TRABAJO DE MACROECONOMÍA QUE ES EL G-20 El G-20 nace a finales de los años noventa ante una necesidad concreta de dar voz a las economías emergentes en el panorama financiero internacional. El grupo se reunió por primera vez el 15 de diciembre de 1999 en Berlín, con la intención de frenar la crisis que tuvo lugar hace diez años. El G20 es el foro principal para el desarrollo económico internacional, que tiene la finalidad de promover la discusión abierta y constructiva entre los países de mercados industriales emergentes, tratando temas fundamentales relacionados con la estabilidad económica mundial. Así, el G-20 contribuye al fortalecimiento de la arquitectura financiera internacional, proporcionando diversas oportunidades para el diálogo sobre políticas nacionales, cooperación internacional e instituciones financieras internacionales, además, el G-20 ayuda a apoyar el crecimiento y el desarrollo financiero de todo el mundo. MIEMBROS DEL G-20 En concreto, el G-20 agrupa 19 países entre los que se encuentran Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Japón, Canadá, Rusia (países integrantes del G8), Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur y Turquía (las economías más emergentes del planeta). Por su parte, la Unión Europea como conjunto, representada por el presidente de turno, ocupa la vigésima silla. RESOLUCIONES EN LA ÚLTIMA CUMBRE EN SEUL De todas formas, de estas reuniones sólo debe esperarse el respaldo a algunos trabajos previamente realizados por una institución internacional, o la priorización de algunos temas de la reforma. Es decir, el G-20 impulsa, respalda o prioriza temas de la agenda regulatoria, pero las medidas concretas deben ser elaboradas en las correspondientes instituciones internacionales. La Cumbre de Seúl ha respaldado expresamente los trabajos del Comité de Basilea de Supervisión Bancaria, que van a suponer para las entidades bancarias una mayor cantidad y calidad de su capital y liquidez; unos límites al apalancamiento y al desajuste de vencimientos de activos y pasivos, y unos colchones de capital anti-cíclicos sobre los mínimos exigidos. Con estas medidas se pretende reducir los incentivos de la banca para una asunción excesiva de riesgos; disminuir la probabilidad y severidad de futuras crisis financieras, y aumentar la capacidad de resistencia de los bancos, sin apoyo público significativo, a turbulencias similares a las registradas en la presente crisis. Basilea III sería, por tanto, una apuesta por una mayor estabilidad macroeconómica. Los plazos de entrada en vigor de la reforma serían los acordados por el citado Comité en el pasado mes de septiembre –desde el 1 de enero de 2013 al 1 de enero de 2019–. Para evitar que las regulaciones nacionales fragmenten los mercados financieros y favorezcan una competencia desleal, se reforzarán los tradicionales programas de supervisión financiera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial y se iniciarán revisiones nacionales por parte del Consejo de Estabilidad Financiera. Se insiste en que no debería haber entidades demasiado grandes y complejas para poder quebrar En la Declaración de la Cumbre de Seúl tiene especial relevancia el tema de las entidades financieras de relevancia sistémica (en adelante, SIFIs). En particular, se insiste en que no debería haber entidades demasiado grandes y complejas para poder quebrar y que, en ningún caso, los contribuyentes deberían soportar el coste de su liquidación. El G-20 apoya el enfoque, procedimientos y calendario propuestos recientemente por el Comité de Estabilidad Financiera para reducir el riesgo moral y otros problemas planteados por las SIFIs, tanto nacionales como globales. En concreto, dicho Consejo ha propuesto que se apruebe un mecanismo de liquidación de entidades financieras que sea seguro, rápido y que evite pérdidas para los contribuyentes; que las SIFIs, y especialmente las globales, tengan más capacidad para absorber pérdidas, en consonancia con el mayor riesgo que suponen para el sistema financiero global; que las SIFIs sean supervisadas más intensamente; que se desarrollen infraestructuras más robustas para los mercados financieros y así reducir el riesgo de contagio, y que las autoridades nacionales impongan, en determinadas circunstancias, recargos de liquidez, mayores restricciones a los grandes riesgos, impuestos y otras medidas. Valoración rigurosa de los riesgos Asimismo, los países de origen de las SIFIs globales deberían liderar una valoración rigurosa y coordinada de los riesgos de dichas entidades a través de colegios supervisores internacionales; deberían exigir planes de recuperación y liquidación internacionales a las SIFIs globales, y deberían negociar acuerdos internacionales de cooperación para la gestión de situaciones de crisis de entidades individuales. Antes de mediados de 2011, el Consejo de Estabilidad Financiera establecerá las SIFIs globales a las que les resultarán aplicables las recomendaciones de dicho Consejo y creará un grupo para la revisión de las políticas nacionales sobre dichas entidades, que comenzará sus trabajos antes del final de 2012. En este mismo ámbito, el G-20 insta al Comité de Basilea a finalizar sus trabajos sobre liquidación de entidades de crédito internacionales, sobre la base de normas nacionales. A lo largo de 2011 deberían estar funcionando estos mecanismos de liquidación. La reunión del G-20 en Seúl ha consagrado el liderazgo del Consejo de Estabilidad Financiera en la coordinación de los trabajos de autoridades nacionales y organismos internacionales en el campo de la reforma financiera y de sus efectos sobre la estabilidad del sistema financiero global. En la próxima reunión del G-20 se aprobará un refuerzo de sus capacidades y recursos, así como cambios en sus órganos de gobierno. Por último, el G-20 ha suscitado los temas a los que habrá que dedicar más atención en un próximo futuro: la política macro-prudencial y sus efectos sobre el riesgo sistémico en el sector financiero; la reforma financiera internacional y las economías emergentes y en vías de desarrollo; el refuerzo de la regulación y supervisión de la llamada ‘banca en la sombra’; la regulación de los mercados de derivados de materias primas; la mejora de la eficiencia y la integridad de los mercados financieros, y el refuerzo de la protección al consumidor financiero. LAS DECISIONES MAS IMPORTANTES Desequilibrios globales Los líderes del G-20 ordenaron a sus respectivos ministros de Finanzas que delinearan, con asesoramiento del FMI, una serie de "guías indicativas" para medir grandes desequilibrios de cuenta corriente, pero postergaron la discusión sobre los detalles para la primera mitad de 2011. Guerra de divisas Se acordó acercarse a tasas de cambio determinadas por el mercado y prohibir devaluaciones competitivas. Se aconsejó a las economías emergentes que tienen tasas de cambio sobrevaluadas y enfrentan una excesiva carga de ajuste, como Brasil, a tomar medidas macroeconómicas prudentes respecto del control de capitales para contrarrestar su ingreso excesivo. Regulación financiera Se firmó un acuerdo para aumentar la calidad y la cantidad de capital bancario. También se respaldaron las propuestas del Consejo de Estabilidad Financiera para mejorar el monitoreo del mercado de derivados y reducir la tenencia de calificadores de riesgo. Comercio Se hicieron fuertes pedidos para evitar caer en políticas proteccionistas y para trabajar en pro de un acuerdo final sobre la largamente estancada Ronda de Doha, tendiente a liberalizar el comercio mundial. FMI Se aprobó una profunda reforma de este organismo, que había sido consensuado un mes atrás por los ministros de Finanzas de los 20 países, que concede a China la tercera gran cuota de votación en la organización y eleva la importancia de Rusia, Brasil e India en el proceso de toma de decisiones.