Felipe II (1527-1598)

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PRÓLOGO :
En la vida de Felipe II, hemos estudiado cuatro personajes que nos resultaron interesantes y de los cuales poco
conocíamos. Se trata de su tercera esposa, Isabel de Valois; la princesa de Éboli (Ana Mendoza de la Cerda);
su secretario, Antonio Pérez y su hijo, el príncipe don Carlos.
Para realizar este trabajo, nos hemos basado en dos puntos de vista completamente opuestos de la historia: la
leyenda negra y la leyenda rosa.
Cada una de estas leyendas resalta una sola imagen del Imperio: o excesivamente negativa (negra) o
excesivamente positiva (rosa). Por lo tanto, hemos llegado a la conclusión de que ninguna de las dos es
realmente fiel a los hechos y de que lo que ocurrió en realidad se debe aproximar más a una versión
intermedia, que combinaría ambas leyendas.
Además de estas dos leyendas, existe una tercera, denominada amarilla, pero surgió en el siglo XIX y, al tratar
nuestro trabajo de la segunda mitad del siglo XVI, la hemos rechazado.
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• INTRODUCCIÓN :
Durante la época del Imperio español, surgen dos leyendas en Europa: una de ellas exalta los valores
hispánicos con críticas positivas, mientras que la otra difunde una propaganda anti−española por todo el
continente.
La leyenda rosa es defendida por numerosos autores pro−españoles de países como Inglaterra e Italia, que
resaltan valores españoles como la astucia, la prudencia, el amor a la patria, etc., así como por los propios
españoles, que exaltan la lengua, la cultura y la monarquía de Felipe II, que es considerado pastor de Dios en
la tierra,
Sin embargo, la leyenda negra se fundamenta principalmente en relatos de viajeros, peregrinos, comerciantes,
emigrantes, exiliados de la época y hasta en las mismas tropas españolas, pero se apoya, además, en hechos
históricos como la expulsión de los moriscos y los judíos.
Esta leyenda negra surge en Europa debido a las numerosas guerras internacionales que mantenía el Imperio y
que lo convertían en un enemigo potencial para todos los países cuya religión no era la defendida por éste (la
religión católica), es decir, para los protestantes, luteranos, anglicanos o calvinistas de Inglaterra, Holanda,
etc., que temían que al imponer una religión universal, Felipe II querría convertirse en Monarca Universal.
Además de las pretensiones imperialistas españolas, hubo cuatro personajes que contribuyeron especialmente
a la hora de crear la leyenda negra de Felipe II:
Estos personajes no colaboraron directamente, difundiendo propaganda negativa, sino que, debido a sus
acciones y a las muertes de algunos de ellos, se calificó a Felipe II de Demonio del Mediodía: Se trata de Ana
Mendoza de la Cerda, Princesa de Éboli; del secretario de Felipe II, Antonio Pérez; de su hijo, el Príncipe don
Carlos y de su tercera esposa, Isabel de Valois.
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Se cuenta que el monarca fue amante de la princesa de Éboli, que tuvieron un hijo en común (el segundo de la
princesa, llamado Diego) y que, por éso, ésta favoreció en la herencia a este hijo, en contra de su primogénito.
Felipe II fue acusado de la muerte de su hijo, el príncipe don Carlos y de su esposa, Isabel de Valois, ya que se
dice que descubrió que eran amantes.
Por último, Antonio Pérez fue exiliado, al descubrir el monarca que éste había ordenado el asesinato de Juan
de Escobedo, consejero de don Juan de Austria, hijo natural de Carlos V. El secretario de Felipe II escribió un
libro en el exilio, titulado Relaciones, en el que criticaba a Felipe II, acusándolo de tirano y adúltero.
Así, todo esto se suma a las rivalidades franco−españolas desde siglos atrás, a la mala fama de España en
Italia, debido a las conquistas de Sicilia, Cerdeña y Nápoles, a la competencia de mercaderías y piratería
catalana por esa zona y al ambiente que rodeaba al Papa valenciano Alejandro Borja, y como resultado
aparece la fama de sensuales e inmorales de que gozaban los españoles y su calificación de raza inferior, ya
que la cultura española era una mezcla de culturas, entre europea y africana, con influencias judías e
islámicas.
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• DESARROLLO :
Felipe II y las leyendas:
Felipe II, hijo de Carlos I de España y V de Alemania e Isabel de Portugal, recibió como herencia paterna un
vasto Imperio, acompañado de críticas por parte de otros países europeos.
La leyenda negra, que había sido alimentada por las batallas que desarrolló su padre, surge con gran fuerza
durante su época de Emperador y, más tarde, conducirá el Imperio español hacia una decadencia inminente,
dejando España de ocupar un lugar importante en el mundo y, en particular, dentro de Europa.
Por otra parte también surge la leyenda rosa que, aunque con menos fuerza y repercusión que la negra,
defiende la política imperialista de Felipe II y resalta las características más positivas de éste y de todos los
españoles, además de su cultura e Historia.
Durante el reinado de Felipe II, son continuas las guerras por motivos religiosos, sobre todo con Inglaterra,
país en el que el monarca había intentado mantener la religión católica mediante su matrimonio con María
Tudor, y con los Países Bajos, de religión protestante, que buscaba la independencia del Imperio.
Una de las guerras más importantes fue la de los 30 años, en la que intervino Francia contra España, y no por
motivos de religión, ya que también pertenecía a la católica, sino porque estaba en contra del imperialismo de
Felipe II, que impedía una igualdad territorial, lo que según los franceses era necesario para Europa.
La leyenda negra y don Carlos e Isabel de Valois:
Del primer matrimonio de Felipe II en 1.542, con María Manuela de Portugal, hija de don Joao III y Catalina
de Austria, y prima suya, nace un único hijo varón al que llaman Carlos, el cual es nombrado heredero
después de morir su madre en el parto. Se le destinaron las mismas ayas que tuvo su padre: Leonor de
Mascarenas y sus hermanas, doña Juana y doña María, pero éstas dos últimas son prometidas a dos herederos
reales y viajan con ellos a Austria y Portugal.
Por otro lado, su padre el emperador se casa en segundas nupcias con doña María de Tudor, hija de Enrique
VIII de Inglaterra y de Catalina de Aragón, siendo por lo tanto tía suya, y va vivir a Inglaterra, con lo que el
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joven príncipe queda sólo con 10 años, al cuidado de su tío, don Juan de Austria, Alejandro de Farnesio y su
preceptor humanista, Honorato Juan, en Alcalá de Henares.
Más tarde, se concertará su boda con Isabel de Valois, hija del rey de Francia, Enrique II y de Catalina de
Médici y se les permitirá enviarse cartas y retratos, quedando Carlos prendado de ella.
A la muerte de María Tudor, Felipe II vuelve a España, tras firmar el tratado de Cateau−Cambrésis en Flandes
para finalizar la guerra con Francia, por el cual se casará con la prometida de su hijo, Isabel de Valois. Tuvo
con ella dos hijas: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.
Este hecho suma a la leyenda negra la probabilidad de que existiera un romance entre el príncipe Carlos y su
madrastra, a pesar de que, se cree que ésta nunca le correspondió, pero sí provocó un sentimiento de abandono
en Carlos, que delicado de salud y con problemas psíquicos, desarrolló un comportamiento violento, un
hambre desmesurada y un hablar intemperante, además de un gran odio hacia su padre por casarse con su
amada Isabel y por recibir a sus sobrinos Rodolfo y Ernesto en Barcelona, lo que consideró el príncipe una
ofensa y le pareció ver en éste hecho la pérdida de la confianza y el cariño de su padre que, según la leyenda
negra nunca tuvo, a diferencia de sus dos hermanastras Isabel y Catalina.
Esto se vuelve a repetir cuando Felipe II envía al duque de Alba (su mano derecha) como gobernador a los
Países Bajos, en lugar de al príncipe Carlos, quien se lo había pedido de antemano. Debido a esto amenaza al
duque en público. Ambos se baten en un duelo, pero la reina les detiene, provocando la furia del emperador,
quien intentará castigar a su hijo, que es encerrado por el Marqués de Posa, amigo suyo de la infancia, para
protegerle de su padre.
Según la leyenda negra, el pueblo de Madrid se levanta a favor de Carlos que, al ser liberado intenta huir a los
Países Bajos, pero su padre le acusa secretamente a la Inquisición, que lo encuentra en los aposentos de la
reina. Después de esto es asesinado, de este modo, sin mancharse las manos de sangre el monarca.
Pero, en una versión algo más fiel a la verdad, descubrimos que Carlos no estaba preso, sino que fue él el que
provocó el levantamiento de Madrid y, acusado de ello por su tío don Juan de Austria, fue apresado por su
padre y recluido en una torre del Alcázar el 18 de enero de 1568 por el Consejo de Estado.
Durante su encierro en el Alcázar se utiliza su débil salud mental como excusa para despojarle de sus derechos
como sucesor, a pesar de que no era tan grave, al menos no tanto como después de esto, ya que empeoró con
el encierro y acabó suicidándose bajo unas circunstancias algo extrañas; se le encontró tendido en el suelo de
su prisión con las paredes llenas de sangre.
La leyenda negra acusa también a Felipe II de la muerte de su tercera esposa, a la que supuestamente asesinó
por su relación con su hijo, pero que nunca llegó a ser realidad porque ésta nuca correspondió a su anterior
prometido y fue fiel a su marido muriendo de postparto al dar a luz a su segunda hija, Catalina Micaela.
Isabel había sido anteriormente comprometida al rey de Inglaterra, pero al morir éste se la comprometió al
joven príncipe Carlos, quien realmente la amó, pero ella tuvo que casarse con Felipe II como consecuencia del
tratado de Cateau−Cambrésis entre Francia y España después de La Guerra de los 30 Años. Es por esto que la
leyenda negra cuenta que nunca llegó a querer a su marido, quien le fue infiel con Isabel de Osorio y con la
Princesa de Éboli, aunque esto nunca llegó a corroborarse.
Por otra parte, C. F. Schiller describe a la emperatriz como sensible y cariñosa, víctima de las infidelidades de
su marido con damas de la corte y también víctima de los malos tratos del monarca ante las sospechas de que
se veía a escondidas con el príncipe. Estas afirmaciones no son del todo ciertas y pasaron a formar parte de la
leyenda negra.
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La leyenda negra y la princesa de Éboli y Antonio Pérez:
Ruy Gómez de Silva, aristócrata portugués, vino a España acompañando a su abuelo, mayordomo de la
emperatriz Isabel, esposa de Carlos V. Se educó con el príncipe Felipe y llegó a ser consejero real cuando éste
heredó el gran Imperio Español.
En 1559, contrajo matrimonio con Ana Mendoza de la Cerda y fueron nombrados con los títulos de duques de
Estremera, duques de Pastrana y príncipes de Éboli, que eran los nombres de las villas que había comprado
para lograr un poderoso mayorazgo para sus hijos.
Ruy Gómez y la princesa de Éboli.
Ruy fue el caudillo del partido pacifista o ebolista en la corte, frente al belicista o albista, encabezado por el
duque de Alba; ambos partidos estuvieron enfrentados durante todo el reinado de Felipe II, incluso hasta
después de la muerte del príncipe de Éboli en 1573, sustituyéndole en el cargo Antonio Pérez.
Antonio Pérez, fue secretario del emperador y tuvo amplio conocimiento de los asuntos de Estado,
fundamentalmente en lo relativo a la política internacional interfiriendo en temas de gobierno.
Aquí es donde vuelve a aparecer la leyenda negra, que no sólo acusa a Felipe II de haber tenido a la princesa
de Éboli como amante, sino que también la acusa a ella de haber sido amante de Antonio Pérez, ya que la
describe como a una mujer hábil en la intriga y la acusa de instigadora del asesinato de Juan de Escobedo. Ana
de Éboli .La princesa pretendía favorecer la subida al trono de Portugal de la duquesa de Braganza, ya que el
último rey de este país había muerto sin dejar heredero. Ana Mendoza estaba interesada en esto porque
pretendía casar a su hija con el hijo de la duquesa.
Es por esto que Antonio Pérez ordenó el asesinato de don Juan de Escobedo, éste se había enterado del plan
de la princesa, el cual habría enfurecido al rey, que pretendía añadir los territorios portugueses al Imperio
Español, y no porque éste descubriera su idilio con doña Ana, como se cuenta en la leyenda negra.
Al enterarse de esto, el monarca relevó a su secretario de su posición y ordenó su detención, pero éste huyó a
Zaragoza, de donde él era, acogiéndose a los fueros aragoneses y a la protección del Justicia Mayor de Aragón
(juez nobiliario y máximo garante de los fueros).
Mientras que Antonio Pérez era condenado a muerte en Madrid, en Aragón se ponían en marcha todo tipo de
mecanismos para frenar el proceso abierto en los tribunales, como forma de enfrentamiento con la corona, ya
que las relaciones entre castellanos y aragoneses no era muy buena y se consideraban extranjeros entre sí; así
se dio paso a una nueva fase de las Alteraciones de Aragón.
Al ser aplastadas por el ejército las revoluciones a favor de él, Pérez huyó a Francia, donde publicó su libro
Relaciones en 1598, que contribuyó a forjar la leyenda negra sobre Felipe II. Mientras, la princesa de Éboli
también fue detenida y confinada en la villa de Pastrana donde murió en 1592.
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• CONCLUSIONES:
Durante el siglo XVI surgen dos leyendas sobre el Imperio español debido a varias causas:
La leyenda rosa surge a partir de diversos autores pro−españoles de países como Inglaterra e Italia, que
defienden los valores hispánicos y la política y formas de actuación de Felipe II, exaltando la religión, la
literatura, la nobleza y la riqueza en el lenguaje de los españoles.
Sin embargo, la leyenda negra surge por diversos motivos que se juntan llegando a dar una propaganda muy
negativa al Imperio y a todos los españoles. Desde los relatos de emigrantes, exiliados y viajeros hasta la
enemistad de otros países por las guerras que mantenía el Imperio, que eran, fundamentalmente, por motivos
religiosos, surgen una serie de rumores que dan pie a esta leyenda.
Además, esta leyenda se fundamenta en hechos históricos como la expulsión de los moriscos y los judíos, que
fue debido a la xenofobia que existía en España en aquella época, donde extranjero significaba enemigo,
llegando a tal extremo que los aragoneses consideraban extranjeros a los castellanos y viceversa.
Hay también varios personajes que rodean al rey que contribuyen, además de éste a que se forme la leyenda
negra:
El príncipe Carlos e Isabel de Valois, al morir bajo extrañas circunstancias, se dijo que los había asesinado el
rey, a pesar de que uno se suicidara por deficiencias en su salud mental y la otra muriera de postparto.
La princesa de Éboli y Antonio Pérez, líderes del partido ebolista, enfrentado al duque de Alba, al conspirar
contra el rey apoyando la candidatura de la duquesa de Braganza en lugar de la suya al trono de Portugal.
Las revueltas en Aragón son constantes por estar descontentos con la política del monarca y por no querer ser
castellanos. Los aragoneses aprovechaban cualquier excusa, como la condena de Antonio Pérez, para
levantarse contra la corona.
Las relaciones con los Países Bajos no eran muy buenas, y más desde que el emperador introdujo 3.000
soldados españoles en las fortalezas flamencas y reorganizó la estructura eclesiástica en 14 obispados para
luchar contra el protestantismo, que se estaba extendiendo muy rápidamente por aquella región del Imperio.
Además, las relaciones con Inglaterra, que Felipe II había intentado mejorar mediante su matrimonio con
María Tudor, empeoraron al morir ésta y al apoyar los españoles la piratería irlandesa de Drake en la Gran
Bretaña, debido al saqueo inglés de mercaderes españoles.
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OPINIÓN:
A nuestro parecer, la leyenda negra y la leyenda rosa surgen como consecuencia de la creación de un Imperio,
a partir de las envidias ó devociones del resto de los estados. Todo Imperio, desde el Romano al Chino, ha
tenido críticas tanto constructivas como destructivas, pero ninguna de éstas ha sido completamente imparcial
ó neutral, sino que se ha involucrado, debido a su propia participación dentro de la historia contemporánea a
ese Imperio.
Puede ser que, en el caso del Imperio español, esto se agudizara aún más, debido a la situación histórica en
que éste se encontraba y a lo que representaba, el catolicismo, el cual defendió hasta el extremo de crear más
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enemigos de los que, ya de por sí, tenía por el hecho de ser un Imperio.
Estas críticas, además de afectar al monarca y al Imperio, desprestigiaron a todos aquellos que lo rodearon,
como pueden ser los personajes clave de este trabajo, y crearon un ambiente de enemistad entre España y las
naciones europeas más importantes, agravándose también las relaciones franco−españolas, que nunca habían
sido muy buenas.
Para nosotros, ha sido interesante profundizar en una parte de la Historia de España de grandes intrigas y
leyendas, sobre la que corre una gran cantidad de habladurías sobre sus protagonistas y en las que éstos se
alían entre sí para confabular sobre otros o para favorecer sus intereses, etc Como cada Imperio y cada etapa
de la Historia, el Imperio español de Felipe II tiene sus virtudes y sus defectos, a pesar de lo que se pueda
decir en las diferentes leyendas que son fruto de las rivalidades entre los distintos países y de las conquistas
españolas por todo el mundo.
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BIBLIOGRAFÍA:
− Felipe II, un monarca y su época. Colección la monarquía hispánica.
− Don Carlos Príncipe de España. C. F. Schiller. Biblioteca Arte y letras. Barcelona, 1882.
− Historia de España Moderna y Contemporánea. Santiago Sobrequés. Editorial Vicens−vives. España, 1968.
− Historia de España. Tomo 5: La frustración de un Imperio (1476−1714). Manuel Tuñón de Lara. Editorial
Labor.
− La leyenda negra, historia y opinión. Ricardo García Cárcel. Alianza Editorial. Madrid, 1998.
− Enciclopedia Interactiva Microsoft Encarta '98.
− La leyenda negra y la verdad histórica. Barcelona, 1943.
− Las cuatro mujeres de Felipe II. S. Nadal. Barcelona, 1960.
− Antonio Pérez. El hombre, el drama, la época. G. Marañón. Madrid, 1947.
− Isabel de Valois, reina de España. A. G. de Mézua y Mayo. Madrid, 1949.
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Felipe II: Las dos caras de un imperio.
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