Sistemas Judiciales en las grandes capitales de América

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INTRODUCCIÓN
El sistema de justicia de las capitales del mundo siempre ha ofrecido diversas
particularidades y problemáticas. Desde la cantidad de población de las mismas hasta las
superposiciones jurisdiccionales existentes en ellas han representado grandes desafíos a
quienes han tenido que dar a dichas ciudades sus bases jurídicas. De este modo, cada
capital ha encontrado una particular forma para organizar su sistema judicial, lo cual se
combina con el grado de independencia que la misma posea con respecto al gobierno
federal.
A partir de esto, este trabajo se propone hacer una comparación entre distintos distritos
federales de América, entre los cuales se ha elegido Washington D.C., Brasilia y México
D.F., con el objetivo de intentar fortalecer el ordenamiento judicial de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Así, se llevará a cabo un abordaje en general de cada una de las ciudades
especificadas, detallando un punto particular de cada una de ellas que pueda ser de interés
en la CABA. Finalmente, se intentará llegar a una conclusión en la que consten claramente
diversas recomendaciones que tiendan a un mejoramiento del sistema actual, y que
coincidan con el marco jurídico, institucional y social de la Ciudad de Buenos Aires.
WASHINGTON D.C.
Entidad
Washington District of Columbia es la capital de los Estados Unidos de América. Es un
área diferente a los 50 Estados que componen la Unión, tomándosela como un distrito
federal dependiente del gobierno central de los EE.UU. Con una población de 646.669
habitantes, el distrito posee unos 177 km2 de superficie, totalizando así una densidad de
3.652 hab/km2.
Fundado el 16 de Julio de 1790, el distrito es gobernado localmente por un alcalde y un
consejo, ambos elegidos autónomamente por sus habitantes, aunque siempre bajo el mando
del Congreso Federal, que es quien dispone del territorio en última instancia. En cuanto a
una representación nacional, sin embargo, el caso es particular. En principio, el distrito vota
solamente un delegado con voz pero sin voto para la Cámara de Representantes, mientras
que posee únicamente un enviado no oficial al Senado de los EE.UU. Esto, aunque tiene un
parecido con los casos de, por ejemplo, Puerto Rico o Guam, se diferencia en que los
residentes de Washington sí están sujetos a impuestos federales, lo cual se contradice con
los principios de la independencia frente al Reino Unido que clamaban “no taxation without
representation”, o sea, “sin representación no hay tributación”.
Justicia
Como en todo el territorio de los Estados Unidos, el Poder Judicial es de doble orden, es
decir, hay una jurisdicción estatal, que podría, en este caso, denominarse local, y otra
federal, cuyos límites se encuentran según el tipo de delito, el área en la cual se cometa y
las partes involucradas. Por el lado de la justicia federal, la misma se compone de la Corte
de Distrito del Circuito del Distrito de Columbia (con 16 jueces asignados), en primera
instancia, seguida de Corte de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia (con 11
jueces) y, finalmente, la Corte Suprema de los EE.UU., de última instancia.
Por otro lado, la jurisdicción “estatal” está ocupada por la Corte Superior del Distrito de
Columbia (con 62 jueces), en primera instancia, y la Corte de Apelaciones del Distrito (9
jueces), en última instancia (obviando los casos que ameriten la intervención de la Corte
Suprema de los EE.UU.). En el caso de la primera instancia, la corte nombrada es la única
con jurisdicción general, y cuenta con las siguientes divisiones:

División Civil: trata sobre las acciones Civiles, los temas relacionados a propietarios e
inquilinos, y las pequeñas demanda

División Criminal: trata los casos en los cuales hay involucrados delitos criminales,
tanto graves como menores, violaciones al Código del Distrito de Columbia y casos
criminales de tráfico

División de Operaciones en Cortes de Familia: actúa en los casos de relaciones
domésticas, juveniles de negligencia paternal, casamientos, abuso infantil, y brinda
soporte a niños y a familias en tratamiento, además de involucrarse en casos en los
cuales esté comprometida la salud mental de alguno de los familiares

Unidad de Violencia Doméstica: se involucra en los casos en donde hay pedidos de
protección frente a individuos relacionados familiarmente, así como las violaciones de
las sentencias relacionadas a esos casos

División Testamentaria/Oficina de Registro de Testamentos

División Impositiva

División de Servicios Sociales de la Corte de Familia: se encarga de los jóvenes bajo el
régimen de “probation”

División Multi-Puerta de Resolución de Disputas: ayuda a las partes a llegar a un
acuerdo a través de mediaciones y otros tipos de métodos como arbitraje, evaluación de
casos y conciliaciones

División de Operaciones Especiales
Attorney General:
Otro punto de interés en la justicia del Distrito de Columbia es su Attorney General, es
decir, el abogado del gobierno del distrito y el oficial superior de justicia del mismo. El
cargo sufrirá un cambio importante en el 2018, ya que es la primera vez que el mismo será
votado por el pueblo y no apuntado directamente por el Alcalde del distrito, lo cual también
limitará su mandato a un término de 4 años. De este modo, se configurará como un puesto
ligeramente distinto al de Attorney General del gobierno federal, el cual es seleccionado
por el Presidente de los EE.UU. y forma parte del Gabinete como una combinación entre
Ministro de Justicia, Procurador General y jefe del FBI. Los recursos gubernamentales con
los que cuenta el Attorney General del Distrito de Columbia son: la Corte Superior del
Distrito de Columbia, el Departamento de Policía Metropolitana, el Departamento de
Asuntos sobre Consumidores y Regulaciones, el Departamento de Trabajos Públicos, la
Oficina del Attorney de los EE.UU., la Agencia de Gestión de Emergencias de Seguridad,
el Consejo Nacional de Prevención Criminal, y el Department of Homenland Security
(DHS). Además, la Oficina del Attorney General está dividida en: División de Servicios de
Apoyo Infantil, División de Litigación Civil, División Comercial, División de Servicios
Familiares, División de Asesoramiento Legal, Oficina del Solicitor General (que representa
al gobierno frente a la Corte Suprema de los EE.UU. y del Estado, aunque, si el caso lo
amerita, puede hacerlo el Attorney General), División de Personal, Empleo y Trabajo,
División de Interés Público, División de Seguridad Pública y División de Servicios de
Apoyo.
Presupuestos:
Según la información del District of Columbia Courts para el 2014: US$ 13.374.000 para la
Corte de Apelaciones y US$ 114.921.000 para la Corte Superior.
Según el presupuesto 2014 de los EE.UU., haciendo una división por los 12 circuitos
judiciales, al circuito federal que comprende a Washington D.C. le corresponderían: US$
210.250.000 a la Corte de Distrito y US$ 50.417.000 para la Corte de Apelaciones.
MÉXICO D.F.
Entidad
México, Distrito Federal, es la capital de los Estados Unidos Mexicanos. Se trata de un
Distrito Federal, una entidad distinta al resto de los Estados que componen al país; por lo
tanto, depende directamente del gobierno federal pero posee cierta autonomía, aunque no
tiene la soberanía que corresponde a los demás Estados. Con una población de 8.851.080
habitantes y una superficie de 1.495 km2, la también denominada Ciudad de México
alcanza una densidad de 5.862 habitantes por km2. A su vez, el Distrito Federal está
dividido en 16 delegaciones que, cada una con su jefe de delegación, establecen las
divisiones político-administrativas del distrito de forma análoga a los municipios de algún
Estado de México, aunque con profundas diferencias funcionales.
Fundada el 18 de Noviembre de 1824, México D.F. está encabezada por un Jefe de
Gobierno y una Asamblea Legislativa, ambos elegidos por el voto popular local. Sin
embargo, las decisiones que tome el gobierno del D.F. están sujetas al veto presidencial del
Presidente de la Unión así como a las leyes y reglamentaciones que plantee el Congreso de
la Unión, quienes mantienen la supremacía sobre el territorio federal. Más allá de esto, hay
varias propuestas con la intención de cambiar el status del distrito a una ciudad autónoma
denominada “Ciudad de México”, lo cual cortaría los lazos de dependencia hacia el
gobierno federal. Por otro lado, más allá de no pertenecer a un Estado propiamente dicho, la
población del D.F. tiene representación tanto en la Cámara de Diputados como en la de
Senadores del Congreso de la Unión del mismo modo que cualquier otro Estado mexicano,
y también tiene la posibilidad de ejercer el sufragio para la elección de Presidente de la
Unión.
Justicia
Al igual que en el caso de Washington D.C., la justicia del D.F. se compone de un doble
orden: uno federal y uno “estatal”. En el primer caso, dicha jurisdicción se compone de los
Juzgados de Distrito de México D.F. (69), los Tribunales Unitarios de México D.F. (9) y
los Tribunales Colegiados de México D.F. (58), todos pertenecientes al Primer Circuito de
justicia federal mexicana, y la Suprema Corte de Justicia de la Unión; la otra jurisdicción,
en cambio, la componen los Juzgados de Primera Instancia, los Juzgados Civiles de Cuantía
Menor, los Juzgados Penales de Delitos No Graves y el Tribunal Superior de México D.F.
Este último, además, posee a su cargo diversas Salas con jurisdicciones específicas, a saber:
10 salas civiles (con 64 juzgados civiles, 21 juzgados de arrendamiento inmobiliario y 28
juzgados de paz civil), 4 salas familiares (con 40 juzgados familiares y un juzgado mixto de
las Islas Marías) y 9 salas penales (con 66 juzgados penales y 40 juzgados de paz penal). Es
importante aclarar, por otro lado, que cada sala está compuesta por tres magistrados
agrupados en el cuerpo colegiado. Es interesante agregar que, como sede de los poderes
federales, el D.F. no puede albergar otros poderes, por lo que el Tribunal Superior de
Justicia es considerado un órgano, pero no así un poder.
A partir de estos datos, se puede verificar que la justicia “estatal” del Distrito Federal
cuenta con jurisdicción en todos los tipos de casos ya sean civiles, penales o familiares. De
este modo, queda demostrado que México D.F., más allá de no poseer la soberanía
propiamente dicha sobre su territorio, si tiene un órgano judicial capaz de atender cualquier
circunstancia que allí suceda, exceptuando los casos en los cuales queden involucrados
ámbitos federales.
Reforma Penal
Un detalle no menor sobre la justicia “estatal” del Distrito Federal es la existencia de la
UNESIRP (Unidad Especial para la Implementación de las Reformas Constitucionales en
Materia Penal) bajo la injerencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal. Este
organismo tiene como objetivo el estudio y desarrollo de los ejes rectores para la
implementación del nuevo sistema de justicia penal para adultos, la incorporación de los
principios del modelo acusatorio en la justicia para adolescentes y el nuevo régimen de
modificación y duración de penas, así como las reformas en materia de narcomenudeo. Esto
demuestra el avance de la justicia independiente de México D.F. en cuanto al sistema
judicial y a la aplicación del mismo, lo cual confirma la capacidad de una ciudad autónoma
para incorporar novedades como el sistema acusatorio en áreas conflictivas como es la
justicia penal, contribuyendo a un mecanismo más eficaz y resolutivo a la hora de procesar
la demanda constante al poder judicial del distrito.
A la fecha, se trabaja en la elaboración e integración de un programa general para la
implementación de la reforma penal, el cual incorpora los diferentes proyectos a
desarrollar, estableciendo metas con fechas de cumplimento y objetivos claros a alcanzar.
Los proyectos se refieren a capacitación, infraestructura física y tecnológica, métodos y
mecanismos alternos de solución de conflictos y reorganización institucional. Asimismo, en
un plan estratégico de comunicación integral, con la finalidad de dar a conocer la estructura
y el funcionamiento del nuevo sistema de justicia penal e involucrar a todas las
instituciones participantes en el proceso de cambio.
Presupuesto
Según el Presupuesto de los Estados Unidos Mexicanos 2014, las partidas destinadas a la
justicia federal de México son las siguientes:
Consejo de la Judicatura Federal: $ 43.199.100.000 (US$ 3.248.910.000)
Suprema Corte de Justicia de la Nación: $ 4.553.900.000 (US$ 342.489.000)
Salas Regionales: $ 652.700.000 (US$ 49.088.100)
Según el Presupuesto del Distrito Federal 2014, los montos asignados a la justicia “estatal”
son los siguientes:
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal: $ 4.096.315.009 (US$ 308.075.000)
Consejo de la Judicatura del Distrito Federal: $ 183.252.429 (US$ 13.782.000)
BRASILIA
Entidad
Brasilia es la capital de la República Federativa del Brasil. Como distrito federal, tiene un
status distinto al resto de los Estados del país, con la particularidad de que combina
características de municipio y Estado, y además es sede de las instituciones del gobierno
federal como el Palacio del Planalto, el Supremo Tribunal Federal de Brasil, el Superior
Tribunal de Justicia y el Congreso Nacional de Brasil. Además, Brasilia cuenta con
distintas “ciudades satélite” que, aunque no cuentan con el status de municipio, forman
parte de su territorio. Por otro lado, Brasilia cuenta con una población de 2.852.872
habitantes que, distribuidos en 5.802 km2, establecen una densidad de 423,3 habitantes por
km2.
Fundada el 21 de abril de 1960, Brasilia es una de las ciudades del mundo que han sido
planificadas específicamente para servir de capital para el Estado. Este distrito federal
cuenta con un poder legislativo centralizado en la Cámara Legislativa del Distrito Federal
(cuyo nombre surge de la combinación, justamente, de las nomenclaturas habituales de los
poderes legislativos de Estados y municipios); en cuanto al poder ejecutivo, es ejercido por
un gobernador electo por los habitantes del distrito, al igual que la Cámara Legislativa. Otra
característica interesante es que Brasilia no posee una Constitución, como el resto de los
Estados, sino que cuenta con una Ley Orgánica, siguiendo la nomenclatura usada por los
municipios. Finalmente, se puede decir que la Ciudad de Brasilia posee representación
nacional tanto en la Cámara de Diputados, con 9 representantes, como en la de Senadores,
con 3, lo cual demuestra su importancia a nivel federal.
Justicia
Al igual que el resto de los Estados de Brasil, Brasilia tiene una justicia de doble orden,
diferenciándose la “estatal” de la federal. En el último caso, las autoridades superiores son
el Supremo Tribunal Federal de Brasil, que se encarga de solucionar los conflictos relativos
a la Constitución de Brasil, y el Superior Tribunal de Justicia, que está por debajo del STF
y se encarga de establecer una interpretación uniforme de la legislación federal. Además, la
justicia federal de Brasilia es ejercida por las dependencias de la 1º Región,
específicamente las “Clases” 1 y 2, además de un plenario de la región compuesto por 23
jueces entre los cuales hay un presidente, un vicepresidente y un corregidor regional. Por
otro lado, también participan una Corte Especial y un Consejo de Administración.
Por el lado de la justicia local, la ejerce el Tribunal de Justicia del Distrito Federal y de los
Territorios, que cuenta con un presidente y dos vicepresidentes. Este tribunal, dividido
según las regiones administrativas del Distrito Federal, cuenta con dos instancias judiciales,
además de poseer diversas secretarías, entre las cuales se destacan la Secretaría General y la
Secretaría Judicial. Finalmente, bajo la presidencia se encuentran otros tres órganos clave
para su funcionamiento: la “Corregedoria da Justiça”, el Tribunal del Pleno Administrativo
y el Consejo Administrativo.
Presupuesto
Para el toda la justicia “estatal” del Distrito Federal en el 2013: R 1.795.306.398 (U$S
728.405.000).
Para el Tribunal de Justicia del Distrito Federal y los Territorios, también al 2013: R
1.786.480.000 (U$S 724.824.000)
Para el Supremo Tribunal Federal en el 2013: R 519.810.690 (US$ 210.901.000)
Para el Superior Tribunal de Justicia en el 2013: R 1.023.485.635 (US$ 415.256.000)
Para las justicias federales regionales en su conjunto en el mismo año: R 7.764.040.936
(US$ 3.150.080.000)
Ministerio Público del Distrito Federal
Como tema particular a abordar sobre la justicia del Distrito Federal, el funcionamiento del
Ministerio Público es primordial ya que representa la relación más cercana entre la justicia
y la sociedad. Dentro del sistema estatal de Brasilia, esta institución está dividida en una
Procuraduría General, una Dirección General, un Consejo Superior y una “Corregedoria”
General. Además, existe un Colegio de los Procuradores y Promotores de Justicia. Estos
últimos son los encargados de defender a la sociedad frente a los poderes del Estado,
inclusive el Judicial. Los mismos están divididos según el tipo de casos que tratan, por
ejemplo, existen aquellas dedicadas a la defensa del consumidor o a la educación, así como
las que se encargan del fuero civil general y criminal. Distintos son los procuradores de
justicia, que actúan controlando la fiscalización de la ley en el Distrito Federal, tal como lo
describe su reglamento. A su vez, los procuradores también se encuentran divididos en los
distintos fueros de la justicia del distrito.
El dato de interés, en este caso, refiere al énfasis que le da el Ministerio Público a la gestión
estratégica de sus cuadros. Desde hace unos años, viene aplicando el sistema de “Balanced
Scorecard”, que pretende considerar a la institución como un sistema integrado, intentando
promover la innovación en temas como la eficacia, el uso de tecnologías, la transparencia,
la facilidad de acceso a la justicia y la economicidad, antes relegados a emprendimientos
privados. De este modo, tiene como objetivos: promover una orientación permanente hacia
los resultados y un ambiente de trabajo agradable y profesional, atraer y retener talentos,
compatibilizar los cuadros administrativos con los requerimientos institucionales y generar
sistemas de información integrados y actualizados. Así, se pretende: mejorar la estructura
física y organizacional, incrementar las estructuras de asesoramiento técnico, descentralizar
las promotoras de justicia, poseer una sede en buenas condiciones para cada región
administrativa, promover la relación más fluida entre miembros del Ministerio Público y
otras instituciones clave, mejorar la integración entre procuradores y promotores, hacer más
eficiente las rutinas operacionales, racionalizar las atribuciones y los recursos de los
cuadros, afianzar la independencia de los miembros y, sobre todo, hacer más estrecha la
relación entre los funcionarios del Ministerio Público y la sociedad.
En resumen, se puede visualizar como esta unidad está comprometida con un nuevo modelo
de gestión judicial, que se basa en la integración de los cuadros con la tecnología e intenta
desembocar en una relación más fluida y eficiente con la sociedad y entre sus propios
miembros.
CONCLUSIÓN
Luego de examinar todas estas temáticas, llega el momento de considerar cual es la
contribución que los casos citados en esta sección pueden hacer a la justicia de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. En principio, un detalle a tener en cuenta es que las tres
ciudades analizadas parecieran poseer un status que prevé una mayor injerencia política del
gobierno federal si se compara con nuestra ciudad, ya que todas son en cierto modo
distritos federales distintos al resto de los Estados que componen a las uniones de sus
respectivos países. Yendo aún más lejos, esto es notorio más claramente en el hecho de que
Washington D.C. no posea representación senatorial con derecho a voto, lo cual demuestra
la exclusión del distrito del ámbito de defensa de los derechos de los Estados.
Sin embargo, y aunque la Ciudad de Buenos Aires evidencia un proceso de independencia
político-institucional ampliamente más desarrollado que el resto de las áreas federales
consideradas, es destacable asunto de la justicia. En este caso, la regla parece ser la inversa,
ya que, en los tres casos vistos, siempre se cuenta con una justicia local que nada tiene que
ver con el ámbito federal, y que no recibe presupuesto directo del gobierno central;
mientras la justicia de la Ciudad Autónoma sigue estando dominada por ámbitos con
jurisdicción “nacional”. De este modo, se evidencia la lógica de las naciones analizadas
que, aunque no lograron establecer un proceso de independencia del territorio, sí
reconocieron que por una cuestión práctica y positiva para el funcionamiento de las
instituciones judiciales, se diera una autonomía local a los órganos del poder judicial de los
territorios federales, desembocando así en una relación más estrecha entre los órganos de
justicia y las poblaciones, en una profundidad mucho mayor en las posibilidades de
intervención de fiscalías, defensorías y juzgados en sus dependencias y en un abordaje
pormenorizado de las cuestiones que las aquejan. De este modo, aunque Brasilia siga
siendo un distrito federal, puede mantener un ámbito “estatal” de justicia independiente al
ejercido por la jurisdicción federal. Esto, más allá de otorgar más o menos autonomía al
territorio, beneficia al tratamiento de los casos ingresados y agiliza el proceso de resolución
de los mismos. Por otro lado, permite una mayor descentralización, lo cual admite un
análisis más focalizado de los conflictos y, por lo tanto, un abordaje particularizado e
intensivo de los mismos. Por otro lado, esto se compara con la constante superposición de
jurisdicciones que sucede en la Ciudad de Buenos Aires que, lejos de significar en un
trabajo coordinado e incisivo sobre los conflictos, resulta en duplicaciones o en el intento
constante de culpar al órgano alterno con el objetivo de evitar las responsabilidades de
asumir plenamente la función jurisdiccional.
Más allá de estas cuestiones negativas, debe resaltarse que la autonomía de la Ciudad de
Buenos Aires puede servir, en cambio, para agilizar el proceso de traspaso de las
dependencias nacionales a las locales, aprovechando las herramientas que brinda la
Constitución de la Ciudad así como las posibilidades de resolución intensiva y profunda
que brinda un sistema localizado. Además, se cuenta con representación a nivel nacional en
las ambas cámaras, lo cual facilita aún más el fortalecimiento de las iniciativas. De este
modo, es sólo cuestión de asumir las responsabilidades políticas y de seguir la lógica
planteada por la autonomía que se le dio a la ciudad luego de 1994, y también de
aprovechas el proceso de cambio para instaurar las nuevas estrategias de gestión judicial
que lentamente se van imponiendo por su funcionalidad y por los grandes resultados que
genera año a año en las instituciones en donde se aplica.
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