¿Cuál es la apuesta del cine uruguayo? El cine uruguayo en ruta. Mesa redonda integrada por Álvaro Caso, director de ENEC; Henry Segura, crítico de cine y editor de la sección Espectáculos del diario El País; Natacha López, directora de La vorágine; Martín Papich, director del INA (Instituto Nacional del Audiovisual) y Guillermo Casanova, director de El viaje hacia el mar. Modera: Amaya Muruzábal Amaya, profesora de Guión de la Universidad de Montevideo: El cine uruguayo es una industria que se dedica a las historias; importa, ante todo y más allá de los números de la producción y las intrigas de la industria, si hay o no una historia que contar, materia prima y fundamento de toda película. El año pasado parecía que el cine uruguayo iba a poder contar con una industria, este año ha habido algunos sustos. El primero, la ley de cine, que sigue sin salir. El segundo susto fue la crisis Ibermedia; el último, dos producciones (Ruido y Alma mater) alrededor de las cuales ha habido mucho debate ya que los números no llenaron las expectativas propuestas. Si bien estoy de acuerdo con que se filmen películas uruguayas, creo que debe debatirse cuántos “Uruguay” hay en Uruguay, para no encerrar “lo uruguayo” en un solo estereotipo. Otra idea que debiera estar sobre la mesa en esta oportunidad es que, dado el estado germinal o naciente del cine uruguayo, hay que tratarlo como tal, no podemos permitirnos ciertos lujos que no condicen con nuestra realidad de “primerizos” en esta industria. Con respecto a la consigna propuesta para el debate de hoy, la apuesta del cine uruguayo, considero que debiera existir ante todo, una apuesta en historias. Por esto creo que tenemos que discutir acerca de qué tipos de historias queremos proyectar. La idea, entonces, es llevar a cabo un diálogo en el que pudieran arribar a acuerdos y sacar algunas conclusiones. Álvaro Caso Yo quisiera hacer una breve reseña del pasado, presente y futuro. Con respecto al pasado diría que contaba con un marco institucional sinuoso, incierto y con una cantidad de impulsos individuales, emprendedores casi quijotescos que posibilitaron películas nacionales. Luego, con el advenimiento de Ibermedia eso mejoró bastante gracias a los pagos de las deudas con esta institución, a los compromisos más serios hacia el futuro y a una posición más activa de parte del estado. Pero la incertidumbre permaneció a partir de los resultados poco alentadores en materia de taquilla de las tres últimas producciones. Pensando en el futuro creo que la apuesta debería ser continuar con esos impulsos individuales pero organizado, sí, de alguna manera. Es decir, la interacción entre los agentes tendría que darse de manera más firme; rol del Instituto audiovisual. Confío en que con las señales que ha dado se profundice en el marco institucional y que haya reglas o incentivos más apetitosos para seguir produciendo. Por otro lado creo que la televisión, la gran ausente salvo alguna excepción, tome más la posta en este sentido. Claro está que cuanto más películas tengamos más podremos olvidar las malas y acordarnos de las buenas. Entonces, contemos más historias, pidámosle a los actores que se organicen, exijamos del estado un marco más activo y profundo y que la televisión asuma una acción más preponderante. Henry Segura Yo creo que el planteo que hizo Veiga hoy nos mueve un poco la estabilidad con la cual hemos trabajado dentro del sector. Nosotros sabemos que no hay modelos estables en ninguna parte del mundo. Sólo el modelo de la industria norteamericana es el dominante, el resto intenta hacer cine y salvarse a su manera. De hecho ni siquiera la Comunidad Europea ha podido resolver con acierto a los problemas de mercado planteados con respecto a esto. Más allá de que los economistas estén empezando a tomar al cine uruguayo como un punto de análisis en serio, la situación no ha cambiado sustancialmente. El cine uruguayo seguirá a la deriva y seguirá dependiendo de las posibles respuestas que desde el estado puedan proponerse. Este país, por su propia situación, no tiene todas las respuestas que el cine necesita. Por eso, a la dicotomía que planteaba Veiga respondo que creo que el camino del cine uruguayo ya está definido, es un camino que está atado a la suerte de sus propios creadores y a la capacidad que tengan los productores para perfeccionar sus circuitos de distribución. Estamos hablando, además, en términos que siento que quedan un poco grandes como, por ejemplo, la utilización de la palabra industria. El cine uruguayo está muy lejos de ser una industria ya que, como recién dije, se encuentra a merced de creadores y productores. No olvidemos que hoy hablamos después de que esos creadores marcaron un perfil bastante alto, el del cruce, en una temporada, de dos películas muy fuertes, Wisky y El viaje hacia el mar, que marcaron muy positivamente la cancha ya que mostraron las posibilidades creativas y de colocación que se tienen acá. Pero creo, repito, que las perspectivas de esta situación estarán atadas al devenir de los factores que ya mencioné. Natacha López La verdad es que mi visión es bastante optimista con respecto al cine nacional a futuro. Siento que estamos mucho mejor de lo que estábamos hace un tiempo. Con respecto a lo que se decía hoy sobre definir esta actividad como industria o como actividad cultural, me parece que imbrica a las dos cosas. Por más que esté subsidiada por el estado, ese apoyo (que hoy por hoy es muy parcial), genera un movimiento de capital bastante grande en relación a lo que puedan ser esas ayudas ya que el cine genera muchas fuentes de trabajo y servicios más allá de que se lo considere una actividad cultural y no una industria. Lo que cuesta hacer una película se distribuye en un montón de fuentes de trabajo y, además, ese presupuesto se compone, en parte, de lo que se consigue en Uruguay pero, en su mayoría, de lo que se consigue afuera. La entrada de divisas entonces se genera, y muchas veces son fondos de pérdida, es decir, cantidades que no hay que amortizar como las que se consiguen a través de premios, concursos, etc. La cuota que aporta el estado de Ibermedia se duplica con las producciones. Además, el hecho de obtener Ibermedia permite conseguir co-productores en otros países que invierten dinero que se gastan en Uruguay. En este sentido en la medida en que el estado nos apoye más aun, la generación de entrada de divisas irá en aumento. Por eso creo que todos los países fuera del modelo estadounidense tienen un modelo de un estado que apoya y que así logra que la producción nacional de cada país se convierta en un negocio exitoso. En cuanto a lo que pasó este año yo creo que no hay que asustarse tanto por el hecho de que se estrenen dos películas al mismo tiempo y ambas fracasen, pienso que también el azar juega un gran papel también; no creo que pase por el hecho de que el público nos esté abandonando sino que, más bien, se trata de si las historias interesan o no o de si se acierta con la campaña publicitaria de marketing o no. No hay que olvidar que fueron meses en los que el público mostró poca asistencia al cine en general y no sólo al uruguayo, el público se distribuyó de manera muy confusa y otros tantos factores que no es bueno ignorar. Por otro lado la película Ruido ganó por abrumadora mayoría en el festival de Valladolid; quiero decir que Ruido no se acaba en Uruguay. Por eso yo no me preocuparía demasiado, es decir, no viviría como un fracaso del cine uruguayo el hecho de que dos películas no hayan tenido éxito. Martín Papich Creo que el hecho de que una película sea uruguaya es un valor agregado, pero eso no basta, debe ser aceptada por el público. En este momento ocurre que hay películas uruguayas que tienen aceptación y otras que no. Entonces, a partir de años de reflexión sobre este asunto que Veiga ha traído hoy, nosotros estamos convencidos de una conclusión que quiero resaltar: el estado debe ser un actor y no puede permanecer ajeno, no puede no contar con una política vinculada al sector cinematográfico. La suerte del cine tiene que estar atada a las líneas programáticas del país. Estamos frente a un sector que se encuentra en un proceso de maduración ascendente y continua con un alto impacto cultural y económico. Sin olvidar, además, que ciertos productores y creadores han empezado a colocar el cine uruguayo en el plano internacional. Esta plataforma se ha venido desarrollando al margen del apoyo estatal y solamente con algunos apoyos públicos vinculados a la Intendencia de Montevideo y el pago de Ibermedia, por tanto creo que estamos en el momento de generar otra etapa, de dar un salto cualitativo; de lo contrario, en un sector tan dinámico como este corremos el riesgo de que lo que tenemos construido decaiga. Pienso que estamos en un proceso de búsqueda o definición de un modelo y de una estrategia. El esfuerzo de nuestro Instituto pasa por ahí, por hacer que sirva para estos fines, es decir posicionar el Instituto y empeñarnos para que empezara a involucrarse con este proceso de búsqueda que mencionaba. A pesar de que en los últimos años el Uruguay ha invertido muy poco en el sector (alrededor de 500 mil dólares anuales), sin embargo se produce, en ficción y documental, por unos 3 o 4 millones de dólares anuales. Esta distancia entre lo que se aporta y lo que efectivamente se produce (que queda, por lo menos el 75 % en Uruguay), es la capacidad del sector. Es decir, capacidad de conseguir fondos a nivel internacional que tiene que ver con esto del proceso de maduración ascendente. Creo, entonces, que se está marcando un rumbo pero, repito porque es fundamental, este rumbo tiene que estar apoyado por el estado. Sin olvidar también la posible “ventana” de la televisión y algo que tenemos que trabajar en sociedad que es la búsqueda de mercados. Diseñar estrategias debe apuntar a incrementar la producción. La ley de cine es un camino que venimos luchando, por ejemplo. Ella facilitaría también el acceso democrático a los cines, el fortalecimiento del equilibrio entre la producción independiente y la televisión, etc. Guillermo Casanova Uruguay es un país que no existía, es decir, cuando uno salía para afuera se daba cuenta de que era totalmente desconocido. Pienso, como decía el Arq. Arana, que el cine es el principal embajador cultural de nuestro país. El cine tiene que existir, así lo asumen, por ejemplo, en Europa donde se producen alrededor de cien películas anuales en cada país de las cuales 90 son malas o muy malas, 5 son buenas y sólo 1 o 2 van a ser muy buenas. Esa o ese par de películas son las que sirven para difundir su propio país. Esa es la base, hay que producir cine. Creo que en este momento Uruguay está en un descanso. Tuvimos un momento de ascenso y ahora estamos en un descanso. También es un descanso para los críticos, pienso que los críticos deben asumir un rol distinto al que venían asumiendo. Me explico, el cine uruguayo nació y creció solo, entonces, en este descanso que sirve para pensar hacia dónde tenemos que apuntar, uno de los principales ejes de estos replanteos debe ser el del papel de la crítica nacional. Pienso que la crítica debería ser una crítica del cine nacional, y no particularizada en cada película. La crítica debe pensar el cine nacional en su integridad y acompañarlo, apoyarlo, pensarlo, etc. También hay que repensar la autoridad de los críticos ya que pueden derribar una película que costó años llevar adelante. Entonces creo que el cine uruguayo merece mejores críticos, más expertos. Estamos en un buen momento para el cine uruguayo, es cierto, pero también lo es que en Uruguay todavía no existen ni un Bergman, ni un Fellini, por ejemplo. A lo que voy es a que esos directores no salen solos, surgen porque existían dentro de un cine nacional y esa tradición los alimentaba. Eileen Hudson, Decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Montevideo Quisiera volver a la pregunta inicial, si la apuesta es crecer, ¿cuáles son entonces los lujos que no podemos permitirnos? Respuesta de los integrantes de la mesa (propuestas dadas) Álvaro Caso No navegar solitariamente, que se manejen formas de gestión colectivas para poder lograr cosas, profesionalizar cada una de las etapas de una producción, que haya leyes y marcos que no dejen desamparada la producción nacional. Henry Segura Creo que debe diseñarse una estrategia que acompañe a la producción de la película de manera que la acompañe en todo el proceso de rodaje con el objetivo de que cuando la película se estrene ya tenga una posición clarísima entre el público. Sin duda es costosa la estructuración de esta interrelación pero la considero fundamental. Natacha López Me da la sensación de que nosotros mismos, los productores, no nos planteamos un plan que supere plazos o metas concretas. Es decir, no hay visiones a largo plazo. Pienso que los productores mismos deberíamos generar instancias para pensar estrategias, estudiar posibles mercados, etc. Martín Papich Como con otros sectores de la cultura, pienso que deben existir iniciativas, propuestas e instancias para que el tema de la gestión cultural sea el marco donde estos problemas planteados puedan ser resueltos. Guillermo Casanova Pienso que, dado el esfuerzo enorme que implica producir un film, no podemos darnos el lujo de jugarnos a estrenarlo sin una campaña publicitaria fuerte. Ahí debe estar también el esfuerzo y las energías puestas, en la anticipación y las posibles maneras de preparar a la audiencia para el estreno. Amaya Muruzábal, moderadora ¿Cuál es, entonces, el siguiente paso que debería dar el cine uruguayo? Alvaro Caso Profesionalizar cada etapa de la producción. Es fundamental tener profesionales formados y experimentados. Henry Segura Profundizar en la interacción de roles. Natacha López La ley de cine, es decir, una política sostenida a largo plazo. Martín Papich Fortalecimiento del sector, definir la propia identidad. Guillermo Casanova Un compromiso de los críticos al acompañamiento del cine nacional.