Num133 019

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El gran fraude
LETRAS
La obra está formada por
artículos periodísticos aparecidos
en El País, El Correo y el Diario
Vasco a lo largo de los dos últimos años, por eso en algún
capítulo se repite algún concepto,
repetición que Sabater salva con
su gran maestría. Los capítulos
son muy cortos y muy concisos,
con una gran energía descriptiva
en la que su autor dice que
pretenden argumentar. Y lo
consiguen.
LUISA
SANTAMARÍA
Fernando Sabater
El gran fraude
Aguilar, 2004
El Plan Ibarretxe
i este libro se hubiera
publicado días después
del
11-M,
probablemente habría
sido más amplio y con puntos de
vista sobre el terrorismo mundial,
pero como se publicó antes, versa
exclusivamente sobre ETA a
pesar que en este corto espacio de
tiempo ha perdido actualidad para
dársela al terrorismo islámico.
S
Tiene dos temas a desarrollar: el
primero la vinculación objetiva
entre el proyecto soberanista del
nacionalismo
vasco
y
la
insistencia de la intimidación
terrorista contra la sociedad
vasca.
Como todos conocemos a
Fernando Sabater, es innecesario
decir —pero se dice— que es el
intelectual con más claridad de
pluma que existe en nuestro país
o por lo menos uno de los más
claros. Su prosa es tan impecable
y tan amena que parece un
lenguaje coloquial y extraña esta
precisión en un tema tan
profundamente político.
En el libro se analiza la trama de
complicidades y apoyos al
entorno social etarra con que el
PNV, EA e IU han procurado
nacionalista que quita al gobierno
estatal.
revitalizar políticamente durante
los dos últimos años el clima de
coacción que la banda supo imponer, presentándose como sus
herederos ante su próximo
finiquito.
El segundo tema tiene mayor
calado y más alcance, es la
denuncia de la irresistible
colaboración
que
cierto
“progresismo” ha prestado al
desastre vasco mostrando una
simpatía
por
el
ejecutivo
Sabater comienza contestando a
la pregunta que tanto le suelen
hacer sobre su coincidencia en
estos temas con la derecha estatal,
alega que es ciudadano de
derecho democrático y por eso no
se queja jamás de coincidir en lo
razonable con las autoridades.
“En cualquier caso —dice— prefiero compartir la razón con
Aznar que perderla a sabiendas
para que no me confundan con
él.” Así como las supuestas dos
comunidades enfrentadas hoy en
Euskadi son el intento fatal de la
violencia terrorista, no una
realidad social preexistente. No es
facil el diálogo ya que la mitad de
participantes en él se juega la vida
cuando presenta objeciones a la
otra mitad.
En cuanto a la pluralidad de
España, afirma el autor que habría
que estar dormido para no verla,
pues no conoce a ningún político
que la niegue, en cambio conoce a
algunos con mando institucional
en sus autonomías que han
rechazado el presupuesto de la
unidad de España o lo han
considerado una atroz imposición
semi-fascista.
Más adelante señala que la
izquierda no muy documentada
proclama la doble buena nueva de
que a) representada por el Plan
Ibarretxe y el ascenso en las
elecciones autonómicas catalanas
de Izquierda Republicana debe
recaer en el “españolismo” exagerado del gobierno del PP, y b) que
cualquier denuncia activa de los
planteamientos nacionalistas en el
caso vasco a la acción legal del
Estado debe ser aplazada porque
“en estos momentos” hace juego
al gobierno del PP y a sus
expectativas electorales. No cabe
duda que hay buenas razones para
criticar a Aznar, pero hay que
alabar su firme disposición para
acabar de una vez por todas con el
terrorismo etarra.
Particular interés tienen las
aseveraciones que hace en algún
artículo como “La poción
mágica”: “Desde luego el terrorismo no ayuda a la democracia en
el País Vasco , pero colabora a
que los nacionalistas que se acogen a ella la consideren
insuficiente y propongan como
remedio a la violencia ir más allá
de sus normas actuales, lo que
coincide casualmente con su
propio proyecto”. O en otro,
“Como si nada”: “No queremos
más pésames de las autoridades,
sino un cambio de rumbo de
modo que en Euskadi deje de dar
miedo estar contra ETA y
empiece a dar miedo estar a favor
de ETA. Para eso el gobierno
vasco debe de asumir su parte de
responsabilidad con gestos significativos.
Cuando
habla
Sabater
de
precedentes europeos pide que se
indique en qué países de nuestro
entorno se da el caso de partidos
que
justificando
acciones
terroristas sean tratados como
opciones políticas legales y se
presenten a elecciones en las que
sus adversarios se jueguen la vida
por recurrir.
Cita a Patxi López, quien confía
en que sea la sociedad vasca la
que desautorice el Plan Ibarretxe,
pero la mitad de ella está amordazada por el terror, extorsionada
por los asesinos y descuartizada
por quienes provocan el silencio.
Esa parte de la sociedad sólo
quiere paz al precio que sea.
Al finalizar el libro preconiza la
importancia de la “unidad” como
base constitucional del pluralismo
autonómico que aligera y
relativiza cualquier tentación
nacionalista. Termina con un
pequeño apéndice titulado “El día
de la paz”, que es un cántico al
día sin odio, sin crimen y a las
milagrosas horas en las que
veamos acercarse al prójimo sin
aprensión ni resentimiento.
José Ramón Recuero
La libertad en Rousseau y
Kant. De la teoría a la
práctica
LETRAS
Biblioteca Nueva, Madrid, 2004
Libertad obligatoria
En breve espacio de tiempo ve de
nuevo la luz una obra de José
Ramón Recuero, titulada La
libertad en Rousseau y Kant, que
es una continuación de la anterior,
La dialéctica de la libertad.
Esta nueva obra es también como
la anterior un tratado de filosofia
política. Se divide en tres partes.
La primera, Rousseau y la
Revolución Francesa: el triunfo
de la voluntad general. La segunda, Ley y Libertad en Kant: del
solipismo de la razón pura al
solipismo de la humanidad. La
tercera, el paralogismo de Descartes: crítica del prejuicio
cartesiano que convierte la razón
en mito. Las tres están dentro del
más
riguroso
pensamiento
especulativo.
La primera parte, que comienza
prácticamente con la frase de
Rousseau, “el hombre ha nacido
libre y sin embargo por todas
partes se encuentra encadenado”,
se corresponde con la claridad de
exposición de Rousseau y tiene en
sus principios palabras que
constantemente vemos estos días
en los periódicos. La voluntad
general es siempre la más justa
“pues la voz del pueblo es, en
efecto, la voz de Dios”.
Hay una parte dedicada a la
Revolución Francesa de la cual
sin quererlo es instigador Juan
Jacobo Rousseau, partiendo de su
yo común para llegar a ese grado
de libertad que es a la que nadie
tiene derecho a oponer resistencia, la libertad común. Esta parte
de la obra se hace particularmente
atractiva, pues habla de un paralelismo entre la Revolución Francesa y el pensamiento de Rousseau,
pasando
por
la
decapitación de Luis XVI. Se lee
como una historia que por su
interés puede sonar en algunos
momentos a nueva. Al rey se le
considera un conspirador y para
este tipo de personas no hay
defensa posible, ya que la
Convención había aprobado por
decreto todos los dogmas de la
religión civil del pensador y
adoptó las medidas previstas en
El Contrato Social. Prohibida la
intolerancia, legalizó la existencia
del ser supremo, declaró la inmortalidad del alma y consagró la
santidad de las leyes, instituyendo
fiestas para celebrar las virtudes
cívicas. Volviendo al estado de
naturaleza, cambió el calendario y
los nombres de ciudades y de
personas, y el filósofo estuvo presente en las estampas patrióticas,
fiestas del ser supremo y la razón
y sus obras se leían junto a la
Biblia y a los decretos.
Al principio se trató de un terror
no organizado. Así fue en la toma
de la Bastilla para obtener armas
en el asalto al Palacio Real, en la
toma de las Tullerías y en la
matanza de presos de septiembre
de 1792, pero después de nacer el
Moi Común el terror se hizo
organizado y legal. Se hizo cierto
el pensamiento constitucional
“vivir libre o morir”, quien no
aceptaba ser libre según la
doctrina de la libertad de la Convención acababa en la Santa
Guillotina. El resultado del
pensamiento de Rousseau es un
Leviathán democrático cuyo
poder exige que la autonomía de
todo ciudadano ceda ante los
mandatos
de
su
soberana
voluntad.
Estas
tesis
se
corresponden con las de la obra
anterior de Recuero que dice que
cuando no se admiten principios
morales a priori, comunes todos
los hombres, un supuesto
aumento de la autonomía
individual, ha llevado consigo
otro colectivo aumento de la autonomía de la voluntad general o
del Estado, lo que a su vez ha
provocado que todos pueden ser
sometidos al todo social.
Y vamos con Kant. Comienza con
una asunción de liberalidad, pues
delante de él podía expresarse
cualquier opinión, incluso la suya.
La ley ética está determinada por
la voluntad que es libre. Se hace
mediante una compulsión hacia
una acción o deber que depende
de la razón práctica, de manera
que el bien o el mal significa una
acción de la voluntad en cuanto
está determinada por la ley de la
razón a hacer de algo su objeto.
Contrariamente a Rousseau, la
prosa de Kant no es tan clara y es
el mismo filósofo quien reta a que
escriban
sus
propios
pensamientos con otras palabras
distintas de las que lo hace él.
Esto se nota también en la segunda parte del libro de Recuero y,
aunque lo escribe con claridad, no
deja por eso de ser un tanto oscurantista con respecto la primera
parte.
En líneas generales, vuelve varias
veces al imperativo categórico
para asegurar que la ética de Kant
es pura “a priori”, es una
filosofía moral limpia de todo lo
empírico,
fundamentada
en
conceptos de la razón pura
transcendentales, por eso busca
leyes morales con carácter universal, válidas para todo ser racional,
e incluso llega a decir que para el
ser infinito con superior inteligencia. Se consigue siendo mi
razón la única legislada y que se
encuentra
convirtiendo
mis
máximas para la acción en leyes
generales.
Kant funda el Estado jurídico y le
otorga una poderosa voluntad
común que establece públicamente cuál es el deber, voluntad a
los que todos deben obedecer. El
conjunto del derecho del Estado,
del desarrollo de gentes y del
derecho Cosmopolita es para
Kant un derecho público de la
humanidad, un código de derecho
público para la tierra, una
condición para una continua
aproximación a la paz perpetua.
En cuanto a Descartes, parte de la
duda metódica y se recrea en ese
pensamiento. Lo real es el cuerpo
que no es creado por el
pensamiento ya que es físico
cósmico y no metafísico.
En realidad estos dos libros de
José Ramón Recuero son dos
buenos libros de consulta para
estudiosos y para universitarios.
María Jesús Casals Carro
(coordinadora)
Mensajes Periodísticos y
Sociedad del Conocimiento
LETRAS
teoría de los géneros periodísticos.
2) El principio básico de la
teoría de los géneros periodísticos está en la distinción
clara y evidente entre textos
informativos y textos para la
opinión.
3) El periodismo debe
entenderse como una actividad
socio-cultural
al
servicio de la expectativa
política de los ciudadanos (el
derecho a una información
técnicamente
correcta),
mientras que la literatura es
una
actividad
artística
destinada
a
satisfacer
necesidades estéticas del
hombre y también para
proporcionar un entretenimiento individual o colectivo.
Libro homenaje al profesor
José Luis Martínez Albertos
Fragua, Madrid, 2004
560 páginas
Reader-Book
En líneas generales el ReaderBook,
más
comúnmente
Reader, sólo es un libro de
lecturas varias que recoge
materiales de diversos autores
y diversos contenidos pero
con un solo hilo conductor. Es
un género literario de gran
tradición académica. En la
publicación —muy usada en
Norteamérica— se recopilan
artículos de nombres famosos
y comunicadores de masas
con más prestigio en las universidades.
Estos
libros
comenzaron
a
hacerse
famosos sobre 1940.
El que se presenta aquí es un
libro-homenaje al profesor
emérito José Luis Martínez
Albertos, de la Facultad de
Ciencias de la Información de
la Universidad Complutense,
creador de la Redacción
Periodística,
asignatura
imprescindible en las facultades de estas ciencias. Es una
obra
rigurosamente
universitaria al modo de una
enciclopedia por sus distintos
saberes y que recoge el
pensamiento de profesores tan
conocidos como Antonio
Fontán, Ángel Benito, José
María Desantes, Pedro Farias
y tantos otros cuyos nombres
son de sobra conocidos en las
universidades
sociedad.
y
en
la
El trabajo a lo largo de casi
cincuenta años del profesor
Martínez Albertos puede
entenderse bajo el punto de
vista de tres ideas claves:
1) El derecho humano a la
información viene condicionado por una práctica
profesional que sea escrupulosamente respetuosa con una
El libro está distribuido en
cinco capítulos: el primero,
dedicado a la vida y obra del
profesor Martínez Albertos; el
segundo, a mensajes y medios
de comunicación de masas; el
tercero, a la sociedad de la
información y de la globalización cultural; el cuarto, a la
enseñanza del periodismo, y
el capítulo quinto, a la
sociedad del conocimiento y
humanidades.
En el cuarto capítulo, la
coordinadora del libro y
directora del departamento de
Periodismo I , María Jesús
Casals, hace una recopilación
muy completa de lo que es
Redacción
Periodística
comenzando por los años
1971-72 que comienza su
andadura la primera Facultad
de Ciencias de la Información, con una amplia defensa
de la enseñanza del Periodismo:
“Los
alumnos
—dice— comprenden que
deben estudiar un ciclo
universitario
para
poder
ejercer como periodistas.
Algunos —tal vez muchos—
tienen el prejuicio dominante,
la Facultad no enseña, sólo la
empresa informativa.(...) La
Facultad de Ciencias de la Información tiene un ethos muy
particular, es una de las
facultades que más se parece
a lo que Ortega, de un modo
entre platónico y aristotélico,
concibió como la gran
panacea del saber, con su
Facultad de Cultura.(...) La
Redacción Periodística es una
asignatura
cuyo
corpus
teórico quiere sintetizar y
desarrollar el conocimiento de
la profesión periodística en
sus partes fundamentales: el
propio concepto de qué es
periodismo, inseparable de
una ética y una deontología
profesional, y el lenguaje con
sus interacciones en la vida
social.”
Bajo el título de “Para una
teoría de la actualidad”,
escribe
Lorenzo
Gomis,
catedrático emérito de la
Universidad Autónoma de
Barcelona y una gran firma en
el diario La Vanguardia, un
ensayo del que por su enorme
interés no podemos dejar de
reproducir alguna idea: “La
actualidad
es
una
construcción, casi una ficción
elaborada por el hombre para
poder hablar del presente y
hacer algo que lo modifique.
La actualidad se construye
con elementos del presente
abstraídos del flujo general,
realzados,
exagerados,
simplificados y expresados
además en un lenguaje
comprensible.
(...)
Debe
entenderse, debe interesar,
debe provocar reacciones y
hacer hablar a la gente. Esa
vendrá a ser una definición de
noticia y en ese sentido la
noticia será la concreción
final
del
proceso
que
convierte el presente en
actualidad”.
Estas dos muestras de ensayos
que expongo
literalmente
forman parte de los cuarenta y
cuatro escritos que lleva el
libro homenaje al profesor
Martínez Albertos.
De este último, autentico
inspirador de la obra, dice el
catedrático emérito y ex
presidente
del
Senado,
profesor Antonio Fontán,
unas palabras en la contraportada que define el hacer de
este ilustre profesor: “José
Luis Martínez Albertos ha
enseñado la teoría y la
práctica del periodismo en
dos de las más importantes
Facultades de Comunicación
de la Universidad española y
en alguno de los más acreditados máster del periodismo. Lo ha hecho también
desde varios de los libros más
estimados por los estudiosos
de los medios y por lo
profesionales que trabajan en
ellos. Ha escrito manuales y
ha realizado y dirigido
investigaciones,
siempre
aplicando un ágil estilo
periodístico y rigor académico
en estas disciplinas que tanto
han tardado en incorporarse a
la Universidad en nuestro
país. Pero el profesor Martinez-Albertos ha sido antes y
después de su cátedra un
periodista todo terreno, que
ha ejercido el oficio de
redactor, redactor–jefe, jefe
de redacción y director en diarios y revistas de actualidad y
otras de alto nivel cultural. Su
magisterio se ha nutrido de
sus estudios y de su experiencia profesional”.
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