ANEXOS MATERIAL PARA EL PROFESOR GEOGRAFÍA FÍSICA - Superficie total: 10.391,08 km2 - Altitud máxima: Mesa de los Tres reyes: 2.433 m - Altitud mínima: Endarlatsa: 18 m - Localización geográfica - Latitd: extremo septentrional: 43º 19´N extremo meridional: 41º 55´N - Longitud: extremo oriental: 2º 57 ´E extremo occidental: 1º 12´E Clima - Población: 600.231 habitantes - Densidad: 57, 7 hab/km2 Existen dos factores que influyen en el clima de Navarra: los termodinámicos y los geográficos. Termodinámicos: los centros de acción afectan al tiempo diario. El anticiclón de las Azores es uno de los que más afectan en Navarra ya que actúa como barrera que impide el paso de los frentes lluviosos. Los centros de bajas presiones son los que dan lugar a las precipitaciones en Navarra. Geográficos: la altitud juega un papel importante en el clima de Navarra. La mayor parte del territorio de nuestra comunidad se sitúa entre los 200 metros y los 1000 metros, por lo que se trata de una altitud media que no va a obstaculizar la entrada de las masas de aire. Navarra tienen 4 tipos de clima: - Oceánico: se caracteriza por la abundancia de precipitaciones a lo largo de todo el año, debido a la cercanía del cantábrico. - Montaña: precipitaciones abundantes y mayoritariamente en forma de nieve. (valles pirenaicos) - Mediterráneo - continental: precipitaciones regulares, siendo abundantes en primavera y en otoño. (zona del valle del Ebro). - Transición: precipitaciones irregulares, siendo las máximas en los equinoccios y mas mínimas en verano. (zona media de Navarra). Agua Las riberas de los ríos y las zonas costeras suelen estar más pobladas que el resto de la superficie terrestre. Los recursos hídricos de Navarra proceden fundamentalmente de las aguas continentales superficiales (ríos, embalses, lagunas y canales) y de las aguas subterráneas o acuíferos. Estas aguas subterráneas cobran relevancia en Navarra debido a su gran uso y suponen el 30% de los recursos totales. Hay acuíferos importantes en las Sierras de Aralar, Urbasa, Andía, Alaitz, Leyre y Larra. La principal vertiente hidrográfica en Navarra es la mediterránea, que drena unos 9.500 km2 Por lo tanto esta zona es más propicia para el cultivo y los asentamientos humanos. Suelo El grado de fertilidad de los suelos posibilita más o menos recursos agrícolas para la población. En Navarra: - Región pirenáica: la agricultura es escasa, con predominio del cereal, la patata y los cultivos forrajeras. Superando en extensión los pastos naturales y praderas. - Región húmeda atlántica: Se da un policultivo intensivo, dominado por el maíz y los tubérculos. Predominan los bosques de hayas y robles atlánticos. - Región submediterránea: Las cuencas de Pamplona y Lumbier- Aoiz son las comarcas cerealistas de Navarra por excelencia, debido a sus condiciones climáticas. - Región Mediterránea: la actividad agrícola de la Navarra media meridional se basa en cultivos extensivos de secano. Las dos últimas regiones son las más propicias para el cultivo y los asentamientos humanos. GEOGRAFÍA HUMANA Distribución de la población por comarcas Zona Cántabro – Atlántica: comprende 53 municipios: 40 tiene menos de 1000 habitantes; 11, entre los 1000 y los 5000 habitantes; 2 superan los 5000 y sólo un municipio, Alsasua, tiene más de 7000 habitantes, concretamente 7455. El tipo de poblamiento es de pequeñas aldeas y pueblos, con multitud de caseríos diseminados por el monte. Zona Piranaica: está formada por 34 municipios: 33 no superan los 1000 habitantes. La población es muy escasa debido a la fuerte migración. El tipo de poblamiento es concentrado, en pequeñas aldeas y pueblos. Cuenca de Pamplona: comprende 41 municipios: de ellos, 34 tienen menos de 5000 habitantes. La población se distribuye en pequeñas aldeas agrupadas en valles o cendeas. También hay algunas villas y ciudades, entre las que destaca la capital, Pamplona. Cuenca de Lumbier –Aoiz: comprende 12 municipios, ninguno de ellos llega a 500 habitantes. Sólo Aoiz y Lumbier superan los 1000. La población se concentra en pequeñas aldeas. La emigración a Pamplona ha sido grande y algunas aldeas han llegado a desaparecer. Zona Media Oriental: comprende 30 municipios: 24 de ellos tienen menos de 1000 habitantes; 5 tienen entre 1000 y 5000 y sólo uno, Tafalla, tiene más de 10000 habitantes, concretamente 10934. El tipo de poblamiento es de aldeas y pueblos diseminados por el territorio. Zona Media Occidental: comprende 60 municipios: 53 tienen menos de 1000 habitantes; 6 tienen entre 1000 y 5000 y sólo Estella tiene más de 10000 habitantes, concretamente 13708. El tipo de poblamiento es concentrado en numerosos pueblos pequeños. Ribera: comprende 42 municipios: 31 tiene entre 1000 y 5000 habitantes; 5 tienen más de 5000 y 6 menos de 1000. Tudela, la capital de esta zona, tiene 32345 habitantes. La población se concentra en grandes pueblos. Densidad de población Las zonas de Navarra de mayor densidad de población son: la Ribera tudelana, el área metropolitana de Pamplona, Tafalla y el eje del Ebro. La Navarra Media apenas ha variado. Por el contrario la zona pirenaica tiene una densidad muy baja, aunque en los últimos años, los deportes de invierno y el turismo rural están contribuyendo el aumento de la población. HISTORIA 1) Orígenes del Reino Prehistoria De los primeros poblamientos de Navarra dan testimonio los hallazgos del paleolítico inferior (600.000 a. C. al 40.000 a. C.) de Coscobillo, Urbasa, Estella, Lezáun, Lumbier y Viana. Más adelante, la cultura neolítica convierte a los cazadores en agricultores y pastores, y la Edad del Bronce siembra de dólmenes y talleres de sílex las zonas de pastoreo; en esta época la arquitectura megalítica se reparte por todo el territorio, desde Viana, Cirauqui y Artajona, a las sierras de Urbasa y Aralar, hasta alcanzar las cumbres pirenaicas. La Edad del Hierro aporta a los primitivos habitantes vascones nuevas técnicas y concepciones de vida traídas por los celtas y celtiberos del centro de Europa. Romanización La presencia de Roma es débil en el saltus vasconum o zona septentrional y boscosa –la Montaña–, donde pervive la lengua propia, el vascuence, y la permeabilidad cultural es escasa; por el contrario, desde el siglo II a. de C., la romanización se afianza en el ager vasconum, zona meridional, más accesible y con mayores recursos naturales. Dentro del saltus, Pompeio en el año 75 a. de C. ocupa Iruña, principal ciudad vascona, y en ella instala la población romana que llevará su nombre, Pamplona. Con la descomposición del Imperio, las tribus vasconas recuperan su influencia en el ager romanizado, extendiéndola además hacia las zonas vecinas. Al mismo tiempo se defienden de las incursiones militares de los monarcas visigodos, que intentan consolidar su influencia política en el norte peninsular. Estos vascones también se opondrán a la presencia de los francos, que amenazan su independencia desde la vertiente norte de los Pirineos. La batalla de Roncesvalles contra Carlomagno en el año 778 supone el freno a las pretensiones de la poderosa monarquía franca en esta parte del Pirineo. Primera dinastía navarra Una nueva amenaza se produce con la llegada de los musulmanes, que consiguen ocupar la cuenca del Ebro en el 714. Sin embargo, la presencia musulmana será débil, ya que no conseguirá arraigar política o socialmente. Pronto surge un núcleo cristiano, de oposición a la presencia musulmana, que en el siglo IX acabará aglutinado políticamente por la dinastía de los Íñigos, la primera navarra. Le sucederá la de los Jimenos. Sancho Garcés (905-925) emprende una decidida política de expansión territorial frente a los musulmanes, para lo que establece vínculos con los demás reinos cristianos. A pesar de su avance, la presencia musulmana se mantendrá en la Ribera durante un siglo, ya que Tudela permanecerá bajo control musulmán hasta el año 1119. 2) Expansión y declive El dominio navarro Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035) ejerce su dominio sobre la mayor parte del territorio cristiano peninsular: Pamplona, Nájera, Aragón, Sobrarbe, Ribagorza, Castilla y León, al tiempo que formula pretensiones sobre la Gascuña y el condado de Barcelona. Su reinado representa la expansión social, política y económica del reino de Pamplona, con importantes avances territoriales. Este monarca organiza el Camino de Santiago, introduce el románico e incorpora a sus reinos la cultura cluniacense. A finales del siglo XI el reino pamplonés detiene forzosamente su expansión territorial, limitado por el avance de los poderosos vecinos de Castilla y Aragón. Oscilando entre la independencia y la incorporación a la órbita política de los monarcas franceses, castellanos y aragoneses, en esta comprometida situación discurrirá Navarra durante la Baja Edad Media. Bajo la corona aragonesa De 1076 a 1134 permanecerá incorporada a la corona aragonesa, de la que se separará en el reinado de García Ramírez (1134-1150) para recobrar la independencia política; en el reinado siguiente, el de Sancho el Sabio (11501194), el reino de Pamplona pasará a llamarse reino de Navarra. Sin embargo el proceso de pérdida territorial continúa, y en 1200, bajo el reinado de Sancho el Fuerte (1194-1234) el reino pierde los territorios de Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado, que son conquistados por el monarca castellano. En lo sucesivo Navarra, bloqueada al Oeste por la frontera con Castilla, se verá obligada a orientar su política de expansión territorial preferentemente hacia el Norte y el Este. En la órbita francesa Con la muerte de Sancho VII el Fuerte en 1234 se extingue la dinastía navarra y el reino entra en la órbita de Francia en busca de un aliado frente a la constante presión de castellanos y aragoneses. En primer lugar se instala la casa de Champaña (1234-1274), a la que sucede la dinastía de los Capetos. La casa de Evreux (1328-1425) abre una etapa de intensas relaciones en la vida política peninsular y europea, en especial durante el reinado de Carlos II, obsesionado por alcanzar el trono de Francia; ofrece un balance de prosperidad material y cultural, de la que da testimonio el esplendor del gótico navarro, patente en obras artísticas como el palacio real de Olite y el sepulcro de este monarca en la Catedral de Pamplona. Conflicto sucesorio e invasión A la muerte de Carlos III el Noble se abre un grave conflicto sucesorio, que desembocará en guerra civil. Juan II, que encabeza el bando de los agramonteses, está casado con Blanca, la heredera del trono navarro, y desde 1458 es rey de Navarra y de Aragón; frente a él se sitúa su hijastro, el legendario Carlos, el Príncipe de Viana, que encabeza el bando. Esta situación de debilidad interna se prolongará durante medio siglo y finalmente será aprovechada por Fernando el Católico quien, en apoyo de los beaumonteses, invadirá Navarra en 1512, que de esta manera pasará a formar parte de la Corona de Castilla. Don Juan y doña Catalina de Albret, los últimos reyes de Navarra, derrotados definitivamente, buscarán refugio y mantendrán la dinastía que dará lugar a la Casa de Borbón, que reinará en Francia hasta la revolución de 1789, y en España desde 1700. Tras la conquista castellana, Navarra es gobernada por un Virrey, que en Pamplona ejerce la autoridad del monarca, y así sucederá durante cuatro siglos. Al mismo tiempo se mantienen las instituciones del reino, en especial las Cortes, que se reunirán a lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII, para legislar y aprobar la contribución económica del reino a las empresas de la monarquía española. La Diputación del Reino nacerá en 1576 como órgano permanente de gobierno y de representación de las Cortes en los períodos que éstas no se reunen; a lo largo de cinco siglos esta institución ha sido la titular de la administración propia de Navarra y se ha mantenido a partir del siglo XIX con el nombre de Diputación Provincial, Diputación Foral de Navarra, y desde 1982, Gobierno de Navarra. 3) Historia contemporánea Los siglos XIX y XX El fin de las rivalidades internas del siglo XV supuso un resurgimiento económico que permitió recuperar el equilibrio demográfico, alterado por la prolongada guerra civil, estabilizó la vida económica y configuró sólidamente la estructura institucional del Reino de Navarra, que así continuó llamándose hasta mediados del siglo XIX. De las guerras carlistas a la actualidad La situación de equilibrio político e institucional comienza a deteriorarse con la política centralizadora de los Borbones, que provocará una tensión que estallará en 1833 con la Primera Guerra Carlista. El conflicto militar concluirá con el armisticio de los carlistas, y desde el punto de vista institucional y político tendrá su plasmación en la llamada Ley Paccionada de 1841. En virtud de dicha ley, el histórico Reino de Navarra se integra, con el rango de Provincia, en el Estado liberal, al tiempo que mantiene todavía instituciones y leyes de su secular régimen foral, especialmente las relativas al régimen fiscal y a la administración. Esta situación peculiar se mantuvo durante la Restauración, la II República y el franquismo. Con la democracia, tras la Constitución española de 1978, el régimen foral de Navarra se integra en el nuevo sistema institucional merced a la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, promulgada en 1982. Economía Situación económica Navarra ha vivido en los últimos 40 años una profunda transformación socioeconómica. El despegue industrial iniciado en la década de los sesenta, gracias en buena parte al Programa de Promoción Industrial impulsado por la Administración Foral a partir de 1964, significó el paso de una economía basada en la agricultura, que ocupaba entonces a la mitad de la población activa, a una economía equilibrada y dinámica, propia de una región moderna. Este panorama fijó las bases de la situación actual de la economía navarra, cuyos principales activos son su estructura productiva equilibrada, su excelente posición geográfica, sus buenas infraestructuras, su fuerte grado de apertura al exterior y su autonomía fiscal. El motor de esta transformación ha sido la industria. Mercado de trabajo Por lo que se refiere al mercado de trabajo regional, la favorable evolución económica registrada en la segunda mitad de los noventa permitió que Navarra ampliase notablemente los niveles de empleo existentes a principios de esa década y disminuyese sus tasas de paro. A lo largo del período indicado, se han creado en nuestra región 38.400 empleos en términos netos, situándose por debajo de la media europea. Los avances económicos de estos años han supuesto que la Comunidad Foral alcanzase en 1999 un índice de PIB por habitante, medido en términos de paridad de poder adquisitivo, cinco puntos porcentuales por encima del correspondiente al conjunto de la Unión Europea. Como consecuencia, Navarra se integra en el grupo de comunidades autónomas españolas con mejores indicadores de bienestar social: atención sanitaria, equipamiento del hogar, promoción cultural y esparcimiento. Sectores productivos Estructura El sector primario tiene en Navarra un importante valor sociológico y aporta una exquisita materia prima al sector agroindustrial. Desde el punto de vista físico y geográfico, recorriendo de Norte a Sur, se pasa de forma gradual de territorios montañosos, de gran riqueza forestal, con abundancia de prados, cultivos de maíz y remolacha, y, por tanto, eminentemente ganaderos, a la Zona Media, donde ya dominan los cultivos cerealistas y forrajeros, los frutales y últimamente plantaciones industriales, como el girasol y la colza. En la Ribera aumenta la extensión de la vid y proliferan los productos de la huerta, de fama bien ganada, que abastecen la tradicional e importante industria conservera de la comarca. Sector industrial Un entramado de pequeñas y medianas empresas, asentadas en el corredor Alsasua-Pamplona-Tudela y en el eje de la Ribera del Ebro, forma el tejido industrial autóctono, pero no es en absoluto desdeñable la presencia de plantas productivas pertenecientes a empresas multinacionales, dada su importancia en términos de empleo y valor añadido, así como su decisiva contribución a la modernización del apartado productivo regional y al desarrollo económico de la comunidad. Buena parte de estas plantas industriales pertenecen a los dos subsectores de actividad más importantes dentro de la industria navarra: Automóvil y Maquinaria y equipo. Entre ambos y el tercero, la industria agroalimentaria, se obtiene más de la mitad del VAB industrial de Navarra. Frente a esta concentración, la diversificación de actividades dentro del sector sólo ha conocido avances significativos a finales de los noventa, gracias a la implantación y desarrollo de una industria eólica a la que se le imputa un elevado potencial de crecimiento. Sector terciario La transformación de la estructura económica de la Comunidad Foral se observa también al analizar el fuerte desarrollo de los servicios en las dos últimas décadas. El proceso de terciarización de la economía Navarra ha supuesto que el sector aporte en la actualidad más de la mitad del empleo y VAB regionales. Con respecto a España, su valor añadido representa el 1,4% del nacional, proporción una décima superior a la de la población. Por ramas de actividad ha destacado sobre todo, la capacidad de creación de empleo de determinados subsectores, como los de Servicios a empresas, Comercio y Servicios inmobiliarios, aunque todas las actividades del sector servicios han experimentado importantes tasas de crecimiento, especialmente las de Sanidad, Educación, Administración pública y Servicios sociales. Comunicaciones y sanidad Infraestructuras Navarra mantiene más de 900 entidades de población, de las cuales un 67 por ciento no llega a los 100 habitantes. Por lo que se refiere a infraestructuras de redes locales de abastecimiento de aguas y saneamiento, electrificación y soluciones al problema de los residuos sólidos urbanos, en la última década se han realizado diversos planes. Pamplona y su comarca, en especial, disponen de un ejemplar sistema de recogida selectiva de basuras para reciclaje, en el que participa voluntariamente el 75 por ciento de los vecinos. Carreteras Navarra dispone de 3.636 km de carreteras, 209 pertenecientes a la categoría de autopistas y autovías, 540 km de red de interés general, 457 km de red de interés de la Comunidad Foral y 2.427 de intéres comarcal y local. La red principal presenta una estructura radial que parte de Pamplona en dirección a las comunidades limítrofes y a Francia. La conexión con San SebastiánFrancia, con Vitoria-Bilbao, y con Zaragoza-Barcelona se realiza mediante autovías y autopista. Asimismo, está ya casi concluida la autovía del eje Pamplona-Estella-Logroño (Autovía del Camino), así como la mejora de la carretera Pamplona-Francia por Irún. Además, se ha iniciado ya la autovía Pamplona-Jaca-Huesca y está prevista otra vía de gran capacidad para el eje Pamplona-Tudela-Medinaceli-Madrid. Ferrocarril y aeropuerto En lo que se refiere al ferrocarril, Navarra tiene conexiones a través de la línea Zaragoza-Alsasua, de 175 kilómetros de recorrido. Está proyectada la realización de un corredor navarro de Alta Velocidad que enlazará con la línea Madrid-Barcelona, por el Sur, y con la red europea, por el Norte. Para el transporte aéreo, Navarra dispone de un aeropuerto en Noáin. El aeropuerto cuenta con un plan director de inversiones capaz de responder al aumento del tráfico, que en la actualidad supera los 300.000 pasajeros anuales Sanidad La sanidad se encuentra entre las más avanzadas de España. Gracias a una buena estructuración tanto de sus servicios como del asociacionismo que existe en nuestra tierra, los ciudadanos navarros gozan de un estilo de vida saludable y longevo. El Plan de Salud 2001-2005 es la expresión palpable del desarrollo sanitario que ha fijado sus objetivos en cinco áreas primordiales: transtornos mentales, enfermedades cerebro-cardiovasculares, neurodegenerativas, enfermedades oncológicas y enfermedades accidentabilidad. Actualmente la sanidad pública navarra trabaja con un modelo de gestión descentralizada que va a permitir a cada centro sanitario desarrollar de modo ágil asuntos como la libre elección del especialista. Turismo Por su situación estratégica en el extremo occidental de los Pirineos, fronteriza con Francia y parte importante del Camino de Santiago, por su infraestructura cultural y universitaria, por su enorme potencial paisajístico, monumental, etnográfico, festivo y gastronómico, Navarra ofrece al visitante una unidad diversa conformada por un mosaico físico y humano, con una suma de contrastes que enriquecen el conjunto vital, cultural y natural de esta tierra. En poco más de 100 kilómetros conviven el ambiente alpino de las cumbres pirenaicas con el paisaje desértico, de aspecto casi lunar, de las Bardenas Reales, Reserva Mundial de la Biosfera y espectacular escenario natural de numerosas producciones cinematográficas. Desde el punto de vista turístico, todo este rico patrimonio está orientado hacia un aprovechamiento equilibrado y respetuoso con el medio ambiente, en el que prima el criterio de calidad. Los productos turísticos de Navarra se estructuran en torno a diferentes temas: turismo congresual, turismo rural, turismo activo y de naturaleza, turismo cultural, turismo idiomático, turismo temático, y turismo gastronómico. Especial interés ofrece el Camino de Santiago, itinerario de rico patrimonio histórico y artístico, que atraviesa Navarra de Norte a Sur a través de las dos rutas que bajan del Pirineo por Roncesvalles y Somport, y que en Puente la Reina se unifican. Educación El sistema educativo navarro está adaptado a las necesidades de la demanda escolar. Abarca desde la educación infantil hasta los cursos de postgrado universitarios, pasando por todo el ciclo de las enseñanzas convencionales, sin olvidar la educación especial, las escuelas de idiomas, las enseñanzas musicales, artísticas y los programas de garantía social. En los niveles no universitarios está escolarizada la población de menos de dieciocho años en centros tanto públicos como privados, según la elección que hacen los padres. También está incluida en el sistema educativo la enseñanza en y del vascuence, lengua propia de Navarra. La creación de la Universidad Pública de Navarra ha venido a completar la oferta educativa superior, en la que hasta ahora destacaba la Universidad de Navarra. La Universidad Pública, promovida por las instituciones públicas, ha adquirido en pocos años un volumen muy importante de alumnado y profesorado. Los Fueros Significado En Navarra decir fueros significa referirse al régimen jurídico propio y al ejercicio del autogobierno mantenido a lo largo de los siglos. El Fuero confiere a los navarros el derecho a decidir sobre todo aquello que les afecta directamente, con el límite del respeto a la unidad constitucional. Es la manera navarra de ejercer la autonomía desde el principio de solidaridad con el resto de pueblos que integran España. El Fuero equivale a lealtad y ha de prevalecer siempre como un valor esencial de convivencia. Los fueros son fruto del pacto mantenido con nobleza y firmeza entre Navarra y la instancia que ejerce el poder soberano del Estado. El conjunto de principios de la monarquía navarra fue a partir del siglo XIII escrito en "Fueros y Compilaciones". Durante más de un milenio Navarra ha mantenido su régimen foral y lo ha adaptado a la realidad de cada momento mediante sucesivos pactos. Los Fueros de Navarra mantienen plena vigencia y son pieza fundamental para avanzar hacia un futuro de progreso. El Reino Orígenes y evolución El Reino de Navarra, cuyo origen se remonta al siglo IX, bajo el nombre de Reino de Pamplona, se rigió históricamente por los Fueros, leyes apoyadas en las costumbres primitivas de la tierra, y enriquecidas por posibles influencias de los derechos romano y visigodo, forjadas durante la Edad Media. En Navarra, la distribución del poder entre los gobernantes (Rey, Tribunales, Cortes) y la existencia de instituciones de control (Cortes, Diputación del Reino) constituyeron las bases teóricas de la estructuración política del Reino. La existencia de una organización social de carácter estamental y propia del Antiguo Régimen impiden calificar al régimen navarro de "democrático" en términos actuales. Pero si fue constitucional: la subordinación del poder político a las normas fundamentales del Reino y la creación por éste de instituciones de control fue una convicción permanente de gobernantes y gobernados. En el análisis histórico del autogobierno de Navarra pueden diferenciarse los siguientes periodos : 1) Del siglo IX a 1515, Navarra fue un Reino independiente; 2) De 1515 a 1839, Navarra fue Reino anexionado a la Corona española, manteniendo sus instituciones propias, salvo la del Rey; 3) 1841-1982, Navarra fue provincia española con autonomía administrativa y fiscal; y 4) Desde 1982, y en aplicación de la Constitución de 1978 y la Ley de Reintegración y Amejoramiento del Fuero (nombre que recibe el estatuto de autonomía propio de Navarra), Navarra es Comunidad Foral, en el marco del estado de las autonomías de España, con instituciones democráticas propias y un alto nivel de autogobierno. En cada caso, las instituciones representativas fueron las siguientes: 1. Reino independiente: el Rey, las Cortes, el Consejo Real, la Corte mayor o Cort general y la Cámara de Comptos. 2. Reino anexionado: siguen las mismas instituciones excepto que el rey lo es también de España y en Navarra está representado por el Virrey. De otra parte, las Cortes cobran mayor importancia y aparece la Diputación del Reino. 3. Provincia española: la Diputación provincial y, más tarde, además, el Consejo Foral Administrativo. 4. Comunidad Foral: el Presidente, el Gobierno y el Parlamento. La incorporación de Navarra a Castilla se hizo bajo el principio de que Navarra conservaba su condición de Reino y sus instituciones privativas. El rey estaba representado en Pamplona por un virrey y las otras instituciones políticas eran el Consejo Real, órgano de la alta administración de justicia, la Corte Mayor, tribunal de carácter técnico, y la Cámara de Comptos, para los asuntos relativos a la Hacienda y Patrimonio. El paso de la monarquía medieval a la de la Edad Moderna y la lejanía física y psicológica del monarca respecto a su reino, hará que cobre enorme importancia la institución de las Cortes del Reino como representante de los intereses de los navarros frente al arbitrio del Rey. Estas debían examinar todos las normas de la Corona por si contenían un "agravio" o "contrafuero". Para defenderse de la arbitrariedad real disponían de dos recursos: el de "sobrecarta" y el de "publicación" de las leyes. El primero significaba que las cédulas reales debían contar con la "sobrecarta" del Consejo del Reino, oída la Diputación del Reino. No obstante, como, al sancionar las leyes, el rey podía introducir modificaciones en la súplica de las Cortes agraviando los intereses del Reino, las Cortes se reservaban el derecho de "publicación" sin cuyo trámite la ley no tenía vigor. Navarra siguió siendo un reino, manteniendo todas las instituciones propias de un Estado: poder legislativo (Cortes), poder Ejecutivo (compartido por el Consejo Real y la Diputación del Reino) y poder judicial, cuya última instancia radicaba en Navarra. La Ley Paccionada De reino a provincia La Primera Guerra carlista supone la pérdida para Navarra de la condición de Reino. En el Convenio de Vergara el Gobierno promulga una ley que confirmaba los Fueros sin perjuicio de la unidad constitucional. El resultado de todo ello es la Ley Paccionada de 1841, que instaura lo que se ha denominado como "régimen foral". Navarra renuncia a la condición de Reino a cambio de obtener una amplia autonomía. En 26 artículos, la Ley Paccionada se ocupa del gobierno político y militar, de la administración de justicia, de los ayuntamientos, montes y de las cuestiones de Hacienda. Desde la promulgación de la Ley Paccionada, la Diputación de Navarra ejerce las funciones de un Gobierno. Aprueba sus propios presupuestos, recauda los impuestos, se ocupa de los caminos y carreteras, de la ordenación y cuidado de los montes y, progresivamente, presta servicios de una Administración moderna. El Amejoramiento Reintegración de los Fueros Tras la aprobación de la Constitución española de 1978, la primera que expresamente ampara y respeta los derechos históricos de Navarra, se arbitró un sistema para democratizar las instituciones de Navarra. En 1979 fueron elegidos por sufragio universal el Parlamento Foral –primera cámara autonómica de España- y la Diputación Foral. Al año siguiente se inició el proceso de negociación de un pacto que renovara el marco jurídico e institucional de Navarra, que concluyó con la promulgación en 1982 de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de Navarra (LORAFNA). El Amejoramiento significa la actualización del régimen foral y ahonda en un derecho secular de autogobierno. Convenio Económico La autonomía financiera de Navarra La actividad financiera de la Comunidad Foral de Navarra se rige por un régimen peculiar y singular dentro del sistema autonómico del Estado, que tiene su fundamento en razones históricas. Es el denominado Convenio Económico entre Navarra y el Estado. El Convenio regula la autonomía financiera dentro de España y arranca de la Ley Paccionada, mediante la cual el Viejo Reino se incorporó a la estructura del Estado conservando su capacidad para establecer sus propios tributos. En consonancia con la Constitución Española, la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra recoge expresamente la potestad de Navarra para mantener, establecer y regular su propio régimen tributario, siempre que no se oponga a los pactos internacionales y a los impuestos del propio Estado. Por tanto, el Convenio Económico es una consecuencia de la autonomía financiera de Navarra. En él se establecen los criterios de armonización fiscal (la presión fiscal de Navarra no puede ser inferior a la del resto de España), y la llamada "aportación de Navarra al Estado", mediante la cual la Comunidad Foral paga anualmente al Estado por los servicios y funciones no transferidas que la Administración Central presta en el Viejo Reino. La proporción de esos gastos comunes (Defensa, Asuntos Exteriores, etc) que corresponde pagar a Navarra, se calcula aplicando el llamado "índice de imputación", establecido en el 1,6%, cifra que alcanza la renta relativa o participación de la Comunidad Foral en la riqueza nacional. Desde 1841 se han acordado seis convenios: 1877, 1927, 1941, 1969, 1990, 1997 y el vigente que data de octubre de 2003 Los Símbolos Escudo, bandera e himno El escudo, la bandera y el himno de Navarra constituyen los símbolos oficiales de la Comunidad Foral. Los dos primeros están definidos en la LORAFNA. La Ley Foral 24/2003, de 4 de abril, de Símbolos de Navarra, aprobada por el Parlamento de Navarra establece el himno oficial y regula la utilización de todos los símbolos de Navarra. Escudo El escudo histórico de Navarra -cadena de oro sobre fondo de gules- tiene su origen en el de armas que el rey navarro Sancho VII el Fuerte adoptó como propio en 1212, tras la victoria de los reyes cristianos de Navarra, Castilla y Aragón, contra las tropas musulmanas, sucedida en las Navas de Tolosa Las cadenas representan a las que rodeaban la tienda del rey moro y que Sancho el Fuerte rompió con su espada. La esmeralda central representa la que el rey moro vencido llevaba sobre su turbante. Este símbolo heráldico personal de Sancho el Fuerte sustituyó al que el mismo rey utilizó hasta entonces, que era un águila negra - en euskera arrano beltza-. El escudo del rey paso a ser considerado más tarde escudo del reino y se representa, a lo largo de los siglos de distintas maneras -cadenas, barras, esferillas-. En 1910 la Diputación Foral aprueba un diseño como modelo oficial de escudo. En 1931, con el advenimiento de la Segunda República Española, la corona real del escudo es sustituida por una corona mural, que asemeja un castillo o fortaleza. En 1937 se recupera la corona real. Y en este mismo año el escudo oficial incorpora tras de sí la Cruz Laureada de San Fernando, condecoración militar otorgada por el General Franco a Navarra, por la participación en el levantamiento de 1936. En 1981, mediante una Norma del Parlamento de Navarra, el escudo vuelve a tener la forma tradicional, que meses después definiría con el máximo rango legal la LORAFNA. Bandera La bandera de Navarra viene usándose como símbolo de la Comunidad Foral desde 1910. En ese año, la Diputación Foral decidió sus características, adoptando el color rojo por ser éste el mismo del fondo del escudo oficial, y acordó izarla en el balcón del Palacio de Navarra en las festividades religiosas. Desde la aprobación de la LORAFNA, en 1982, las banderas oficiales ondean permanentemente en las fachadas del Palacio de Navarra, al igual que en otros edificios oficiales. La Ley Foral de Símbolos de Navarra establece que la bandera deberá ondear en el exterior y ocupar lugar preferente en el interior de todos los edificios públicos civiles del ámbito de la Comunidad Foral. El himno La Ley Foral de Símbolos de Navarra establece como Himno de Navarra el "Himno de las Cortes", que debe su origen a la "Marcha para la entrada del Reino", pasaclaustro barroco que se interpretaba en el claustro de la Catedral de Pamplona al paso de las Cortes de Navarra, con motivo de la celebración de sus sesiones. Esta marcha venía siendo interpretada desde el siglo pasado en las principales ceremonias oficiales y era considerada, de hecho, como el himno propio de Navarra, aunque no se le otorgó una oficialidad expresa hasta 1985, con la aprobación de esta Ley Foral. En 1993, al aprobar el Gobierno de Navarra la armonización oficial del himno, aprueba también su letra, basada en la compuesta en 1971 por Manuel Iribarren, traducida al euskera por José Mª Azpíroz