiana 2204. “La familia cristiana constituye una revelación y una actuación específicas de la comunión eclesial; por eso [...] puede y debe decirse Iglesia doméstica” (FC 21, cf LG 11). Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (cf Ef 5, 21-6, 4; Col 3, 18-21; 1 P 3, 1-7). 2205 La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera. 2206 Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una comunidad privilegiada llamada a realizar un propósito común de los esposos y una cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos (cf. GS 52). La familia y el reino de Dios 2232 Los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A la par que el hijo crece hacia una madurez y autonomía humanas y espirituales, la vocación singular que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la vocación primera del cristiano es seguir a Jesús (cf Mt 16, 25): “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10, 37). 2233 Hacerse discípulo de Jesús es aceptar la invitación a pertenecer a la familia de Dios, a vivir en conformidad con su manera de vivir: “El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12, 49). Los padres deben acoger y respetar con alegría y acción de gracias el llamamiento del Señor a uno de sus hijos para que le siga en la virginidad por el Reino, en la vida consagrada o en el ministerio sacerdotal.