"Opinión del Centro de Estudios Legales y Sociales"

Anuncio
Opinión del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) sobre el proyecto de ley
de modificación del régimen de prisión preventiva del Código Procesal Penal de la
provincia de Tucumán (arts. 268,280,281,284,291 y 336 ley 6.203)
El proyecto de ley que intenta modificar el régimen de la prisión preventiva del sistema procesal penal
de Tucumán fija limitaciones que tornan excepcionales los supuestos en que procede la libertad
durante el proceso, mediante la modificación de los artículos 268,280, 281 y 284 del código de rito.
Por las consideraciones que se desarrollan a continuación, a criterio del CELS el contenido de esta
reforma legal constituye una flagrante violación de las reglas constitucionales y de derechos humanos
que protegen la libertad personal durante el proceso penal.
Los estándares constitucionales y del derecho internacional de los derechos humanos que limitan
la aplicación de la prisión preventiva
La privación de la libertad en un Estado de Derecho se fundamenta únicamente como consecuencia de
la imposición de una sanción punitiva a través de un juicio previo, oral y público, sustentado en una
ley anterior al hecho que se juzga, llevado a cabo por el juez natural y al amparo de todas las
garantías constitucionales que se reconocen al ciudadano imputado. El derecho a gozar de la libertad
personal mientras se sustancia el proceso está consagrado por los artículos 14 y 18 de la Constitución
Nacional.
Intimamente vinculado al reconocimiento del derecho a la libertad personal se encuentra el "principio
de principios"1 en materia de encarcelamiento preventivo: el principio de inocencia. Éste establece
que el Estado considerará que toda persona es inocente hasta tanto se obtenga un
pronunciamiento condenatorio firme que destruya tal estado (cfr. artículo 18 de la Constitución
Nacional). Ambos derechos están consagrados también en los instrumentos internacionales de
derechos humanos con jerarquía constitucional (cfr. artículos 7, 8 y 9 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y 9 y 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).
Entre los efectos que se desprenden del principio inocencia —juicio previo, in dubio pro reo, onus
probandi— cobra especial relevancia el derecho del imputado a ser tratado como inocente mientras
dura el proceso y, por ende, a permanecer en libertad.
En consecuencia, de la vigencia de estos principios y derechos se derivan reglas y exigencias
específicas para los Estados que determinan, por un lado, los requisitos sustantivos que autorizan la
detención preventiva de un inocente, y por el otro, el necesario control judicial de esos requisitos. Estas
reglas son: el principio de inocencia, la excepcionalidad de la detención previa a una sentencia
de culpabilidad, la finalidad procesal de la sujeción cautelar, la necesidad de verificación judicial del
peligro procesal en el caso concreto, y la exigencia de proporcionalidad de la medida de cautelar
(específicamente los artículos 7.5 y 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y el
artículo 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos hacen referencia a la detención
preventiva).
1
Cfr. Bovino, Alberto, "El encarcelamiento preventivo en los tratados de derechos humanos", en
Problemas del derecho procesal penal contemporáneo, Editorial Del Puerto, Buenos Aires, 1998,
p.130.
Estas obligaciones rigen tanto para el Poder Legislativo —al momento de regular los procedimientos
penales— como para el judicial —al momento de imponer las medidas2—.
En definitiva, la legitimidad del Estado para disponer el encarcelamiento de una persona antes de un
fallo condenatorio sólo puede ser excepcional, y posible para garantizar los fines que persigue el
proceso penal, fines procesales que deben verificarse en cada caso para proceder al encierro 3.
Como veremos a continuación, el derecho internacional de los derechos humanos ha dedicado
especial interés a la protección de la libertad ambulatoria y al estado de inocencia, y ha definido
estándares y principios obligatorios para cualquier normativa o práctica estatal que pretenda limitar
estos derechos.
1. El peligro de fuga y el entorpecimiento de las investigaciones como únicos fines de la
prisión preventiva
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, Corte IDH) ha ido fijando los estándares
que deben respetar las leyes internas de los Estados nacionales para cumplir con las obligaciones que
surgen de los pactos internacionales.
En el caso "Suárez Rosero", del 12 de noviembre de 1997 4, la Corte IDH estableció con claridad el
carácter meramente cautelar del encarcelamiento preventivo, y circunscribió los motivos de su
procedencia al entorpecimiento de la investigación y el peligro de fuga:
"De lo dispuesto en el art. 8.2 de la Convención se deriva la obligación estatal de no
restringir la libertad del detenido más allá de los límites estrictamente necesarios para
asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones y que no eludirá la
acción de la justicia, pues la prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva." (parr.
77).
Como explica Alberto Bovino5 la importancia de este fallo de la Corte IDH radica en que:
"...ha eliminado toda discusión posible sobre la eventual legitimidad de los supuestos
sustantivos que pretenden justificar el encarcelamiento preventivo, El pronunciamiento de
la Corte Interamericana, en consecuencia, ha puesto en evidencia la absoluta ¡legitimidad
de toda privación de libertad preventiva
2 Corte
IDH, "Caso Tibí", Ecuador, Sentencia del 7 de septiembre de 2004, Serie C, n° 114. Numeral
106.
3 Consagrada tanto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), art. 7.5, como en
el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PlDCyP), art. 9.3.
4 Corte IDH, "Caso Suárez Rosero", Ecuador, Sentencia del 12 de noviembre de 1997, Serie C, n° 35.
5 Bovino, Alberto, "El fallo Suárez Rosero", en Justicia Penal y Derechos Humanos, Argentina,
Editores del Puerto, 2005.
aplicada con fines no cautelares, esto es, con fines sustantivos. También se ha
considerado que la aplicación con fines sustantivistas —no procesales— es un motivo de
arbitrariedad de la detención"6.
También Julio B. J. Maier 7 destaca que una correcta regulación y aplicación de la coerción
procesal implica desvincularla de "los fines que persigue el uso de la fuerza pública en el
Derecho material", pues lo contrario "no significaría más que anticipar la ejecución de una
sanción no establecida por una sentencia firme mientras se lleva a cabo el proceso regular
establecido por la ley para posibilitar esa condena".
En el "Caso Tibi" contra. Ecuador, la Corte IDH volvió a decir que:
"la prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar al imputado de un delito,
motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional, en virtud de que se
encuentra limitada por los principios de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y
proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática"8.
Y agregó,
"[e]sta Corte ha señalado que el principio de presunción de inocencia constituye un
fundamento de las garantías judiciales. De lo dispuesto en el artículo 8.2 de la Convención
deriva la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites
estrictamente necesarios para asegurar que aquél no impedirá el desarrollo eficiente de las
investigaciones ni eludirá la acción de la justicia. En este sentido, la prisión preventiva es una
medida cautelar, no punitiva. Este concepto figura en múltiples instrumentos del derecho
internacional de los derechos humanos. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos dispone que la prisión preventiva de los procesados no debe constituir la regla
general (artículo 9.3). Se incurriría en una violación a la Convención al privar de libertad,
por un plazo desproporcionado, a personas cuya responsabilidad criminal no ha sido
establecida. Equivaldría a anticipar la pena, lo cual contraviene los principios generales del
derecho universalmente reconocidos (Cfr. Caso Suárez Rosero, supra nota 145, párr. 77)"
(parr. 180)9.
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) señaló en el caso "Napoli"
que la amplia potestad legislativa para establecer "regímenes excarcélatenos diversos, sólo
encuentra justificación en tanto está orientada a que la prisión preventiva —como medida de
corrección (sic) procesal— conserve su
6 Cf.
O'DONNELL, Protección internacional de los derechos humanos, p. 147. Se destaca que
"habida cuenta de los objetivos
de este principio, pareciera justificado concluir que el uso de la detención preventiva para (fines no
procesales)... constituiría
una privación arbitraria de libertad, violatoria de un derecho subjetivo universalmente
reconocido" (p. 147, destacado agregado).
7 Maier, Julio B. J., Derecho procesal penal, Tomo I, Argentina, Editores del Puerto, 1996, pag. 514.
8 Corte IDH, "Caso Tibi", citado, párrafo 106.
9 Ibidem, párrafo 180. La Corte IDH, en diferentes sentencias invocó este precepto. Así, a modo de
ejemplo, en el caso "Instituto
de Reeducación del Menor", contra Paraguay (Sentencia del 2 de septiembre de 2004) destacó que
"la prisión preventiva es la
medida más severa que se le puede aplicar al imputado de un delito, motivo por el cual su
aplicación debe tener un carácter
excepcional, en virtud de que se encuentra limitada por el derecho a la presunción de inocencia, así
como por los principios de
necesidad y proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática" (citando el fallo de
Suárez Rosero, parr. 77).
fundamento de evitar que se frustre la justicia (...) esto es, que el imputado eluda su acción o
entorpezca las investigaciones"10.
En ese caso la CSJN declaró la inconstitucionalidad de la ley 24.410. Esta ley calificaba ciertas
conductas como delictivas —entre ellas, la prevista en el art. 139 bis del Código Penal—, y las excluía
del régimen general de excarcelaciones "al denegar la posibilidad de obtener la libertad en esas
hipótesis" (considerando 11). La CSJN destacó que, de esta manera, se "excluyó a determinada
categoría de personas del régimen general de excarcelación (...) exclusivamente sobre la base de la
naturaleza del delito imputado y la protección de los bienes jurídicos a los que se vincula"
(considerando 12). Así, criticó el haber recurrido "a la prisión preventiva con fines intimidatorios o
disuasivos, lo cual significa el establecimiento por esa vía de agravaciones propias de la ley
sustantiva" (considerando 15).
Además agregó:
"la limitación de la libertad personal durante el proceso motivada en el reproche o en la
repulsa social de ciertas conductas —por más aberrantes que puedan ser— como remedio
tendiente a combatir el auge de determinada delincuencia ante la necesidad de mayor
protección de determinados bienes jurídicos (...) desvirtúa la naturaleza cautelar de la prisión
preventiva al convertirla en una verdadera pena anticipada, pues la aspiración social de que
todos los culpables reciban pena, presupone, precisamente, que se haya establecido
previamente esa calidad" (considerando 16).
De acuerdo con estas reglas, los supuestos de peligro procesal que autorizan la aplicación de la
prisión preventiva son estrictamente dos: la existencia de razones para presumir que el imputado
podría fugarse, o que podría entorpecer la investigación11.
En consecuencia, del desarrollo de estos estándares surge claramente que la modificación legislativa
propuesta resulta violatoria de estas exigencias constitucionales.
En el proyecto de ley se postulan motivos justificantes de la prisión preventiva que no se refieren a la
existencia de los mencionados supuestos de peligro procesal. Por ejemplo, en el art. 281, inc. 4°, del
proyecto se establece que los jueces dictarán la prisión preventiva
"[cjuando se trate de imputación de delitos cometidos:
a) Por pluralidad de intervinientes y en forma organizada,
b)Con utilización de uno o más menores de (18) años de edad,
c) En forma reiterada, cuando las circunstancias del hecho y las características y antecedentes
personales
del procesado presumiblemente obstaran la aplicación de una pena de ejecución condicional.
d)Con uso de armas de fuego —sin que sea necesaria la acreditación de aptitud de disparo del
arma o su
10 "Napoli,
Erika E. y otros", 22/12/1998, La Ley, 1999-B, con nota de Germán Bidart
Campos, considerando 7°.
11 Alberto Bovino precisa que "si la coerción procesal se orienta a alcanzar los fines del procedimiento,
sólo dos tipos de
situaciones justifican la privación de libertad anticipada: a) todo comportamiento del imputado que
afecte indebida y
negativamente el proceso de averiguación de la verdad, es decir, que represente una
obstaculización ilegitima de la
investigación (...), y b) toda circunstancia que ponga en peligro la eventual aplicación efectiva de la
sanción punitiva prevista en
el derecho penal sustantivo". Bovino, Alberto, op. cit. p. 140.
munición—con cualquier tipo de arma, propia o impropia (...)"
De esta manera, el proyecto de ley le atribuye a la prisión preventiva una finalidad retributiva, que sólo
es legítima y congruente con la pena misma y no con una medida de naturaleza cautelar —como lo
es la prisión preventiva— y los límites que impone el principio de inocencia (art. 18, CN).
Por lo demás, el proyecto invoca el peligro de "reiteración delictiva" para habilitar el encierro provisional
de
una persona. Asi, destaca que la prisión preventiva se aplicará:
"cuando se considerase que existen razones fundadas para entender que el detenido
representa un peligro cierto de nueva lesión de bienes jurídicos o de reiteración delictiva. Este
peligro podrá presumirse cuando se tratare de delitos cometidos mediante la disposición de
medios económicos, humanos o materiales en forma organizada, o en razón de antecedentes
que permitan extraer indicios acerca de la peligrosidad del imputado" (art. 281, inc.4), e, el
destacado nos pertenece).
En este punto, el proyecto afecta también el principio de inocencia al otorgarle a la prisión preventiva
el carácter de una medida de seguridad anticipada a la condena basada en un diagnóstico de
peligrosidad criminal. Así, se confunden los fines de la pena con el objeto —y el fundamento— de
una medida de naturaleza cautelar como lo es la prisión preventiva.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación tuvo oportunidad de referirse al asunto, en el caso
"Verbitsky"12, al analizar la legislación de la provincia de Buenos Aires que limitaba las excarcelaciones
en el mismo sentido que se lo pretende hacer en Tucumán13. En ese caso, la Corte Suprema estableció
que una de las causas primordiales de la crisis penitenciaria bonaerense era el uso excesivo de la
prisión preventiva y por ello exhortó a los poderes ejecutivo y legislativo a que adecúen la legislación
procesal penal a los estándares constitucionales e internacionales en materia de derechos humanos.
Como dijimos, la ley procesal a la que hacia referencia la Corte establecía limitaciones similares a las
del proyecto que será tratado en la Legislatura tucumana.
En tal sentido, no sería nada aventurado pronosticar que la reforma propuesta por el gobierno de
Tucumán seria invalidada por nuestro Máximo Tribunal, pues en ella se concibe a la prisión
preventiva como una pena anticipada, lo cual es absolutamente incompatible con la Constitución
Nacional y los tratados internacionales antes citados.
2. Verificación judicial concreta de los requisitos de aplicación de la medida coercitiva y la
exigencia de proporcionalidad
12
CSJN, "Verbitsky, Horacio (representante del Centro de Estudios Legales y Sociales) s/Habeas Corpus",
sentencia del 3 de
mayo de 2005.
13 Se trataba de la ley 12.405 conocida como "Ley Ruckauf. Para un desarrollo de las modificaciones
sufridas por el sistema
procesal bonaerense para limitar las excarcelaciones, ver CELS, "Funcionamiento y práctica del sistema
penal", en Políticas de
seguridad ciudadana y justicia penal, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2004, pág. 96 y ss.
El texto que se propone incorporar al Código Procesal Penal de Tucumán también es violatorio de
las reglas que exigen que sean los jueces quienes determinen, con rigurosidad, la existencia en el
caso concreto de los requisitos que autorizan (a aplicación de la prisión preventiva.
La Corte IDH en el caso "Palamara Iribarne", además de reiterar su postura en relación con los
fines
procesales de la prisión preventiva, sostuvo:
"(...) para que se respete la presunción de inocencia al ordenarse medidas restrictivas de la libertad es
preciso que el Estado fundamente y acredite la existencia, en el caso concreto, de los referidos
requisitos exigidos por la Convención"14.
Por el contrario, este proyecto invade estas potestades jurisdiccionales al establecer normativamente
presunciones iuris et de iure, indicando la existencia de peligros procesales de manera genérica y
abstracta, con carácter invencible. Ello surge, por ejemplo, de la redacción propuesta en los arts. 280
y 281 del proyecto.
Son los jueces quienes deben evaluar las circunstancias objetivas del caso particular que tornen
necesario encarcelar al imputado. La gravedad de la pena o la naturaleza del delito imputado no son
motivos suficientes para restringir por sí solos la libertad de una persona. En cada caso los jueces
deben justificar la potestad estatal de sujeción de un individuo, verificando si existen circunstancias que
demuestren que el imputado intentará eludir la acción de la justicia u obstaculizar el desarrollo del
proceso. De lo contrario, la regla constitucional de la libertad se exceptuaría de manera arbitraria.
Finalmente, este endurecimiento del régimen de excarcelaciones desencadenará violaciones al
principio de proporcionalidad del encierro cautelar. La finalidad del principio de proporcionalidad es
evitar que quien se encuentra sometido a la persecución penal —gozando por tanto del estado de
inocencia— sufra un mal mayor que el que implicaría la aplicación de una sentencia condenatoria.
La reforma legislativa propuesta establece el deber de mantener privado de su libertad a un imputado
en los supuestos previstos en los proyectados artículos 280 y 281. Esta norma posibilitaría una
aplicación desproporcionada del encierro preventivo incluso frente a casos en los cuales se le impute a
una persona algún delito que autorice la aplicación de una condena de ejecución condicional. Es
decir, la medida cautelar se transforma en más gravoso —en su calidad y duración— que la pena
misma.
Así, una persona a la que se le impute el delito de "abuso de armas" (artículo 104 del Código Penal),
"homicidio preterintencional" (art. 81. 1. b), u "homicidio culposo" (art. 84) —a raíz del uso imprudente
de un arma— debería esperar el juicio oral privado de su libertad en razón de lo ordenado por el art.
281, inc. 4°. d) de este proyecto de ley. Por otra parte, a una persona imputada de haber cometido un
"delito contra la seguridad del transporte" (art. 190, CP), si se le atribuye haber utilizado "uno o mas
menores de (18) años de edad" para la comisión del hecho, debería denegársele la excarcelación a la
luz de lo previsto en
' Corte IDH, "Caso Palamara Iribarne", Chile, Sentencia del 22 de noviembre de 2005, párrafo 198.
el punto b. del inc. 4° del art. 281. También quien fuera imputado de un delito leve, como por
ejemplo "daño" (art. 183, CP), o "apropiación de cosa perdida" (art. 175, inc. 1, CP), debería
permanecer privado de su libertad siempre que existieran "razones fundadas para entender que el
detenido representa un peligro cierto de nueva lesión de bienes jurídicos o de reiteración delictiva"
(art, 281, inc. 4. d).
Asimismo, el proyecto establece que deberá denegarse la excarcelación de personas imputadas
de cometer delitos no violentos como el hurto simple o su tentativa (arts. 42 y 162, CP), cuando se
hubieren perpetrados "en la vía pública o en lugares de acceso público" (art. 281, inc. 5).
Finalmente, el proyecto establece —en el art. 281, inc. 5— que deberá dictarse la prisión
preventiva cuando se trate de "delito de portación ilegal de armas, propia o impropia"15 (sic). En primer
lugar, cabe destacar que no existe en nuestro ordenamiento jurídico el delito de "portación ilegal de
arma impropia", ni tampoco se castiga la simple portación de cualquier tipo de armas. Lo que está
tipificado penalmente es la tenencia o portación de "armas de fuego" (cfr. art. 189 bis, CP).
Por la grosera ilegalidad a la que conduce, correspondería descartar una interpretación literal del texto
propuesto que obligue a pensar que lo que se pretende es habilitar el dictado de prisión preventiva
frente a hechos que ni siquiera son delitos. Pero cualquier exégesis alternativa del citado art. 281, inc.
5, resulta igualmente criticable desde el punto de vista constitucional. Habilitar el dictado de la prisión
preventiva en supuestos en donde se impute la comisión de cualquier tipo de delito por el solo hecho
de haber utilizado, por ejemplo, algún palo, piedras o un simple tenedor de cocina —es decir, algún
arma impropia— transformaría a la prisión preventiva en una medida más gravosa que la eventual
pena que correspondería en el caso concreto.
En los ejemplos citados la aplicación "automática" de la prisión preventiva, ordenada por la norma
propuesta, sería inconstitucional pues esas personas permanecerán detenidas como procesadas y
recuperarán su libertad en caso de ser condenadas, ya que, o bien la ley penal habilita en algunos
casos la ejecución condicional de la condena de prisión, o en otros supuestos la pena sólo sería de
multa16. Es decir, para estas personas sería más beneficioso ser condenado —y obtener así la
libertad— que
15
Armas impropias son aquellos objetos que, sin ser armas propiamente dichas, y habiendo sido
fabricadas para diverso destino, se emplearon ocasionalmente para producir un daño en el cuerpo o
en la salud de una persona (cf. Edgardo A. Donna, Derecho Penal, parte espec/'a/Tomo ll-b, ed.
Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, agosto 2001, pag. 161). Asimismo, se destaca que no es necesario
que el objeto se asemeje a un arma, sino que cumpla la función de potencializar la capacidad ofensiva
del sujeto activo: una lapicera, utilizada a modo de cortaplumas, amenazando por ejemplo, un ojo,
puede ser tomada como arma impropia. Asimismo, una rama del árbol utilizada como garrote,
etcétera; en definitiva, todo elemento capaz de disminuir la capacidad defensiva del sujeto, de
manera que al sujeto le sea posible desapoderarlo habida cuenta de la menor defensa de la victima,
ya sean navajas, cuchillos (ver CNCCorr., sala VI, 3-4-89, "Herrera Navarro", c. 17.434; id. 9-5-89,
"Cuña Madeira", C.17.313-, Sala III, 1-6-89, "Parodi, Sergio", c. 25.190; id., 20-5-92, "Ganosa,
Desiderio", c. 30.658, sala Vil, 14-7-92, "Placeres, Jorge 0.", c. 16.974; sala V, 18-9-90, "Rolón,
Pedro", c. 26.348") y hasta incluso se ha llegado a aceptar como arma de utilización una jeringa
conteniendo el virus del VIH (TOC n° 14,24-2-94, "Muñoz, Carlos J."). 16Cfr. art. 175.CP.
permanecer procesado, bajo el amparo de la presunción de inocencia, pero encarcelado. Mientras se
presume su inocencia permanecerán detenidos, cuando se declare su culpabilidad serían liberados.
Casos que reflejan este tipo de injusticias fueron identificados en la provincia de Buenos Aires por la
aplicación de ley a la que aludimos con anterioridad. Un informe elaborado en el año 2002 por la
Secretaría de Derechos Humanos del Gobierno de la Provincia Buenos Aires dio cuenta de las
consecuencias de la aplicación de esa ley:
"Se ha generado que algunos jueces dispongan que personas que presuntamente han
delinquido por primera vez y que presuntamente han cometido un hecho que produce un
daño social mínimo o insignificante, permanezcan encerradas durante el proceso bajo
condiciones de detención inhumanas, En muchos casos, finalmente, estas personas fueron
condenadas a una pena en suspenso o simplemente absueltas. Como ejemplos se
mencionan los siguientes:
- A dos personas se les imputó el apoderamiento de una "pata de pollo". El hecho fue
calificado como robo simple en grado de tentativa. A uno de los imputados se le denegó la
excarcelación porque tenía un proceso pendiente por el delito de hurto. El coimputado, que
se presentó voluntariamente a estar a derecho, contaba con una condena en suspenso a
cuatro meses de prisión y, por esa razón, también se le denegó la excarcelación. Ambos
coimputados permanecieron detenidos cerca de un año. Finalmente ambos fueron absueltos.
- Otra persona permaneció detenida durante once meses y 24 días porque presuntamente
se había apoderado ilegítimamente de una oveja. El hecho fue calificado como robo
agravado por tratarse de ganado menor. Si bien esta persona no contaba con antecedentes su
excarcelación fue denegada debido al monto de pena máximo previsto para tal delito. Cuando
las actuaciones fueron elevadas al Tribunal de Juicio, éste dispuso su excarcelación.
- Un hombre permaneció detenido entre el 25 de julio de 2000 y el 1 de diciembre de 2001
bajo la imputación del delito de robo agravado por el uso de arma. El arma era un trozo de
madera que el imputado había apoyado sobre la espalda de la víctima y el monto del robo fue
de un peso. El beneficio excarcelatorio y el cambio de calificación fueron denegados en forma
reiterada. Finalmente, el Tribunal de Juicio concedió al imputado la suspensión del juicio a
prueba"17.
17
Informe sobre superpoblación en unidades penitenciarias y comisarías de la provincia de Buenos Aires",
del 7 de mayo de 2002, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos
Aires, publicado en http//www.sdh.gba.gov.ar/docum.htm.
Descargar