EL NUEVO REGIMEN

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EL NUEVO REGIMEN
En la ciudad de Santa Cruz, durante las primeras horas del día 20 de agosto de 1971, los
protagonistas del golpe de Estado dan cuenta de la constitución de un Triunvirato
Militar integrado por los coroneles Hugo Banzer Suárez, Andrés Selich y el general J.
Florentino Mendieta.
El Decreto de Gobierno expedido en el lugar de los
acontecimientos, con las firmas del triunviro Selich y los dirigentes políticos Mario R.
Gutierrez y Ciro Humboldt Barrero, reconoce a favor de estos últimos el carácter de
Ministros de Estado, en representación de Falange Socialista Boliviana y el
Movimiento Nacionalista Revolucionario (1), fuerzas políticas que acaban de formar el
“Frente Popular Nacionalista”.
Triunfante el levantamiento militar contra el gobierno de Torres, en Santa Cruz, los
dirigentes del Frente explican su actuación política en razón de los postulados
“nacionalistas y cristianos” que sustentan. En efecto, la doctora Elfy Albrecht, que
juego un papel importante en el alzamiento político,
sostiene que “la condición
patriótica de la mujer cruceña, así como su generosidad y civismo inigualable,
coinciden en torno a la necesidad de erradicar el comunismo ateo del país, para retomar
las banderas del nacionalismo cristiano, cuyo fundamento está centrado en la unidad
familiar, que es pilar y fundamento de la sociedad occidental” (2).
La constitución del Triunvirato Militar es nominal, pues los componentes se encuentran
disgregados en distintos puntos del territorio nacional sin lograr resoluciones en
conjunto: Mendieta en Cochabamba, Banzer en la Paz todavía en calidad de detenido
político y Selich en Santa Cruz, a la cabeza de las operaciones militares. Circunstancia
favorable que pretende aprovechar éste sobre sus camaradas del triunvirato par
apoderarse del gobierno en forma unipersonal, trasladándose en vía aérea a la ciudad de
La Paz en busca de consolidar su situación en el “Palacio Quemado”. Pero que no
obstante sus esfuerzos por lograr una pronta movilización aérea de los efectivos a su
mando, sólo consigue apoderarse del Ministerio del Interior, lugar donde sienta sus
reales como Secretario de Estado.
En el Palacio de Gobierno, el día 22, el coronel Banzer Suárez jura como Presidente de
la República en olvido absoluto del Triunvirato Militar formado en Santa Cruz. La
guarnición de la ciudad de La Paz, considera transitoria su gestión administrativa, pues
hace prevalecer el rol institucional de las Fuerzas Armadas sobre el campo político.
Concordante con esta determinación, el cónclave de oficiales reunido para considerar la
sucesión presidencial, únicamente admite la participación de dos miembros del
Ejército, (Selich y J. F. Mendieta), con el propósito de garantizar la convocatoria a
elecciones generales en el primer semestre del año siguiente, 1972
La ratificación del acuerdo para que el coronel Banzer Suárez asuma las funciones de
Primer Mandatario, no es tarea fácil. En la reunión de oficiales de la Guarnición de La
Paz, se encuentran por lo menos dos generales presidencialistas en mérito a sus
actividades conspirativas, como ocurre con Remberto Iriarte Paz, que el día 20 de
agosto asume la responsabilidad militar del golpe de Estado. Pretensión similar anima
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(1) “Presencia”, 22 de agosto de 1971.
(2) “La Crónica”, 21 de agosto de 1971, Santa Cruz.
Al Comandante de Ejército en funciones, Luis Antonio Reque Terán quien el día
anterior fue herido por una descarga de fusilería en las proximidades del Gran Cuartel, y
que al llegar al lugar del conclave es saludado como el salvador nacional.
Mas, a pesar del relativo apoyo con que cuentan entre sus camaradas de armas los
generales aspirantes a la Presidencia, Iriarte y Reque, el “Comité de Defensa de la
Democracia” hace prevalecer su decisión antelada a favor del coronel Banzer Suárez.
El hecho se explica en razón de que éste cuenta con el apoyo de los empresarios
agroindustriales de Santa Cruz (los que a raíz del derrocamiento de Torres asumen el
Poder real), de los jefes políticos coparticipantes de la administración del Estado: Mario
R. Gutiérrez y Paz Estenssoro, así como de los oficiales “barrientistas” que actúan
abiertamente a favor del ex-Ministro de la “Revolución Restauradora”. Fuerzas
económicas, sociales y políticas que convergen en torno a la persona del coronel Hugo
Banzer, “predestinado a salvar la patria del azote comunista” e instaurar el “Nuevo
Orden” basado en el respeto a la propiedad privada, la inversión extranjera directa y los
tradicionales valores nacionales.
Las fuerzas políticas que apoyan al gobierno de Banzer, aun cuado corresponden a
períodos históricos diferentes (período oligarca y populismo movimientista), coinciden
en sus planteamientos político-ideológicos sobre el “nuevo Régimen”. Así, bajo el
argumento de “complementar la labor inconclusa de la Revolución Nacional y preparar
las condiciones necesarias para el tránsito del país al socialismo”, Víctor Paz
Estenssoro, mediante documento público (3), justifica el apoyo del MNR al gobierno
del coronel Banzer.
Ingresando al análisis teórico de la problemática política nacional, Paz expresa que “es
una afirmación irresponsable sostener que está agotada la vía del nacionalismo
revolucionario, pues nos se ha permitido que el proceso se cumpla con todas sus
proyecciones ...” Y que, “sin la participación de las amplias clases integradas por
obreros, campesinos, empleados, estudiantes, profesionales, intelectuales, militares...
y empresarios bolivianos interesados en participar en las tareas de potenciamiento
económico... es una utopía y resulta una provocación pretender llevar a cabo un proceso
de transformaciones profundas como el que implica el establecimiento de un sistema
socialista”.
Es más. En su contradictoria exposición teórica, Paz sostiene que “el objetivo básico de
la liberación está íntimamente vinculado con la formación política de las masas... Esto
quiere decir, y lo afirmamos rotundamente, que debemos coordinar en forma creadora
la teoría revolucionaria adecuada a las condiciones de Bolivia, con la realidad de las
metas de liberación que demandan las masas. No se trata de buenos o malos propósitos.
No son utopías inalcanzables las que alientan nuestra convicción política. Se trata del
resultado certero de una integración honrada de lo que quiere y de lo que puede la
nación. Es decir, consolidar la patria, integrarla en todas sus regiones y en sus clases,
y abrir aceleradamente el cauce de la convivencia fraterna, sin odios entre los
bolivianos...”
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(3) “Presencia”, 24 de agosto de 1971, pág. 4.
Metas de liberación de las masas, convivencia fraterna e integración de clases, etapas
creadoras que cumplir en la Revolución Nacional y otros postulados funcionalistas que
llevan al Jefe del MNR al convencimiento de que “el proletariado, que es la clase
revolucionaria por excelencia, requiere para expresarse políticamente y para conducir
con acierto la revolución, actuar en forma solidaria con las clases nacionales aliadas en
el cambio y el impulso democrático”. De esta manera, clarificados los alcances del
proyecto social de Paz, en el que “los empresarios interesados en el potenciamiento
económico” acaudillarían el cambio revolucionario, la clase trabajadora andaría a la
zaga de la burguesía en espera de su liberación y de la revolución socialista.
En consecuencia, el MNR de Paz Estenssoro, con su fraseología populista de otras
épocas, pretendía encubrir su apoyo franco y decidido al “nuevo Régimen”, que en
definitiva significaba el sepultamiento histórico del modelo “nacional-revolucionario”,
que Paz, con su falacia ideológica, decía defender. El Jefe del MNR que llegaba de
Lima y hablaba en la Plaza “Pérez Velasco” interrumpido por los disparos de la
aviación sobre la Universidad de “San Andrés”, que causó la muerte de cinco personal,
pudo decir: “Con la alianza de las Fuerzas Armadas, Falange y el MNR, lograremos la
reconstrucción de Bolivia”.
Falange Socialista Boliviana, el otro partido componente del Frente Popular
Nacionalista cogobernante, en abierta emulación ideológica clarificadora de la
problemática nacional, hace conocer su pensamiento político. Falange sostiene no
sólo la necesidad de unir a los partidos políticos en torno al Estado, sino la
consolidación de la Nación sobre la alianza del Estado con los empresarios y los
terratenientes, “pues en la organización corporativa de la sociedad descansa un
pensamiento revolucionario superior al Marx-Leninismo”.
En su trasnochado pensamiento teórico “nacional socialista”,
copiado de los
inspiradores y cultores del “nazismo”, Falange define el Nuevo Estado Boliviano como
una”organismo eterno y supraindividual que represente totalmente a la Nación y cuya
suprema misión no es esporádica en el tiempo y en la historia, sino que tiene la
responsabilidad de eslabonar una continuidad armónica en el destino de las
generaciones pasadas, presentes y venideras, que excluya la indisciplina social
representada por dos formas políticas: la desorganización anárquica, producida por el
relajamiento del principio de autoridad y el entronizamiento de tiranías oligarcas y
caudillistas” (4).
Para Falange, el sistema jerárquico es lo fundamental, así como una supuesta selección
del más apto para el desempeño de las fundamentales tareas de la sociedad. Lejos del
estudio y comprensión de la realidad nacional en base a las clases que intervienen en su
desarrollo, busca en la estructura piramidal del Estado la solución a los males del país.
Bajo estos moldes teóricos, la incorporación de Falange Socialista en el régimen
instaurado en agosto de 1971, implica una modificación en la naturaleza del Estado
nacional “populista” anterior tanto en orden a la composición del “grupo en el poder”,
como al rol político específico del proyecto social.
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(4) Falange Socialista Boliviana, Programa de Principios. Dpto. de Doctrina Célula
O., Santa Cruz, Bolivia.
Corte histórico político concretado en los caracteres sociales del nuevo Estado nacional,
que alcanza su desarrollo pleno a mediados de la década del 1970. En efecto, el sostén
político del “Frente Popular Nacionalista” del inicio, integrado por las fuerzas políticas
participantes del alzamiento armado de Santa Cruz,
es sustituido en el gabinete
ministerial por la intervención directa de las fuerzas económicas más importantes del
país: la agroindustria y la minería no estatal. De esta manera concreta, las Fuerzas
Armadas, cumpliendo el rol de “clase mantenedora” del sistema garantizan la
continuidad del régimen de fuerza, mediante el ejercicio de un arbitrario y despótico
autoritarismo militar.
Por último, en orden al esclarecimiento de la problemática política boliviana, en un
“Mensaje a la Nación ... sobre los principios ideológicos y la nueva proyección del
gobierno”, el coronel Hugo Banzer, al sostener la inexistencia de las clases sociales
históricamente definidas, plantea la construcción de la nueva sociedad basada en los
postulados del civismo, el orden, la paz y el trabajo: “Se ha dicho que uno de los
rasgos sociales más pronunciados del subdesarrollo está en la ausencia de firmes
estructuras históricas. Ese vacío estructural es social y económico, por la inexistencia
de estratos o clases definidas históricamente y por ello carentes de una capacidad de
realización nacional. Una combinación histórica de formas socio-económicas de
diversas épocas: desde la comunidad indígena hasta el asalariado capitalista, dio al
país un panorama abigarrado, multicolor, que los especialistas llamaron combinado”.
“A partir de agosto.... las Fuerzas Armadas consideran que el grave peligro de la
destrucción del país, aún latente, ha hecho más necesaria que nunca, la unidad
patriótica de todos los bolivianos en torno a un nacionalismo de nuevo tipo, madurado
en la experiencia histórica de las fuerzas civiles más importantes y depurado por una
moderna concepción social, revolucionaria y popular”. Este nacionalismo, en lo
político “busca la consolidación de un Estado Nacional Histórico, a través de la
integración física, económica, cultural y humana de la sociedad boliviana; de una
creación de estructuras históricas modernas y de una comunidad definida de todas las
regiones y los grupos étnicos y sociales de Bolivia (5).
En esta forma, encubierta en una formulación política a histórica, totalmente ajena a la
caracterización de la formación social nacional en su desarrollo interno, el “Nuevo
Régimen”, sin precisar las categorías sociales enunciadas, con los postulados de:
Unidad patriótica de los bolivianos para forjar las modernas estructuras históricas que
necesita la patria, pretende explicar su contenido político social y su dimensión
histórica. Análisis funcional del proceso social, destinado a favorecer el proyecto
formulado y sus repercusiones antinacionales, pues se hace abstracción de las
verdaderas causas del atraso y de los caracteres del desarrollo desigual y combinado que
lo originan, en el conjunto de las relaciones capitalistas.
Reconstruyendo los hechos a manera de caracterizar aún más la naturaleza del “Nuevo
Régimen”, es necesario observar que al producirse el alzamiento armado del “Frente
Popular Nacionalista” en Santa Cruz, la situación política se consolida a favor del golpe
de Estado gracias a la intervención del Ejército. Acción político militar que cuenta con
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(5) “Mensaje a la Nación .... Sobre los principios ideológicos y la nueva proyección
económica del Gobierno Nacional”, Presencia, 13 de octubre de 1971, página 2.
la cobertura externa, concretada a través de la participación del My. De la Fuerza Aérea
Norteamericana, Robert J. Lundin, en los acontecimientos bélicos (6), como por la
ayuda en pertrechos y vituallas llegadas del Brasil (7). Intervinieron extranjera que
condiciona al régimen insurgente a los centros hegemónicos y “subsatélites”
continentales, conforme ocurre con Uruguay, Chile y otros Estados.
Política que se materializa con la presencia de la Banca extranjera con el Rirst City
Bank, el Banco de Boston, el Bank of America y varias entidades de seguro, así como
por la práctica del “ensamblaje” en el sector industrial a través de la inversión directa
bruta de las empresas transnacionales y la ejecución de algunas obras infraestructurales,
mediante el endeudamiento externo.
Proyecto antinacional del “Nuevo Régimen” que en el campo económico lleva a una
mayor dependencia tecnológico-financiera y a la concentración de la riqueza en pocas
manos, mientras la mayoría continúa paupérrima. En el nivel político, a la
estructuración de un Estado nacional “subsatelizado”, caracterizado por la práctica del
autoritarismo militar (o seudo democrático una vez que se ha consolidado el modelo).
En la instancia ideológica, la prédica permanente sobre las bondades económicas y
políticas del régimen basado en los slogans de orden, paz, trabajo, así como las
lucubraciones de la tecno-burguecia, sobre los logros alcanzados, buscan prolongar la
vigencia del modelo, no obstante las contradicciones internas insalvables y la no
viabilidad del desarrollo nacional.
Régimen político de agosto de 1971, que instaura el orden social de la “Nueva
Bolivia”, a espaldas de las aspiraciones populares y sus metas de liberación nacional,
concebidas en la coyuntura de octubre.
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(6) Washington, 29 (AP). El diario “Washington Post”, dice hoy que un mayor de la
fuerza aérea de los Estados Unidos, destacado como asesor en la escuela boliviana de
adiestramiento aéreo en Santa Cruz, desempeñó importante papel en el golpe de Estado
de la semana pasada... Lundin había estado en estrecho contacto con los rebeldes
durante los pasados seis meses... y que uno de los conspiradores que se reunió con
Luncin, a principio de año, fue el coronel Bánzer, proclamado presidente hace una
semana”, “Presencia”, 30 de agosto de 1971, pág. 1.
(7) El general Luis Antonio Reque Terán, desde el lugar de su exilio en la República
Argentina, en declaraciones a la prensa relacionadas con la ayuda extranjera al golpe de
Estado de agosto de 1971, afirmó que ocho aviones de la Fuerza Aérea Brasileña,
transportaron quinientas ametralladoras, quince mil fusiles y otros implementos
bélicos.
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