F A S C I S M O Concepto de Fascismo Fascismo

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FASCISMO
Concepto de Fascismo
Para empezar deberemos decir que el Fascismo es una forma de totalitarismo innovada en el siglo XX que
pretende la estricta reglamentación de la existencia nacional e individual de acuerdo con ideales nacionalistas
y a menudo militaristas; los intereses contrapuestos se resuelven mediante la total subordinación al servicio
del estado y una libertad incondicional a su líder. En contraste con los totalitarismos de izquierda como podría
ser el comunismo, el fascismo basa sus ideas y formas en conservadurismo extremo. Los regímenes fascistas
se parecen a menudo a dictaduras (y a veces se transforman en ellas), a gobiernos militares o a tiranías
autoritarias, pero el fascismo en si mismo se distingue de cualquiera de estos regímenes por ser de forma
concentrada un movimiento político y una doctrina sustentados por partidos políticos al margen del poder.
El Fascismo hace hincapié en el nacionalismo, pero su llamamiento ha sido internacional. Surgió con fuerza
por primera vez en diversos países europeos entre 1919 y 1945, sobre todo en Italia, Alemania y España,
aunque en los dos últimos casos no se puede denominar exactamente la palabra Fascismo como tal. En un
sentido estricto, la palabra Fascismo se aplica para referirse sólo al partido italiano que, en su origen, lo acuño,
pero se ha extendido para aplicarse a cualquier ideología comparable. Del mismo modo, Japón soporto
durante la década de 1930 un régimen militarista que presentaba características fuertemente fascistas. Los
regímenes fascistas también existieron en periodos variables de tiempo en muchos otros países. Incluso
democracias liberales como las de Francia e Inglaterra tuvieron movimientos fascistas importantes durante las
décadas de 1920 y 1930. Después de la derrota de las potencias del eje Roma−Berlín−Tokyo en la II Guerra
Mundial, el fascismo sufrió un largo eclipse, pero en los últimos tiempos ha reaparecido de forma más o
menos abierta en las actuales democracias occidentales, sobre todo en Francia y en Italia.
Las doctrinas Fascistas.
Antes de la I Guerra Mundial, algunos escritores, entre ellos el famoso poeta italiano Gabriele Dánnunzio, y
los pensadores franceses Georges Sorel, Maurice Barres, Charles Maurras y el conde Joseph de Gobineau,
expresaron ideas fascistas. Todos ellos se opusieron a los valores de la Ilustración de individualismo,
democracia y racionalismo secular, y, en conjunto, sus ideas han sido presentadas como una reacción a estos
valores que fueron representados por la Revolución Francesa.
El libro italiano Fascisti respondió a los ideales revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad con la
exhortación ¡Creer! ¡Obedecer! ¡Combatir! En general, veneraban la fuerza: la heroica voluntad del gran líder,
la fuerza vital del estado, la mística de los uniformes y formaciones paramilitares , y la utilización no
contenida de la violencia para afianzar y fomentar el poder político.
La filosofía de Friedrich Nietzsche, manipulada de forma artera por la mayoría de los fascistas, facilitó ideas y
consignas poderosas al fascismo, sobre todo el triunfo de la libertad y el símbolo del superhombre.
Algunos fascistas recurrieron al cristianismo como una fuerza conservadora mientras que otros rechazaban esa
misma doctrina por tratar de reprimir la voluntad del hombre.
Muchos tomaron ideas del darwinismo social sobre la lucha competitiva en y entre los estados y sobre la
obligación evolutiva que tiene el fuerte de aplastar al débil: esas ideas a menudo implicaban racismo. La
mayoría de los teóricos fascistas abrazo el nacionalismo extremo que, en algunos casos incluía también el
antisemitismo como es el caso de Gobineau, Barrés y Maurras entre otros.
Como parte de su antirracionalismo, algunos propusieron un culto místico a la tradición y al estado.
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La Batalla por los nacimientos de Benito Mussolini simbolizo la visión fascista del papel de la mujer, como
pilar pasivo del hogar y madres de futuros miembros de las fuerzas armadas. La mujer −escribió el fascista
italiano Ferdinando Loffredo− debe volver bajo el sometimiento del hombre, padre o esposo, y debe
reconocer por lo tanto su propia inferioridad espiritual, cultural y económica.
Uniendo el feminismo militante con el marxismo y la lucha de clases, los fascistas hicieron un llamamiento a
la reconciliación entre los sexos así como entre las clases sociales, pero en términos masculinos. Pierre Drieu
La Rochele, escritor francés que más tarde hizo apología de la ocupación nazi, condenó el feminismo por ser
una doctrina perniciosa y aseguró que las mujeres, carecían de las cualidades espirituales del hombre y por
ello eran una fuente de decadencia. A pesar de ello muchas mujeres han apoyado el fascismo, un ejemplo de
ello es la propia nieta de Benito Mussolini, Alessandra Mussolini , que fue una figura destacada en el partido
neofascista italiano Alianza Nacional.
Orígenes.
El caso Dreyfus en Francia creó el primer movimiento fascista verdadero, al unir a los conservadores con los
monárquicos y otros opositores al gobierno republicano contra los herederos de los valores franceses
revolucionarios de izquierdas que trataban de anular la condena por alta traición dictada contra el oficial judío
Alfred Dreyfus. Charles Maurras creó el grupo político acción francesa, con un ala juvenil violenta llamada
los Camelots du Roi y una ideología articulada por él mismo y por Barres. El republicanismo dominó en
Francia después del caso Dreyfus pero Maurras y Barres habían creado un modelo para futuros movimientos.
La desarticulación económica después de la I Guerra Mundial y la amenaza del comunismo surgido de la
Revolución Rusa de 1917, provocaron el resurgimiento del fascismo como una importante fuerza política.
Fuertes sentimientos de agravio por la derrota, o por una victoria no recompensada de una manera
conveniente, en la I Guerra Mundial crearon el soporte para futuras aventuras militares. El fascismo consiguió
apoyo en todos los sectores de la sociedad, pero con especial intensidad entre los miembros de la clase media
que tenían amenaza de la revolución comunista, de los empresarios que tenían temores similares, de los
veteranos licenciados que no habían conseguido adaptarse ala vida civil, y de violentos jóvenes descontentos.
El Fascismo italiano.
El término actual fascismo fue utilizado por primera vez por Benito Mussolini en 1919 y hacía referencia al
antiguo símbolo romano del poder, los fasces, unos cuantos palos atados a un eje que representaban la unidad
cívica y la autoridad de los oficiales romanos para castigar a los delincuentes. Mussolini, fundador del partido
Nacional Fascista italiano, inició su carrera política en las filas del Partido Socialista . En 1912, como director
del principal periódico socialista italiano, llamado Avanti!, se oponía tanto al capitalismo como al militarismo.
En 1914, sin embargo, cambió de actitud pidiendo que Italia entrara en la I Guerra Mundial y se acercó ala
derecha política. Influenciado por las teorías de Sorel y Nietzsche, glorificó la acción y la vitalidad. Tras la
contienda, cuando diversas huelgas en las ciudades y en el campo, respaldadas por los socialistas, estallaron
en toda Italia, Benito Mussolini puso su movimiento al servicio de los empresarios conservadores y de los
intereses de los propietarios de las tierras que, junto con la Iglesia Católica de Roma y el ejército, querían
detener la oleada roja.
El ámbito de Mussolini le aportó el apoyo político y financiero que necesitaba y su considerable poder
oratorio hizo el resto (al igual que Hitler en Alemania fue un demagogo dotado de una gran efectividad). Sus
Fascios italianos de combate, creados en 1919 y llamados Camisas Negras a ejemplo de los camisas rojas del
líder de la unificación italiana, Giuseppe Garibaldi, dieron fuerza efectiva al movimiento e implantaron la
moda del estilo fascista paramilitar. En 1922, Mussolini se hizo con el control del gobierno italiano
amenazando con un golpe de estado si rechazaban sus demandas. Al principio gobernó de una manera
constitucional encabezando una coalición de partidos, pero pronto se deshizo de obstáculos que ponían freno a
su autoridad e implantó una dictadura, con ella, todas las características típicas como la prohibición de
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partidos políticos (exceptuando el Partido Fascista, claro está), la abolición de todos los sindicatos, la
prohibición de huelgas, el silencio obligado de los opositores políticos...
Y así fue como Benito Mussolini se convirtió en el Duce (el líder del partido) del único partido existente en
Italia.
El Fascismo en otros países.
El régimen de Mussolini facilitó el modelo de fascismo característico de las décadas de 1920 y 1930. La Gran
Depresión y el fracaso de los gobiernos democráticos al abordar las consecuentes dificultades económicas y el
desempleo masivo, alimentaron la aparición de movimientos fascistas en todo el mundo. Sin embargo, el
fascismo en otros países se diferenciaba de en ciertos aspectos de la modalidad italiana. El nacional
socialismo alemán era más racista aún; en Rumania, el fascismo se alió con la Iglesia ortodoxa en vez de con
la Iglesia Católica Romana.
En España, el grupo fascista radical Falange Española fue originariamente hostil a la Iglesia Católica romana,
aunque después, bajo la dirección del militar dictador Francisco Franco, se unió a elementos reaccionarios y
pro católicos. El gobierno autoritario militar de Japón se parecía mucho al de la Alemania nazi. Dirigido por
los militares ensalzaba virtudes guerreras tradicionales y una devoción absoluta al emperador divino. Al igual
que sus correligionarios alemanes, los japoneses lanzaron una fanática ofensiva hacia la expansión a través de
conquistas militares.
En Francia, el fascismo estaba dividido en varios movimientos mientras que en la mayoría de los casos el
fascismo prosperó en países que estaban atrasados en el plano económico o marcados por fuertes tradiciones
políticas autoritarias, el fascismo galo avanzó en una de las democracias europeas más consolidadas.
En 1934 unas 370.000 personas pertenecían a las diferentes organizaciones fascistas francesas, tales como
Jeunesses Patriotes (Juventudes Patrióticas), Solidarité Française (Solidaridad Francesa), Croix de Feu (Cruz
de Fuego), Action Française (Acción Francesa) y Francites (Francistas). Más de 100.000 de entre ellos se
congregaban en París.
En Gran Bretaña, la unión de Fascistas Británicos, de Oswald Mosley, disfrutó de un breve apogeo de
publicidad de su formación en 1932 hasta su colapso definitivo en 1936 cuando se prohibieron los uniformes
paramilitares, pero tuvo poco apoyo público. Del mismo modo, el fascismo belga tuvo su punto álgido en la
primera mitad de la década de 1930 y se reanimo por poco tiempo bajo la ocupación alemana durante la II
Guerra Mundial. En Noruega, el fascismo atrajo a algunos simpatizantes notables como Vidkum Quisling y el
premio Nobel de la literatura Knut Hamsun, pero del mismo modo necesitó de la ocupación alemana para
disfrutar de algún poder político.
El fascismo disfrutó de un mayor éxito en el periodo de entreguerras en los países del este y del sur de Europa.
En Austria Engelbert Dollfuss, canciller desde 1932, disolvió la república austríaca y dirigió un régimen
proto−fascista en alianza con Mussolini hasta que fue asesinado en 1934 por militantes nacionalsocialistas que
pretendían la unión con la Alemania nazi.
El régimen personal que estableció Miklós Horthy en Hungría en 1920, precedió en realidad a Mussolini en
Italia como la primera dictadura nacionalsocialista de entreguerras, pero Horthy no era completamente fascista
y los fascistas húngaros solo consiguieron el poder bajo la ocupación alemana, de 1944 a 1945. En Rumania,
un fuerte antisemitismo inspiro un violento movimiento llamado la Guardia del Hierro, que convulsionó la
política del país desde la década de 1920 hasta su aniquilación por el Ejército rumano bajo Ion Antonescu
durante la contienda civil que siguió a la abdicación del rey Carol II en 1940.
Los fuertes antagonismos culturales y religiosos en Croacia y Bosnia llevaron a la creación de Ustachas, un
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grupo fascista católico que, bajo los auspicios del Eje, llevo a cabo terribles pogromos de judíos y serbios
ortodoxos desde 1941 hasta 1945. El régimen dictatorial impuesto por Antonio de Oliveira Salazar en
Portugal en 1932 poseía notables características fascistas, sin exhibir el totalitarismo extremo del nazismo o
de movimientos de otros lugares
Fascismo de posguerra o neofascismo.
La derrota de Alemania e Italia en la II Guerra Mundial desacreditó al fascismo en Europa en el periodo de
posguerra. El único gobierno de corte fascista que subió al poder en el periodo de posguerra fue el de Juan
Domingo Perón, que fue elegido presidente de Argentina en 1946 y que contaba con una amplia base popular
de clase trabajadora y tenía poco que ver con el fascismo de preguerra europeo.
Países como España y Portugal, cuyos gobiernos fascistas se mantuvieron en el poder después de la guerra,
pasaron del totalitarismo al autoritarismo, y difuminaron sus rasgos fascistas. La recuperación económica de
la posguerra suprimió el descontento social que había ayudado a la expansión del fascismo de la preguerra y
en la mayoría de los países democráticos el fascismo pareció destinado a un exilio permanente en una
menospreciada franja política.
Las décadas de 1980 y 1990 trajeron un inesperado renacimiento del fascismo en algunas democracias
occidentales, llamado de forma habitual neofascismo. Este movimiento tuvo diferentes formas y diferente
suerte en cada uno de los países donde se dio, pero mostró una antipatía racista en general hacía los
inmigrantes del Tercer Mundo y una< desilusión generalizada respecto a los partidos políticos establecidos.
Este desencanto se incrementó con el final de la Guerra Fría y el colapso del orden político nacido de la
posguerra, cuando se derrumbaron las instituciones dirigentes en muchas democracias y muchos votantes
buscaron alternativas populistas. En Francia, por ejemplo, muchos votantes ex−comunistas descontentos
cambiaron su voto hacía la neofascista Alianza Nacional mientras se desplomaba la base popular del Partido
Comunista.
Mientras tanto, en Italia , el final del predominio desde la posguerra del Partido de la Democracia Cristiana
impulsó la llegada al gobierno, en 1994, de la coalición formada por partidos de la derecha. En Alemania, la
muy difundida violencia contra trabajadores turcos no se reflejó en un aumento electoral para el Partido
Republicano, de extrema derecha, cuyo apoyo cayó bruscamente después de que la dirigente Unión Cristiano
Demócrata promulgara duras leyes anti−inmigración. La evidencia de una violencia racista latente en la
sociedad británica no se ha reflejado en un avance político significativo para el neofascista Partido Nacional
británico.
El neofascismo de la Europa occidental parece ser más bien una reacción negativa ante los fracasos en la
corriente principal de las instituciones políticas que un programa determinado con alguna posibilidad de éxito.
El más poderoso de los partidos neofascistas de la Europa occidental, la Alianza Nacional italiana, ha tenido
que renunciar a las ideas y apoyo al fascismo para buscar un electorado más amplio. Formas más
significativas y alarmantes de neofascismo tienen que ser buscadas en los antiguos países comunistas de
Europa central y oriental e incluso más lejos. El neofascista Partido Liberal Democrático en Rusia dirigido por
Vladimir Zirinovsky es el más destacado de los numerosos grupos neofascistas que han llenado el vacío
ideológico dejado tras la caída del comunismo soviético en los países del ex Pacto de Varsovia. El Partido
Conservador en Suráfrica formaba la vanguardia neofascista de la oposición de extrema derecha al gobierno
de mayoría negra en el periodo preliminar de las primeras elecciones multirraciales en el país, de abril de
1994, aunque sus esfuerzos por fomentar conflictos civiles acabaron en un humillante fracaso.
El programa de exterminio ejecutado en Ruanda en 1994 por miembros del Ejército de la mayoría hutu contra
la minoritaria población tutsi tenía muchos de los rasgos de la violencia típica fascista. La violencia
fundamentalista en la India, ilustrada por la destrucción de una mezquita en Ayodhya en 1992, está ligada al
neofascismo político militante hindú. Parece que, a pesar de sus resultados sangrientos y desastrosos, el
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fascismo no ha muerto en absoluto como fuerza política e incluso está asumiendo nuevas formas y
adaptándose a las nuevas condiciones.
Mussolini, Benito (1883−1945).
Benito Mussolini fue jefe de gobierno y dictador de Italia entre el periodo de 1922 y 1943. Fundo también el
fascismo italiano.
Mussolini nació en Dovia di Predappio el 29 de julio de 1883. Era de familia humilde, hijo de un herrero.
Tuvo una formación autodidacta y los primeros años de su vida laboral trabajó como maestro y periodista en
el norte de Italia; contrajo matrimonio con Rachele Guidi en 1910 y de esta unión nacieron cinco hijos.
Las autoridades le encarcelaron por su oposición a la guerra entre Italia y Libia (1911−1912). Poco despues
fue nombrado director del periódico Avanti!, periódico oficial del Partido Socialista. En este partido había
ingresado en 1900 en Milán.
Cuando en 1914 estalló la I Guerra Mundial, Mussolini lo primero que hizo fue denunciar públicamente el
carácter imperialista del conflicto desde una posición neutralista, pero no tardó en cambiar de opinión y
reclamar la intervención de Italia en apoyo de los aliados.
Fue expulsado del Partido Socialista y fundó en octubre de 1914 su propio diario en Milán, Popolo d´Italia,
que más tarde se convertiría en el órgano oficial del Partido Nacionalista Fascista.
El ascenso al poder.
En el turbulento ambiente del Milán de la posguerra Mussolini fundó los Fascios Italianos de Combate en
marzo de 1919. Este movimiento de carácter nacionalista, antiliberal y antisocialista consiguió el apoyo de
amplias capas de la sociedad. Tomó su nombre de las Fasces, un antiguo símbolo de la disciplina romana. Su
actividad se extendió por las zonas rurales, donde sus milicias de Camisas Negras conseguían el respaldo de
los terratenientes mientras atacaban a las ligas de campesinos y a las asociaciones socialistas. En un alarde de
oportunismo, el fascismo abandonó su talante republicano para ganarse la confianza del Ejército y de la
monarquía.
Un día después de que los fascistas realizaran la denominada Marcha sobre Roma, el rey Victor Manuel III
invitó a Mussolini a formar gobierno. Estos hechos acontecen el día 29 de octubre de 1922. Hacía 1924,
Mussolini obtiene el título de duce (voz italiana que en español significa jefe) y en 1926 ya había
transformado el país en un régimen unipartidista y totalitario basado en el poder del Gran Consejo Fascista,
órgano de nueva creación y respaldado por las milicias de seguridad nacional. Suprimido el Parlamento, creó
la Cámara de los fascios y de las corporaciones, con un mero carácter consultivo. Dentro del nuevo Estado
Corporativo los empresarios y los trabajadores se organizaban en grupos controlados por el partido que
representaban a los distintos sectores de la economía.
Se mantuvo el sistema capitalista y se incrementaron los servicios sociales, pero se abolieron los sindicatos
independientes y el derecho a la huelga. Los Pactos de Letrán, firmados con el Vaticano en 1929, terminaron
con el conflicto que había enfrentado a la Iglesia y el Estado italiano desde 1870.
Otro de los legados perdurables del fascismo fue la creación de un sistema de holdings industriales(sociedades
que controlan a otras compañías) financiado por el estado.
Mussolini adoptó una política exterior todavía más agresiva, contravino las recomendaciones de la Sociedad
de Naciones e inició la conquista de Etiopía (Abisinia, 1935−1936), ganándose así la aclamación de casi todos
los sectores de la sociedad italiana. Sin embargo la popularidad del duce disminuyó cuando adoptó medidas
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tales como el envío de tropas para apoyar al general Francisco Franco durante la Guerra Civil
española(1936−1939), la alianza con la Alemania gobernada por el nacionalsocialismo (partido nazi)
mediante la formación del Eje Roma−Berlín (1936), que culminó con el denominado Pacto de Acero entre
ambos estados (1939), la promulgación de leyes contra los judíos y la invasión de Albania en 1939.
Mussolini ejerció una notable influencia sobre los políticos españoles más conservadores. En 1923, al llegar al
poder tras un golpe de Estado, el dictador Miguel Primo de Rivera trató de imitar a Mussolini e implantó
soluciones e instituciones de carácter fascista hasta su caída en 1930.
Posteriormente, partidos políticos de derechas, una vez implantada la II República Española, enviaron
emisarios a Mussolini para buscar un apoyo en los planes que estaban preparando para levantarse contra el
régimen republicano. El levantamiento más tarde liderado por el general Francisco Franco se inició el 18 de
julio de 1936 y Mussolini apoyó decisivamente a los rebeldes enviando a España una división completa del
ejercito italiano.
Etapas del proceso para la instauración del fascismo.
El régimen fascista se consolida en Italia a lo largo de un proceso que pasa por las siguientes etapas:
1−Dictadura constituida(1922−1925) Mussolini ocupa el poder después de la Marcha sobre Roma y obtiene
una ley de plenos poderes).
2−Primera dictadura constituyente(1925−1928) el régimen se hace dictatorial, se dictan leyes definiendo los
poderes del Duce y se promulga la Carta del Lavoro.
3−Primer régimen dictatorial(1928−1934) En esta etapa se produce el régimen del partido único.
4−Segunde dictadura Constituyente(1934−1939) Se establece el nuevo ordenamiento corporativo.
5−Segundo régimen dictatorial(1939−1943).
La doctrina del fascismo ha ido elaborándose paralelamente a sus razones prácticas. Esta doctrina no aparece
como una simple teorización a priori, sino que es el resultado de una toma de conciencia frente a una situación
histórica para abocar a una elaboración sistemática de unos nuevos principios que condujeron a las formas e
instituciones propias del movimiento fascista.
La elaboración sistemática de la doctrina fascista se ha llevado a cabo a través de un proceso progresivo
conducido por el Duce. Prescindiendo de las fases de tal elaboración, podemos sintetizar en dos las
características esenciales del fascismo: a)Estado corporativo. b)Estado totalitario
Principios del Fascismo italiano.
El fascismo italiano ofrece una aspecto negativo y otro positivo. De una parte, se manifiesta como un anti,
antiliberal y antimarxista, y de otro modo, como la afirmación del valor absoluto del Estado y de la Nación.
• En primer lugar, la doctrina fascista se pronuncia contra los postulados del liberalismo
(individualismo e igualdad) que se le ofrece como un régimen vacío y débil. El estado liberal se le
aparece como un juguete de una oligarquía camuflada detrás del disfraz de la elección y del
parlamentismo.
• El Fascismo repudia asimismo el marxismo, combatiendo los principios que lo informan
(materialismo histórico, lucha de clases, desaparición del Estado), y proclama una concepción ideal y
espiritualista de la historia.
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• El aspecto positivo del Fascismo italiano se centra en su divinización del Estado y de la Nación.
Siguiendo la tradición de los griegos y de los romanos, de Maquiavelo y de Hegel, el fascismo parte
de la exaltación del estado como espíritu, como una realidad no solo política, sino también ideal y
moral. Este estado ético, matizado de tinte religioso, absorbe y condensa todas las actividades
espirituales, políticas, jurídicas y económicas de la Nación que es, como el derecho, una creación del
propio Estado.
La nación se concibe como un organismo que comprende la sucesión ilimitada de las generaciones ante las
cuales los individuos son solo elementos transitorios que deben servir al Estado con la misión de restaurar las
tradiciones del imperio romano y superar la decadencia producida por el liberalismo. Esta visión orgánica de
la Nación se exalta como el mito imperial del fascismo. La meta propuesta era eminentemente imperialista, y
para conseguirla había que sacrificar cuanto fuese necesario. El vitalismo del movimiento fascista conduce a
una apología de la guerra y a una condena del pacifismo, Solo la guerra pone en su máxima tensión toda la
energía humana.
Medios del Fascismo italiano.
Los medios de que se sirve el fascismo italiano son el partido único, el sindicato estatal y la educación estatal.
• El fundamento antiliberal y antimaterialista del Fascismo, se refleja en un régimen monolítico que,
tras eliminar a los partidos adversos y absorber a los afines, estableció el sistema de partido único. La
ley del 9 de diciembre de 1928 atribuyó este carácter al Partido Fascista, consumando el proceso
unificador que se había iniciado seis años atrás. Prácticamente el fascismo realizó la identificación del
partido con el estado.
• En el Estado Fascista las organizaciones profesionales se hallan incorporadas dentro del mismo a
modo de instituciones públicas. Se trata de un estatismo más que de un corporativismo o de un
sindicalismo. Los dirigentes de los sindicatos son funcionarios nombrados por la autoridad fascista,
no elegidos por el sindicato. Se produce entre el sindicato y el Estado una simbiosis análoga a la que
existe entre este y el Partido.
• Las existencias del Estado ético implican la necesidad de captarse a los espíritus, misión que se
realiza a través de la asunción de la enseñanza por el Estado, de manera exclusiva haciendo de la
institución docente un medio al servicio de los ideales y de los intereses del régimen.
Caída del régimen Fascista italiano y de Mussolini.
Al principio, Mussolini no participó en la II Guerra Mundial debido a que su ejército no estaba preparado. Fue
cuando los alemanes invadieron Francia en junio de 1940 cuando Mussolini se decidió a formar parte de esta
guerra. Italia luchó contra los británicos en África, invadió Grecia y se unió a los alemanes en el reparto de
Yugoslavia, la invasión de la Unión Soviética y la declaración de guerra a los Estados Unidos.
Pero poco a poco Italia fue sufriendo, al igual que Alemania unas derrotas que causaban daño irreparable en
las filas del ejército italiano. Tras estas múltiples derrotas que sufrieron los italianos en dichas operaciones
bélicas el Gran Consejo Fascista destituyó a Mussolini el 25 de julio de 1943. Al día siguiente se le detuvo y
apenas dos meses más tarde, en el mes de septiembre se hizo firmar un armisticio con los aliados, que habían
invadido el sur de Italia. Sin embargo los alemanes rescataron en septiembre de ese mismo año a Mussolini
que aprovechó para proclamar la República Social Italiana, efímero régimen radicado en Saló (en la orilla
occidental del lago de Garda, situado en el norte italiano) y que solo subsistió por la protección alemana. El
líder italiano intentó huir a Suiza con su amante, Clara Petacci, durante los últimos días de la guerra, pero
ambos fueron capturados por miembros de la Resistencia italiana, quienes les fusilaron en Giulino di
Mezzegra (en las proximidades del lago de cómo) el 28 de abril de 1945, siendo sus cuerpos expuestos
públicamente en las calles de Milán.
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NACIONALSOCIALISMO
Introducción.
Político alemán de origen austríaco, uno de los dictadores más poderosos del siglo XX, que transformo
Alemania militarizando completamente su sociedad y llevó al país así como al resto del mundo a la II Guerra
Mundial. Utilizó el antisemitismo como piedra angular de su propaganda y su política para hacer del partido
nazi un movimiento de masas. La mayor parte de Europa y el norte de África estuvieron bajo su dominio
durante algún tiempo. Fue el responsable de la ejecución de millones de judíos y de miembros de otros
pueblos a los que consideraba seres inferiores.
Hitler poseía una personalidad carismática y una arrolladora energía. Su legado fue solamente un rastro de
destrucción total y ninguna de las instituciones u organizaciones que creó ha perdurado. En el sentido médico,
Hitler era un hombre normal, no estaba loco aunque en sus últimos 18 meses estuvo algo desequilibrado
mentalmente y además se dice de él que era maníaco depresivo, pero en Hitler no hay nada más que una
locura que lejos anda de ser un desequilibrio psicológico, es una locura política. El mero hecho de ver a Hitler
como un loco significa no entender nada de del proceso que llevo a su dictadura, aunque cierto es que la
maldad de Hitler resulta más aterradora que otras porque en ella no hay locura, únicamente fanatismo.
El Nazismo.
El nazismo o el movimiento del nacionalsocialismo, surgió como una doctrina política germana que veía al
comunismo como el peligro peor y más autentico contra Alemania y la Europa entera. Hitler consideró al
pueblo ruso un conglomerado de razas dominadas por la fuerza de un núcleo judío−marxista y convertidas en
un instrumento para el dominio de otros pueblos. Y consideró que Alemania debía luchar contra la URSS en
defensa propia. El crecimiento del Reich a costa del suelo soviético sería la compensación material de esa
lucha.
El mismo año de 1919, Hitler llegó a creer que tal política contaría con el apoyo de las naciones occidentales,
también amenazadas por la revolución mundial que anunciaba Lenin y los demás seguidores del marxismo.
Desde entonces comenzaron, pues, a delimitarse los campos de la nueva contienda. Hitler y sus partidarios se
declaraban categóricamente enemigos del movimiento político judío representado en el Oriente por el
marxismo, y a la vez se declaraban enemigos de las masas soviéticas, a las que consideraban como un
instrumento de aquel movimiento, carentes de voluntad y destino propio.
Es curioso observar que en 1886 Nietzsche había previsto en Mas allá del Bien y del Mal: ...Alemania está
indigesta de hebreos...Los hebreos son sin disputa la raza más tenaz y genuina que vive en Europa. Saben
abrirse paso en las peores condiciones, quizá mejor que en las condiciones favorables...
Un pensador que medite sobre el porvenir de Europa deberá contar con los hebreos y con los rusos como los
factores más probables y seguros en la gran lucha...
Este pensamiento antisemita y antimarxista se puede reflejar en la siguiente cita del libro Mi lucha de Hitler,
en el que decía: En consecuencia, la única posibilidad hacía la realización de una sana política territorial
reside para Alemania en la adquisición de nuevas tierras en el continente mismo...y si esa adquisición quería
hacer en Europa, no podía ser en resumen sino a costa de Rusia. Por cierto que para una política de esta
tendencia había en Europa un solo aliado posible: Inglaterra...No debe olvidarse jamás que el judío
internacional, soberano absoluto de la Rusia de hoy, no ve en Alemania un aliado posible, sino un estado
predestinado a la misma suerte política. Alemania constituye para el bolchevismo el gran objetivo de su lucha.
Se requiere todo el valor de una idea nueva, encarnando una misión, para arrancar una vez más a nuestro
pueblo de la estrangulación de esta serpiente internacional...
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Debido al temor del ejército alemán ante la infiltración del bolchevismo, Hitler fue comisionado para observar
las actividades de algunos naciente consejos de soldados, similares a los soviets de Rusia, y con el mismo fin
visitó la asamblea del naciente Partido Obrero Alemán. Fue así como Hitler accedió a ingresar al Partido
Obrero Alemán, creado por dos fuertes políticos: Harrer y Drexler . Dos años más tarde, en 1920, Hitler
asumió el cargo de secretario de propaganda y desde ese momento, el nazismo comenzó a extenderse entre la
clase obrera alemana, a través del Partido Obrero Alemán, que desde ese momento recibió el nombre de
Partido NacionalSocialista Obrero Alemán.
Símbolo del nazismo
Hitler mismo creó la bandera del Movimiento Nazi. El rojo significaba la idea social; el blanco, la idea
nacionalista; y la esvástica, La misión de luchar por la victoria del hombre ario y por el triunfo de la idea del
trabajo productivo, idea que es y será siempre antisemita.
Principios políticos de la ideología nazi.
Los principios políticos de la ideología nazi fueron inspirados por Hitler. Siendo Adolf Hitler el principal
inspirador y director del Partido Nazi, se logró la proclamación de estos principios políticos, que en síntesis
eran los siguientes:
• No existe más que una doctrina política: la de nacionalidad y patria. Tenemos que asegurar la existencia y
el incremento de nuestra raza y de nuestro pueblo, para que nuestro pueblo cumpla la misión que el
Supremo Creador le tiene reservada.
• El estado es el recipiente; el pueblo es el contenido. El estado tiene su razón de ser solo cuando abarca y
protege el contenido. El estado no es un fin en sí mismo.
• El parlamentismo democrático no tiende a constituir una asamblea de sabios, sino a reclutar más bien una
multitud de nulidades intelectuales, tanto más fáciles de manejar cuanto mayor sea la limitación mental de
cada uno de ellos. En oposición a este parlamentismo democrático está la genuina democracia germánica de
la libre elección del Führer, que se obliga a asumir toda responsabilidad de sus actos.
La democracia del mundo occidental de hoy (1930−1940) es la precursora del marxismo, el cual sería
inconcebible sin ella. Es la democracia la que en primer término proporciona a esta peste mundial el campo de
nutrición de donde la epidemia se propaga después.
• El fuerte es más fuerte cuando está solo. Una ideología que irrumpe tiene que ser intolerante y no podrá
reducirse a jugar el rol de un simple partido junto a otro. El Cristianismo no se redujo sólo a levantar su
altar, sino que obligadamente tuvo que proceder a la destrucción de los altares paganos.
• Pueblos de la misma sangre corresponden a una patria común. El derecho humano priva sobre el derecho
político. Quien no está dispuesto a luchar por su existencia o no se siente capaz de ello es que ya está
predestinado a desaparecer.
• Pueden coartarse las libertades siempre que el ciudadano reconozca en estas medidas un medio hacia la
grandeza nacional.
• El obrero de Alemania debe ser incorporado al seno del pueblo alemán. La misión de nuestro movimiento
es liberarle de su miseria social y redimirle del triste medio cultural en que vive. El sistema Nazi practica el
socialismo como un instrumento de influencia judía.
• La exaltación del grupo social no se logra por el descenso de nivel de los superiores, sino por el ascenso de
los inferiores. El obrero atenta contra la patria al hacer demandas exageradas; Del mismo modo no atenta
menos contra la comunidad del patrón que por medio inhumano y de explotación egoísta.
• Nuestro movimiento está obligado a defender por todos los medios el respeto a la personalidad. La
personalidad es irremplazable. Las minorías hacen la historia del mundo, toda vez que ellas encarnan, en su
minoría numérica, una mayoría de voluntad y entereza. Deberán colocarse cabezas por encima de las masas
y hacer que estas se subordinen a aquellas. La ideología nazi tiene que diferenciarse fundamentalmente de
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la del marxismo en el hecho de reconocer la significación de la personalidad.
• Establecer mejores condiciones para nuestro desarrollo. Anulación de los depravados incorregibles. En el
teatro y en el fin, mediante literatura obscena y prensa inmunda vacía en el pueblo por día a día veneno a
borbotones. Y sin embargo, se sorprenden los estratos burgueses de la falta de moral como si de esa prensa
inmunda, de esas fotografías disparatadas y de otros factores semejantes, surgiese para el ciudadano el
concepto de la grandeza patria.
• Supresión de la influencia extranjera en la prensa. Aquello que denominamos opinión pública se basa solo
mínimamente en la experiencia personal del individuo y de sus conocimientos y depende casi en su
totalidad de la idea que el individuo se hace de las cosas.
• La misión educadora no consiste sólo en insuflar el conocimiento del saber humano. En primer término
deben formarse hombre físicamente sanos. En segundo plano está el desarrollo de las facultades mentales, y
en lugar preferente la educación del carácter, y sobre todo, el fomento de las fuerza de voluntad y de
decisión, habituando al alumno a asumir gustoso la responsabilidad de sus actos.
• Así como la instrucción es obligatoria, la conservación del bienestar físico debe serlo también. El
entrenamiento corporal tiene que inculcar en el individuo la convicción de superioridad física.
• El estado debe cuidar que sólo los individuos sanos tengan descendencia. Debe inculcar que existe una
prohibición única: engendrar estando enfermo. No debe darse a cualquier degenerado la posibilidad de
multiplicarse, lo cual supone imponer su descendencia y a los contemporáneos de estos indecibles
penalidades.
• Los hombres no deberán preocuparse más de la selección de perros, caballos y gatos, que de levantar el
nivel racial del hombre mismo.
• El matrimonio deberá hacerse posible a una más temprana edad y han de crearse los medios económicos
necesarios para que una numerosa prole no se reciba como una desventura.
• El Partido permitirá al niño más pobre la pretensión de elevarse a las más altas funciones si tiene talento
para ello. Nadie debe tener automáticamente derecho a un ascenso.
• La mezcla de sangre extraña es nociva a la nacionalidad. Su primer resultado desfavorable se manifiesta en
el superindividualismo de muchos.
• Los partidos políticos nada tienen que ver con las cuestiones religiosas mientras estas no socaven la moral
de la raza; del mismo modo, es impropio inmiscuir la religión en manejos de política partidista.
• Quien ama a su patria prueba ese amor solo mediante el sacrificio que por ella está dispuesto a hacer. Un
patriotismo que no aspira sino al beneficio personal, no es patriotismo.
Solamente puede uno sentirse orgulloso de su pueblo cuando ya no tenga que avergonzarse de ninguna de las
clases sociales que lo forman.
• Luchar contra la orientación peligrosa en el arte y en la literatura.
• Es cuestión de principio que el hombre no vive pendiente únicamente del goce de bienes materiales. Es
posible que el oro se haya convertido hoy en el soberano exclusivo de la vida, pero no cabe duda de que un
día el hombre volverá a conciliarse ante dioses superiores.
Deducciones de estos principios.
Estos eran los principios básicos del movimiento nazi. Este movimiento propugnaba el socialismo como
instrumento de justicia para el pueblo, pero lo condenaba como instrumento internacional de influencia
política. El movimiento de Hitler coincidía con la aparente finalidad del socialismo teórico en el milenario y
justo anhelo de barrer el abuso de las minorías y llevar la justicia social a las masas del pueblo, pero
proclamaba enfáticamente que esto debería hacerlo cada nación en forma soberana, según sus costumbres,
tradiciones, su religión y su indiosincrasia, sin atender consignas internacionales. Viendo estos principios se
refleja por qué el pueblo estaba a favor de esta política, les beneficiaba en principio. Por eso el movimiento de
Hitler se llamó Nacionalsocialismo, término que se condensó en la palabra Nazi.
Organos oficiales del Nacionalsocialismo.
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• La Gestapo fue fundada por Herman Goering, ministro presidente de Prusia y uno de los principales
lugartenientes de Adolf Hitler, en abril de 1933. Su creador utilizó como núcleo a la sección política de la
policía de la República de Weimar, pero amplió este grupo considerablemente, eliminó los impedimentos
legales y constitucionales de su reglamento y la rebautizó por el nombre por el que actualmente es
conocida, la Gestapo. El objetivo de esta organización era perseguir los oponentes políticos del
nacionalsocialismo, incluyendo los disidentes nazis, no sólo realizando una labor defensiva − en el caso de
que se produjesen actos de agresión −, sino también actuando de forma preventiva −en el caso de que se
levantaran sospechas de conductas contrarias al régimen −. En este caso la Gestapo debía colaborar con la
SD (Sicherheitsdients o servicio de seguridad), una sección del partido nazi que se encargaba de realizar las
labores de investigación en las que se basaban las operaciones de la Gestapo. Los sospechosos eran
arrestados e internados habitualmente en campos de concentración. Era competencia exclusiva de este
departamento decidir si los detenidos habían de ser llevados a juicio o por el contrario, puestos en libertad
en el caso de ser absueltos después de haber sido juzgados.
En abril de 1934, Heinrich Himmler, el rival de Goering, que dirigía la rama paramilitar de las SS
(schutzstaffel o Escuadrones de defensa; cuyos miembros eran denominados Camisas Negras), tomó el control
de la Gestapo. Este nombramiento supuso un paso decisivo en su carrera, que culminó con la concesión del
mando de todas las fuerzas policiales de Alemania en junio de 1936. A partir de este momento, las SS se
fueron infiltrando gradualmente en la policía, que se reorganizó en dos divisiones: la policía regular y la de
seguridad. Esta última, policía política − dirigida por Reinhard Heydrich hasta 1942 y por Ernst
Kaltenbrunner a continuación− incluía también a la SD, controlada también por Heydrich; a la Gestapo, al
frente de la cual estuvo Heinrich Müller desde 1936 hasta 1945; y la Kripo (Kriminalpolizei o Policía de
Investigación Criminal) un departamento que se ocupaba de los delincuentes comunes, dirigido desde 1936
hasta 1945 por Artur Nebe.
En septiembre de 1939, tras el estallido de la II Guerra Mundial, la policía de seguridad acogió a una nueva
sección, la RSHA (Reichssicherheitshauptamp u Oficina Principal de Seguridad del Reich). Esta
incorporación la convertía en una herramienta casi omnipotente al servicio de los planes racistas que Hitler
pretendía poner en práctica en la Europa controlada por los nazis y entre los que se encontraba el exterminio
del pueblo judío y de otras razas consideradas como indeseables. Sin embargo, seguían existiendo rivalidades
entre las distintas ramas del ejército. Así pues, las SS eran las que dirigían en la práctica los campos de
concentración, incluidos los campos de exterminio, aunque técnicamente estos centros se encontraban bajo la
jurisdicción de la Gestapo. Cuando terminó la guerra, la Gestapo se disolvió y fue declarada organización
criminal.
• Las SS: Schutz−staffel (Escuadras de protección), organización nacionalsocialista alemana encargada desde
1925, del servicio de seguridad y, además, desde 1941, de los programas de ejecuciones masivas que
pusieron en marcha la denominada solución final, que dejó de existir poco antes de la derrota final de la
Alemania nazi, en 1945.
La creación de las SS: Fueron fundadas por Julius Schreck en abril de 1925 como una guardia personal de
Adolf Hitler. Joseph Berchtold, el sucesor de Schreck, amplió el sistema de seguridad de las SS a todo el
Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo durante 1926. En 1927 Berchtold fue reemplazado por Erhard
Heiden como Reichsführer SS (máximo dirigente nacional de las SS), que dejó su puesto en 1929 a Heinrich
Himmler. Este organizó en 1932 una unidad de inteligencia, la SD (Servicio de Seguridad de las SS), y
entrego su mano a Heydrich.
El Holocausto.
El desencadenante final fue lo que se conoce como la Kristallnacht o noche de los cristales rotos. Fue el
trágico suceso que presagió la virtual desaparición del judaísmo europeo durante la II Guerra Mundial. El
asesinato de un oficial alemán por un jóven judío −Herschel Grynszpan− fue el pretexto que sirvió para
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desencadenar una serie de manifestaciones antijudías que culminaron con el Holocausto.
Cuando los nazis llegaron al poder en enero de 1933, las SS contaban con 50.000 miembros entre los que se
encontraba los componentes de una nueva unidad de seguridad y el personal del campo de concentración de
Dachau, el primero de los 20 que más tarde se crearon. En abril de 1934, las SS se hicieron cargo de todas las
organizaciones policiales alemanas, así como de la GESTAPO. En el mes de julio, tras haber asesinado a
Ernst Röhm, el principal dirigente de las SA (durante la llamada noche de los cuchillos largos), se les
concedió total independencia respecto de las demás instituciones estatales y del partido, y recibieron sus
propias unidades militares, las VT. En 1936, los guardias de los campos de concentración pasaron a formar los
TV (escuadrones de inteligencia) y la Lebensborn (Primavera de la vida) puso en práctica el plan de Himmler
para la creación de una raza superior mediante técnicas de reproducción selectiva y adopciones forzosas.
Las SD empezaron a organizar la deportación de judíos en enero de 1939. Las SD colaboraron con el dirigente
nacionalista eslovaco Jozef Tiso para derrocar al gobierno de Checoslovaquia en el mes de marzo,
inmediatamente antes de que los alemanes invadieran los Sudetes. En mayo sus tropas se reestructuraron en
las Waffen−SS, y en septiembre, los miembros de las SD, vestidos con uniformes de soldados polacos,
pretendieron hacer creer que tropas de esta nación invadían el territorio alemán, proporcionando así un
pretexto para iniciar la invasión de Polonia. Otras unidades de las SS se encargaron de asesinar a nobles,
sacerdotes y miembros destacados de la vida política y cultural polaca e internaron en guetos a 2,3 millones de
judíos de esa nacionalidad. Asimismo, el oficial de las SS Christian Wirth preparó la ejecución de 100.000
personas, a las que se atribuía incapacidad mental o física en 1939. En esos momentos las SS contaban con
258.000 hombres, la mayoría de los cuales pertenecía a la RSHA (Reichssicherheitshauptamp, oficina central
de seguridad del estado), un organismo secreto dirigido por Heydrich, con autoridad sobre todos los dominios
del partido con excepción de sus miembros.
En octubre de 1939, ya iniciada la II Guerra Mundial, la SS RuSHA (Rass−und Siedlunggshauptamt, Oficina
Central para la raza y la repoblación) comenzó la deportación de aproximadamente un millón de polacos, a los
que remplazó por población de habla alemana procedente de los Países Bálticos y de Europa Oriental. En
mayo de 1940, Himmler, que había enviado a Hitler un memorial en el que solicitaba la deportación de judíos,
el sometimiento a la esclavitud de pueblos eslavos y la reubicación de los alemanes en Europa oriental, fue
nombrado comisionado del estado para el fortalecimiento de la raza o RKF, y en enero de 1941, las SS se
arrogaron el derecho a ejecutar a los enemigos del Estado sin previo juicio. Entre marzo y julio de 1941,
Hitler puso en marcha la solución final de la cuestión judía en Europa −cuya consecuencia fue el denominado
Holocausto− es decir, el genocidio de 6 millones de personas a quienes se considero judíos en virtud de las
leyes nazis de Nuremberg de 1939
Desde junio de 1941, cuando las tropas alemanas iniciaron la invasión de la Unión Soviética, hasta diciembre
de ese año, las SS Einsatzgruppen (destacamentos especiales) asesinaron a unos 300.000 judíos soviéticos;
otras unidades de las SS en las que se encontraban reclutas de Ucrania y de los Países Bálticos, eliminaron a
unos 200.000 judíos, y el ejército asesinó al menos a 19.000. Hacía 1943, las SS habían asesinado a 400.00
judíos más en el territorio soviético. Después de la Conferencia de Wannsee, organizada por Adolf Eichmann
en enero de 1942, wirth puso en funcionamiento campos de exterminio en Kulmhof (Chelmno), Belzec,
Sobibor, Treblinka, Lublin−Majdanek y Auschwitz−Birkenau, en los que murieron al menos 3 millones de
judíos. Las SS y otras unidades nazis también ejecutaron a miles de eslavos, activistas de izquierdas,
homosexuales y gitanos.
A conciencia colectiva del Holocausto en Alemania se caracteriza por la presencia de sentimientos de culpa y
vergüenza. Parte de la población manifiesta su sentir buscando la salvación a través de filosemitismo
emocional. Muchos otros, al tratar de despojarse de es culpabilidad introyectan un nuevo resentimiento hacía
los judíos , justificando crímenes cometidos por los nazis mediante la negación sistemática de los hechos
históricos, fenómeno que ha sido descrito como la segunda culpa.
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Durante más de cinco décadas, el Comité internacional de la Cruz Roja negó el acceso público a los archivos
que atestiguaban como millones de civiles fueron perseguidos, torturados y asesinados por los nazis durante la
II Guerra Mundial. Finalmente, tras años de silencio, la Cruz Roja ha abierto sus bóvedas, donando más de
25.000 documentos al museo del Holocausto en Washington.
Biografía de Hitler.
Hitler nació en Branau am Inn (Austría) el 20 de abril de 1889 y era hijo de un modesto funcionario de
aduanas y de una campesina. A corta edad quedó huérfano y pasó a radicar a Viena en 1907. Fue un
estudiante mediocre y jamás llego a terminar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de
Bellas Artes de Viena pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913,
donde vivió gracias a una pensión de orfandad, y más tarde comenzó a obtener algunos ingresos de los
cuadros que pintaba. Leía con voracidad obras que alimentaban tanto sus convicciones antisemitas y
antidemocráticas como su admiración por el individualismo y el desprecio por las masas. Creció junto con el
una aversión encarnizada contra la monarquía austro−húngara y una admiración considerable hacia en imperio
germánico; esto le llevó a trasladarse a Munich en 1912.
Hitler se encontraba en Munich cuando comenzó la I Guerra Mundial y se alistó en el Ejército como
voluntario. Demostró ser un soldado valiente y entregado, pero la más alta graduación que consiguió fue la de
cabo después de ser herido dos veces y de haberse dañado los ojos con los gases empleados en esa guerra,
debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en
1918, Hitler salió del hospital y regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado
oficial de instrucción y se le asigno la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y
democráticas. Se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista en septiembre de 1919, y en abril de
1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista
Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente
(Führer) con poderes dictatoriales.
El ascenso al poder.
Hitler difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que
organizo y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos.
No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de
alta graduación y empresarios adinerados. En noviembre de 1923, un momento de caos político y económico,
encabezó una rebelión (putsch) en Munich contra la república de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller
de un nuevo régimen autoritario junto a Ludrenhof. No obstante, el conocido como putsch de Munich fracasó
por la falta de apoyo militar.
Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento del golpe de Estado, y dedico los ocho
meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (mi lucha), un libro considerado
como la Biblia para los miembros del nacionalsocialismo. Fue liberado como consecuencia de una amnistía
general en diciembre de 1924, y reconstruyó su partido sin que ninguno de los representantes del gobierno al
que había intentado derrocar pretendiera impedirlo. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes
aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración de judíos y comunistas. Hitler consiguió atraer el
voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania, crear más puestos de trabajo y
devolver la gloria nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag (parlamento) pasó de 12
diputados en 1928 a 107 en 1939. No obstante, fue derrotado por su opositor Heidenburg, fue nombrado
canciller el 30 de enero de 1933 con la ayude del partido de Hugenberg y el sector militar.
El partido continuó creciendo durante los dos años siguientes, aprovechando la situación creada por el
aumento del desempleo, el temor al comunismo y la falta de decisión de los rivales políticos del Führer frente
a su confianza en sí mismo. Sin embargo, cuando Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933, los grandes
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empresarios esperaban poder controlarle con facilidad.
El dictador de Alemania.
Pese a lo previsto por el poder económico, una vez que Hitler accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en
autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de
Reichsführer. Miles de ciudadanos (judíos, comunistas y socialdemocrátas) contrarios al partido nazi fueron
enviados a campos de concentración y se eliminó cualquier asomo de oposición. Su mayoría parlamentaria le
permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial,
reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos
los partidos políticos exceptuando al Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la
economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales haciendo depender los puestos de
trabajo de la lealtad a su ideología.
Hitler contaba con su policía secreta, la GESTAPO, y con las cárceles y los campos de concentración para
intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo. El avance de la
industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso
programa de ocio y los éxitos alcanzados en la política exterior impresionaron a la nación entera. De este
modo Hitler consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba
para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. El dictador impuso su propio
y brutal código moral tras desacreditar el poder de las autoridades eclesiásticas, acusándolas de corrupción e
inmoralidad. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de
los alemanes. Puesto que se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar
todas las naciones a las que habían sometido. La creciente me implacable persecución contra los judíos tenía
como objetivo familiarizar a los alemanes con esta tarea.
Hitler, resuelto a emprender la creación de su imperio, inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo
acordado en el Tratado de Versalles que había puesto fin a la I Guerra Mundial en lo referente a la derrotada
Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y anexiono Austria y los Sudetes
(Sudeten); de Checoslovaquia en 1938. El resto del territorio checoslovaco quedó bajo el control alemán en
marzo de 1939. También acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española(1936−1939),
encabezadas po0r Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opusieron a estas acciones,
desconcertados ante la estrategia de Hitler y ante el temor de que se produjese una nueva guerra.
La fórmula para matar a Hitler.
Durante la II Guerra Mundial, los británicos elaboraron un plan para matar a Hitler y así derrotar a los nazis.
Y tras efectuar una detallada investigación sobre los hábitos del Führer, el servicio de inteligencia británico
redujo a tres las alternativas para eliminar a su máximo enemigo: envenenarlo, destruir con explosivos el tren
particular que usaba para sus desplazamientos o utilizar un tirador escogido que se apostara en las cercanías
de Berchtesgaden, donde Hitler poseía una villa y uno de sus cuarteles generales. Un telegrama, proveniente
de la ciudad de Argel desató uno de los complots más desconocidos de la II Guerra Mundial: la Operación
Foxley. Fechada el 19 de junio de 1944, la misiva fue el primer hito de intensos meses de preparativos por
parte de los Servicios de Inteligencia británicos para asesinar al líder de la Alemania nazi, Adolfo Hitler.
La tarea era difícil, pues quienquiera que asumiera la misión debía estar dispuesto a morir en la ejecución de
la misma. En un primer momento, el SOE (Servicio de Inteligencia Británico) sugirió recurrir a prisioneros de
guerra austríacos o bávaros, con un ánimo contrario a los nazis (y a Hitler en particular). Los asesinos serían
entrenados en Gran Bretaña, allí se especializarían en el uso de los medios antes mencionados. También se
sugería hacerlo en el extranjero; Italia o Eslovenia eran los lugares preferidos. Para cumplir la misión los
operativos elegidos serían lanzados desde el aire o infiltrados en territorio enemigo en la vecindad de
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Salzburgo.
Sin embargo, también se consideró la posibilidad de contactar a prisioneros de guerra polacos o checos, en
consideración a la gran cantidad de trabajadores extranjeros de esas nacionalidades que había en el distrito de
Berchtesgaden y Salzburgo.
Objetivo en la mira.
La ropa que usaba, los paseos que daba, las visitas que tenía y el desayuno que tomaba era sólo parte de la
completa información que manejaba el Servicio de Inteligencia británico sobre Hitler: Todo ello con el fin de
ser eficientes en la más importante misión que jamás se habían propuesto: eliminarlo. Para que los hombres de
Baker Street −el cuartel central del SOE en Londres− pudieran realizar con éxito la Operación Foxley,
necesitan contar con la mayor cantidad de antecedentes de primera mano sobre los hábitos y rutina de Hitler.
Al leer los documentos desclasificados del SOE, sorprende el detalle de la información que manejaba este
servicio sobre la materia. Realmente más escalofriante es aún pensar quien osaba a pasar esta información
arriesgando su vida, teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad por las que Hitler estaba rodeado.
Finalmente, el SOE no pudo efectuar esta operación por la seguridad que había alrededor de él y porque
estalló la guerra.
Final del Nazismo.
Este cuerpo continuó ampliando su esfera de poder sobre otros sectores clave de la economía y la sociedad
alemanas. En abril de 1942, la SS WHVA (Wirtschafts−und−Verwaltungshauptamt, u Oficina Central para la
Economía y la Administración), creada en 1940, tomó el control de las Waffen−SS, de los campos de
concentración y de los 165 campos de trabajo en los que unos 600.000 prisioneros trabajaban para la empresa
de las SS, la Ostindustrie GmbH, así como para numerosas compañías −gracias a acuerdos secretos− que
producían material de construcción, armas, tejidos, objetos de piel, y artículos de alimentación. Ernst
Kaltenbrunner pasó a ser el jefe de la RSHA en 1942, al ser asesinado Heydrich por la resistencia checa. Las
SS alcanzaron el punto culminante de su poder cuando Himmler fue nombrado ministro del interior en agosta
de 1943. Durante 1944, mientras las 40 divisiones de las SS, compuestas por 910.000 soldados, participaban
en las derrotas del ejército alemán, los dirigentes nazis luchaban entre ellos por la sucesión.
Hitler, informado de que Himmler había intentado negociar con los países aliados contra las potencias del Eje,
abolió las SS y le expulso del partido.
Debido a la tensión a la que estaba sometido viendo el derrocamiento de su propia nación, el 30 de abril de
1945, Hitler se suicidó.
Neonazismo en Europa: Una sombra perniciosa.
Aún no se habían acallado las armas mortíferas de la II Guerra Mundial que segaron la vida de millones de
seres humanos cuando ya está sugiriendo el primer partido neonazi en la misma Alemania. Sus fundadores se
comprometieron a seguir su lucha en la clandestinidad porque el movimiento nacionalsocialista quedó
desacreditado. Desde entonces no ha cesado la actividad de este tipo de células. La reunificación alemana y la
caída del sistema comunista dieron pie al resurgimiento de la ideología y del activismo de extrema derecha en
el continente europeo y otras latitudes.
El antisemitismo, manifestación paradigmática del antagonismo hacía una minoría, logró su culminación el 20
de enero de 1942 en Wansee, localidad cercana a Berlín, en donde oficiales nazis de alto rango se reunieron
para implementar la solución final, eufemismo utilizado para designar el exterminio total y sistemático de los
judíos. Cincuenta años después de su aplicación, el racismo y la xenofobia resurgen en Alemania, y en más
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países europeos como en Italia y en España, donde juventudes desorientadas encuentran cobijo en el seno de
estos partidos radicales y violentos de ultraderecha.
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