EL SERVICIO PUBLICO EN ESPAÑA GRAVE PELIGRO DE QUIEBRA ECONOMICA Y POLITICA Enrique Bustamante En seis meses, el Gobierno de Mariano Rajoy ha desplegado una intensa actividad legislativa y económica en el campo audiovisual. En la mayor parte de los casos estas decisiones han sido de ejecución inmediata, por la vía urgente del Decreto-ley, que permite convalidar a posteriori su contenido en bloque, prácticamente sin debate parlamentario. El resultado, es una contrarreforma completa, que devuelve el servicio público a la situación existente tres décadas atrás, cuando la quiebra económica se complementaba con la absoluta gubernamentalización de la radiotelevisión pública. Con el argumento permanente de la necesaria disminución del gasto público, más los de eficacia y eficiencia, el Gobierno del Partido Popular comenzó , una semana después de tomar posesión, por anunciar una reducción del presupuesto de RTVE en 204 millones de euros, que venían a sumarse a las rebajas provocadas en las tasas de las cadenas privadas por la disminución de su facturación. Con ese recorte del 17 por ciento del Presupuesto de gastos, más del 38 por ciento de la subvención del Estado, RTVE entraba en un colapso financiero sin precedentes. Después, en Abril pasado, decretó una modificación de la ley de 2006 de reforma del servicio público estatal, por la que el Presidente de la Corporación podía elegirse, en segunda votación a las 24 horas de no conseguir dos tercios de los votos, por la mayoría simple de que ya disfruta en el Congreso de los diputados; además, el Consejo de Administración quedaba reducido de 12 a 9 miembros (eliminando a los dos representantes de los sindicatos mayoritarios), desprofesionalizado, sin salario y sin incompatibilidades y podía ser elegido asimismo por mayoría simple. El Gobierno se aseguraba así el poder omnímodo de RTVE, con el nombramiento de un Presidente sin experiencia alguna en la comunicación, y de un director de informativos marcado por su puesto en la cadena TV Madrid, reputada como la más manipulada de España, en favor del Gobierno del PP de al Comunidad de Madrid.. Este rasgo de fuerte auritoritarismo, venía precedido de una campaña durante 2011, agudizada en períodos electorales por el entonces partido mayoritario de la oposición en la que, fuera de todo cauce institucional, reclamaba justamente una reducción del gasto y de los programas digitales de RTVE, mientras acusaba permanentemente a los informativos de Televisión Española de parcialidad a favor del Partido Socialista. Sin embargo, el Consejo de Informativos, elegido por todos los trabajadores, resistió esas presiones con la independencia legal que le garantizaba la legislación de 2006 y con la fuerza de un liderazgo de audiencias que RTVE y especialmente los programas informativos, mantenían desde entonces como caución y aplauso del público. Dos proyectos de ley vienen a completar esta línea de ataque feroz al servicio público, que anula los principales logros de la reforma del Gobierno de Zapatero. De un lado, se pretende modificar la Ley Audiovisual de 2010 para permitir que cada gobierno regional decida libremente la gestión de sus radiotelevisiones autonómicas, facilitando así que los Gobiernos en manos del PP puedan privatizar o externalizar completamente sus funciones, incluyendo la confección de los informativos. En medio de recortes drásticos de los presupuestos de gastos de la televisión regional, RTV Valencia ya ha anunciado así un despido colectivo de más del 70 por ciento de sus empleados, y en TV Madrid se anuncia una medida similar, que darían paso después a una gestión privada. Puesto que en plena crisis publicitaria, nadie pujaría por una licencia regional, se anticipa ya el modelo de Tv de Murcia o de Baleares: externalización completa a empresas privadas amigas políticamente, mediando fuertes subvenciones públicas, que podrían controlar los contenidos sin riesgo de debates parlamentarios. El otro proyecto de ley en marcha afecta al Consejo de Medios Audiovisuales de España, previsto en la ley de 2010, pero nunca creado por las discordancias entre los partidos socialista y Popular. En el único país de la U.E. que todavía no tiene regulador independiente, el Consejo Audiovisual quedaría integrado, alegando siempre la crisis económica, en un Consejo Nacional de los Mercados y la Competencia, que asumiría también funciones sobre las telecomunicaciones, la electricidad o los ferrocarriles, entre otras. Como en medio de esa transfiguración, la mayor parte de las competencias sobre la televisión pública y privada quedarían en manos del Gobierno, este podría al mismo tiempo bendecir su modelo de servicio público al tiempo que desregulaba completamente el mercado privado. Más allá de toda estimación subjetiva, estos escenarios de futuro han comenzado a cumplirse: TVE ha descendido en un año del liderazgo de audiencias al tercer puesto, del 14, 5 por ciento al 10,4 por ciento del share y su crisis de oferta junto a la degradación de su imagen pública auguran nuevos descensos. Las Televisiones Autonómicas están perdiendo rápidamente también su audiencia y, Canal Nou de Valencia y TV Madrid se encuentran en caida libre de share, mientras acumulan endeudamientos notables. Mientras tanto, las cadenas privadas, Telecinco (Mediaset) y Antena 3 (Planeta-Agostini), consolidan su duopolio sobre el mercado y dan muestras de violar cada día, sistemáticamente, toda la normativa europea y española. En fin, el sistema televisivo español ha comenzado un camino de latinoamericanización indudable: servicio público cada vez más marginal y manipulado por el Gobierno, y hegemonía creciente del polo privado oligopolista , en un cambio radical que afecta a todo el espacio público democrático español.